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UN ETERNO FINAL

Un final para el moribundo, un final para los reyes, un final para los soberanos, un final para los humanos, un final para la paz. Todo siempre tiene un fin. Solo el tiempo puede preservar, en todo lo que existe y en todo lo que será. El cambio no importa, el cambio desaparece con el tiempo, solo el final preservara. Pero ¿Qué es el final? Adrián se preguntó, mientras miraba a su alrededor, todo loque conocía se habían vuelto parte de este desolado paisaje. ¿Es esto el final? Se siguió preguntando. “No, este no será mi final” - miro al cielo, el cual era rojo sangre, lo miro tan fervientemente, y cerro sus puños con un gran odio. Sus gritos empezaron a salir. ¡Yo decidiré que final quiero para mi vida! ¡Yo decidiré mi propio destino! – Grito hacia el cielo, diciendo que este no será su fin. El será propicio de su propia vida, de su propio final, de su ultimo suspiro.

Dario_Lidford · History
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CAPITULO 14: LA CIUDAD PROHIBIDA PUNTO ESPIRAL. PARTE 2

Un gran rugido sacudió a todos los seres vivientes de toda la ciudad, parecía que esta bestia podía sentir las anormalidades de la energía espiritual en el ambiente.  Por lo cual pudo detectar que algo estaba sucediendo en aquel pabellón destrozado.

Cuando el viejo Sam y el Abuelo lo sintieron, sabían que algo andaba mal.

"Una bestia del séptimo nivel de la condensación del Qi, pensé que nunca se acercaban a este lugar" – El viejo Sam hablo, a pesar de que era fuerte, el rugido de la bestia lo hizo temblar.

El abuelo solo frunció los ceños, sabia que estaban en un gran aprieto, pero, si perdían esta oportunidad, sería para siempre.

"Tenemos que matarla en el peor de los casos, ustedes dos se quedan aquí, tomen todo lo que puedan, y escapen lo más rápido, intentaremos detener a esa bestia, ¡entendieron!" 

"Si" 

El abuelo dio unas indicaciones a sus nietos, mientras los dos asentían, y se marchaba con el viejo Sam. Una vez salieron, los estruendos no se hicieron esperar, mientras la bestia rugía fuertemente. 

"Solo debemos esperar, y luego largarnos" – Dijo el Joven Ma, con un terror marcado en su rostro. 

"Una vez regresemos le pediré matrimonio a la bella Mei, sí, nos casaremos y seremos felices" – Empezó a balbucear algunas incoherencias. 

Adrián estaba por el momento observando, la linterna, como las barras, funcionaban de forma misteriosas, sabía que existían los tesoros espirituales, los cuales los cultivadores usaban a menudo. Ahora podía verlos en pleno funcionamiento.

Mientras poco a poco los sellos antiguos eran destrozados, los estruendos empezaban a ser mas feroces, incluso un pequeño temblor movía los escombros en el techo, haciendo que este se resquebrajara. 

Adrián miro todas las rasgaduras. Su pensamiento era veloz y constante, por lo cual, se movió rápidamente, hacia el joven Ma quien estaba balbuceando. Y lo empujo.

En ese momento un gran temblor sonó por todo el lugar, cuando el techo se vino abajo, y el sello de la puerta se rompió por completo. 

En ese momento Adrián se movió rápido y entro adentro del pabellón. 

"¡No! ¡Pequeño niño!" – Grito el Joven Ma, podía sentir que el pequeño niño lo había salvado al ultimo minuto, pero todo había pasado tan rápido. 

Sin embargo, no se quedo mucho tiempo, pudo ver que había mas grietas a su alrededor, así que corrió hacia la salida lo más rápido que pudo. 

Cuando salió, el Viejo Sam, el abuelo miraron al joven Ma, rápidamente sintieron que algo malo había pasado.

"¡Donde esta tu hermano pequeño!" – Grito el Abuelo, sin importarle que la bestia estaba cerca de el.

"¡El…me salvo, y se quedó atrapado, perdóneme abuelo!" – El joven Ma se arrodillo pidiendo disculpas.

El abuelo sintió un poco de dolor en su pecho, pero inmediatamente el viejo Sam le hizo recobrar los sentidos.

"Ahora no es el momento de ponerse emocional, luego podemos buscarlo" – Al escuchar sus palabras, reanudaron el ataque contra la bestia gigante. Al mismo tiempo que ideaban un plan de escape.

En ese momento, en el cual el pabellón cayo a las ruinas.

Adrián había logrado entrar al ultimo minuto, su cuerpo físico le había ayudado. 

Todo el lugar estaba muy oscuro como la noche, por suerte, aun quedaba el fuego de la linterna. El cual empezó a alumbrar un poco a su alrededor.

