937 Tierra 3.

Un silbido animado sonaba por medio de un oscuro pasillo. Las paredes del pasillo estaban tenidas de sangre que lentamente caía al suelo, en donde se podían ver cadáveres siendo lentamente tragados por una profunda oscuridad.

Los pasos sonaron y el tarareo aumentó y Hermes caminó abiertamente por el pasillo y al llegar a una sala vio como seis personas lo esperaban temblando de miedo con sus armas en las manos.

Cada uno de ellos era diferente, pero tenían una similitud. Eran asesinos y como tal eran desalmado que desprecian la vida.

Sin embargo, ahora todos mostraban miedo y Hermes sonrió.

"Terminen con su vida, por favor." Pidió Hermes. Su voz tranquila y serena llevó una fuerza intangible que provocó que aquellos que lo escucharan, obedecieran.

Seis personas, cada una de ellas diferentes, llevaron sus armas a sus cuellos y luego se desgarrón el cuello mientras sus ojos se llenaban de terror.

Hermes caminó entre ellos con una sonrisa y siguió tarareando mientras sus pies se manchaban de sangre.

Su caminata lo llevo a otro pasillo y él desde allí, observó la oscuridad y sonrió al darse cuenta de que algunas 'ratas' todavía seguían vivas.

"Ven, ahora." 

Una voz de repente sonó sus alrededores y desde sus pies una oscuridad se extendió, tragándola entonces de repente cayó en una oficina.

La oficina tan elegante y sofisticada estaba manchada de sangre y Hermes primero miró a la persona que estaba limpiando parada en la sala.

Pelo negro largo que estaba cayendo por sobre sus hombros. Una figura elegante cubierta por un vestido negro impoluto. Ella no tenía una gota de sangre en su ropa y la mujer de ojos completamente negros lo miró sin ocultar la molestia que ella siempre mostraba.

"Alice, te ves más delgada. ¿No quieres ir a almorzar?" Preguntó Hermes con una sonrisa y recibiendo una mirada fría de la mujer, sonrió. "Vamos, no podemos trabajar todo el día… Es necesario comer, ¿no?"

Alice frunció el ceño sutilmente antes de ignorarlo y mirar al hombre que estaba sentado en una silla. El hombre tenía una larga barba blanca y tenía múltiples heridas sangrantes por su cuerpo, pero las graves heridas que dejaban ver los huesos, no era lo que resultaba sorprende.

Lo sorprendente era que el hombre estaba sonriendo a pesar de la tortura.

"Tienes que tener una dieta más balanceada." Dijo Hermes con una sonrisa, pero se giró lentamente para mirar al hombre que sonría y comentó. "Oh, encontraste algo único."

Sus ojos rojos se fijaron en el hombre que les sonreía pareciendo confiado y Hermes al mirarlo pudo ver no solamente cada detalle de la mente del hombre y también otros recuerdos que eran extraños.

Generalmente una persona tendría recuerdos de su vida, pero aquí era diferente, había otros recuerdos que no eran del cuerpo original, pero que igualmente llenaba la memoria.

"UGGGGGGGGGGGHHHHHHHH!"

El hombre grito horrorizado cuando él entró profundamente en la mente explorando hasta que alcanzó el alma y ahí…

"UG…"

Los ojos del hombre explotaron, al igual que parte del cuerpo y la sangre salpicó a Hermes, que sonrió al ver que una luz purpura trataba de escapar.

"No hay salida en este lugar." Su voz se extendió fortaleciendo un hecho irrefutable.

Antes él había sellado esta área en todos los niveles posibles, incluyendo un nivel que no era experto… Lo psionico.

La luz trató de huir, pero Hermes la tomó y jugueteó con ella mirándola como un niño que tenía un juguete nuevo.

"Así que estos son aquellos que vinieron en el Tercer Portal Abismal? Estas no son almas de Slaran o fantasmas enloquecidos." Murmuró Hermes recordando el tercer portal abismal.

El Tercer Portal fue un mundo ya destruido que contenía las almas de la raza conocida como Slaran. El Profeta del que tanto se había hablado pertenecía a esa raza y su alma había entrado a un cuerpo, pero entre tantas almas, él no era el único que había llegado.

Algo más que almas enloquecidas habían entrado.

"Pensé que le Iglesia del Orden se había encargado de todos. Al parecer una se filtró." Murmuró Hermes con una sonrisa.

