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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 436

Kain observaba a Hashirama mientras el bebé miraba todo a su alrededor con asombro. Hashirama, bebé de medio año de vida, era un faro vigía que daba vueltas mirando de lado a lado, señalando y balbuceando cosas.

Era finales de otoño y estaba bastante fresco, más considerando que la construcción del edificio era de concreto y ni siquiera habían puesto las ventanas. Así que la brisa del piso veinte se sentía bastante fría.

Sin embargo, Kain había preparado a su muchacho para la ocasión con un traje de escaneo. Hashirama era pequeño y no poseía un dispositivo susano, así que Kain controlaba el traje con su dispositivo susano y lo monitoreaba a través de la interfaz visual. Además, Rei-chan le había puesto una chaqueta peluda con gorro. Así que lo único que se veía de Hashirama era su rostro. Sin embargo, para Hashirama no fue impedimento para ver todos los "juguetes" que había a su alrededor. Kain sonreía al ver a su hijo tan fascinado.

Detrás de Kain lo seguían Rei-chan, Mari Hatake (jefe de guardaespaldas) y cuatro guardaespaldas. La construcción se había detenido para que Kain y su familia vieran el avance.

—Genial ¿No te parece?— preguntó Kain, ignorando por completo la construcción. La idea era que él viniera a inspeccionar el avance como una señal de su preocupación por el proyecto, pero no era necesario. Kain llevaba su propio registro y escaneaba a diario la construcción con la unidad de apoyo Janos. No es como si lo revisara detalle a detalle, pero se preocupaba de que las cosas importantes funcionaran. Ya habían despedido gente por robarse los materiales o no cumplir con los estándares de calidad con la excusa de apresurar la construcción.

—Kain-sama— dijo Rei-chan, también llevaba puesto un abrigo grueso y sentía frio. Detrás de ella venían los guardias, pero como eran shinobis, no tenían problema con la temperatura.

Kain se detuvo, se giró y le mostro a Hashirama. Este último miró a su madre y balbuceo algunas cosas con voz chillona y emocionada.

—Sí, mi amor, es todo muy bonito— dijo Rei-chan con una tierna sonrisa al ver a su hijo tan emocionado

—¿Qué sucede, Rei-chan?— preguntó Kain

Mari Hatake se quedó cerca de Rei-chan como su guardaespaldas personal. El resto de los cuatro guardaespaldas se dieron la vuelta y miraron en otra dirección para vigilar posibles amenazas y no incomodar a la familia.

—Kain-sama— dijo Rei-chan, su rostro estaba enmarcado en el borde peludo del gorro del abrigo. Tenía un rostro tierno, con forma de corazón, grandes y expresivos ojos azules, una nariz fina y una boca grande con labios gruesos. Miraba a Kain con cierta preocupación —¿Qué le parece?—

—Todo muy bien, Rei-chan. No te preocupes, ya hicieron los cambios que solicite y corrigieron la disposición de las vías de escape. Todo está en orden, tú eres genial y lo has hecho muy bien. Tranquila, estoy mirando, pero no me puedes culpar por mirar a este muchacho— dijo Kain y miró a su hijo en sus brazos.

Hashirama balbuceo varias cosas y abofeteo a Kain como otras veces. Sin embargo, como ahora estaba más grande, sus bofetadas fueron demasiado enérgicas.

—Hashirama, no, eso no se hace, amor, no golpees a tu padre— dijo Rei-chan tomándole la pequeña mano. El bebé la miró y sonrió de forma traviesa.

—Así es, muchacho— dijo Kain con el ojo izquierdo cerrado como si estuviera soportando el dolor de las pequeñas bofetadas —ni siquiera tu okaa-sama me golpea—

Hashirama miró a Kain y soltó un chillido como si algo le diera nervios.

Kain y Rei-chan soltaron un suspiro. De lo único que se alegraban era de que Megumi se llevaba bien con Hashirama y entre las historias y los juegos, el niño se mantenía entretenido.

