El espacio se distorsionó y en el cielo, dos jovencitas junto a un Addax mágico aparecieron.
—Guía el camino. —Ordenó Aurora al Addax mágico que parecía caminar en el cielo.
Técnicamente estaba afectado por un artefacto de vuelo, pero él seguía tratando de caminar y en el aire.
Tras de que le informaran la situación, ella pidió un artefacto espacial para moverse y se dispuso a acompañar a ese Addax.
El Addax era uno de los líderes que controlaba la reserva de su especie y como su gente no estaba dedicada al combate y era débil, decidieron pedirle ayuda a ella, yendo a la ciudad.
—Reconozco esta zona… Tenemos que adentrarnos al bosque. —Informó el Addax volando hacia el interior del bosque.
A donde llegaron era al extremo sureste de Zerzura en las antiguas fronteras de Chad con Sudan y ahora se estaban adentrando al bosque mágico.
Aurora le dio una señal a Alice para se preparará.
Todo fue repentino y necesitaban estar en guardia para cualquier situación.
No desconfiaba del Addax mágico, él parecía simple y alguien que resultaría imposible pensar que fuera capaz de traicionar.
Sin embargo, era fácil que otro lo utilizara.
Ahora estaban entrando al bosque mágico y era necesario esperarse lo peor.
—¿Puedes informarnos de lo que sucede? Necesitamos estar preparados. —Pidió Alice con seriedad.
Adentrándose al bosque, el Addax empezó a moverse rápidamente y solo cuando escuchó la pregunta de Alice, sus orejas se agitaron dándose cuenta de la falta de información.
—Nuestra gente no nos gusta luchar. Somos pacíficos. Solo queremos un lugar para vivir, descansar y quedarnos. Tales lugares están fuera del bosque mágico. Sin embargo, no estamos desconectados de ese lugar. —Contó el Addax y mientras aceleraba, comentó. —Por tales razones nos enteramos de lo que sucede en el interior del bosque mágico y a veces ayudamos.
Aurora cambió su forma de mirar a ese Addax.
Había pensado que era como niños luchando por territorio y si bien parecían ser muy territoriales hasta el punto de luchar frecuentemente entre ellos, la realidad era otra.
Tal como vio antes, una batalla por territorio podía terminar sumamente rápido y podían amigarse con una velocidad muy alta.
No obstante, tal actitud no significaba que fueran ingenuos, ellos también podían ser serios.
—Había una gobernante de una gran región. Solo deseaba quedarse al margen con sus propios territorios alejados de todos. Sin embargo, algo le ocurrió y desapareció. Cuando volvió, su forma de pensar cambio. —Informó y levantando su cabeza en alto, anunció. —Ella declaró que siempre hay que luchar, para proteger a aquellos que le importan.
Aurora sintió una extraña sensación al escuchar las últimas palabras de ese Addax, como si las hubiera escuchado antes… Casi como si fuera ella quien dijo algo similar.
—Por tal razón inicio una guerra en contra de aquellos que la atacaron. Quienes se aliaron con cazadores de bestias y vendieron a su gente… A sus crías. —Anunció el Addax y dando una mirada, señaló. —Eso llevo a que todo el bosque mágico entrara en estado de guerra.
Esta vez Aurora fue quien tembló un poco y pensó en esa gran felina que priorizaba a sus crías.
En este punto encontró la razón por la cual el bosque mágico estaba agitado.
Ellos estaban en una guerra interna.
—Muchas tribus se unieron a ella y la otra parte, sin querer quedarse atrás buscaron sus propios aliados. —Gruñó el Addax y agitando su cabeza con rencor, detalló. —Los Rinkhals fueron quienes dieron información sobre la debilidad de la gobernante del bosque y a la vez ayudaron a cazadores humanos a capturar crías de otras tribus.
Toda esa información para Aurora fue abrumadora de una manera única.
La 'sociedad' del bosque mágico era más problemática de lo que había pensado y ni hablar de que estaba altamente desarrollada.
