Jiang Liu miró a su hija en desacuerdo.
—Yukan también es tu hijo de sangre, ¿cómo puedes hablar así?
—¿Qué puedo hacer entonces? —Jiang Yunniang fingió no importarle.
Cuando descubrió que su hijo había conspirado contra ella con su padre, y contra su propia familia, perdió completamente su afecto por este hijo.
De tal palo, tal astilla, incluso tienen los mismos pensamientos.
Había dedicado su vida a criar a sus hijos y había trabajado incansablemente por la familia. Sin embargo, en los ojos de su hijo, sus esfuerzos no valían nada.
Yukan incluso pensaba que todo lo que comía o vestía lo pagaba el dinero de su padre, y no tenía nada que ver con su madre. Ella no debería preocuparse de que su padre tuviera una concubina, ni debería dejar que sus hermanos se enteraran de ello. No solo era vergonzoso para su padre, sino que también le hacía perder la cara frente a sus tíos.
Jiang Liu sugirió
—¿Por qué no le enseñamos a cultivar hongos? Eso debería ser mejor que tener un puesto.
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