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Un "te amo" bajo la lluvia | One-shot

El hermosísimo Cupido caminaba por las calles de París sin ser visto por nadie. Aburrido mientras escuchaba Metal, su chicle ya no tenía sabor y no había nadie soltera a quien molestar. "M*ldición, ¿Hay alguien que no esté enamorado en este lugar?" Pero justo cuando se estaba quejando vio a lo lejos a alguien que se miraba soltero, de actitud arrogante y muy presumido. «Esto va a ser divertido» Dijo complacido, y una mueca malvada se dibujó en sus delgados labios mientras tocaba el arito en su oreja. Historia corta, 2,000 palabras. Escrita por el día de San Valentín.

XDFGHJKL · LGBT+
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2 Chs

Cupido es metalero

Eric lo observaba con una expresión seria mientras pensaba:

"Otra vez él..."

Un chico de cabello negro y ojos oscuros estaba hojeando un libro a unos tres metros de él y observaba las ilustraciones del libro que sostenía en sus manos.

«Oh sí, es él otra vez»

Dijo un joven de cabello rubio que estaba al lado de Eric, con una chaqueta de cuero negro, un arco en su mano y un piercing en el labio.

Pero Eric no podía verlo ni escucharlo, ya que era el famoso cupido, que andaba por ahí, viendo a quien flechaba.

«¿Por qué te desagrada tanto?»

Eric era un recién graduado arquitecto que estaba en busca de libros que lo motivaran, así que fue a una famosa librería dónde habían ejemplares escritos por famosos arquitectos.

Pero cada vez que quería verlos había un chico en esa sección, y no se veía cómo un estudiante de arquitectura.

"¿Por qué diablos los está viendo? Me hace estorbo"

«Que malvado eres»

Eric se rehusaba a estar cerca de ese chico, jamás le hablaría a alguien como él, tan sólo con mirarlo se notaba que era un cualquiera, vestido de manera simple y nada llamativo.

El chico de cabello negro tenía una expresión complicada, y luego de un rato se fue con el libro.

"Al fin..."

Dijo Eric con molestia y caminó hacia la sección, pero cuando buscó el libro que quería se dio cuenta que no estaba.

"¿Qué mier...?"

Rápidamente miró al chico y vio que él cargaba el libro que tanto deseaba.

«¿Qué harás ahora?»

Eric entró en pánico y no sabía si decirle algo o no, su mente era un desastre, y cuando menos lo esperó el chico pagó el libro y se fue.

"¿Ahora qué hago?"

Ese libro tardaría meses en volver a estar disponible, y ese chico se lo había llevado. Y seguramente ni siquiera era arquitecto.

"¡¿Para qué demonios lo quiere?!"

Se sentía tan frustrado, y sin poder hacer nada más se fue de mal humor.

[...]

Pasaron los días y el chico no apareció en la librería, Eric se sentía cada vez más nervioso. No estaba seguro de lo qué diría cuándo lo encontrara ¿Pedirle prestado el libro...?, en verdad lo quería, pero no se rebajaría a eso.

Desanimado decidió buscar otro libro, entró y fue a la sección de arquitectura, cuando vio que el chico que tanto le causó problemas estaba ahí.

Y no sólo eso, en sus manos tenía un libro.

Ese era el único que quedaba de ese escritor.

"Hoy no...."

Eric caminó hacia el chico con decisión.

Cupido levantó su arco y creo una flecha rosa, lista para ser lanzada, hizo una burbuja con su chicle y disparó...

Eric lo tomó del brazo y dijo:

—Oye, tú...

El chico se asustó y soltó el libro, ambos se agacharon para recogerlo, y en ese momento la flecha cayó en Eric.

«Que comience el juego»

Eric lo miró, pero justo cuando iba a decirle que quería el libro se detuvo. Repentinamente todas sus emociones se congelaron y no pudo apartar los ojos de él.

El chico lo miró con timidez mientras ambos sostenían el libro.

"¿Quién es él...?"

Pensó el chico con nerviosismo.

—D-Disculpe, ¿se le ofrece algo? —preguntó el chico en voz baja.

Eric reaccionó y se levantó de golpe.

—Yo—Eric miró al chico levantarse y mirarlo—es que, un día de estos te vi y...

"¿Por qué rayos estoy tan nervioso?"

—¿Me viste? —exclamó con un leve sonrojo.

Y al ver la escena cupido sólo se rio.

Eric rápidamente se aclaró la garganta y añadió:

—Vi que compraste un libro de esta sección, ¿eres un estudiante de arquitectura o algo así? —preguntó mirando hacia otro lado.

—Yo...no, soy un estudiante de Artes—respondió mirando el suelo.

—Oh, ya veo—repentinamente Eric se dio cuenta que todo el fastidio que sentía hacia él había desaparecido.

Y ahora ni siquiera sabía cómo hablar o qué decir.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó finalmente.

—Johan—contestó sin entender la situación. Un chico de cabello café y rizado estaba frente a él diciéndole cosas de la nada.