Facciones, tribus y traiciones… Ellos literalmente estaban a la par con los humanos en cuanto a agitación.
Los 'Rinkhals' eran serpientes venenosas que pocas veces eran vistas fuera del bosque mágico y ahora eran posibles que estuvieran en guerra en contra todas esas bestias mágicas que Aurora vio durante su misión arca en Zinder.
—Los malditos se aliaron con nuestros enemigos. Un poderoso Xenosmilus atrajo a los Smilodon Fatalis y otras bestias mágicas peligrosas que no se atienen a las reglas y se ahogan en su naturaleza animal. —Murmuró el Addax y mirando hacia atrás, declaró. —Por culpa de ellos, la tribu de los Gorilas Atronadores fue atacada. ¡Necesitamos ayudarlos! Sus tierras están lejos del centro, pero cerca de las fronteras y los convierten en enemigos fáciles.
Aurora dio una mirada a su amiga quien dejaba ver una expresión algo seria.
Estaban dentro del bosque mágico ellas solas y prácticamente se habían adentrado a un conflicto externo a Zerzura.
Sin embargo, si esa 'gobernante' era la misma tigresa que ella aconsejó en un momento difícil, entonces era necesario prestar una mano.
Y más si fue su consejo lo que empujó a que todo se convirtiera en lo que era ahora.
Sin embargo, había algo más importante que los beneficios de las posibles relaciones diplomáticas del bosque mágico con Zerzura y ese era simplemente ayudar.
—Si nos movemos rápido. ¿Serás capaz de guiarnos, aunque lleguemos a un lugar desconocido? —Preguntó Aurora levantando su artefacto espacial.
—Sí, conozco todo el lugar. —Respondió el Addax agitando su pata como si tratara de golpear el suelo.
Aurora le dio una señal a su amiga para que se preparara y luego activó el artefacto seleccionando la dirección en donde debían dirigirse.
El espacio se retorció a su alrededor y al momento siguiente estaban en medio de árboles que ocultaban completamente el sol.
Todo estaba oscuro y los animales huyeron cuando los notaron mientras que las criaturas mágicas observaron con sed de sangre.
El Addax mágico bajo al suelo y tras mirar por los alrededores, volvió a señalar otra dirección.
El artefacto aceleraba el viaje hacia una posición desconocida hacia la dirección que ellos seleccionaban y si bien era agradable, era posible pasarse de la posición que buscaban.
Tras realizar otro 'salto espacial', se encontraron en una zona de enormes y altos árboles.
Era difícil decir en donde estaban y si bien Aurora sintió que se habían adentrado bastante en el bosque mágico, no sabía su ubicación con exactitud.
—¡Estamos cerca! —Anunció el Addax mágico y empezó a correr por el suelo.
Los árboles eran inmensos y Aurora se sintió impresionada por la naturaleza, pero esa maravillosa vista acabó bastante rápido.
Tras avanzar durante unos cientos de metros, los árboles empezaron a mostrar cierta destrucción y al continuar, pudieron ver bastante destrucción.
Esos gruesos árboles habían caído y golpeado a otros, en el suelo había cráteres enormes de destrucción, por el grueso tronco de algunos árboles se encontraban marcas de garras, grietas e inclusos huecos.
Una batalla había sucedido en esta zona y por los cadáveres de algunas criaturas, estaba claro que los gorilas obtuvieron la ventaja inicial.
Tras avanzar la destrucción aumento y en ese punto pudieron ver cadáveres no solo de criaturas y depredadores salvajes, sino que de varios gorilas atronadores.
—No, no… ¿Hemos llegado tarde? —Dudó el Addax con cierto pánico.
La forma que agitaba su cabeza, moviéndose hacia los cadáveres de los gorilas atronadores dejo ver pánico, preocupación y pena.
—¿Cómo conseguiste la información? ¿Y a qué hora? —Preguntó Alice descendiendo al suelo.
—Un ave mágica con un grado de inteligencia alta, me informó que vio una horda apuntando a la tribu de los Gorilas Atronadores… Apenas lo escuché, fui a buscar su ayuda. —Respondió el Addax con un tono algo lloroso.
