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Capítulo 6: Dos Cielos.

Al segundo de pulsar el altar Uzziel apareció en medio de un extenso bosque de bambú, en una estructura circular de piedra. A su alrededor uno que otro cobertizo de madera se divisaba a la lejanía varios caminos de piedras se dirigían a cada uno, sin mayores marcas distintivas entre unos u otros.

El ruido de algún río fluyendo a la lejanía complementaba el tranquilo y desolado paisaje. Uzziel supo de inmediato que algo estaba mal, el Distrito Marcial del que había escuchado y visto en la guía del sistema no era nada parecido, para rematar el sistema GPS parecía estar averiado ya que solo podía visualizar el mapa alrededor de la zona. 

Accedió al apartado de guía de información, volviendo a revisar para estar seguro. Asimismo, aprovechó de repasar los puntos relevantes de las escuelas que fueron señaladas por sus amigas. También, desplegó un listado de las más conocidas, para su sorpresa varias de ellas figuraban tachadas, una llamó especialmente su atención en el fondo del listado aunque no supo explicarse.

"The grass is our pillow, wet with dew. As the sun has set and the night is upon us, let us pray for the soul of him who so tragically died at The Heavens."

Una voz se escuchó a la lejanía.

Algo preocupado pero sin nadie a quien acudir, el chico dio un profundo respiro, apretó sus puños y se concentró antes de emprender su viaje. Una sutil voz alcanzó su oído desde cierta dirección, algo similar a una ópera pero… diferente, reverberante, triste, quizás... ¿Melancólico?

"Knowing the emptiness of The Heavens, flowers fall to the ground. Flowing water has no feelings but naturally clears a pure heart."

Caminó por varios minutos en dirección al canto, en su camino se encontró aún más casetas de madera. Exploró algunas pero no estaban sus dueños. Ciertas herramientas y utensilios estaban esparcidos, empolvados, sin rastros de habitantes. Sólo la melancolía del cantar llenaba el vacío e interrumpía la calma del apacible río.

"Suffering from sin and retribution comes from the same cause. Now i escape from the suffering and become Dust."

Con cada paso el sonido fue en aumento y la complejidad del canto incrementando al escuchar más su composición.

"How odd. As i lay here in the woods at The Heavens…"

Una parte de Uzziel sentía que era similar a cierto cantar que alguna vez oyó en alguna parte.

"¿Who does not know that it is natural to give oneself to return a favor and to die when the duty calls?"

En la medida que la sentía más cerca comenzó a ingresar lentamente al bosque por precaución, lejos de los bambús y vegetación no parecía haber nada peligroso.

"Yet there is no one who in taking the white wood bow as a warrior, facing the end, does not regret his ambition."

Aproximándose cautelosamente vio un anciano hombre de ancha espalda, trabajando en algo mientras cantaba en la más absoluta concentración sentado en la mitad de una estructura de madera abierta, sólo, en el piso. 

Un momento se giró a dejar un recipiente de greda finamente terminado, a mano, para tomar otra enseguida otro al lado contrario.

Alcanzó a ver rasgos orientales, un largo pelo adherido a su frente con una tela blanca y una igualmente larga barba. Estaba sentado en un espacio semicubierto que daba en todas direcciones a un descuidado y marchito jardín. La estructura le recordó a… ¿Japón? 

El techo, en una especie de cuadrado, ascendía en una sucesión simétrica disminuyendo y creando un dorado triángulo que parecía atraer su corazón.

"Now please tell me the end of the old swordman who died alone in this place…"

El canto se detuvo, algo silbó y rapidísimo se clavó a centímetros de su cara, en el tallo de bambú en que estaba apoyado dentro de un arbusto. Uzziel no tuvo tiempo de reaccionar, sus articulaciones temblaron súbitamente sin poder controlarlas.

"Es de mala educación acechar en las sombras." Una seria y profunda voz aseveró en dirección al escondite del muchacho. A la vez, una pesada intención asesina se dejó sentir brevemente causando aún más espasmos en los miembros del acosador quien no podía respirar por la presión.

"Acércate, ya casi es la hora del té." dijo el anciano dejando su trabajo de lado para luego dirigir una expresión digna de buda hacia el escondite, disipando la agobiante atmósfera de segundos antes. Mientras se levantaba para dirigirse al patio en dirección al ahora invitado.

Recuperando su movilidad, Uzziel tómo la herramienta similar a un cincel, corrió en dirección a la estructura y en el suelo previo a la Engawa se deslizó perfectamente en un dogeza hasta quedar a un centímetro de la orilla lindante con el exterior.