Adrián sabia que este era un pabellón de cultivadores, por lo cual no tomo nada a la ligera.

Con gran precaución, avanzo lanzando piedras a su alrededor.

Sin embargo, sintió que este lugar era diferente, cuando se adentró un poco más, pudo ver que había varias sillas largas en cada lado, además de varias velas por todos lados. Múltiples cuerpos por todos lados, algunos colgados del techo, otros postrados en el suelo. Todos los cuerpos tenían algunos artículos brillando en su cuerpo. 

Cuando Adrián avanzó un poco más, de repente sintió que algo toco su pie. Miro hacia abajo, había un letrero muy antiguo. Sin embargo, había un texto biselado con plata. 

"SANTA IGLESIA DE LA VERDAD" – Un gran texto como si nunca pudiera desaparecer, se leía en todo su esplendor. Todos los cadáveres estaban postrados hacia una figura. Cuando Adrián acerco un poco mas su lampara, pudo observar un altar al final. En el altar, la sombra de una persona arrodillada y con un candelabro se podía notar. 

Adrián lo noto, pero aun así era cuidadoso, con cada paso que daba. Se movía lentamente, pero no sucedía absolutamente nada. Tampoco quiso molestar a los muertos a su alrededor, por lo cual no busco nada en ellos. 

Simplemente se acerco lentamente. No sabia nada de este lugar, ni porque el viejo Sam, y el abuelo lo buscaban, pero por lo que podía notar, todas estas personas, tenían objetos por todo su cuerpo. Quizás si fuera cualquiera la codicia ya les hubiera invadido. Pero Adrián no, tenia mucho cuidado en estos lugares.

Solo avanzo, hasta llegar hasta al altar, donde mas y mas cuerpos aparecían, incluso algunos textos en sus cuerpos, y otros con grandes jarrones llenos de tesoros.

Todo eso era muy valioso, pero simplemente lo ignoro. No era que no quisiera nada de eso. Pero, siempre se preguntaba, por qué estos aparecían apenas avanzaba. Ese era su modo de no perderse, preguntarse el porque de las cosas. 

Además de que era un niño. 

Cuando llego al Altar, pudo observar plenamente a la persona arrodillada junto con su candelabro, sin embargo, en ese momento, el sonido de un timbre sonó.

Cuando todas las velas se encendieron al unisonó.

"Esto es..." – Cuando la luz llego, mostro por todo a su alrededor, un montón de tesoros, prendas, textos, espadas, cuencos, plantas, monedas, entre otros objetos, fueron tantos que cualquiera que los mirase, se lanzaría hacia ellos inmediatamente. 

Pero Adrián simplemente los ignoro. No importa cuantos tesoros hubiera, eso no calmaría el odio que sentía hacia el cielo mismo, tampoco le devolvería a su familia. Solo haciéndose fuerte, podría lograr cosas imposibles. 

No le importo ninguno de los tesoros a su alrededor. Solo miro hacia al frente, en el altar.

En ella había una máscara, la máscara era blanca, parecía que no había signos de deterioro por el tiempo.

Cuando la miro parecía que la mascara lo mirase a él, a la vez, de que el candelabro del cadáver delante suyo empezó a sonar. 

Varios golpes sonaron al unisonó, cuando un coro cantado por cientas de personas reverbero por detrás de Adrián, cuando se dio la vuelta. Los cuerpos se contaban por miles, los cuales se postraban ante el altar.

Un gran estruendo seguido de un temblor el cual hizo estremecer toda la sala, acompaño a tal canto.

"¿Que está pasando?" – Se pregunto Adrián cuando una infinidad de suplicas empezaron a sonar, todos estos estruendos hicieron que se tapara los oídos y cayera y votara una bocanada de sangre al suelo.

Cuando su sangre cayo, el altar empezó a recoger cada gota. Adrián no sabia que era lo que estaba sucediendo. Pero sentía que esto era un mal presagio.

Así que activo rápidamente su cuerpo físico al límite, queriendo escapar de este lugar. Parece que el mismo fue atrapado en una trampa cuando decidió avanzar, no se había dado cuenta hasta que fue muy tarde. 

Pero en el momento que intento escapar.

Del cadáver de la persona junta al altar, salieron varias manos esqueléticas, que atravesaron el cuerpo de Adrián. Dos de sus brazos junto a sus pies, fueron aplastados en una masa sangrienta, así como su estomago mientras era apoyado al piso con una fuerza descomunal. 

"¡Buagh!" – Adrián soltó varias bocanadas de sangre, a pesar de su físico, frente a ese cadáver, no era nadie. Incluso en este momento, su desesperación por vivir era mas grande que el temor que sentía. Incluso con su cuerpo aplastado, intentando soltarse de todas las formas posibles.