—¿Terminaran pronto verdad? —nos preguntó Sokka mientras flotaba en ropa interior en una hoja gigante en medio del rio en el que Katara, Aang y yo entablamos practicando. —Tenemos mucho camino que recorrer si queremos llegar hoy a Omashu. —
Katara resoplo.
—¿Acaso estas listo para irnos, chico desnudo? —
—Puedo estar listo en dos minutos. —contesto Sokka. —Enserio, cuando quiera. —
—Katara. —dije llamando su atención. —Le estábamos mostrando a Aang la técnica del pulpo. —
—Oh, cierto. —dijo ella. —A ver, Aang, muéstranos tu postura. —
Aang tomo posición pero estaba mal.
Me acerque a él.
—Tus brazos están muy separados. —los acomode a como deberían de ir, y aproveche para ponerlo un poquito nervioso. —Vez si los juntas protegerás tu centro. ¿Entiendes? —
—Eh, s-sí. Gracias. —dijo nervioso y sonrojado.
Me aleje de él y camine hasta estar a un lado de Katara nuevamente.
—A ver. —dijo Katara tomando posición. —Veamos que tienes. —
—¿Listos? —pregunte, los dos asintieron. —Comiencen. —
Katara comenzó a lanzarle a Aang estacas de hielo en lo que él las detenía y esquivaba haciendo el pulpo. Al final Aang logro sostener con agua la pierna de Katara dando por finalizada la pelea.
—Haces un muy buen pulpo, alumno Aang. —dije con una sonrisa.
El comenzó a jugar con el agua formando un pulpo y medio bailando, la verdad no sé, solo sé que me dio risa.
De repente comenzamos a escuchar música y a alguien cantar.
—No te enamores de esa mujer, tu corazón se romperá~. —cantaba un hombre que tocaba guitarra y llevaba ropa un poco extravagante al igual que sus cuatro acompañantes, dos hombres y dos mujeres, dos de ellos tenían instrumentos y los otros solo bailaban al son de la canción. —Hey hola, gente del rio. —dijo cuando nos vio.
—No somos gente del rio. —dijo Katara.
—¿Ah, no? Bueno, ¿Entonces que clase de gente son? —pregunto.
—Solo…gente. —dijo Aang.
—Todos somos gente, hermano. —
—Oye, ¿Quién eres? —pregunto o más bien exigió Sokka.
—Soy Chong y ella es mi esposa Lily. —dijo apuntando a la mujer que estaba a lado de él. —Somos nómadas, felices de ir a donde el viento nos lleve. —
—¿Son nómadas? —pregunto Aang con una sonrisa. —Yo también soy nómada. —
—Vaya, yo también. —dijo Chong.
—Lo sé, acabas de decirlo. —
—Oh…—dijo rascándose la nuca y después miro a Sokka. —Linda ropa interior. —
Sokka tomo a Momo, el cual estaba en su cabeza y avergonzado se tapó con el su ropa interior, saliendo de ahí para irse a cambiar.
En menos de lo que canta un cerdo gallina, ya nos encontrábamos cambiados y junto a los nómadas. Ellos nos contaron historias, y las mujeres nos hicieron varios peinados con trenzas a Katara, a Appa y a mí. Además hicimos lindas coronas con flores.
—Oye, Sokka. —dijo Aang cuando él se acercó a nosotros. —Deberías de oír alguna de sus historias, han estado en todas partes. —
—Bueno, no en todas partes punta de flecha. —dijo Chong. —Pero de donde no hemos estado hemos escuchado historias y canciones. —
—Dicen que nos llevaran a ver una lombriz de tierra gigante. —dije entusiasmada. Nunca había visto una.
—En el camino hay una catarata que crea un arcoíris infinito…—dijo Moku.