"No se encargaron de todas." Replicó Alice y frunciendo el ceño, ordenó. "Él estaba a cargo del Gremio de Asesinos de Gran Bretaña. No es un puesto que simplemente pueda ocupar poseyendo el cuerpo del jefe original. Averigua como llego aquí y como se mantuvo… Y quien lo ayudo."

Actualmente estaban en el Gremio de Asesinos de Gran Bretaña… O lo que quedaban de sus restos.

Esta no era el primer gremio que ellos habían limpiado y tampoco era el último, pero el primero que mostraba algo extraño. La mayoría de los asesinos o los superiores del gremio eran individuos peligrosos que tenían sus secretos, pero nada como esto.

¿Un alma psionica ocupando el cuerpo de un alto rango del gremio? Hermes jugueteó con la luz purpura y entendió la razón por la cual Alice estaba seria.

Esta luz no era tan fuerte como para lograr este objetivo, así que existía la posibilidad de que recibiera ayuda… O quizás otros lo pusieron aquí.

"Lo psionico no es mi campo de especialidad." Dijo Hermes y viendo la expresión molesta de Alice, murmuró. "Bueno, ya sabes. Magia y psionico no se llevan bien."

La expresión de Alice se volvió aún más molesta y parecía enojada, lo que llevó a que él sonriera.

"No te preocupes. Me encargare." Respondió Hermes y viendo que Alice se retiraba, preguntó. "¿Qué tal si vamos algún día a comer? Me tratas como un esclavo, Alice."

En respuesta, Alice despareció en la oscuridad como si nunca hubiera estado aquí y Hermes simplemente sonrió girándose a la luz purpura.

¿Y que si lo psionico no era su fuerte? En este momento, Alice le había dado permiso para hacer todo lo que fuera necesario para descubrir cualquier información... Y él lo haría.

En cuanto a las consecuencias de sus acciones… Bueno, él también las cargaría, después de todo ese era su trabajo.

******

En una habitación destruida se encontraban varios hombres y mujeres arrastrando cadáveres mientras quien estaba en el medio de esa sala, se encontraba leyendo su reloj holográfico.

Una máscara de hueso blanco cubría gran parte de su frente y nariz, dejando los ojos en forma gato al descubierto. Los ojos eran tan rojos como la sangre salpicada por las ruinas del lugar.

Nicole se acomodó su cabello blanco que era característico de su identidad como Bastet y luego escuchó unos pasos y una presencia que conocía y ella se giró para mirar a Melgar, mejor conocido como Jasar el Pálido.

"¿Ya te vas?" Preguntó Melgar con seriedad al mirar su máscara y en calma, añadió. "Los que están aquí son mis hombres, pero hay que tener cuidado de las autoridades de la ciudad."

El hombre pálido y delgado la observó, especialmente su máscara y su comentario dejaba ver cierta preocupación por su identidad.

Ahora estaba en Sudáfrica en uno de los cuarteles de un Señor de la Guerra local que había querido pasarse de listo y llevar una expedición al norte… Por supuesto, ella y Melgar los eliminaron antes de tiempo.

A pesar de que ellos dos trabajaban ilegalmente, no había duda de la influencia de las autoridades en ellos y por tal razón, ella necesitaba ser cuidadosa.

Un asunto era que 'Nicole' estuviera involucrada y otro era que 'Bastet la Caníbal' lo estuviera. Dos identidades diferentes que en estos últimos tiempos coincidían más de lo que ella hubiera imaginado.

"Lo sé. Estoy esperando que me vengan a buscar." Respondió Nicole y en calma, añadió. "Tampoco no deje nadie vivo. No es que haya testigos."

A ella le dieron la tarea de atacar este lugar y lo hizo por su cuenta como tantas veces antes y ella no había dejado nadie con vida.

Aun así, entendió que, si bien las personas que trabajaban para Melgar eran de confianza, Zerzura estaba movilizando todas sus fuerzas y las investigaciones de toda clase, especialmente tecnológicas eran muy avanzadas.

"Supongo que ustedes han dejado vivos a algunos." Dijo Nicole y viendo la expresión tranquila de Melgar, preguntó. "¿Que van a hacer con ellos? Deberíamos dar un ejemplo."

Era necesario dar un ejemplo para hacerle saber a los malhechores que no deberían tener la idea de ir a la zona de influencia de Zerzura y más importante, mantener la cabeza baja como lo hicieron durante todo el tiempo que Aurora y Alice estuvieron activas.

Ella no tuvo que decirle que clase de ejemplo debería dar Melgar, pero lo miró atentamente. Nicole cuando no usaba esta identidad, estaba como ella misma y era brutal cuando tomaba misiones.

