El director Zhong Yuntian asintió ligeramente con satisfacción al ver a Liu Yan tan humilde.
Como director de la casa superior de la Academia del Faro, Zhong Yuntian había visto innumerables genios.
Sin embargo, la proporción de genios que realmente podían convertirse en expertos era muy pequeña.
Esto se debía al hecho de que la Torre era demasiado peligrosa. Aquellos genios arrogantes siempre subestimaban a sus enemigos.
Liu Yan tenía un talento increíble, pero era humilde. Zhong Yuntian no pudo evitar esperar con ansias el crecimiento de Liu Yan.
Si se le educaba adecuadamente, el crecimiento de este monstruoso genio sería una bendición para toda la raza humana.
—No está mal. El director de nuevos estudiantes, Lei Jianbo, se encargará de que completes el papeleo correspondiente. Nos vemos la próxima vez —dijo el director Zhong Yuntian— y luego se marchó.
El importante y aterrador examen de ingreso para nuevos estudiantes terminó aquí.
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