Era posible que tuviera conocidos en el lugar y era normal, ya que ese Addax daba la sensación de ser muy amistoso.
Aurora le dio una mirada a su amiga.
La diferencia horaria desde que esa ave vio a esa 'horda' debía ser de varias horas hasta que le informó al Addax que estaba en el santuario y si bien su viaje fue rápido, también se demoró un tiempo.
—Los cadáveres están algo frescos. Tal vez paso algunas horas desde que lucharon aquí. —Informó Alice al acercarse al cadáver de un gran gorila atronador y luego mirando a Aurora, declaró. —Aun así, ellos no deben estar muy lejos. Los cadáveres de la tribu, no son demasiados. Es posible que los gorilas se hayan retirado.
Su análisis fue dado con bastante confianza y si uno miraba los alrededores, entonces vería cierta certeza.
Aurora también lo había notado.
Sabía que el número de gorilas atronadores al igual que gran parte de las bestias mágicas inteligentes era bajo, pero, aun así, en este lugar había muy pocos cadáveres de ellos.
Había más de otras bestias que de los gorilas y eso dejo ver que la tribu de gorila era fuerte y sabia como protegerse.
Al ver que el Addax se animaba ante esa noticia, Aurora decidió ser realista.
—Si alguien atacó este lugar, lo hizo con una fuerza lo suficientemente alta como para hacer que los gorilas atronadores huyeran y es posible que lo estén persiguiendo. —Murmuró Aurora y dando una mirada al Addax, comentó. —Si es una tribu, entonces tendrán bebes, niños e individuos que no pueden luchar. Retirarse mientras tienen que luchar y proteger a su gente… Es posible que no lo logren.
Estaban hablando telepáticamente para que el Addax pudiera entender y si tenía una idea, comunicarla.
Sin embargo, ahora al escuchar sus palabras ese Addax se llenó de pánico.
Aurora estaba siendo realista, por más cruel que sonara sus palabras.
El número de cadáveres en este lugar era bajo y si esta era la tribu principal de los gorilas atronadores significaba que habría crías, jóvenes y ancianos incapaces de luchar.
Retirarse con ellos a cuesta y a la vez siendo perseguidos por una horda iba a ser una tarea demasiado difícil.
Si quien lideraba el ataque era inteligente, seguramente trataría de ir a por aquellos incapaces de luchar primero y los defensores tendrían que gastar su fuerza para protegerlos.
Protegerse a sí mismo, evitar que sus oponentes fueran a por las crías y como si fuera poco, tener que proteger a los indefensos, estaba claro que no iba a ser nada fácil.
Era posible que los gorilas fueran fuertes, pero si se veía de otra manera, quienes atacaban también resultaban ser peligrosos o si no, la tribu de gorila no se hubiera retirado.
—Ve a investigar la base de los gorilas. Si hay un superviviente ayúdalo, si encuentras con enemigos, encárgate. —Ordenó Aurora a Alice y dando una expresión seria, murmuró. —Trataré ver a donde llevan los rastros.
Alice asintió de inmediato y dándole una señal al Addax, se dirigió a la zona céntrica de estos árboles altos.
En ese lugar se podían ver algunas chozas y nidos.
Al quedarse sola, Aurora dio una mirada y empezó a moverse de inmediato.
Seguir los rastros y ver a qué dirección se retiró la tribu era bastante fácil, solo debida seguir los cadáveres de las criaturas y la destrucción.
Los gorilas atronadores eran fuertes y sus oponentes fueron aplastados con furia.
Las criaturas iban desde depredadores como Lycaons, algunos tigres, lobos, cocodrilos y hasta había un cadáver de un elefante sangriento.
Estaba claro que quien controlaba la horda era un Smilodon Fatalis que puso bajo su mando criaturas mágicas más salvajes o si no, tales bestias no se hubieran unido y más cuando algunas no tenían una inteligencia igual que los humanos.