—Oigan, odio ser aguafiestas pero como Katara se ve ocupada tendré que decirlo yo. —dijo Sokka un poquito irritado. —Tenemos que llegar a Omashu sin distracciones, sin gusanos y definitivamente sin arcoíris. —
—Vaya, parece que cierta persona está muy ansiosa de llegar a su destino. —dijo Chong mientras que soltaba una risita burlona. —Te preocupas mucho por el lugar al que vas. —
—Concéntrate menos en el dónde y más en el ir. —dijo Lily mientras jalaba el pelo de Katara ya que le estaba haciendo una trenza.
—O…M…A…S…H…U…—dijo Sokka enojado.
—Él tiene razón. —dijo Katara.
—Esta vez estoy con Sokka. —dije. —Debemos ir para que Aang pueda aprender tierra control con Bumi. —
—Al parecer ustedes se dirigen a Omashu. —dijo Chong.
Sokka se pegó en la frente y yo lo mire raro.
—Amigo, te lo acabamos de decir. —murmure.
—Hay una antigua historia sobre un paso secreto justo atreves de las montañas. —dijo Chong misterioso.
—¿Es real o solo una leyenda? —pregunto Katara.
—Es una leyenda real y están antigua como el mismo maestro tierra. —Chong comenzó a tocar su guitarra al igual que sus compañeros su propios instrumentos, el comenzó a cantar. —Un hombre y una mujer se amaban, sus pueblos estaban en guerra~. La montaña abrían de cruzar y poder juntos estar~ Olvide las siguientes líneas pero ahí va. ¡Túnel secreto, túnel secreto, la montaña tiene un túnel, un túnel muy secreto!…~. Si…—dijo al finalizar.
Le aplaudimos. Había escuchado mejores canciones pero el entusiasmo con la cual la canto nadie se lo quita.
Voltee a ver a Sokka y él se encontraba serio y con los brazos cruzados.
—Uy, a alguien no le gusto la canción. —dije.
—Seguiremos viajando por aire. —dijo Sokka ignorando mi comentario. —Ya hemos enfrentado a la Nación del Fuego antes, estaremos bien. —
—Si. —concordó Aang. —Muchas gracias pero Appa odia andar bajo tierra. Debemos hacer todo para que Appa este cómodo. —
Al final Sokka nos hizo apurarnos así que nos despedimos de los nómadas y subimos nuestras cosas a la montura de Appa, después de unos minutos en el aire y solo viendo montañas, vimos cómo más de una docena de bolas de fuego iba a nuestra dirección, por poquito no las esquivamos.
Después de muchos gritos y de terminar con hollín por todas parte, decidimos ir por el túnel. Por suerte los nómadas no habían ido muy lejos.
—Túnel del amor secreto, ahí vamos. —dijo Sokka cansado cuando alcanzamos a los nómadas.
—¿Qué tan lejos esta ese túnel? —pregunto Sokka después de un rato de estar caminando.
—En realidad no es solo un túnel. —dijo Chong. —Los enamorados no querían que nadie descubriera su amor así que construyeron todo un laberinto. —
—¿Que? —pregunte.
Sokka paro de repente.
—¡¿Laberinto?! —
—Podremos salir de él. —dijo Chong despreocupado.
—Todo lo que tenemos que hacer es confiar en el amor de acuerdo con la maldición. —dijo Lily.
—¡¿Maldición?! —pregunto exasperado Sokka.
—Bien, llegamos. —dijo Chong.
Enfrente de nosotros se alzaba un gran túnel con enormes estatuas a sus constados. Era impresionante.
—¿Cuál es esa maldición exactamente? —pregunte.
—La maldición dice que solo los que confían en el amor podrán cruzar las cuevas, de otro modo quedaras atrapado para siempre. —explico Chong.
—Y morirás. —agrego su esposa.
—Ah…si y morirás. —dijo Chong como si nada. —Vaya acabo de recordar el resto de la canción. Y morirás…~. —canto alargando las últimas dos letras.
—¡Se acabo!. —grito Sokka irritado. —¡Por ningún motivo entraremos a ese agujero. —
—Miren alguien está haciendo una enorme fogata. —
—Esa no es una fogata, Moku. —dijo Katara seria.
