En una sala de clases para niños, se encontraba Aurora, que estaba sentada formalmente en su banco.
A su alrededor los otros niños gritaban, jugaban con juguetes o se molestaban entre ellos, sin ni siquiera escuchar a la profesora, que trataba de recuperar el control.
Ella se movió en su banco, sintiéndose nerviosa y entonces una bola de papel voló hacia ella, llevándola a que esquivara y frunciera el ceño.
"¡Vamos a dormir niños!" Exclamó la profesora veterana y sonriendo, anunció. "¡Pero primero leeremos un cuento!"
"¡Yeah!"
Las exclamaciones vinieron de todas partes y Aurora, que estaba sentada en su banco, vio como sus compañeros de clase se movieron a la profesora.
Ella miró la tarea en su escritorio y al darse cuenta de que la terminó, dudó.
No le gustaba estudiar, ya que era aburrido y, aun así, ella terminó su tarea antes que todos y peor aún, fue fácil.
Ella estudiaba con su madre y le fue enseñado a leer y escribir lo suficiente bien como para que la tarea que le daban ahora mismo fuera lo básico de lo básico.
Era aburrido y simple, demasiado simple.
"Vamos, Aurora únete." Instó la profesora dando una sonrisa.
Era una señora de mayor edad y era amable, muy tranquila y cariñosa con los niños, llevando a que su invitación fuera agradable.
Aurora trató de ser respetuosa y asintió, acercándose a los otros niños.
Eran varios compañeros cerca de diez compañeros y había varios profesores a cargo de la clase, guiados por la anciana de mayor edad.
Ahora dos de sus compañeros se hurgaban la nariz, otro estaba molestando a sus compañeros y uno ya se estaba durmiendo por el cansancio.
Los demás estaban expectante al cuento.
"Hoy le contaré el cuento de una jovencita que viajo por medio del bosque y…"
La profesora empezó a narrar un cuento, obteniendo la atención de los estudiantes y llevando a que exclamaran, rieran y se divirtieran.
El cuento se sintió tonto.
¿Por qué no se dio cuenta de que su abuela era un lobo? ¡No tenía sentido!
Era un cuento aburrido que, si Aurora era sincera, ya lo había leído varias veces antes con su madre y se había aburrido.
Aunque no le gustara, ella contuvo sus expresiones.
Este año cumpliría tres años y su padre y madre la enviaron a una 'prueba' de escuela, que, según sus padres, le mostrarían si este lugar le agradaba o no.
Ella aceptó y si bien estuvo nerviosa los primeros días, no le gusto.
Sus compañeros eran… Molestos e insistentes, dejándose llevar por juegos sin sentido o eran capaces de enojarse por nada.
A pesar de que algunos eran mayores que ella y tenían tres o cuatro años, eran… ¿Infantiles?
Aurora no pudo encontrar las palabras para señalar la razón por la cual le molestaban y la hizo sentir como niños que eran más pequeños que ella.
De aquellos que veía en las películas, que molestaban, eran insistentes y…
"¡Ahora a descansar! ¿Quién quiere dormir?"
"¡Yo! ¡Yo!"
"¡A dormir!"
No le gustaba.
Esta escuela no le gustaba, sus compañeros no le gustaban y que la profesora hiciera lo mismo todos los días, tampoco le gustaba.
Les distraían con juegos o cuentos tontos.
La tarea que daban era aburrida y completarla era aún más aburrido, tan solo para que luego desayunaran, tuvieran un cuento y la siesta de descanso.
¿Por qué quedarse aquí? Afuera había un día muy lindo en donde ella podía saltar y luchar contra los villanos.
Necesitaba encontrar una excelente espada y el jardín tenía excelentes armas a su disposición gracias a las ramas que caían al suelo.
Aun así, Aurora obedeció.
Era una buena niña y lo hizo porque sus padres le preguntaron si ella deseaba probar la escuela y ella aceptó.
Como una niña responsable era necesario cumplir con las obligaciones que le daban.
—No es necesario que hagas eso. Diles a tu padre que no te gusta.
Ella ignoró al Señor Sistema que trataba de convencerla de que desistiera.
—No trato de convencerte. Solo que si no te gusta estar aquí exprésalo. Tus padres entenderán.
Sus padres tenían demasiado trabajo y ella los veía en la noticia deteniendo villanos y maleantes, Aurora no deseaba convertirse en una molestia.
Así que prefirió ignorar al Señor Sistema y al igual que los otros niños tomó su manta y se fue a acostar en una parte separada.
A veces algunos de ellos no dormían y molestaba a otros, a Aurora no le gustaba y prefería estar lejos.
De última para hacer el intento de dormir, algo que le costaba.