"Hontoni gomenasai Kami-sama!" brotó desde lo más profundo de su alma con gran pasión y sin saber la razón ni el significado. Procedió a ponerse de rodillas con los puños a los costados y su frente en el suelo.

No sabía el motivo pero algo en lo más profundo de su alma tomó el control sobre sí para soltar tales acciones y palabras.

El viejo lo miró sorprendido. No había escuchado esas formulaciones vocales en demasiado tiempo.

"Tranquilo shonen, hace eones que no recibo invitados." dijo extendiendo su mano.

El chico la alcanzó y procedió a incorporarse.

[12:50 del 4° día. Tiempo hasta el Sorteo de Mundos: 3 días, 11 horas.]

___

Al entrar se encontró con un gigantesco espacio abierto con puertas de madera que parecían tener papel sobre espacios en los cuales deslizarse. El piso era de tatami y bastante cómodo aunque bastante viejo. Algunos pergaminos con Kanjis caían del techo, ciertas pinturas cubrían el espacio en las paredes, espadas se agrupaban en exhibidores y una armadura se disponía en cierta parte, dando todo una composición minimalista en los extremos del gran espacio.

"Gracias por su hospitalidad, señor…"

"Miyamoto, shonen. Disculpa el desorden." dijo mientras ubicaba delicadamente una mesita de madera en medio de la habitación y disponía varios implementos para preparar y tomar té.

"Señor Miyamoto, no se preocupe, soy yo quien debería volver a disculparse por mi actitud. Me llaman Uzziel..." dijo con una sonrisa en su pálido semblante.

"¿Tienes idea de lo que dijiste antes?" preguntó sin demostrar su curiosidad.

"Lo lamento, tengo... lagunas en mi mente, a veces pasan cosas y pensamientos que no sé explicar aunque me parece que fue una especie de disculpa" se excusó el joven por el abrupto.

"Mmmh… Está bien..." aceptó el viejo hombre.

"Cuéntame, eh… ¿Uzzi-el?, que te trae por aquí." Consultó mientras seguía organizando todo.

"La verdad no sé bien cómo llegué, me parece que hubo un problema con el aparato de transporte, mi mapa tampoco funciona cómo debería. Aparecí en medio del bosque, sólo pude llegar a usted por el canto, no encontré a nadie más en mi camino aquí."

"Ya veo…" dijo el anciano con algo de melancolía en su voz a la vez que prendía un fogón para calentar una tetera preparada con algunas hierbas.

"¿Qué tipo de canto estaba realizando? Me parece haberlo escuchado alguna vez." Preguntó el chico con curiosidad.

"Lo veo difícil, lamentablemente es el cantar de un mundo que ya no existe… y de una historia pronta a terminar." expresó el viejo mientras posaba unas tazas en la mesa con un halo de resignación.

"¿Usted lo compuso?" 

"Si, hace tiempo me he dado a la introspección y otras artes. Una de ellas es ese canto... se llamaba Noh." Conversó mientras servía el brebaje de la tetera en dos tazas hechas a mano.

"Me parece bella dentro de lo raro, calmada dentro de lo errático y… triste" comentó el chico con algo de pena antes de probar el té.

"No lo podría describir mejor." dijo el anciano a la vez que su impresión del joven aumentaba.

Ambos bebieron silenciosamente unos minutos.

Finalmente el anciano resumió la conversación ""Presumo que estas buscando un Patrocinador aún, si bien percibo la esencia de un Dios me parece que no te han marcado cómo su propiedad." 

"Efectivamente señor Miyamoto, me dirigía al Distrito de Artes Marciales cuando tuve el problema."

"¿Así que has elegido ese camino... te interesa alguna en particular?" Preguntó con curiosidad el anciano mientras servía más té.

"La espada." Dijo con convicción en su semblante.

El anciano se detuvo sorprendido, dirigió una aguda expresión al chico que captó su atención en una frase antes de hablar.

"¿Y por qué la espada?" 

"Yo también quiero saber el motivo…" dijo mirando al aire filtrarse entre el bosque de bambú frente a sí.

"Joven, no hay arma más poderosa que la mente. Quizás estés errando tu objetivo si tu intención es..."

"No creo que sea por algo superficial cómo ser el más fuerte." expresó convencido interrumpiendo al Sr. Miyamoto.

El anciano dio dos pulgares arriba en su corazón mientras lo observaba detenidamente, pronto dijo: "Bueno, la humildad es la virtud más noble de un guerrero... ¿Puedes levantarte un momento?"

El chico acató la orden. Una vez parado, velozmente el anciano se acercó y examinó su espalda, cadera, piernas, hombros, brazos y… manos. Su abrumadora experiencia no podía negar lo que sentía en sus , robustas y encalladas manos. Propias de un hombre que vivió por y para la espada… y, algo más que no supo distinguir a cabalidad. 

