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Capítulo 27: Oh, tan habladora

Editor: Nyoi-Bo Studio

Después del desayuno...

Sei se puso de pie inmediatamente y se dirigió hacia la puerta. Al darse cuenta de su típica precipitación, Davi caminó a su lado, imitando su paso mientras se encaminaban a la entrada.

—¿Cuándo volverás? —le preguntó. El hombre de la máscara solo le contestó con una palabra. —Mañana.

De alguna forma, Davi se sintió aliviada porque no se iba por tanto tiempo. Una razón era que Davi temía porque la familiaridad que había establecido con él iba a ser difícil de mantener si desaparecía nuevamente. Y peor aún, se dio cuenta de que cada vez que él regresaba, volvía con esa barrera fría que lo envolvía, en lo que ha estado trabajando tan duro últimamente para que desaparezca, podría volver a su estado original. Cada vez que esto ocurría, significaba que ella debía empezar una vez más desde cero.

—Oh... ya veo. —Davi asintió mientras le sonreía de forma agradable, ya que su respuesta de una palabra la hizo sentir excepcionalmente feliz.

Al ver la increíble sonrisa radiante de la chica y sus brillantes ojos, Sei pensó que se debía a que durmió bien anoche. Incluso ella parecía ser la razón de porquéél había dormido tanto.

Una experiencia como esa, para él ocurre una vez en la luna azul.

Pensando en ello, Sei se detuvo y la miró, haciendo que Davi lo observara curiosa.

—Sobre lo que dije ayer, era cierto. Puedes hacer lo que quieras.

Las palabras de Sei hicieron que Davi pestañeara tres veces. Y otra radiante sonrisa apareció en su rostro. —Mm. ¡Haré mi mayor esfuerzo! —dijo en un tono lleno de energía y determinación.

—Bien. —Sei puso su mano en la cabeza de Davi por un momento, antes de darse vuelta para irse.

Al momento que la mano de Sei abandonó su cabeza, Davi inconscientemente levantó la mano y se tocó el cabello donde antes lo había acariciado él. Pareció absorta en sus pensamientos. Debido a que cada vez que Sei le hacía eso, sentía que se estaba volviendo más cálido, una persona menos fría. Era como si su voz de hielo y su fría y misteriosa aura, además de los silencios, todo, se estuviera derritiendo cada vez que sentía el calor de su mano.

Para ella, su mano tibia era una poderosa bola de energía. Estaba sonriendo en ese momento, cuando decidió que tenía que hacer lo que fuera necesario y fue tras él.

Justo antes de que Sei abandonara la entrada, oyó acercarse unos pasos rápidos y ligeros, por lo que giró la cabeza. Para su sorpresa, la chica de repente tomó su mano, hizo que se girara completamente, se puso de puntillas y lo besó cerca de los labios antes de salir corriendo como un rayo, sin mirar atrás.

Sei se quedó ahí un momento, sin moverse, confundido, mientras al mismo tiempo, veía la silueta de Davi desaparecer. Se estaba preguntando por qué ella siempre corría después de besarlo.

—Jojojo, otro beso rápido, eh. Qué dulce. —La fastidiosa voz de Zaki llegó hasta Sei al momento que se subió al auto.

Pensando que podía ignorarlo una vez más, Zaki estaba a punto de continuar hablando cuando Sei descargó una bomba en él.

—Estamos atrasados, —dijo. Y aquellas dos palabras dejaron callado a Zaki por un buen periodo de tiempo mientras se enfocaba en conducir lo más rápido posible.

Pero un rato después, la bomba se disipó y comenzó a hablar nuevamente.

—¡Ugh! Me pregunto a qué intensidad estará la furia de ese anciano cuando lleguemos.

Zaki se había quitado la máscara hace un rato, por lo que en ese momento su rostro pálido no mostraba más que recelo. Un rostro que demostraba que estaban a punto de entrar a la guarida mortal del demonio.

—Intensidad 6, —respondió Sei mientras se enfocaba en su laptop tranquilamente.

—¿Eh? Para ti puede parecer de intensidad 6, pero para mí es un 10. ¿Comprendes? Ah, ¿qué tal si vas solo? —Zaki elevó la voz, como si estuviera poniéndose más nervioso a medida que se acercaban a su destino.

Sin embargo, la falta de respuesta por parte de Sei, le indicó a Zaki que su petición era imposible. Sei lo ignoró pensando que esta persona que le estaba mostrando Zaki no era para nada seria. Y por supuesto, estaba en lo correcto. Zaki apretando los dientes como un gato asustado no era real y la mayoría de sus expresiones eran, de hecho, actuadas. Simplemente disfrutaba actuar así.

El auto pronto pasó por un gran portón y un sinfín de contenedores los rodearon, más allá de donde sus ojos podían ver, mientras un número de barcos de carga se elevaban sobre ellos, no muy lejos. Mientras Zaki conducía a través del gran puerto, abrió su oh, tan habladora boca de nuevo.

—Ah, ¿pero esto no es tu culpa? —dijo, a pesar de que el hombre a su lado parecía estar ignorándolo. Pero por supuesto, Zaki no se detuvo.

—Si tan solo hubieras despertado temprano como siempre, no habríamos... pero si lo hubieras hecho, seguramente me hubiera perdido la comida. Ah, esa comida estaba realmente-

—Cállate.