—Es la Nación del Fuego nos están siguiendo. —dije al ver la gran columna de humo que se acercaba a nuestra dirección.
—¿Así que hay que confiar en el amor para cruzar las cuevas? —oí que Aang pregunto.
—Correcto, maestro punta de flecha. —le contesto Chong.
Entonces voltee y al hacerlo Aang y yo nos miramos a los ojos con una sonrisa.
—Podemos hacerlo. —dijo Aang.
Me sonroje al escucharlo tan decidido.
—¡Todos al agujero! —grito Sokka.
Al pasar junto a Aang, le di un beso en la mejilla, lo vi sonrojarse y sonreírme como un bobo haciendo que soltara una risita.
—¿Vamos? —le pregunté extendiendo mi mano hacia el cuando vi que no se movía.
—S-sí. —tartamudeo.
Comenzamos a caminar pero cuando ya llevamos un buen tramo recorrido un gran estruendo se escuchó y todo se volvió negro. La entrada se había derrumbado, no teníamos de otra más que seguir y ver si podíamos salir pronto de aquí.
Chong prendió una antorcha.
Entonces pude ver como Appa se desesperaba y comenzaba a intentar quitar las rocas de la entrada.
—Tranquilo, Appa, estaremos bien. —dije acariciándolo.
—Estaremos bien. —dijo Sokka. —Hey, Chong, cuanto duran esas antorchas. —
—Eh… como dos horas cada una. —dijo el.
—Y tenemos cinco antorchas así que serían diez horas. —dijo Lily prendiendo las otras cuatro antorchas.
—¡Eso no será así si las prende todas! —la regaño Sokka.
—Oh, cierto. —dijo Lily apenada.
—Hare un mapa para saber en donde hemos estado. —dijo Sokka sacando papel y un lápiz. —Así podremos resolver el laberinto y cruzarlo. —comenzó a caminar y nosotros detrás de él.
Caminamos y caminamos, cruzando varios túneles y pasajes sin salida a los cuales Sokka nos guiaba.
—Esto no tiene sentido. —dijo Sokka con el ceño fruncido mientras miraba su mapa. —Ya pasamos este lugar. —
—No necesitamos un mapa, solo necesitamos amor, el niño lo sabe. —dijo Chong apuntando hacia Aang.
—Si pero un mapa tampoco es mala idea. —
—Aquí hay algo extraño y solo hay una explicación...los túneles están cambiando. —dijo Sokka serio.
Un enorme estruendo se escuchó después de eso.
—¿Quién o que puede estar moviendo los túneles? —pregunte. —Porque no creo que ellos se muevan solos. —
—No sé pero debemos seguir caminando si no queremos quedar atrapados. —dijo Sokka.
Otro estruendo se escuchó.
—Los túneles están cambiando. —dijo Chong algo asustado. —Debe ser la maldición, sabía que no debíamos venir aquí. —
—Claro, si tan solo te hubiéramos escuchado. —dijo Sokka con sarcasmo.
—Silencio. —pidió Katara. —Escuchen. —
Se comenzaron a escuchar muchos chillidos a lo lejos.
De la nada un murciélago lobo salió volando hacia nuestra dirección.
—Es una cosa con dientes. —dijo asustado Chong.
El murciélago lobo comenzó a volar sobre nosotros intentando lastimarnos. Sokka, que tenía la antorcha intento asustarlo pero el animal golpeo la antorcha y esta salió volando hacia los pies de Appa asustándolo y haciendo que este se estrellara con las paredes generando un derrumbe.
Rápidamente Aang lanzo una ráfaga de aire hacía, Sokka, Katara, Chong y sus nómadas haciendo que esquivaran las rocas que caían del techo.
—¡Corre, Aang! —grite.
Pero lo que yo no me di cuenta es que estaba muy cerca del derrumbe así que Aang termino tacleándome para que los dos pudiéramos esquivar el derrumbe.
Así que solo quedamos, Appa, Aang, una antorcha y yo de este lado del túnel.
