—¿Dónde diablos están Leari y los demás? —Sekhmet exclamó sorprendido.
—O están muertos o están en casa. Igual que tú. —Tezka extendió su mano abierta antes de cerrarla en un puño y darle un pequeño giro.
Las grietas en el espacio rodearon a los recién llegados, atrapándolos dentro de una fisura dimensional que se cerró y los aplastó como insectos.
—Tío Tezka, esto es realmente genial, pero si llegamos tarde a casa Mamá se preocupará. —Frey dijo mientras tiraba del pelaje de Fylgja para llamar su atención.
—Maldita sea, tienes razón. Es hora de terminar esto. —Con un chasquido de los dedos de Tezka, las grietas se filtraron dentro de las puertas dimensionales, impidiéndoles cerrarse y alcanzar el otro lado.
—¡Nos encontró! Rápido, lancemos el hechizo de Restauración y movamos el Grifo dorado, ¡no podemos permitir que nuestra posición quede expuesta! —Thrud ordenó y Hystar obedeció.
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