944 Lo correcto.

Aurora bebió una taza de té y observó a Gruvreas que estaba sentado al otro lado del escritorio con una sonrisa.

Urfin y su sobrino Jadun ya se habían retirado. El primero reconoció que el Supervisor no era alguien tan simple y había decidido darles espacio a ambos.

Para Aurora fue bueno, ya que no sabía cómo Urfin tomaría la idea de que ella era la sobrina de la Emperatriz del Infierno… Después de todo, una Primordial como Jezabel en la historia de Terra nova a veces no era bien aceptada.

Las historias de la Emperatriz del Infierno eran largamente reconocidas y ella no ocultaba su presencia y sus 'hazañas'… Una entidad que trajo tanto cambios como destrucción.

Y bajo el mando de ella se encontraban los Guardianes de los Infiernos, específicamente siete de ellos. Cada uno de ellos manejaban un aspecto que se extendía entre diferentes mundos y cuyo poder era inconmensurable.

Como si fuera poco, ellos controlaban múltiples mundos por diferentes medios y la persona que estaba delante de ella, lo hacía por medio del comercio.

"No pareces tan sorprendida." Dijo Gruvreas en calma.

"Acabo de encontrarme hace unas horas con Abrahel. Creo que ella quito gran parte de mi energía." Respondió Aurora con mayor calma de lo que esperaba.

Lujuria… Ciertamente logró sorprenderla de maneras muy extrañas y Aurora había terminado agotada, así que ahora al encontrarse a otro importante dios estaba más tranquila.

"Así que Lujuria se me adelanto." Murmuró Gruvreas con un suspiro y volviendo a levantar la cabeza, preguntó. "¿El té es delicioso?" 

Aurora observó la taza vacía que terminó con un tragó y asintió.

"A mi hermana le encantaría. Especialmente si va acompañado con algo más delicioso." Respondió Aurora con una media sonrisa.

Habló de su hermana porque estaba ligeramente avergonzada de haber terminado el té de inmediato, pero Gruvreas simplemente se levantó y se acercó para servirle más.

Fue humilde y tranquilo, siempre revelando calma como un negociante experimentado.

"¿Por qué hacen esto?" Preguntó Aurora al tener el té en su taza y viendo a Urfin, cuestionó. "¿Qué sentido tiene acercarse a mí? ¿No sería mejor ir a por mi hermano? ¿O a Jezabel?

Aurora hizo la pregunta de la cual tenía curiosidad.

¿Qué sentido tiene acercarse a ella? Gruvreas al servirle té actuó de manera humilde como si él no fuera un Dios.

Para Aurora tenía más sentido que ellos fueran detrás de su hermano o de Jezabel, que de ella.

"Por qué Su Majestad te considera su familia y tienes importancia a sus ojos." Respondió Gruvreas y viendo que ella no encontraba la respuesta satisfactoria, explicó. "Su Majestad el Emperador no le gusta acercarse a nosotros y no podemos molestar a Su Majestad la Emperatriz al menos que ella nos llame."

Al Emperador se estaba refiriendo a su hermano y Aurora que recordaba haber escuchado ese título, frunció el ceño encontrando extraño que su hermano no le gustara acercarse a los dioses del infierno.

Aun así, ella supuso la respuesta y…

"¿Es por lamebotas?" Preguntó Aurora de manera inconsciente.

Aurora al darse cuenta primero se preocupó, pero al final al ver al enano reírse entretenido, no lo pensó demasiado.

"Si. Probablemente lo sea." Respondió Gruvreas y revelando una risa, añadió. "Por supuesto, yo no. Por tal razón no aparecí de repente y me acerqué a ti. Conocer al cliente es importante."

La forma que mencionó 'aparecer de repente' hizo que Aurora recordara a alguien y ella primero dio un medio suspiro y luego bebiendo todo el té de vuelta se relajó.

"Cliente?" Preguntó con curiosidad.

"Por supuesto. ¿No buscabas una espada? No, ni siquiera tiene que tratar de una espada. Dime lo que buscas y te lo daré, independientemente de lo que sea." Explicó Gruvreas y en calma, añadió. "Ya sea una espada o un buen té."

Evitó mencionar que 'lo que sea' era literalmente lo que ella deseara y no lo mencionó porque no quería asustarla o presionarla. Gruvreas a diferencia de Abrahel que jugó con sus emociones y secretos personales, fue metódico sin provocar rechazo.

Y él logró evitar que ella se sintiera estresada por relacionarse con un dios.

