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Ataque súbito.

Editor: Adrastea Works

Con la mano en la barbilla, Jackson esbozó una sonrisa amable.

—Buenas, Andre. ¿Qué está pasando aquí?

—Nada importante, Jackson —respondió Andre en un tono adulador.

—Recientemente, un sujeto ha estado saliendo de la ciudad diariamente. Solo estaba preguntándome...

—Interesante. ¿Llevaba algo con él? —La sonrisa de Jackson era, de cierta manera, algo escalofriante, lo que por un momento les puso la piel de gallina a Andre y Mag.

Mag creía tanto en el Dios de la Verdad como en sus propios puños, y afirmaba haber heredado una dieciseisava parte de la sangre salvaje de Yaran Highland. Sin embargo, su cerebro no trabajaba tan rápido como sus puños. La pregunta de Jackson fue demasiado desafiante para él.

—Um... Creo recordar que siempre lleva encima un saco viejo. De vez en cuando, él regresa con algo dentro de este. Hay muchos champiñones cerca del río Belem...

—No, no champiñones —le interrumpió Jackson.

—Entonces... Qué más podría estar haciendo un chico pobre como él... —preguntó Andre con nerviosismo. En dirección del río Belem y del Bosque Oscuro Melzer, la entrada que Andre y Mag estaban vigilando era la más concurrida de las tres que tenía Aalto. Incontables mercaderes, aventureros y personas normales pasaban por allí todos los días. Ellos nunca se molestaron en prestar especial atención a un chiquillo pobre como Lucien.

Jackson fue hacia allí por una razón.

—Rego, el herrero, se me acercó hace dos días. Un jovencito le vendió una buena pieza de Oricalco.

—¿Orical...?

—Oricalco, también llamado Cobre de Montaña. Solamente los nobles adinerados pueden costearlo. Aunque el que él obtuvo fue de la calidad más baja, aún era más que suficiente para forjar una buena daga. Rengo quería encontrar más, por lo que vino a mí.

—¿Lucien le vendió eso? —preguntó directamente Mag.

Jackson asintió ligeramente.

—Fue cuidadoso. El metal estaba pulido para que Rego no pudiera encontrar ninguna pista. Me tomó un día entero encontrarlo. Afortunadamente, visitó un par de herreros. Ellos no recordaban.

—Y ustedes también lo conocen. Perfecto —añadió.

—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? —preguntó Andre, entusiasmado.

—Síganlo y descubran dónde encontró el Cobre de Montaña. Si él los nota, denle una paliza y pregunten después. Pueden quedarse su dinero.

—¡Entendido! —respondió Mag, adelantándose a Andre. Había pasado más de dos semanas desde que había dado una buena golpiza. Siempre se emocionaba cuando se trataba de golpear a alguien.

...

Cargando su viejo saco, Lucien estaba caminando en dirección al río Belem.

«Tengo que usar las otras dos puertas más a menudo,» pensó. «Se ve sospechoso siempre tomar el mismo camino... Siempre están allí Andre y Mag

Ambas puertas, una en Lirio Morado y otra en Nolan, se encontraban lejos de su destino. A veces, Lucien recolectaba algunos champiñones en su camino de regreso para ocultar su verdadero propósito, lo que le hacía tardarse más.

Una figura emitió un destello a sus espaldas.

«¿¡Quién anda allí!?» Lucien entró en alerta en ese mismo instante.

No era la primera vez que notó que alguien lo seguía. Desde su desagradable pelea en las alcantarillas, él sintió que se había vuelto más sensible a sus alrededores. Gracias a su aguda observación, logró deshacerse de aquellas personas que buscaban descubrir su secreto.

Pretendiendo que todo iba bien, Lucien estaba buscando una oportunidad. Cuando llegó a una esquina cubierta de césped y árboles altos, corrió hacia un gran árbol con todas sus fuerzas. Escondiéndose detrás de este, esperó en silencio a su perseguidor.

Él estaba tranquilo. Tenía que saber quién estaba siguiéndolo para descartar problemas en el futuro.

Un momento después, sonidos de pasos pesados, acompañados de maldiciones, empezaron a oírse del lugar en el que Lucien se encontraba anteriormente. Los ruidos venían desde el otro lado de la esquina, muy cerca de donde había estado parado.

—¡Maldita sea! ¡Lo perdimos!

—Yo tenía razón, Andre. Deberíamos atraparlo y darle una golpiza. ¡Solamente así nos contará todo!

