Drogo salió de los baños sin que nadie lo viera, ella fue después de él, algunos estudiantes todavía rondaban los pasillos, y cuando salió sin hacer ruido miró al frente, ahí estaba Sebastián hablando con un alumno, la miró inmediatamente, despidió al otro chico y se dirigió a ella.
-Te busqué en el receso, ¿Estuviste en el baño todo este tiempo?-
-Ah. No. Acabo de entrar- Se puso la mochila en el hombro. -¿Vamos?-
Se adelantó y buscó la forma de que no le hiciese ninguna pregunta.
Se mantuvo ocupada el resto del día, hasta que llegó el momento de volver a su realidad, con Víctor. Y para su suerte él estaba ahí, tenía la esperanza de que no pero fue en vano.
La estaba esperando en la entrada y sin saludar simplemente le ordenó...
-Ven conmigo- Ella lo siguió.
Solo se alejaron un poco, él se dio la vuelta y sacó de su traje una pequeña caja azul, cuando la abrió destellaron dos pequeños diamantes, eran unas arracadas hermosas.
-Eran de tu madre- Dijo mientras las sacaba. Alhelí se sobresaltó y las tocó con lentitud.
Al mismo tiempo sin querer tocó también las manos de él, y como reflejo la tomó de la mano y se acercó a ella.
-Yo... la amo- Susurró. -No tienes idea de cuánto- Su voz tembló un poco.
-¿Qué quieres que haga? ¿Qué te felicite? Tal vez no la mataste tú, pero si la dejaste cuando te necesito, eso sin mencionar el daño y todo lo que les has hecho a los que llamas tus hijos- La voz de ella reflejaba la desilusión y enojo que le tenía. -Y ahora, no me quiero ni imaginar lo que vas hacer conmigo- Se soltó.
-Yo...- La tomo por la fuerza otra vez. -Soy tú padre, lo quieras o no- Aquella voz que parecía una melodía ahora se había convertido en una voz que desgarraba el corazón. -Eres mi hija, eres mía, y así como tu madre me amó, aprenderás a hacerlo tú - Concluyó. Le puso la pequeña caja en sus manos y desapareció de su vista.
Alhelí corrió hasta su habitación y se encerró, Lourie y Tom trataron de hacerla salir pero fue inútil.
Pasó la tarde encerrada, llorando mientras abrazaba el diario de su madre, aún no se había atrevido a leerlo solamente lo abrazaba intentando imaginar cuantas veces las manos de ella lo tocaron.
Recordó lo que Peter le había dado, y la promesa que le hizo, así que tomó el reproductor y empezó a escuchar cada una de las melodías tocadas por el piano, todas le daban un sentimiento de nostalgia y de paz al mismo tiempo, era una hermosa música sin letra, y mejor, cada nota hablaba por sí misma.
Escuchó y escuchó, sin darse cuenta ya había oído todas las reproducciones, hasta que llegó una grabación.
Se escuchaba la música de fondo, con una melodía intensa, llena de amor y pasión, luego la suave, profunda y misteriosa voz de Peter empezó a hablar.
-Si estás escuchando esto, significa que ya no pude callarme más. Todas estas composiciones, todas estas piezas, las hice para ti...- Hizo una pausa. -Todas solo para ti. Se que... estas con Drogo... lo sé, él es mi hermano y me conoce mejor que nadie, y él también sabe lo que te voy a decir- Una pausa más larga. -¿Pero como decirlo? ¿Cómo decirte... que Te Amo? Jeje, Alhelí Te Amo, y no solo como una hermana, no solo como una amiga. Me he conformado y me he prometido a mi mismo que nunca traspasaria los límites contigo- Las manos de Alhelí comenzaron a temblar. -Y sabes que así ha sido. Pero no sabes con qué dificultad lo he podido hacer, no tienes idea lo que me he contenido por no besar esos hermosos labios con los que me saludas por las mañanas, no sabes cuánto he deseado ser uno de tus libros para que me abraces como lo haces con ellos todo el día, y sobre todo no sabes cuánto he querido ser yo y no Drogo, él que este a tu lado, y no dejarte nunca. Contigo he hablado más de lo que lo he hecho en toda mi vida, por qué solo contigo puedo sentirme vivo. Talvez solo en mi hermano tienes ese efecto, pero de alguna manera desde que entraste a esta casa, trajiste vida también. Por favor, que esto no te aleje de mí, yo sabré superar lo que siento por ti, pero creo que merecías saberlo, la opinión de Drogo... Será mejor que tú se lo preguntes, pero yo... De verdad necesitaba decírtelo. Al menos mi música te ruego que no la rechaces, es toda tuya. Y si me permites decirlo una vez más, Te Amo Alhelí- Unas lágrimas corrieron por las mejillas de ella.
Abrazo con más fuerza el diario y siguió escuchando una y otra vez lo que Peter había hecho para ella.
Pasaron dos semanas muy arduas, trataba de poner su concentración en muchas cosas a la vez, su humor nunca estaba bien cuando Víctor estaba presente en la nueva casa, procuraba pasar al pendiente de Lourie todo el tiempo, pensaba en los sentimientos de Peter, no reconsiderando pero si en que quería hablar con él sobre eso, debía enfocarse en los exámenes, y quería siempre despejar su cabeza los momentos que pasaba con Drogo a escondidas.
