Una científica, Duan Yixin, transmigró a otro mundo. Poseyó el cuerpo de una chica de dieciséis años pero no heredó ninguna de sus memorias. Con un compromiso matrimonial roto y sin dinero en mano, solo quería ganar dinero pacíficamente. Es una lástima que el destino siempre juegue trucos a las personas. Cuando pensó que finalmente podría vivir en paz, descubrió que este mundo no era tan simple como pensaba. El hombre que rescató era el notorio general despiadado, y la mujer que le robó a su ex-prometido era la protagonista femenina de este mundo. Miró hacia el cielo y preguntó: —Dios, ¿estás bromeando conmigo? Unos años más tarde, en su noche de bodas, ella lo miró seriamente y dijo: —General, no soy tu luz de luna blanca. El hombre bajó la cabeza y susurró en su oído: —Mhm, no eres mi luz de luna blanca, eres mi vida.
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Duan Yixin pensó que la pregunta de Xuan Ruiquan era extraña.
Tras un momento de silencio, tomó sus frías manos y dijo —No tengo ninguna opinión sobre la familia imperial. Si estás preocupado de que te culpe porque no me dijiste que eres un Junwang, entonces yo también tengo la culpa por no preguntar nada.
Al escuchar sus palabras, Xuan Ruiquan negó con la cabeza y dijo —No hiciste nada malo. Cuando decidimos estar juntos, debería haberte contado todo.
Duan Yixin reflexionó sobre sus palabras y suspiró —Todos tienen secretos, incluyéndome. Debes tener una razón para mantener tu identidad como Yan Junwang en secreto. No te forzaré a contarme tus secretos. Cuando creas que puedes contarme, te escucharé.
—Entonces... ¿Puedes contarme tu secreto? —preguntó Xuan Ruiquan con un atisbo de súplica en su voz.
Duan Yixin reflexionó por un momento y sonrió —Te lo contaré más tarde. Antes de eso, deberíamos conocernos lentamente.
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