—Megumi tiene una paciencia de sabio— dijeron Kain y Rei-chan al mismo tiempo. Ellos se miraron e hicieron una incómoda sonrisa.

—Kain-sama— dijo Mari Hatake

Rei-chan y Kain la miraron.

—¿Sí?— preguntó Kain, observo a la mujer del cabello corto, rizado y gris, madre de su amigo Sakumo.

—Según el itinerario, nos quedan treinta minutos— dijo Mari Hatake —¿Quiere continuar hasta el último piso o bajamos—

—Mmmm— dijo Kain, miró en otra dirección, lo pensó y puso una sonrisa astuta —bajemos de la forma rápida—

—Kain— dijo Rei-chan con una mirada de preocupación

—Vamos, será divertido. Seguro que Hashirama disfruta de la vista—

—No creo que sea lo más prudente—

Mari Hatake y su cuerpo de guardaespaldas quedaron mirando a Kain con confusión.

—Vamos, será divertido. Nadie anda con falda ¿Verdad?— preguntó Kain, miró a Mari y sus cuatro guardaespaldas. Todos ellos estaban más que confundidos, pero negaron. La ropa base del cuerpo de guardaespaldas era ropa negra (pantalón, polera y la chaqueta táctica negra con la puerta torii roja en la espalda).

Kain miró a Rei-chan, esta última negó con la cabeza, pero él insistió —vamos, será divertido— dijo

—¿Y si le pasa algo?— preguntó Rei-chan, sentía que su corazón latía con fuerza y su estómago se apretaba de solo pensar en lo que le pudiera pasar a su hijo.

—Será como cuando lanzó a Hashirama al aire, un poco emocionante, pero para nada peligroso—

Rei-chan frunció el ceño y le dijo —claro que hay una sustancial diferencia; veinte pisos de diferencia—

—Vamos, escúchame— dijo Kain y le guiño un ojo.

Rei-chan sentía que su corazón latía con demasiado fuerza, pero Kain ponía esa sonrisa charlatana como si no fuera la gran cosa.

—¿Usted me lo promete?— preguntó Rei-chan

—Lo prometo, por mi vida y sobre la tumba de Naori Uchiha— dijo Kain

Rei-chan tenía ciertas aprensiones, pero si Kain se atrevía a jurar sobre la tumba de su abuela, quería decir que se estaba comprometiendo de verdad.

Rei-chan tomo una profunda respiración, tomo a Kain del brazo y le susurro al oído —si le llega pasar algo a mi hijo, te perseguiré hasta la muerte—

Kain pudo ver esos ojos azules que por lo general eran amistosos emitir un brillo asesino. Kain sonrió, se acercó al oído y le susurro —me gustaría ver eso— y le dio un beso en la mejilla.

Rei-chan soltó a Kain, enojada, ya que él no se tomaba las cosas en serio. Ella lo quedó mirando, pero Kain era imperturbable y miraba como si todo fuera una pequeña broma.

Kain miró a Mari y los cuatro guardaespaldas —bien, ahora ¿Quién quiere volar? Les aviso de antemano que esta es una oportunidad única. Deben haber dos o tres personas en todo el mundo que pueden hacer esto ¿Quién se anima?—

Todos dieron un paso atrás, incluso Mari Hatake.

Kain chasqueo la lengua y les dijo con molestia —son una vergüenza para sus ancestros, ninguno tiene lo que se necesita para ser un gran shinobi—

Sin embargo, ellos se quedaron en su posición, más asustados de la locura que iba a hacer su jefe.

Kain soltó un suspiro, miró a Mari Hatake y le dijo —nos vemos abajo—

Mari Hatake soltó un suspiro de alivio, pero cuando iba a decir algo, Kain se rodeó de un aura purpura y recubrió Rei-chan y Hashirama. Los tres se elevaron un par de centímetros del suelo y levitaron hacia el marco de la ventana.