Por las historias que había oído de Aurora y especialmente de Alice, ellas lo fueron y por tal razón el nombre de Protectora de Zerzura causaba terror.

Melgar antes de responder notó como el espacio se torcía y desde allí, María apareció llevando su traje de secretaria y un artefacto espacial en sus manos.

"Lo haremos. No necesitas preocuparte." Respondió Melgar y en calma, añadió. "Te enviare los informes cuando todo termine."

Nicole asintió y acercándose a María, ambas se movieron espacialmente durante un par de minutos hasta que llegaron a una amplia sala.

Lo primero que Nicole observó fue el altar que estaba en medio de la sala, especialmente la pequeña estatua que Alice le había dado.

"Ha sido útil supongo." Murmuró Nicole y acercándose a la estatua, la tomó y la miró durante un rato antes de limpiarla y guardarla en su anillo especial.

Generalmente ella llevaba la estatua a todas partes, ya que de vez en cuando las influencias de las entidades detrás de la estatua eran útiles, pero había veces que era más útil en Sur América.

"Lo ha sido. Si bien no podemos decir que controlamos todo el bajo mundo de Sur América, tenemos influencia en todo el imperio." Respondió María y mirándola a ella, añadió. "Los contratos han sido cada vez más exigentes, especialmente para aquellos con peores historiales."

¿Se podía decir que ella tenía un buen maestro? Nicole al tener ese tonto pensamiento, simplemente lo ignoró y asintió ante el informe.

Víctor era un nombre que se manejaba por contratos y tenía prácticamente su propia fuerza controlada por medio de contratos y ella estaba creando la suya… Lo de Aurora le había mostrado que no era tiempo de dudar.

Necesitaba tener una influencia que la respalde y si bien la mafia que había formado al inicio ayudaba, ella necesitaba profundizar aún más. Necesitaba una fuerza capaz de seguirla ciegamente y si no era voluntario, entonces seria obligatorio.

"Sigue reforzando el control en Sur América. Necesito un fuerte respaldo antes de continuar al norte." Dijo Nicoles con seriedad y notó a María, que la miraba con cierta preocupación. "Habla."

"Entiendo tu objetivo y te respaldare, ¿pero no te preocupa que el pago de la estatua se haga cada vez más elevado? Los contratos… Ya no son como antes." Murmuró María revelando su preocupación honesta.

Los contratos en este punto eran unilaterales y se hacían con habitualidad, ya que existían muchos criminales en Sur América y más importante, Nicole no era exigente con las personas que necesitaba en sus fuerzas.

Diferentes negocios le daban dinero para formar una fuerza y los contratos aseguraban la obediencia extrema, pero tal obediencia era respaldada por poderosas entidades. Entidades, que inevitablemente exigirían un precio por su ayuda.

La preocupación de María era acertada y Nicole, antes le hubiera preocupado encontrarse atado a esas entidades, pero…

"Ya es demasiado tarde para preocuparse." Respondió Nicole con calma.

Ella entendía que ya estaba involucrada con varios Dioses y era probable que ella fuera observada por ellos en todo momento y eventualmente ellos le pedirían que ella hiciera ciertas tareas o cumpliera ciertos favores y Nicole lo haría.

Preocuparse por ellos en este momento no solamente era demasiado tarde, sino que innecesario.

"Entiendo. La investigación del norte es lenta de nuestra parte y probablemente continúe de esa manera, al menos que crucemos límites." Informó María y viendo que ella asentía, sin obligarla a realizar nada excesivo, añadió. "Te enviare los informes que hemos obtenido."

La investigación del norte se refería investigar el ejército y todo lo que pudieran. Nicole quería extender su influencia en esa área debido a la última información que habían encontrado relacionada al asesinato de Aurora estaba conectado con militares.

El ejercito del gigante del norte estaba al tanto de lo que había sucedido con Aurora… No, ellos no solamente estaban al tanto, sino que lo ocultaron. Nicole no sabía que tan profundo era, pero necesitaba estar preparada.

Si Nicole dejaba sus límites, ella podría desde secuestrar personas inocentes, obligarlos a firmar contratos respaldadas por entidades demoniacas e incluso la tortura, consiguiendo la verdad a cualquier costo… Sin embargo, todavía no había cruzado ese límite.

¿En cuanto a si lo cruzaría? Nicole todavía tenía confianza en sus compañeros y esperaba que ellos hicieran más progreso que ella.

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