CAPITULO 70: PRIMERA MISION PARTE 4
La mascara del Diablo Celestial podía revelar la verdadera apariencia de una persona, podía ver cosas que otros no podían, incluso sus sentimientos.
Por lo cual Adrián podía notar si alguien mentía o decía la verdad.
Pero esta vez no entendía porque un General Demoniaco estaba con una tristeza que podía inundar todo este mundo.
El General Demoniaco detuvo su risa, y miro a Adrián y al General Humano con la pupila de sus ojos negros como el carbón, estaba muriendo.
"Chico, sé que notaste como fuiste desechado por tu general, siendo votado a la primera línea para cansar a mis tropas, tu general uso a tus compañeros como carne de cañón, sin importarle tu vida realmente, solo cuando vio tu fuerza fue te propuso todas esas cosas, tienes una fuerza que supera por completo la imaginación, nada en este mundo puede detenerte, pero…" – El General Demoniaco hablo, era como si estuviera diciendo sus últimas palabras.
Poco a poco su respiración se agitaba.
Y su visión se nublaba, uso lo que le quedaba de fuerza para decir las últimas palabras.
"…no dejes que la humanidad te use como una pieza de ajedrez" – Fue lo ultimo que dijo el General Demoniaco antes de caer al suelo.
Un poderoso General Demoniaco murió en este lugar.
El cielo se estremeció por su muerte. Toda su fuerza se esparció por el suelo, llevando una podredumbre el cual pudría todo lo que tocaba.
El caballo del General Humano se asustó ya que también fue afectado, dio un chillido mientras su cuerpo se pudría.
El General Humano vio esto, y sintió un miedo por todo su cuerpo, al mismo tiempo varios soldados fueron afectados, los cuales gritaron de horror, esta fue la ultima despedida del General Demoniaco.
"¡Sálvame Tou Mu! ¡Prometo darte riqueza, poder, mujeres, todo lo que quieras!" – El General Humano grito, con un miedo mientras miraba como su caballo se pudría, se alzo entre su cuerpo queriendo que esa putrefacción no lo tocara.
Adrián no lo escucho, sabia que el General Demoniaco tenia razón, si no fuera por su fuerza, estaría muerto, era una valiosa lección que había aprendido el día de hoy, no le dio una segunda mirada al General Humano antes de marcharse.
"¡Espera no te vayas! ¡Sálvame te lo ruego!" – Grito con desolación el General Humano, mientras al no saber donde mas pararse en el cuerpo de su caballo muerto.
Adrián desapareció del lugar, los tres seres leales a el aparecieron a su lado.
Este campo de batalla había terminado.
Por alguna razón las palabras del General Demoniaco entraron a su cabeza, y otra cosa que se dio cuenta es que la misión no había terminado.
Adrián sabia que la respuesta estaba detrás de esta colina, la colina que los demonios trataron de proteger.
La cual no iban a permitir que ninguna humano cruzara.
El ser demoniaco le había comunicado que detrás de esta colina había….
"¿Una ciudad?"
Nadie sabia que el General Humano había muerto, los soldados siguieron ordenes, y empezaron a perseguir y matar a los demonios restantes.
Los cuales empezaron a reagruparse dentro de una ciudad amurallada.
Adrián extendió su sentido divino, dentro de aquella ciudad podía ver algo diferente, era una ciudad solo de los demonios, había niños, jóvenes, señores, y ancianos.
Algunos tenían miedo, otros se escondían, y otros simplemente se preparaban para luchar por su vida.
Adrián no entendía muy bien el contexto de este mundo, lo que llevo a una guerra entre ambas razas, aunque afuera tampoco lo entendía.
Simplemente era un espectador, un soldado más.
"Una pieza de ajedrez más" – Esa fue la conclusión que llego Adrián, todo este ejercito acorralando esta ciudad era solo un juego más.
Un juego para alguien llamado el Emperador de este mundo.
Adrián lo entendió. Cuando escucho la misión pensó que lo tenía todo muy claro.
"Mundo terrenal, misión, Destruye al General y al enemigo"
"Duración cinco días"
"Recompensa: Píldora purificadora de meridianos de alto nivel, 100 puntos"
Recordando estas palabras antiguas, la misión no trataba de acabar con alguien en específico, era por esto que la misión no había terminado.
El enemigo no eran los demonios ellos solo estaban tratando de protegerse.
Mientras que los humanos estaban tratando de erradicarlos.
Era solo que la cara de una moneda estaba mal colocada.
"¿Yo que soy realmente?" – Se pregunto Adrián, sus emociones habían fluctuado mucho, y su actitud había cambiado por la máscara del Diablo Celestial, sabía que había muerto, que había caído, pero esta mascara le regreso la vida.
Entonces ¿Era su vida, o era la de alguien más?
No lo entendía, y tampoco sabía si aún seguía siendo humano realmente. Aunque eso ahora no importaba tanto.
Convoco a sus tres seres y los mando al campo de batalla, solo quería terminar esta misión y salir de este mundo.
En un instante gritos desoladores sonaron por todo el campo de batalla, gritos de humanos, los cuales no entendía que estaba pasando, incluso desde el otro lado, nadie entendía.
Solo Adrián podía entenderlo, no ser una pieza de ajedrez, no seguir ordenes, no tener un destino predestinado, no tener un final.
Pronto en unos pocos minutos todo se acabó.
Una campana sonó en el mundo.
"Mundo terrenal, misión, Destruye al General y su ejército"
"Misión Completada"
"Recompensa: Píldora purificadora de meridianos de alto nivel, 100 puntos"