Al recostarse en su lugar con su manta, ella se cubrió ignorando a todos.
—¿Quieres que yo les diga a tus padres que no te gusta la escuela?
"No, Señor Sistema. No quiero molestar a mis padres." Murmuró Aurora en voz baja, lo suficiente como para que otros no lo escucharan y al darse cuenta, añadió. "Además, usted tampoco puede."
Su madre no le mencionó demasiado del Señor Sistema y le dijo, que lo echara cuando no le agradara.
¿Cómo podía hacerlo? El Señor Sistema era amable y agradable, apoyándola cuando lo necesitaba.
Era todo un caballero, ya que cada vez que tenía que vestirse o bañarse se iba, volviendo cuando ella terminaba todo.
Un punto que su madre también enfatizó mencionado que la privacidad era todo.
—Si puedo. Usaré el teléfono que te dieron y enviaré un mensaje por ti. ¿Qué tal?
La pregunta del Señor Sistema la atrajo… Era otra razón por la cual le agradaba.
Si bien la ayudaba era amable y resultaba ser caballeroso, siendo una compañía que le agradaba y él siempre preguntaba lo que deseaba.
Aunque era una pena que no pudiera jugar con ella, excepto que sea a través del texto en su mente.
Los 'Sistemas' eran seres raros, así que ella no pudo evitarlo y dejó que el Señor Sistema le hiciera compañía.
—Te has distraído.
Leyendo el texto del Señor Sistema, ella se rio suavemente.
"Estoy escuchando risitas. Es hora de dormir. Dormir."
La profesora habló desde lejos y Aurora volvió a suspirar, enterrándose más en la frazada.
El Señor Sistema le mencionó que ambos estaban conectados y él era capaz de entender lo que pensaba superficialmente, llevando a que ambos pudieran conversar sin hablar.
Y ahora él estaba sintiendo su frustración al tener que dormir obligatoriamente cuando podía ir a otros lugares más divertidos
Hasta era preferible completar la tarea.
—Te contaré un secreto. Tus padres no mentían que esto era una prueba de escuela. Hay múltiples escuelas diferentes. Algunas como estas y luego otras más divertidas.
El Señor Sistema atrajo su atención y ella parpadeó múltiples veces al escucharlo.
"¿Qué tan divertida?"
—Depende. Hay algunas escuelas estrictas con mucha tarea y obligaciones.
Ella se desinfló de inmediato y…
—Otras escuelas más libres. Con juegos de toda clase. Donde puedes bailar, cantar o aprender a usar un instrumento nuevo.
¿Una escuela artística? Eso sonaba mejor que estar en una escuela en donde la obligaban a dormir.
Aurora mantuvo su atención, dándose cuenta de que el Señor Sistema parecía divertirse al verla.
No comprendía por qué captó ese sentimiento cuando el texto por el que hablaba no tenía modos de expresar emociones, aun así, confió en sus instintos.
—Luego hay otras escuelas más nuevas. En donde enseñan a los niños a usar sus capacidades únicas.
"¿Capacidades únicas?" Murmuró Aurora en duda y con curiosidad, preguntó. "¿Yo tengo alguna?"
¿Hablaba de personas como su padre? ¿Esos héroes que aparecían en la televisión haciendo grandes maravillas con sus poderes?
Sonaba bien, entretenido y más cuando ella tenía en mente la idea de luchar en contra villano.
Aunque dudaba de que tuviera una capacidad única.
"¿Linda cuenta como una capacidad única?" Dudó parpadeando con curiosidad.
Su madre y padre le decían que era linda.
La conexión volvió a temblar y aunque fue raro y no expreso nada, Aurora lo sintió como si el Señor Sistema se riera suavemente
No burlona, sino que agradable y divertida.
Aurora hizo un puchero de inmediato.
—No lo sé. Pero tienes dos grandes padres. Estoy seguro de que tienes algún talento.
Sus padres eran impresionantes, era obvio que ella podría ser igual de increíble.
—¿Qué tal? ¿Quieres que les avise a tus padres? Ellos vendrán en unos minutos, te lo aseguro.
"Bien." Murmuró Aurora en respuesta.
Decidió confiar en el Señor Sistema, ya que no le gustaba demasiado estar en este lugar que era aburrido.
—Ya le he enviado un mensaje. Vendrán en unos minutos. Y no necesitas llamarme 'Señor'.
Leyendo esa respuesta, Aurora no pudo negar que se emocionó, aunque lo intentó ocultar.
"¿Cómo quiere que lo llame?" Preguntó tratando de parecer lo más tranquila posible.
No se animaba a decirle a sus padres, pero ahora que él la animó a que lo hiciera, se sintió un poco mejor.