La forma física del alma era el reflejo de la persona. Esa era una regla invariable a cabalidad.

Lo observó ensimismado unos segundos más antes de alejarse y sentarse en su lugar seguido por la misma acción proveniente de Uzziel.

"Mmh…" carraspeó brevemente. "Me parece que tienes algo de aptitudes, aunque debes trabajar a fondo". 

"Mente y cuerpo shonen… Mente, cuerpo, y… kintamas." aconsejó el hombre cuál sensei.

"¿Has pensado algún estilo?" continuó.

"Me comentaron de un famoso espadachín de nombre Yoshioka…" comentó el pelinegro.

El viejo hombre trató seriamente de contener la risa mientras escuchaba con atención.

"¿S-Sí? ¿Algún otro que llame tu atención?"

"Yagyu, la guía dice que algunos de los mejores espadachines son japoneses cómo Yoshioka y Yagyu…"

Una mueca se posó en su boca y trato de imbuir seriedad con sus pestañas.

El chico pensó que el anciano se estaba enojando.

"También me interesó bastante el Shinto Ryu y el estilo de ese tipo apodado Ganryū. Aunque la larga espada no me parece cómoda de empuñar."

"Pff! Al menos tienes vista para ver algunas ramas, pero te estás perdiendo el árbol y el bosque. Aunque no es tu culpa, siempre hay algo nuevo por aprender." Dijo con orgulloso el anciano.

"Todas esas técnicas son, cuánto menos, inferiores." Expresó con desdén.

"Ah, sí? ¿Por qué?" 

El anciano no respondió de inmediato, se paró y caminó en dirección a una armadura, sobre está un gran pergamino colgaba y a sus costados diversas katanas.

"El verdadero Arte de la Espada no puede ser entendido desde los estrechos confines del mero manejo de la espada." 

"La verdadera belleza de las artes marciales radica en el dominio de uno mismo, más que en la derrota de un oponente." continuó.

Estás palabras se asentaron profundamente en la mente del joven que observaba al viejo que irradiaba un aura de conocimiento y nobleza. 

"Aunque logrando uno inevitablemente alcanzarás lo otro." aseveró con algo de culpa en su voz mientras observaba una particular katana tras un exhibidor de vidrio.

"Uzziel shonen ¿Qué es más amplio que el propio cielo? "El anciano pregunto.

El chico pensó escasos segundos más no encontró respuesta alguna.

El viejo captando la expresión se giró en su dirección y apunto sobre sí donde unos gigantescos kanjis se podían leer desde un largo pergamino que caía verticalmente desde el techo con trazos negros y enérgicos marcando su estructura.

"Niten Ichi Ryu".

"Dos cielos." Dijo arrogantemente.

Una parte de Uzziel ardió con pasión, inconscientemente apretó sus puños hasta que del derecho brotó sangre a la vez que una pregunta provenía del interior de su mente.

"¿Señor Miyamoto… su nombre de casualidad es… Musashi?" Expresó el muchacho con brillo en sus blanquecinos ojos impulsado por un poderoso deseo en su interior. 

"Sí… al menos uno de ellos."

El chico se levantó y concurrió hasta escasos metros del alto anciano.

"Maestro Miyamoto" dijo formalmente inclinándose. "¿Me haría el honor de convertirme en su discípulo?"

El anciano tomó una expresión seria, se acercó a una pared y tomó dos shinai de madera de 1.20 mt. arrojando uno al joven.

"Eso habrá que verlo." expresó, desafiante.

[13:30 del 4° día. Tiempo hasta el Sorteo de Mundos: 3 días, 10 horas, 30 minutos.]

Ambos salieron de la casa del anciano de afilada mirada.

Musashi lo llevó a un área circular de su jardín rodeada de piedras, pasando sobre un rojo y desgastado puente dispuesto sobre un largo estanque.

"Mira estos movimientos y luego imítalos." Ordenó Musashi.

El chico se irguió recto, con la espada de madera en su mano izquierda, dando vueltas para observar mejor desde fuera del círculo la posición del anciano.

Musashi se posicionó erguido, espalda recta, su pie derecho ligeramente delante del izquierdo, este último separado horizontalmente por unos escasos centímetros y con el talón ligeramente levantado.

En esta posición levantó su shinai con los brazos extendidos en forma de "V" con sus hombros relajados, la mano derecha cercana al suba y la izquierda más abajo, frente a su cadera. Su brazo derecho quedaba perfectamente extendido tras su puño.

"Esto es Chūdan-no-kamae, estúdiala a fondo."