—No hay manera de llegar con los demás. —dijo Aang al ver el derrumbe.
—Creo que será mejor seguir. —dije tomando la antorcha.
—Muy bien, vamos, amigo. —dijo Aang intentando calmar a Appa para que comenzara a caminar con nosotros.
A los pocos minutos pude ver una enorme puerta de piedra.
—Aang, mira. —dije feliz.
—Encontramos la salida. —
Corrimos hacia ella y comenzamos a empujarla pero esta no se movía ni un poquito. Appa comenzó a ser sonidos extraños así que lo miramos, ahí supimos que teníamos que quitarnos de su camino, se estaba preparando para tumbar la puerta.
Y termino derribándola.
Al cruzarla no vimos el sol, ni sentimos la briza fresca del exterior, más bien encontramos otra cosa.
—Esta no es la salida. —dije.
—No, esto es una tumba. —dijo Aang.
La habitación era enorme, con muchas estatuas y en el centro de esta había una tumba donde los enamorados estaban.
—Mira, ahí dice su historia. —dije al ver las tumbas y comencé a leerla. —"Se conocieron en la cima de la montaña que dividía sus aldeas. Las aldeas eran enemigas y no podían estar juntos pero su amor era fuerte y encontraron una solución. Los tejones topo les enseñaron a hacer maestros tierra… fueron los primeros maestros tierra. Construyeron complejos túneles para verse secretamente, cualquiera que quisiera seguirlos se perdería para siempre en el laberinto. Pero un día el hombre no apareció, el murió en la guerra entre sus dos aldeas. Destrozada la mujer desplego todo su poder de maestra tierra, pudo haber destruido a todos pero en vez de eso declaro el fin de la tierra. Amabas aldeas la ayudaron a crear una nueva ciudad donde todos vivirían en paz. El nombre de la mujer era Oma y él se llamaba Shu, la gran ciudad fue llamada Omashu en honor a su amor" —
Nos dimos vuela y ahí vimos una estatua gigante de los dos enamorados dándose un beso.
—"El amor brilla más fuerte en la oscuridad" —leí la inscripción que tenía la estatua.
—¿El amor? —pensé mirando a Aang.
—¿Cómo podremos salir de estos túneles? —pregunto él.
—{¿Le digo o no le digo mi idea?} —pensé.
—Eh… p-puede que yo tenga una idea. —dije algo nerviosa y sonrojada.
—¿Qué? —
—¿Sabes qué? Mejor olvidado es una locura. —solté una risita incomoda y miré hacia otro lado.
—Dime, Lin. —insistió.
—Está pensando que la maldición dice que quedaremos atrapados a menos que nos ayude el amor…—
—Si. —me incito a continuar mi idea.
—Y aquí dice que el amor brilla más fuerte en la oscuridad. —voltee a verlo sonrojada. —Y hay una imagen de ellos besándose. —
—
—¿Adónde quieres llegar con eso? —
—Bueno… que tal si los imitamos y nos besamos. —a estas alturas mi cara estaba totalmente roja.
—¿Qué? ¿Nosotros? ¿Besarnos? —pregunto rápidamente sonrojado.
—Vez, te dije que era algo loco. —mire al piso intentando aplacar mi sonrojo.
—{¿Soy yo o aquí hace calor?} —pensé.
—¿Nosotros…besarnos? —volvió a preguntar.
Solté una risita nerviosa.
—Si…besarnos, ¿Puedes imaginarlo? —le sonreí esperanzada.
Comenzó a reír.
—{¿Acaso dije un chiste?} —pensé incomoda.
—Si…definitivamente no quería besarte. —dijo sonriendo y después se puso serio al ver mi cara de decepción e indignación.
—{¿Escuchan eso? Fue mi corazón rompiéndose. ¿Cómo mi alma gemela puede pensar que sería horrible besarme?} —pensé.