Muchos encuentros fueron en la biblioteca ya que era el lugar que menos se llenaba, aunque siempre tenían una enorme dificultad y era Sebastián, siempre estaba en todos lados, Alhelí pensaba que quizás por qué había visto como ella se había alejado de los Bartholly, él creía tener una oportunidad, incluso le había preguntado muchas veces el "porqué", ella siempre le inventaba algo o eludía sus muchas preguntas, también Drogo tuvo la brillante idea de darle una paliza y así talvez se callaría, pero Alhelí nunca se lo permitió.
Pasadas las dos semanas recibió los resultados de los exámenes y pasó todas las materias, después de ver la tabla de anuncios donde le hizo una seña a Drogo con los ojos, fue directamente a la biblioteca, el lugar estaba solo y ahí estaba él.
Se arrojó en sus brazos con emoción, luego lo besó entusiasmada.
-Pasé, pasé- Él le dio una vuelta en el aire. -¿Y a ti? ¿Cómo te fue?-
-Mmm... Mejor que el año pasado...- Ella retiró sus brazos, aún en el aire.
-Drogo..- Dijo en seco.
-Jejeje, pero si pasé, solo que un poco bajo. Pero eso es mejor a que reprobara ¿no?-
-Bien. De acuerdo. Algo a nada- Lo tomó del rostro y lo volvió a besar.
Ya casi era la hora de salida, y como todos los días, lo único que la motivaba a no escaparse de Tom con Drogo, era Lourie.
-No quiero volver...- Ella lo abrazó con más fuerza.
-Lo sé mi amor. Para mí es una tortura no tenerte en casa, pero debemos esperar, aún no sabemos qué tiene entre manos Víctor, y mientras no sepamos no queremos arriesgarlas a ustedes- Ella asintió.
Regresó a la casa, Tom le preparó algo para que comiera y pasó la tarde con Lourie, como siempre respetando el encierro al que estaban obligadas.
Por la noche, se quedó con Lourie en su habitación, la niña quedó dormida, con cuidado la arropó y salió, se encontró a Tom antes de poder entrar a su cuarto.
-Alhelí, Víctor quiere verte en su oficina-
-¿No puede ser mañana? Estoy cansada- Empezó a entrar pero Tom la detuvo.
-Dice que no. Y que sino baja, él vendrá por ti-
-Ashh... Esta bien-
Llegó hasta el despacho con la peor cara que se le ocurrió poner, actuó molesta y ofendida, sin siquiera saludar.
-Si, padre. ¿En qué puedo servirte?- Víctor imito su voz. -Jejejeje- Ella puso los ojos en blanco.
-Y entonces. ¿Para esto me llamaste?-
-Tranquila hermosa. Primero siéntate, por favor- Ella no quiso pero él la obligó. -He estado pensando. Ya tienes 20 años, y me he perdido gran parte de tú vida, lo menos que puedo hacer es hacerme responsable ahora- Ella bufó. -Y también como ya estás muy grandecita, ya has de tener muchos pretendientes ¿no es así? - Ella evitó verlo. -Seguramente si, como no puedo leer tú mente es difícil saberlo. Sin embargo creo que estas en la edad apropiada para casarte- Ella abrió los ojos como platos.
-¿Adónde quieres llegar, Víctor? - Hablo furiosa.
-Mi punto es que, quiero presentarte a la alta sociedad como mi hija, claro, no en el mundo humano, sino en mi propio mundo-
-¡¿Qué?!-
-Si. Pero no solo eso, quiero anunciar mi paternidad sobre ti y también tú compromiso en alianza con una de las especies más importantes, después de los vampiros, claro está-
-¿Pero que demonios estás diciendo? ¿Alta Sociedad? ¿Paternidad? ¿Compromiso? ¿De qué rayos me estas hablando?-
-Deja que te explique, amor mío. En unos meses será la fiesta más importante para nuestra especie, y quiero presentarte como mi segunda hija biológica, al igual que Nicolae, y además últimamente he estado trabajando en La Paz de nuestra raza con una especie que durante milenios no hemos podido coexistir, y quiero que eso acabe-
-¡Vaya! Cuando una cree que no puede haber cosas peores, justo te conozco a ti-
-Gracias por el halago. Ahora, aún no eres una vampira, eso está claro, pero solo tenemos que esperar unos meses hasta tú cumpleaños 21 y entonces veremos. Y en cuanto a tú compromiso no te preocupes, ya lo tengo todo arreglado-
-Víctor, yo no me voy a comprometer con nadie ¿Lo entiendes?- Él la miró con picardía.
-Tal vez cuando sepas de quién se trata, cambias de opinión-
-Solo con Drogo podría aceptar- Dijo estremecida.
-Oh, querida hija, tienes que olvidarte de él, aún si no hubiera otro en el mundo, nunca te dejaría estar con él. Es mi hijo, y mi favorito, precisamente por qué es él que más se parece a mí, y se muy bien que puede cambiar de un momento a otro-
-Te equivocas, él no es como tú-
-Eso no importa ahora- Rodeó el escritorio y fue hasta la puerta. -Quedate aquí, te tengo una sorpresa-
Se fue, ella se cruzó de brazos en el sillón donde estaba sentada y enseguida sintió una mano por encima de su hombro, giró el rostro pensando que era Víctor, pero no, no era él, era quien menos hubiese esperado en el mundo, Sebastián.