—Deshacerse de un artefacto maldito es más fácil decirlo que hacerlo. El Consejo no pudo deshacerse del Grifo Dorado durante siglos. Incluso si logramos atraparlo de nuevo, solo es cuestión de tiempo antes de que Thrud escape. —dijo Lith.
—Por cierto, ¿soy yo, o tu cueva está llena de muchas más riquezas de las que recuerdo de mi última visita? ¿Dónde encontraron los Reales el dinero para pagarte con la guerra aún en curso?
—¿Todavía no has estado en Lutia? —Faluel rió con ganas, sus ojos de colores arco iris le lanzaron una mirada traviesa.
—No, ¿por qué?
—No hay razón. —Ella suprimió una carcajada, haciéndola sonar como un resoplido.
—¿Por qué estás- Jódeme de lado! —Lith miró su reloj y descubrió lo tarde que era. —Maldita sea, el tiempo vuela mientras entrenas. ¿Por qué no me llamó Mamá? Le pedí que me avisara en el momento—
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