Las mejillas de Yun Shishi se sonrojaron un poco más debido a su cercanía. Sintiendo su aliento cálido en su oído, su cuerpo se congeló en ese instante.
―¿Crees que no puedo hacerte nada porque has hecho un nudo ciego? ―Su voz, con un trasfondo burlón, se acercó más a su oído.
Nerviosa, se dio vuelta y cerró los ojos con fuerza, pero no estaba preparada para la siguiente acción del hombre. Con un pop, las luces se apagaron, y todo a su alrededor quedó envuelto en la oscuridad.
Podía escuchar su profundo tono bajo detrás de ella.
―Duérmete.
Su voz, hasta en un susurro, seguía sonando maliciosa.
―Te dejaré libre por esta noche.
Mientras yacían juntos sin hacer nada más, la pesadumbre de su corazón se disipó y olfateó la dulce fragancia del cabello de ella.
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