Le pareció que era respetuoso llamarlo 'Señor' cuando él no mencionó su nombre, si es que tenía uno.
¿Los sistemas tenían nombre? Ella volvió a dudar distrayéndose.
—Soy tu sistema. Eso es todo.
La respuesta del Señor Sistema… No, de su sistema fue corta y Aurora asintió.
Entonces, luego de hablar con su sistema durante unos minutos, la puerta se abrió y ella se quitó las frazadas viendo a sus padres, entrando.
"Ven, vamos a casa, cariño."
Mientras su madre hablaba con la profesora, su padre se acercó para llevársela en los brazos y Aurora sonrió.
Al escapar finalmente de esta escuela en donde enseñaban a dormir.
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En el jardín del departamento en el que actualmente estaban viviendo, Agatha miró a su hija balanceando su arma-rama en contra de un árbol.
"Sistema hay que derrotar al enemigo."
El departamento estaba en el centro de la ciudad de Londres y este lugar tenía un jardín trasero, que en realidad al principio fue un patio pequeño, que ella expandió con magia espacial.
Estaba al aire libre y nadie se daría cuenta, de que estaban en medio de la ciudad con este patio de gran tamaño.
Y su hija estaba golpeando al árbol mientras se movía para todas partes, a veces tirándose al suelo sin molestarse por la suciedad.
Mientras hablaba con alguien riéndose para sí misma.
"No, Señ… Sistema. ¡Esto no es abuso policiaco! ¡El maleante no se rinde!" Exclamó Aurora riéndose divertida.
Escuchando pasos a su espalda, Agatha tomó la bebida que su esposo le trajo y levantó una barrera.
"No pensé que nos ocultara, que no le gusta la escuela." Murmuró Agatha en modo honesto.
"Es normal. No quiere molestar a sus padres." Respondió Antón y sonriendo, añadió. "Me alegro de que ya esté aquí. Entiendo lo de la escuela, pero… No quiero que sea forzado."
Estaban probando escuelas y en vez de detallarle lo que podía encontrar, decidieron que lo probara durante un par de días.
Experimentando como era cada escuela, le ayudaría a elegir y comenzaron por una de las escuelas básicas.
Un programa normal, en donde se le enseñaba al niño lo básico, con típicas siestas para que los niños descansaran, cuentos y juegos simples.
Le mencionaron a su hija que le contara si le gustaba o no, pero no esperaron que se lo guardara para ella.
"Es cierto." Murmuró Agatha en voz baja.
Su hija no deseaba molestarlos a ellos, ya que en el fondo de su mente la idea de que eran héroes era fuerte, llevando a que no deseara que ellos perdieran tiempo.
Sin embargo, no perdían tiempo, ya que estar con su hija era lo más importante.
"Es difícil que haga amigos." Dijo Antón dando un suspiro.
Estaban en la segunda semana de enero del año 2031 y pronto su hija cumpliría los tres años.
A pesar de que era una niña, la energía mágica llevó a que se desarrollara más rápido, fuera más avispada e inteligente para su edad, siendo muy diferente a los niños normales.
No podría divertirse con niños de su edad y era difícil que hiciera amigos de ese modo y más cuando era la primera vez para ella, al soltarse conociendo a nuevas personas.
"No te preocupes. Las otras escuelas tal vez se ajusten a su naturaleza energética." Dijo Antón en calma.
Esta era la primera escuela que probaron y había otras, que podrían ajustarse a una niña tan energética como Aurora.
La energía mágica tenía beneficios fantásticos para el cuerpo y si bien su hija seguía siendo una niña de tres años, su cuerpo ocultaba una vitalidad y energía mayor.
Por eso pudo caminar rápido y en este punto se movía con la agilidad de un niño de un par de años mayor.
Un crecimiento acelerado podía ser problemático, pero no para Aurora, que nació en un mundo mágico, en donde ellos, como sus padres, tenían capacidades únicas.
Y otros niños tal vez eran iguales o seguramente sus padres presionaron para educarlos con mayor énfasis estimulando tales capacidades.
"Trataremos con calma. No deseo que vaya a una escuela problemática." Dijo Agatha mirando a su adorable niña.
Entre las escuelas había algunas de niños de alta influencia y si era sincera, a ella no le agradaban esas escuelas de elite.
Ella misma fue a una de esas escuelas y eran un lugar en donde exigían a los niños para que cumpliera los estándares que los padres deseaban, no lo que el niño quería.
Agatha no quería que su hija viviera en esa clase de mundo, en donde la imagen, el estatus y la competitividad era la norma.
Aun así, era su hija quien tenía que elegir e independientemente del lugar que eligiera, Agatha deseaba que su hija hiciera amigos.