Eric se tranquilizó a sí mismo y dijo:

—Johan, verás, el otro día compraste un libro, acabo de graduarme de arquitectura y necesitaba el que te llevaste.

—Oh—ahora Johan entendí más la situación— ¿quiere que se lo preste? —sugirió amablemente.

—Yo...—Eric estaba asombrado de su amabilidad, y se sintió un poco culpable de sus pensamientos—eso sería demasiado...

—Lo traeré mañana, puede encontrarme aquí a la misma hora—dijo devolviendo el libro a su lugar—a-ahora tengo que irme.

—Claro...—dijo apartándose.

—Entonces...nos vemos mañana.

Johan se despidió y salió de la librería, y mientras caminando por la calle pensó:

"Qué tipo tan...peculiar"

Y Eric, se quedó ahí parado, pensando en lo ridículo que acababa de actuar.

[...]

El día siguiente llegó y Eric, sin saber exactamente porque se sentía nervioso. Lo esperó adentro con impaciente en unas mesas que había dentro de la librería, pasó el tiempo y al fin lo vio.

—Hola—saludó Johan acercándose—aquí está el libro.

Eric saludó y tomó el libro.

—Gracias Johan—agradeció y miró el libro con una sonrisa.

—Yo... quería pedirle algo—dijo Johan en voz baja.

Eric levantó la vista y lo observó con una expresión dudosa.

"Lo sabía, sabía que querría algo a cambio"

—En realidad quería ese libro porque pensé que me ayudaría a dibujar mejor los edificios, tengo que entregar un proyecto sobre eso muy pronto. Soy mejor con la naturaleza y los paisajes, por eso me es difícil dibujarlos— lo miró y tomando valor dijo—p-podría enseñarme a dibujar edificios.

—Yo...—Eric no sabía qué hacer, no quería pasar mucho tiempo con alguien tan simple, no quería un amigo así, pero en su interior no podía negarse.

"¿Qué rayos pasa conmigo?"

Dejó sus pensamientos de lado, y con toda la naturalidad del mundo respondió:

—No hay problema, era el mejor de mi clase, no encontrarás mejor maestro que yo—dijo orgulloso.

—Que bien—exclamó animado—entonces nos vemos mañana...—se quedó pensativo y se dio cuenta de algo—disculpa pero, me di cuenta que no sé tú nombre.

—Oh, es cierto, me llamo Eric—respondió rápidamente.

"Que tonto soy, no le dije mi nombre ayer..."

Pensó con vergüenza.

—Entonces, adiós Eric...—y se fue lo más rápido que pudo.

Johan se sentía tan feliz de que Eric aceptara, no sabía cómo reaccionaría, pero al final todo salió bien.

Al día siguiente Eric le enseñó lo básico, la orientación de los objetos, la estructura tridimensional...

Pero Eric siempre andaba en las nubes, tener cerca a Johan lo ponía ansioso, sentir su aroma, escuchar su voz tan cerca...lo hacía perder la concentración. Y lo más frustrante es que no sabía porque.

Johan por otra parte se sentía feliz de que alguien experto le enseñara, tenía que entregar el trabajo dentro de tres semanas, estaba tan desesperado y deprimido que creyó estar perdido. Hasta que conoció a Eric.

Ya llevaban casi dos semanas y ambos se fueron conociendo mejor. Cuándo Johan lo vio por primera vez pensaba que Eric era alguien demasiado superficial y que le gustaba presumir con palabras vacías, pero en realidad no era así. Él era muy bueno en lo que hacía, y en el fondo no era tan superficial, era sólo una armadura que ocultaba a alguien amable y dulce. Pero... ¿por qué? tenía mucha curiosidad, pero jamás le preguntaría sobre eso.

Eric también se dio cuenta que lo había juzgado mal, Johan era alguien muy dulce, amable y pacífico. Pero a veces se miraba deprimido y su mirada melancólica lo hacía ver triste.

Y una vez, cuando los dos quedaron en verse Eric llegó un poco tarde, debido a la lluvia repentina que lo sorprendió. Y ahí lo vio a lo lejos en una mesa, decaído mientras escuchaba música con sus auriculares, y en sus ojos se reflejaba una extraña angustia.

Se notaba que le preocupaba su carrera, tanto que le pidió a él, un desconocido que le ayudara.

¿Teme decepcionar a alguien...?

Era lo más probable.

En el fondo quería ayudarlo, hacerlo sentir mejor y seguro de sí mismo...

[...]

Eric estaba sorprendido por lo bien que dibujaba Johan, sus ilustraciones y pinturas eran muy hermosas y delicadas. Tanto que quiso pedirle uno.

—No tienes por qué preocuparte, tienes mucho talento—dijo Eric sonriendo.

Ambos estaban en una cafetería, los papeles estaban dispersos sobre la mesa y ambos estaban junto al otro.

Cupido los miró con una sonrisa pícara y preparó una flecha.