"¿Y el precio?" Preguntó Aurora en calma.

"El precio depende de lo que desees. No te daré nada gratis como otros, pero tendrás un descuento adecuado." Respondió Gruvreas.

No fue extremo queriendo regalarle algo que ella probablemente rechazaría, pero tampoco mencionó que no le cobraría. El punto intermedio perfecto para que ella no se sintiera incomoda.

Lo peor era que no lo reveló de tal forma que era aterrador. Gruvreas al mencionar que la trataría como un cliente, dejó en claro que había aprendido de ella, lo suficiente como para que el trato se pudiera llevar a cabo.

"Quiero un lugar para entrenar. Uno donde pueda aprovechar cada día de la Tierra." Anunció Aurora luego de decidirse.

Lo de Alice todavía le preocupaba y la duda todavía permanecía en su mente sin poder irse, lo que llevó a que ella buscara acelerar su entrenamiento.

No sabía cuantos días permanecería en este mundo hasta que ella pudiera encontrar la respuesta del equipo de Urfin.

"Conozco un lugar sellado. El dueño tuvo conflictos con múltiples dioses así que fue sellado. Debido al sello la diferencia de tiempo es de un día terrícola a una semana en ese sitio. Es un área extensa, pero el único problema es que esta poblado por bestias de todo tipo." Respondió Gruvreas y en calma, añadió. "El dueño puede ser algo hablador, pero el lugar es perfecto. ¿Qué te parece?"

Un sitio relacionado a dioses… A tal nivel estaba hablando, algo que probablemente Cithrel no podría ofrecerle o incluso ella no podría conseguir de modo normal.

"¿Y el costo?" Preguntó Aurora en calma.

"Tengo negocios en la tierra y me gustaría tener un empuje. Sinceramente es imposible para mi convertirme en la primer o segunda mayor empresa terrícola, pero la tercera… Es una posibilidad." La respuesta de Gruvreas hizo que Aurora frunciera el ceño de inmediato.

Gruvreas fue decidido ni siquiera dudó en revelar su intención… Su Avaricia.

La Primera Empresa de la Tierra era la Empresa Cosmos y la Segunda la Empresa Apicius… Dos megas empresas que se extendían por toda la tierra con un poderío e influencia extrema.

En cuanto a la tercera empresa… Aurora no sabía quién era, pero con su desconocimiento era suficiente para mostrar que no eran lo suficiente importantes como para ser conocidas.

Al menos no lo suficiente como para ganar el 'tercer lugar'.

"¿No es un precio demasiado alto?" Preguntó Aurora con calma.

Querer convertirse en la tercer mayor empresa era un precio demasiado alto y si bien Aurora sentía que podía ayudarlo, no lo valía.

Sin embargo, Gruvreas hizo ese pedido no para mostrar su avaricia, sino que para negociar.

"Lo es. Por tal razón te daré dos cosas. La primera es una espada. Me encargare de darte una espada que en tus manos podrá cortar lo que sea." Dijo Gruvreas enfatizando la última parte y en calma, añadió. "Y segundo tendrás un aliado que seguirá todas tus órdenes y te ayudará con tus objetivos."

Aurora soltó una risa al entender las verdades intenciones de Gruvreas.

Él mencionó un precio alto al inicio dando la impresión de que se quería aprovechar de su situación, pero luego reveló su intención.

Le daría una espada que se ajustara a sus manos para cortar 'lo que sea'… Incluyendo Dioses.

Tal arma probablemente tenía un valor incalculable, pero su propuesta no terminaba ahí, sino que el ofrecimiento de 'aliado' significaba que ella tendría a un dios y probablemente a todos sus adoradores de la tierra en sus manos.

Sin embargo, a pesar de eso, Aurora no podía decir que él le estaba 'regalando' todo, ya que permitir que Gruvreas creciera en la tierra significaba que él extendiera su influencia y, por ende, extender su poder.

Los Dioses Infernales en la Tierra permanecían ocultos y no se mostraban tan abiertamente en ese mundo y la razón probablemente era por su madre y por Jezabel.

"¿Qué tal?" Preguntó Gruvreas en calma.

Ella podría ayudarle a él extender su influencia y él actuaría como un aliado y le daría una espada cuyo valor no podía definirse. La razón por la cual a Aurora le parecía un trato justo era porque ella no le gustaba la idea de dejar que Dioses Infernales extendieran su influencia en la tierra.