Una vez Uzziel pasó frente al espadachín este posicionó la punta de la espada directo a su cuello. Una intensa intención asesina paralizó al joven en su lugar.

La expresión del viejo hombre cambió recordando un Deva iracundo. el anciano inspiro y gritó con gravedad en su voz, trazando rápidamente dos ángulos de 45° grados en unos movimientos perfectamente coordinados moviéndose adelante y atrás para enseguida bajar la espada de madera.

Dos retumbantes golpes de inconmensurable fuerza detonaron, hacían pensar que el mismísimo aire fue golpeado con tal demostración, a la vez que polvo se levantaba siendo expulsado en dirección contraria a la proyectada verticalmente por la hoja, haciendo eco en el silencioso bosque de bambú.

"MUERTE"

En medio de los cortes la palabra hizo eco en su mente, no pudo apartar la vista, no pudo mover el cuerpo, tan solo temblar con la mirada fija en la espada y quien la dirigía.

Una inmensa imagen similar a una gran sombra asesina se proyectó frente a sí proveniente del viejo que se encontraba a un par de metros delante.

Terminada la demostración unas visibles marcas podían apreciarse bajo los pies del anciano tanto en la posición inicial y final.

"Te toca" Dijo el hombre, serenando las secuelas del impacto en el aún más pálido Uzziel quien sudaba fríamente.

El chico se apresuró al centro del improvisado dojo que estaban usando.

Imitó cada gesto corporal con la mirada al frente, la espada de manera natural se asentó entre sus manos, si bien más lento, su forma no tuvo mucho que envidiar de la forma de Musashi.

"Mmh, de nuevo". dijo de forma insípida.

El chico golpeó, trazando el avance y la retirada de forma similar al Sensei cayendo nuevamente en las marcas dejadas.

"¡Más rápido!" gritó con efusividad mientras sostenía el shinai en su mano izquierda por debajo de su cintura.

Golpeó nuevamente con mayor rapidez pero perdiendo fuerza.

"¿Qué es eso, así quebrarás una defensa? ¡Más fuerte!" dijo dando un pisotón.

"¡Kiai!" gritó el joven a la vez que impregnaba de fuerza la hoja al bajar, perdiendo algo de balance.

"¡No descuides la forma, de nuevo!" dijo el anciano con expresión enojada.

Kiai!" usando fuerza, velocidad y afirmando la espada en posición al término de su trayectoria. Comenzó a sentir dolor en sus dorsales.

"Más…" ordenó seriamente.

Kiai!" Poco a poco el dolor fue incrementando sumándose otro causado por la postura.

"¡Más!"

Kiai!" 

"DIJE, ¡¡¡MÁS!!!" Gritó con gran efusividad.

"¡¡KIAI!!" 

[16:10 del 4° día. Tiempo hasta el Sorteo de Mundos: 3 días, 7 horas, 50 minutos.]

Lo mantuvo haciendo Suburi durante un par de horas.

Hacia el final, sus movimientos eran lentos, desprovistos de técnica, sus articulaciones pesaban y sus piernas temblaban erráticamente. Gotas caían de su cabeza y sudor empapaba su ropa. Nuevas heridas cubrían sus palmas aferradas a la empuñadura blanca del shinai.

"Suficiente." dijo dándole la espalda al muchacho desde fuera del improvisado dojo.

El pálido muchacho bajó la espada y la ubicó en su mano izquierda con la punta diagonalmente hacia atrás, se esforzó por recuperar su aliento.

"¡Puedo… continuar! Quiero… aprender…" Dijo exhausto antes de dejarse caer de rodillas e inclinar su cabeza.

El viejo respiró mirando el horizonte antes de darse la vuelta y acercarse, tocó su hombro.

El joven levantó su cara empolvada y cubierta de sudor.

"Shonen…La disciplina es el puente entre los sueños y la realidad, el verdadero poder no radica en la fuerza física, está aquí." Dijo inclinándose, señalando su pecho y mirando con determinación a sus ojos. 

"Fuerza de voluntad y determinación, nunca lo olvides." Dijo con una expresión amable mientras palmeaba su hombro derecho.

Una parte de su alma se sintió en armonía.

[Integridad del alma: 108%]

"Ahora…" expresó levantándose "Ve a trotar, vuelve en una hora."

"El pálido chico" miró incrédulo al viejo espadachín quien se retiró en dirección a su casa hurgándose la nariz.

"Eh?!" vociferó sorprendido.

[Integridad del alma: 75.08%]

La letra del tema que cantó Musashi la adapté desde de la traducción del canto Noh “Tomoe” en el siguiente link del Yutú: https://youtu.be/YVARAMARvk8?si=wkt3OiVzQbi4J6Wf

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