Saltando por los árboles y las ramas, Aurora se dio cuenta de otro detalle.
"Todos los cadáveres están intactos… El objetivo de la otra parte es literalmente matar a los gorilas atronadores y no comerlos." Murmuró Aurora aumentando su velocidad.
—No solo eso, también está claro que el 'control' de quien lidera la horda es alto. Si fueran criaturas salvajes, tras la batalla se quedarían a comer los cadáveres.
Su sistema que por lo general era silencioso, señaló otro detalle que hizo que Aurora diera una expresión difícil.
Moviéndose a gran velocidad, no le tomó demasiado tiempo para llegar al límite del área de grandes árboles y Aurora saltó hacia la gruesa rama en lo alto y observó a lo lejos.
Debido a que el otro lado el bosque era de árboles de bajo tamaño, ella pudo ver un verdor ilimitado que se extendió hasta donde pudo dar su vista.
El sol estaba en lo alto y era temprano, pero Aurora sabía que en una parte de esa dirección estaba sucediendo una cruenta batalla.
Su mente empezó analizar las posibilidades para actuar y al final, dio un largo suspiro.
No había demasiado tiempo para pensar y necesitaba moverse ahora, si deseaba que la tribu tuviera, aunque sea una pequeña posibilidad de salir vivo.
Iba a ser un poco arriesgado, pero con su amiga a su lado, se sentía confiada.
******
Alice con sus brazos negros a su espalda se movió a gran velocidad entre los árboles.
Los alrededores estaban destruidos y los nidos de los gorilas atronadores que variaban demostraron que fueron abandonados.
Se llevaron todo lo que pudieron y huyeron lo más rápido posible.
También estaban presentes algunos cadáveres y si bien se notaba que los gorilas no fueron tomados por sorpresa, al defender a su gente muchos de ellos no pudieron lograr salvarse.
El Addax se movió por los alrededores alarmado y alterado viendo a los cadáveres de los gorilas.
Observando un gran cadáver de un gorila anciano, Alice se detuvo un momento.
Las heridas por todo su cuerpo demostraron que fue cruelmente atacado y por las marcas de diferencia de tiempo, estuvo claro que ese gorila murió luchando tras soportar graves heridas.
Ella sintió una pizca de respeto y recordó la película que vio cuando estaba viajando a Sudan.
La 'tierra de los simios' demostró que los gorilas eran feroces, tenaces y capaces de resistir grandes calamidades por su cuenta.
Ahora se dio cuenta la razón por la cual esa película fue tan alabada… Demostró la tenacidad de los gorilas y su lealtad a su propia gente, dispuestos a morir por aquello que deseaban proteger.
—¿Qué sucede? —Preguntó el Addax al ver que ella, desviaba la cabeza al instante.
—No te muevas y no tengas miedo. —Respondió Aurora extendiendo su oscuridad alrededor del Addax y tragándolo en su sombra.
Al momento siguiente entró a su forma de guerrero y sin dudarlo avanzó hacia las presencias que había sentido.
Las presencias estaban un poco lejos de su posición, pero sus sentidos estaban muy activos desde que llego a este lugar.
Utilizando las lianas del lugar y su poderoso cuerpo, Alice se movió rápido y luego cuando se acercó a las presencias, se subió a la rama gruesa en lo alto de un árbol para que no la notaran.
En medio de los grandes árboles en el suelo estaba un gorila atronador de dos metros que solo podía ser definido como 'joven'.
Rodeándolo se encontraban seis Lycaons de rango B.
El gorila también era del mismo rango y a pesar de la diferencia de número, ese joven gorila dejaba ver una ferocidad muy alta.
Dio la sensación de que estaba enfrentando a calamidades por su cuenta.
"Grrr…"
Los lycaons se movieron todos al mismo tiempo, pensando que la presa que deseaban cazar era débil y fácil.
Se confundieron.
Utilizando su brazo para atrapar la cabeza de un Lycaon, el joven gorila empujó el cuerpo de esa bestia en contra de otros dos lycaons que estaban cerca.