—¿Tú crees? —preguntó un poco tímido.

—Sí, jamás había visto unos dibujos tan hermosos, estoy seguro que lo lograrás. Y si el profesor no te pone buena nota iré a golpearlo—respondió con decisión.

En ese momento cupido estiró el arco y dejó ir la flecha, cayendo en el dulce corazón de Johan.

Quién evitó la mirada de Eric y se sonrojó ligeramente, bajó la mirada y musitó:

—Gracias por tus palabras, en verdad necesitaba escuchar eso...

Eric también se sonrojó un poco y desvió la mirada, aclaró su garganta y dijo:

—S-Sólo digo la verdad...

Sus corazones palpitaban rápidamente y un hormigueo les recorría la piel.

«Ya cayeron...»

[...]

Faltaba un día para la entrega del proyecto y Johan se sentía muy nervioso.

Ambos quedaron para verse y revisar que todo estuviera bien. Una casa hogareña, llena de enredaderas y flores, un dibujo muy hermoso.

—No te preocupes, todo saldrá bien—alentó Eric.

—Eso espero...

—Sé que es importante para ti, pero... ¿por qué te sientes tan preocupado por eso? —Eric nunca quiso preguntarle, temía que fuera algo muy personal.

—Es que...mi padre no me apoya en mi carrera, piensa que es una pérdida de tiempo. Y si fallo y me atraso en mis estudios...no podría mirarlo a los ojos—respondió desanimado.

—Aunque tu padre no te apoye yo sí lo haré—dijo con determinación, sin siquiera sentir cuando esas palabras se escaparon de sus labios.

Johan se sintió muy conmovido, en verdad estaba feliz de estar junto a Eric...

—Me alegra haberte conocido—exclamó Johan sin más, y al instante se arrepintió—yo...

—También me alegra—dijo Eric con una suave sonrisa.

Eric llegó a sentir un gran afecto por él, tanto que se no se explicaba el por qué ni el cuándo. Jamás había tenido un amigo tan querido...

Johan se despidió con una sonrisa y se fue. Se sentía tranquilo y en paz, tan sólo por las palabras de Eric...

[...]

Eric estaba en su casa tranquilamente sentado en el sillón mirando la televisión, pero estaba muy ansioso, hoy era el día de la entrega y quería saber cómo le había ido a Johan.

Quería saber de él y escuchar su voz, diciendo lo bien que resultó todo, quería oírlo feliz...

Pero, ¿por qué?

"Nunca me ha pasado esto con un amigo..."

En ese momento le resultó rara la palabra 'amigo' y se dio cuenta que en realidad lo quería más que un amigo.

«Al fin...»

Justo cuando su cabeza iba a explotar su teléfono sonó.

Contestó y escuchó la voz de Johan:

—Hola Eric, sólo hablaba para decirte que obtuve un diez, muchas gracias, no lo hubiera hecho sin ti.

Se escuchaba tan feliz que Eric se sintió la persona más feliz del mundo.

—Felicidades Johan...—y en un repentino impulso dijo—¿podemos vernos mañana?

—...C-Claro—respondió asombrado.

—A las cinco, en la misma cafetería.

—De acuerdo, nos vemos—dijo y colgó nervioso.

Eric entró en pánico, no sabía porque le dijo eso tan repentinamente. Pero quería verlo y decirle...

"¿Por qué rayos le diría eso...?"

Y no importaba cuánto lo pensara, su corazón le gritaba que lo amaba...

Eric no podía creerlo, pero ya no había vuelta atrás. Se lo diría.

Se arregló muy bien y compró un ramo de rosas, y con los nervios altísimos fue al lugar acordado.

Cupido rio y chasqueó los dedos.

«Tal vez acepte si te ves patético»

Y en un segundo comenzó a llover.

Eric corrió y compró un paraguas, pero su apariencia ya estaba estropeada, sus ropas y cabello estaban empapados. Decepcionado bajó el paraguas e inclinó la cabeza hacia el cielo.

"¿Por qué me pasa esto...?"

Se sintió tan patético, y justo cuando iba a irse de vuelta a su casa escuchó a Johan:

—¿Eric? —dijo mirándolo con desconcierto, y aunque estaba mojado se miraba más guapo de lo usual, y al ver las rosas en su mano se sonrojó levemente.

—Johan, yo...—estaba tan nervioso que no sabía que decir, pero tomando valor dijo con una expresión seria:

—Siempre le tuvo miedo al amor, no quería salir lastimado y por eso alejaba a todos, pero llegaste a mi vida y me hiciste ser verdaderamente feliz...no puedo seguir negando mis sentimientos, no sé cuándo pasó, pero...te amo Johan...

—Yo...

«Bien, ahora, ¿a quién molesto?»

Dijo cupido riendo con maldad y se puso los auriculares mientras se alejaba...

—Yo también te amo...—dijo sonriendo y cubrió a Eric con su paraguas, ambos se miraron...y Johan lo besó suavemente en los labios...