—Bueno, tampoco pensé que sería algo tan horrible. —dije indignada mientras me aguantaba las ganas de llorar. Respire hondo. —Creo que fue un error haberlo sugerido. —
—No, no, no, es decir…—comenzó a decir nervioso. —Si tuviera que elegirte entre besarte y morir…—
Lo mire mal.
—{¿Enserio?} —pensé indignada.
—Digo que preferiría besarte a morir, es un cumplido. —me miro desesperado.
—¿Sabes? Ya no estoy segura de lo que yo preferiría. —le dije algo triste, le di la antorcha y comencé a caminar lejos de él, a los segundo escuché sus pasos detrás de mí.
—{Tal vez no le gusto de esa forma.} —pensé triste.
Suspiré y seguí caminando.
—Nos vamos a quedar sin luz en cualquier momento, ¿Verdad? —pregunto Aang desanimado.
—Eso creo. —
—¿Y qué haremos entonces? —
—¿Qué podemos hacer? —susurre mientras ponía mi mano sobre la suya.
Entonces me miro a los ojos y sonrió. Se fue acercando a mi poco a poco.
La antorcha se fue apagando.
Mi corazón comenzó a martillar en mi pecho, mi respiración se quedó atascada por un momento en mi garganta, me sonroje al igual que él y mis manos comenzaron a sudar.
La antorcha solo nos dejaba que nos viéramos tenuemente los ojos.
Cerré mis ojos, sentí sus dedos entrelazados con los míos y su aliento chocando con mi rostro.
La antorcha se apagó completamente y con eso los fuegos artificiales comenzaron en mi estómago.
Los labios de Aang se sentían suaves y se amoldaban a los míos. Era como si algo faltante en mi interior regresara a su lugar y todo fluyera como la corriente de un rio.
Era mi primer beso y era perfecto.
Al separarnos y abrir los ojos pude ver como su rostro estaba completamente rojo y como tenía una enorme sonrisa.
Yo estaba igual que él.
—Wow…—dijo en suspiro sin soltarme.
—Si, wow. —dije de igual manera yo.
De repente me di cuenta de algo.
—{¿Cómo lo puedo estar viendo si la antorcha se apagó?} —pensé.
Miramos hacia arriba y justo encima de nosotros en el techo de la cueva estaba cubierto con cristales que marcaban el camino
—Están hechos de una clase de cristal. —dijo Aang. —Solo se encienden en la oscuridad. —
—Así es como los enamorados se encontraban. —dije sonriendo. —Apagaban sus antorchas y seguían los cristales. Esa debe ser la salida. —apunte hacia uno de los túneles.
—Eh…bien…Lin. —llamo mi atención. —¿Hablaremos del…ya sabes…eh…del beso? —
Miré al piso y sonreí.
—¿Q-qué tal si lo hablamos después de salir de aquí? ¿Está bien para ti? —dije nerviosa.
—S-sí. —
—Bueno…vamos. —dije y lo jale pasa poder salir al fin.
En ningún momento deje que nuestras manos se soltaran.
Appa rápidamente corrió hacia la salida y al ya estar afuera se tiró al piso disfrutando del aire libre.
—¿Qué habrá pasado con Sokka y Katara? —pregunto Aang.
Un estruendo hizo que volteáramos a ver una de las paredes de la montaña y de repente estas explotaron y de ellas salieron dos tejones topo gigantes, en los cuales iban montados los chicos y los nómadas.
—¡Sokka! ¡Katara! —dijimos contentos de que salieran.
Los hermanos se bajaron del tejón topo y se reunieron con nosotros.
—¿Cómo pudieron salir? —pregunto Sokka.
—Tal y como la leyenda dice, dejamos que nos guiara el amor. —dijo Aang sonrojado.
Katara me volteo a ver emocionada.
Yo solo me sonroje y module un "Luego te cuento" con los labios.
—A nosotros nos guiaron unas bestias feroces. —dijo Sokka emocionado.
—Son tejones topo, Sokka. —corrió su hermana.
—Si, eso. —contesto el mientras se despedía de los tejones.
