Los gritos desaparecieron lentamente.
Yun Shishi se forzó a sentarse con gran esfuerzo. Levantó su cabeza pesada y movió sus ojos borrosos de un lado a otro. Sentía como si todo el mundo se derrumbase.
Parecía que había perdido el control total de su cuerpo a medida que se volvía maleable con el calor. Al no ver a alguien a su alrededor, no le importó para nada dónde estaba.
Esta tortura le había quitado su última hebra de racionalidad. Con gran cuidado, rasgó el vestido con sus manos temblorosas.
En ese preciso momento, una figura alta apareció a través de la puerta. El hombre tenía un semblante atractivo y, en el instante en que apareció en la suite, el mundo entero pareció contraerse.
La puerta cerró con un "bang" y la habitación estuvo envuelta en oscuridad una vez más.
Dentro de la espaciosa suite se podía oír el eco sus apresurados y suprimidos respiros.
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