Mientras tanto, los Odi tenían sentimientos encontrados acerca de los desarrollos más recientes. Habían perdido más de la mitad de su llamado invencible ejército y, por primera vez en siglos, tenían prisioneros, pero les dejaron escapar.
El lado positivo era que entre los fugitivos había al menos una persona capaz de entender su idioma. Gaakhu había decidido priorizar la velocidad sobre el sigilo, ya que deshabilitar las cámaras revelaría su posición de todos modos.
Sin que ella lo supiera, había permitido que los Odi observaran cómo ella comprobaba cada señal antes de decidir a dónde ir.
—Esto resuelve todos nuestros problemas —dijo Jiira—. Solo necesitamos preservar a este mono y a los jóvenes para tener acceso total al mundo exterior. Es hora de sacar la basura.
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