Quizás ellos no harían nada, pero muchos individuos creyendo que se ganarían su favor harían locuras y esas locuras afectarían inocentes. Similar a lo que sucedió al inicio del Gran Cataclismo que hubo múltiples rituales en nombre de los Dioses Infernales.

"Suena bien… Demasiado bien." Murmuró Aurora con un suspiró.

Aurora sentía que estaba pagando un precio y no que estaba recibiendo ayuda 'gratis' y por tal razón no se sintió disconforme… Era una razón estúpida, pero Gruvreas logró que tal razón se sintiera valida.

"La tierra es importante para mí." Dijo Aurora de repente.

Zerzura era importante para ella, pero en cierto modo ahora que ella leyó más sobre los dioses entendió la importancia de la Tierra. Para Dioses que buscaban extender su dominio, un universo tan extenso como el suyo era un tesoro.

Uno que muchos deseaban conseguir.

"Lo entiendo. A mí también me importa mucho lo que es mío." Respondió Gruvreas asintiendo.

La forma que dio a entender fue extraña como si tratara a la tierra como un objeto que ella tenía en sus manos. Aurora lo observó, pero finalmente agitó la cabeza y levantó su mano.

Entendía que él también se estaba refiriendo a sus propios negocios y como tal si su negocio peligraba en la tierra, él actuaria… Tal era lo que Aurora deseaba.

En vez de pedirle a su cuñada o pedir ayuda, un 'trato' sonaba como algo que ella podría aceptar… Un trato que podría cumplir por su cuenta.

"Sera un placer trabajar contigo, Gruvreas." Dijo Aurora en calma.

"El placer es mío, Aurora." Respondió Gruvreas con una sonrisa que no podía contener su felicidad.

Aurora al mirarlo simplemente suspiró… Esperaba estar haciendo lo correcto.

******

"HAHAHAHA!"

Una risa enloquecida sonó en un espacio en blanco y provino de un enano de cabello blanco canoso que no podía contener su entusiasmo y felicidad.

"¡Esta es mi victoria!" Exclamó observando a tres individuos que destacaban.

La primera era una mujer de cabello negro con cuernos largos rojos y ojos sumamente rojos. Ella usaba un vestido blanco que revelaba sus largas piernas.

El otro era un gigantesco demonio de cuatro brazos cuyas dos hachas clavaron en el piso como si estuviera furioso de su perdida.

"Fue suerte." Respondió Ira, el soldado más leal de Su Majestad.

Su voz sonaba irritada y la furia en sus ojos rojos era evidente, pero Gruvreas que era mucho más pequeño que ese gigante Dios Demonio sonrió.

"¿Lo es? Yo lo llamo preparación." Respondió Gruvreas con una sonrisa llena de confianza.

Aurora Campbell no le agradaba comunicarse con dioses ni interactuar con ellos y si bien actualmente parecía haber ganado más confianza, seguía sintiéndose incomoda.

Tampoco le gustaba recibir ayuda gratis y siempre trataba de devolver en caso de que la ayudaran. Recibir ayuda de conocidos era aceptado, siempre que no fuera extremo.

En cuanto a desconocidos como ellos… Aurora nunca aceptaría ayuda o incluso un regalo de su parte y lo rechazaría de inmediato.

Buscar la manera de que Aurora Campbell pudiera aceptarlos era un excelente modo de competir y Avaricia que sintió que le gano a Ira, observó a Lujuria cuya expresión era tranquila.

"Felicidades por tu victoria. Sabes que si cometes un error Su Majestad se encargara de ti, ¿cierto?" Dijo Lujuria con una ligera sonrisa en su rostro.

Avaricia… Gruvreas lo sabía, pero realmente no importaba.

Ser un Guardián del Infierno por cientos de miles de años no se debió a su fuerza personal, sino que a su largo esfuerzo y trabajo.

Si él causaba, aunque sea un pequeño disgusto a la única cuñada de Su Majestad, su existencia terminaría con un chasquido de dedos y aun así…

"Tengo negocios que hacer. No quiero decepcionar a mi socia." Dijo Gruvreas con una risa descarada.

Él logró lo que nadie había logrado antes, acercarse a Aurora Campbell, la cuñada de la existencia más importante a sus ojos… No, quizás no era el primero, pero realmente no importaba, al menos era el primer de los tres presentes.

"WAAAAAAAAH!"

Escuchando el grito de Ira, conocido como el Dios de la Locura, Gruvreas se rio. Sabiendo que probablemente ese lunático colega causaría problemas a la primera oportunidad que tuviera.

avataravatar
Next chapter