Dos lycaons que lo atacaron por la espalda mordieron su brazo y su hombro, pero ese joven gorila utilizó su otro brazo para apretar la cabeza de una bestia con fuerza y lo tiró al suelo.
"Gyhhh…"
Aplastándole la cabeza antes de que se levantara, el gorila mordió al otro que estaba en su brazo, arrancándole una parte de la nuca y logrando que esa bestia lo liberara de sus mandíbulas.
Sin inmutarse ante el dolor, tomó a su presa herida que trataba de huir por la cola y lo utilizó como un arma para golpear a sus oponentes, que atacaban por el frente.
No demostró piedad incluso cuando esas bestias trataban de huir o lloraban caídos en el suelo.
Él los eliminó a todos.
"¡GRAAAAAA!"
Al final pisando un cadáver el joven gorila dio un gran rugido mientras se golpeaba el pecho.
Alice vio en él, al protagonista de la película de las 'tierras de los simios' y no pudo evitar reírse para sí misma.
Notaba la ferocidad y la atmosfera dominante que liberaba.
Sin embargo, rugir en este momento fue un error fatal.
Los lycaons que siempre se movieron en manada empezaron a llegar y al ver una presa herida, gruñeron ignorando a sus amigos caídos.
Esta vez eran diez enemigos y estaba claro que ese joven gorila no podría derrotarlos.
*BOOM*
Alice al darse cuenta de que el espectáculo terminó, se lanzó desde su posición y aplastó a un par de Lycaons, mientras levantaba una nube de polvo.
Su forma de guerrero dejaba ver un rostro que cualquiera consideraría monstruoso y ella en vez de disminuir el miedo, dio una sonrisa dejando que su forma de guerrero mostrara los colmillos negros.
Los otros lycaons empezaron a huir de inmediato, pero ese joven gorila se levantó y preparó sus puños mirándola de forma feroz.
Sin temor, sin miedo y preparado para luchar a muerte por su supervivencia.
Alice controlando la forma de guerrero lo hizo ver más musculoso y alto, dando la impresión de poderío y a pesar de que el gorila dio un paso atrás, al momento siguiente atacó con toda su fuerza.
"…"
Su puño se enterró en su gruesa pierna negra que había ablandado lo suficiente como para que no se hiciera daño.
"Es mejor que descanses. Con esos brazos en forma de palillos, ni siquiera me moverás." Declaró Alice saliendo desde el interior de su forma guerrero.
El joven gorila se sorprendió, pero Alice en vez de saludarlo, rompió un pergamino de curación, envolviendo al joven gorila.
Ese gorila estaba bastante malherido y la sangre que había perdido era elevada, cuando el pergamino de curación lo afecto, cayó suavemente al suelo.
Trato de no caer desmayado, pero al final, no pudo evitarlo.
Alice al mirar a ese gorila dio una mirada a los alrededores y al ver un árbol hueco, se dio cuenta de que posiblemente el joven gorila se ocultó en ese lugar, durante la batalla de la tribu.
Viendo que las heridas del gorila se sanaban, Alice pudo sentir como la presencia de su amiga se acercaba y tras un momento, 'parpadeo' a su lado.
"Es mejor avisarle a Zerzura que volveremos tarde." Dijo Aurora al instante.
"¿Ya has pensado que lo que harás?" Preguntó Alice con cierta curiosidad.
Por la mirada de su amiga estaba claro que ya tenía definido cuáles eran sus planes.
"Sí, vamos a presionar a la horda desde atrás para tratar de apoyar. Será complicado y bastante peligroso." Respondió Aurora con seriedad y luego dando una mirada al gorila atronador que estaba inconsciente, dudó. "¿Quién es?"
Se notaba que estaba sorprendida de que se encontrara un sobreviviente y al ver el gorila, Alice dio una sonrisa.
"César." Señaló Alice con una risa entretenida.
Técnicamente no sabía quién era, pero Alice sintió que ese nombre le quedaba bien.
Después de todo, era el nombre del protagonista de la película que había visto.