Juzgando por las enredaderas que componían su vestido, las ramas que salían de su cabello y las varias plantas que parecían haberse fusionado con su cuerpo, la giganta al lado de Lith probablemente era una Titania.
Las otras tres personas olían a una bestia, un humano e incluso a un no muerto.
—¿Una explicación sobre qué? —preguntó Lith.
—Durante el día del ataque a las Cortes de los no muertos, no sólo fallaste en la misión, sino que nuestros ancianos fueron atacados y muchos de nuestros compañeros aprendices asesinados. Encima de eso, escuché que saliste ileso de eso y que tu grupo no sufrió bajas.
—Qué terriblemente conveniente. —Su voz destilaba sarcasmo y desprecio.
—¿Estás insinuando que trabajé con ese hijo de puta del Rey Muerto? —Lith respondió con burla—. ¿Que ataque a mi propia familia y causé mi exilio? ¿Y por qué motivo?
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