Lucien se sorprendió. No esperaba que la pandilla de Aaron sospecharía de él tan rápido.

Decepcionado, decidió dejar su hogar y esconderse en algún lugar con su dinero por unos cuantos días. En primer lugar, debía esperar a que Andre y Mag se alejen.

«En todo caso, aún puedo convertirme en un aprendiz,» pensó a modo de consuelo.

Andre y Mag sabían lo que Jackson les haría si fallaban. Estaban discutiendo entre ellos estruendosamente.

—Mag, ¡los salvajes pueden rastrear con el olfato! —Andre súbitamente golpeó a Mag en el hombro.

—¡Oye! Olfatear qué...

—¡Tú dijiste que esos salvajes eran como sabuesos, y que podían notar cualquier olor presente en el aire! —Él estaba emocionado—. ¡Tienes sangre de salvaje! ¡Inténtalo!

—Sí... Pero a veces no funciona... —Mag se rascó la cabeza calva.

De la nada, Lucien se puso muy nervioso. Aún sabía demasiado poco sobre este nuevo mundo.

Levantando la cabeza ligeramente, Mag respiró profundo.

Luego, gritó con entusiasmo «¡Puedo sentir su olor!»

—¡Allí está! —Empezó a correr hacia el árbol.

¡Mag lo encontró!

Tan pronto como escuchó su grito, Lucien empezó a correr. Mag era sorprendentemente veloz para tener músculos tan grandes y, en numerosas ocasiones, casi lo atrapó.

Lucien continuó corriendo a través de los árboles, con el fin de evadir a Mag. Sin embargo, al acabar el bosque, había una ribera a cielo abierto. Sabía que no podría escapar más.

«Tengo que vencer a Mag antes de que el otro llegue.»Él no entró en pánico. Comparado con aquellas salvajes ratas de ojos rojos, Mag, si bien algo grande, seguía siendo un ser humano.

Estaba preparado. Escuchaba los aullidos llenos de emoción de Mag cada vez más cerca desde su retaguardia.

Repentinamente, Lucien se detuvo, bajó el cuerpo y se impulsó con una pierna. Él embistió a Mag con toda su fuerza.

Fue un ataque inesperado. Mag intentó darle un rápido puñetazo en la cabeza para evitar el ataque, pero falló.

Lucien pasó totalmente a través de los brazos de su oponente. Valiéndose del impulso de Mag, su tenso puño se estrelló contra la suave barriga de éste.

Mag se sintió como si una dura roca acabara de golpearlo en el estómago. Mientras gritaba por el dolor, algo de ácido estomacal subió por su garganta.

Lucien sabía que un solo puñetazo no resolvería el problema completamente. Así, dos segundos después atacó agresivamente la espalda de Mag con el codo. Adicionalmente, casi al mismo tiempo, le dio un rodillazo entre las piernas.

—¡Auuuch!

Ese fue un aullido de dolor al mejor estilo salvaje, e incluso Andre, quien siempre se burlaba de la sangre de Mag, no podría negarlo.

Cubriendo sus partes privadas, Mag empezó a rodar de un lado a otro en el suelo, sintiendo un gran dolor y gruñendo con rabia.

Al ver todo aquello, Andre no pudo evitar sentirse mal por su compañero, compartiendo de cierta manera parte de su dolor, por lo que terminó bajando el paso.

Sin desperdiciar ni un segundo, Lucien se volteó y escapó corriendo. Él vio una brillante daga en la mano de Andre.

Este lo persiguió por un momento, pero fue demasiado tarde. En un instante, Lucien desapareció entre los árboles del lado opuesto del río. Andre se detuvo al lado de Mag.

...

«Mientras más débil eres, más pobre eres. ¡Esos bastardos no te dejarían tener una oportunidad!» Lucien se sentía agraviado.

Eran las nueve de la mañana. Entrando a hurtadillas por la puerta en el distrito de Nolan, Lucien estaba acercándose con cuidado a su cabaña en Aalto. Necesitaba tomar su dinero antes de que los pandilleros encontraran su hogar.

Luego de esconderse detrás de una casa cercana por un rato, cuando estaba a punto de salir, un grupo de violentos sujetos se acercaron a su cabaña.

Un hombre bien vestido de apariencia común apuntó hacia el hogar de Lucien. Entonces, otro sujeto corpulento le dio una fuerte patada a la puerta rota.

Esta cayó al piso, dando lugar a una nube de polvo.