Aang fue a despedirse de los nómadas mientras yo me quedaba hablando con los hermanos.
—¿Por qué tu frente esta tan roja? —pregunte.
Katara soltó una risita burlona.
Entonces Chong se acercó a Sokka.
—No reacciones a lo que estoy a punto de decirte pero creo que ese chico puede ser el Avatar. —
—Ahora lo comprendo. —murmure.
—y tú la Ānníng. —después dijo Chong mirándome asombrado.
—No me digas. —dije con sarcasmo.
Sokka se golpeó la frente con la palma de su mano.
Los nómadas comenzaron a irse.
—Ahorita vengo. —le dije a Katara. —Voy a hablar con Aang. —
Ella asintió.
—Ven. —dije tomando la mano de Aang en cuanto estuve a su lado y caminé alejándonos de todos. —Hay que hablar de lo que paso en la cueva. —
—Está bien. —se sonrojo un poco y después me miro apenado. —Yo nunca quise o bueno no quise que mal interpretaras como me sentí cuando me propusiste lo del beso, eh…—se rasco la mejilla nervioso. —Y-yo si quería besarte…quiero besarte pero me tomaste desprevenido y no supe como contestar, así que lo siento si hice que te sintieras como si no me gustas, porque si me gustas y mucho. —
—También me gustas, Aang. —sonreí. —Y si me hiciste sentir un poquito mal con tu comentario pero lo recompusiste todo con el… ya sabes… con el beso. —mire al piso con una sonrisa nerviosa.
—¿E-entonces en que nos deja eso? —pregunto nervioso. —¿Qué seremos de ahora en adelante? —
—¿Qué quieres que seamos? —pregunte esperanzada.
—B-bueno me gustaría q-que fueras mi novia. —dijo nervioso. —¡No espera! Deja lo digo mejor. —suspiro sonrojado, tomo mis manos y me miro a los ojos. —Lin. ¿Quieres ser mi novia? —
Asentí rápidamente.
—Me encantaría. —sonreí y lo abracé.
Al separarnos nos miramos a los ojos y nos dimos otro beso. Nunca me iba a cansar de ellos.
—¡Chicos, vámonos! —grito Sokka, rápido nos separamos y lo volteamos a ver, los hermanos nos sonreían con algo de picardía. —¡Dejen las cursilerías para otra ocasión! —
Sonreímos nerviosos, Aang tomo mi mano y caminamos hacia ellos.
—¿Y? —me pregunto Katara emocionada.
—¿Y de qué? —pregunte haciéndome la tonta.
—No se hagan, ¿Ya son novios? —
Asentí sonrojada.
—Así se hace, amigo. —felicito Sokka dándole unas palmaditas en la espalda a Aang. —Sabía que todos mis consejos sobre chicas que te di en la aldea de la adivina te habían ayudado, bueno ¿Como no te iban a ayudar? Si fui yo quien te los dio. —
Katara lo miro burlona.
—Si pasar vergüenza enfrente de una chica es tu gran método de conquista. —se burló Katara. —Entonces eres todo un casanova. —
—Bueno… con Yue y Suki funcionaron mis métodos. —dijo orgulloso.
—Con una te vestiste de mujer y con la otra casi te ahogas por tanta comida. —
Comenzamos a reír.
—¿Saben qué? Mejor vámonos. —dijo irritado, comenzó a caminar y nosotros detrás de él.
Después de unos minutos caminando, comenzamos a subir la última pendiente que nos separaba de Omashu.
—El viaje fue largo y fastidioso. —dijo Sokka. —Pero ahora ya saben lo que realmente importa: el destino. —corrió feliz el ultimo tramos. —Quiero que vean la ciudad del Reino Tierra de O…Oh, no. —dijo viendo al frente conmocionado.
Al llegar justo a él me quede helada. De la ciudad salían columnas de humo negro, estaba como en reconstrucción y lo que más me angustio estaba justo en la entrada, la bandera de la Nación del Fuego.