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Capítulo 16: La familia es primero.

Marta, Carol y Patricia llegaron al apartamento de Marta alrededor de las dos de la tarde, el conductor de la familia Narváez, por órdenes de la matriarca Ana, había ido a recogerlas a la hora de la salida. Marta estaba casi recuperada, aún estaba débil y tenía la piel pálida y los ojos hinchados, aún así ella se veía hermosa. Al llegar a la gran reja blanca, el celador las saludo:

- Buenas tardes, señoritas.

Con una sonrisa radiante, típica de ella, Carol respondió:

- Buenas tardes, señor.

- ¿Ya está mejor, señorita Marta?

- Estoy bien.

El celador abrió la puerta, mientras ellas se alejaban levemente de la reja, recordó que un hombre había estado el día anterior preguntando por ellas, y con una voz educada las detuvo:

- Ohh... Señorita Marta, espere... ayer en la mañana vino un hombre a preguntar por usted.

- ¿A sí? - dijo Marta girándose con curiosidad en sus ojos, ella claramente sospechaba que era Miguel, pero prefirió no esperanzarse mucho - ¿dijo su nombre?

- No, señorita... si usted quiere, puedo describirle su apariencia física...

- Adelante - dijo Marta, haciéndole un gesto con su mano para que empezara su descripción.

- Oh... bien ... él era alto, más o menos de 1,90 o 1,80... su cabello era rubio y sus ojos castaños... vestía un traje elegante color gris, con una corbata color hueso... sus zapatos estaban bien lustrados, color negro por supuesto y... venía en un auto color gris, que no parecía muy lujoso pero tampoco parecía de segunda mano...

Patricia y Carol se quedaron boquiabiertas con una descripción tan completa dada por parte del celador, por otro lado, Marta, que sabía de las habilidades de este hombre para recordar cualquier pequeño detalle, sólo sonrío un poco y dijo:

- Ya sé quién es... si vuelve a presentarse, hágale saber que estoy bien.

- ¿Y si desea verla, señorita?

- Si desea verme, hágalo pasar...

Patricia, que estaba ayudando a Marta a sostenerse en pie, casi se desmaya de la sorpresa e hizo que Marta perdiera levemente el equilibrio, Carol abrió los ojos como platos, su mandíbula estaba desencajada y parecía que se iba a caer al suelo. Esta actitud hizo que se ganarán una mirada reprobable de Marta, esa mirada las penetró como si fueran cuchillas afiladas. El celador estaba igual de sorprendido, pero debido a su gran entrenamiento supo ocultarlo, en vez de preguntarle por qué, dijo respetuosamente a Marta:

- Cómo ordene, señorita.

Las tres mujeres entraron al primer edificio, se dirigieron al apartamento número 4, al fondo del pasillo de la derecha del primer piso, se encontraron con algunos vecinos que preguntaron si ya estaba bien, a lo que Marta respondía con una sonrisa educada pero al mismo tiempo fría. Durante dos horas estuvieron viendo televisión, una película llamada "Si me llegas a olvidar": trataba sobre dos niños que se enamoraron pero que el destino los separó, él se convirtió en un actor famoso y ella heredó la hacienda de sus padres lo que la condenaba a vivir en el campo y en el anonimato; por una sucesión de hechos ellos terminaron reencontrándose pero no sé reconocieron, al final terminan recordando se y confesando su amor, llegando a ser felices. A Marta no le emocionaba mucho este tipo de películas, pero extrañamente esta le llamó mucho la atención y es que no era cualquier película, la verdad su compañero había colaborado con el guión, ella pudo ver esto en los créditos finales. Con su ojo de águila, Carol pudo ver que Marta se fijaba en aquel nombre y con una cara traviesa dijo:

- Este escritor está por todas partes, ¿no lo crees?... Me parece que te interesa mucho el estilo de este autor o es por otra cosa... ¿mmmm?

- No sé a lo que te refieres - respondió Marta con su habitual cara fría y distante, ella no quería que su hermana pensara cosas que no eran porque eso la molestaba, entonces decidió pasar por alto ese tema y preguntar:

- ¿Qué vamos a hacer con lo de la matriarca Ana? No podemos faltar a esa cena familiar... pero tampoco podemos ignorar nuestros compromisos laborales.

- La familia es primero, mi querida hermana... tendremos que inventarnos una buena excusa para no tener que asistir a esa alfombra roja...

- El señor Barrera me invitó personalmente, ¿cómo podría fallarle así?... pero tampoco puedo fallarle a mi madre adoptiva, ni a su familia.

- Y si le dices al inversor que estás en mala condición, después de todo no es mentira, estoy segura de que lo entenderá, debe entenderlo - intervino Patricia, que hasta ahora había estado callada porque no le gustaba meterse en los asuntos de los demás, pero al ver que este asunto implicaba la tranquilidad mental de su paciente, decidió intervenir.

- Esa es una opción razonable, ¿que dices Marta? - dijo Carol, con una expresión bastante seria en su rostro frágil y juvenil.

- Tienen razón, eso es lo que voy a hacer... iremos mañana a arreglar este asunto - respondió Marta dando fin a la discusión, no le gustaba declinar un compromiso tan importante, pero cómo había dicho Carol la familia tiene prioridad sobre todo. En ese momento alguien tocó suavemente la puerta...

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