—Kain-sama, no estoy muy segura de esto— dijo Rei-chan, quien se apegó al brazo de Kain mientras levitaba y veía como se acercaban al marco de la ventana del tamaño del piso. Iban a ocupar enormes paneles de vidrio, así que el espacio era completamente abierto.

—Vamos, Rei-chan, esto será terapéutica. Una vez que superes esto, nada te causara preocupaciones—

—No estoy muy segura— dijo Rei-chan y se aferró con más fuerzas al brazo de Kain.

Por otro lado, Hashirama estaba fascinado y lo apuntaba todo mientras balbuceaba algunas cosas. El viento se volvió más fuerte a medida que levitaban más cerca del marco de la ventana, pero cuando salieron, fue como ser soplados de frente por un vendaval. Hashirama gritaba emocionado y Rei-chan gritaba asustada. Kain en medio de ellos a punto de quedar sordo.

Kain descendió con lentitud y a medida que controlaba el descenso, Rei-chan se fue calmando.

—Esto es demasiado para mi corazón— dijo Rei-chan al borde de un ataque

—Vamos, no seas así, es divertido, disfrútalo. No todos pueden decir que volaron en su día normal. Es una bendición ¿No crees?—

Rei-chan miró a Kain, él sonreía seguro de que todo iba a estar bien. Al mismo tiempo, su hijo en los brazos de Kain estaba vuelto loco, apuntándolo todo y balbuceando cosas con una enorme sonrisa.

—Hashirama, saliste igual de loco que tu padre— dijo Rei-chan.

Kain soltó una risita y negó con la cabeza a medida que descendían. Sin embargo, noto que a la distancia había algunos destellos de cámaras.

—¿Invitaste a los del periódico?— preguntó Kain, habían descendido hasta el piso quince.

—Sí, por supuesto, tenemos que hacer propaganda de los edificios— dijo Rei-chan

—Bueno, lo que sea— dijo Kain, los movió hacia adelante como si formara un arco con dirección a la rotonda en el centro de la calle.

Una vez que Kain descendió en la plaza, el centro de la rotonda que se formaba entre los cuatro enormes edificios, un grupo de reporteros se acercó. Kain levantó la mano izquierda mientras que con la derecha sostenía a Hashirama y Rei-chan, al borde del colapso. Entonces él hizo aparecer enredaderas desde el suelo y les impidió el paso a los reporteros. Estos últimos se quedaron petrificados al ver las enredaderas.

Kain camino en la dirección contraria de la rotonda donde lo esperaban los automóviles de la familia.

—Víctor— dijo Kain al ver al chofer, el tipo parece que estaba en trance —ábreme la puerta, por favor. Esos tipos parecen insistentes—

El chofer agito su cabeza como para salir del trance y abrió la puerta trasera tal cual como lo pidió Kain. Este último dejo que Rei-chan se subiera, le paso al bebé y después se dio la vuelta. Entonces hizo una ademan con la mano y las enredaderas se hundieron en la tierra y desparecieron. Kain se metió al vehículo y como supuso, los reporteros se acercaron a preguntar cosas, pero él los ignoro.

Por otro lado, Kain miró a Rei-chan y Hashirama —¿Qué tal estuvo?— preguntó

—Casi morí— dijo Rei-chan, pero Hashirama en sus brazos balbuceaba cosas como si conversara de algo emocionante —no señor— continuo Rei-chan como si respondiera a Hashirama —usted es muy loco, es demasiado pequeño para que le gusten esas cosas. Con su padre es más que suficiente—

Hashirama solo sonreía sin entender lo que decía Rei-chan, él era puras sonrisas y emoción.

Después de un par de minutos, Mari Hatake y sus guardaespaldas llegaron. Ella hablo con los reporteros y les pidió que se apartaran de los vehículos mientras los guardaespaldas hacían lo propio. Ella se subió al asiento del copiloto del vehículo de Kain y los otros cuatro al segundo vehículo.

El vehículo de Kain avanzó por las calles del centro de la ciudad que en ese tramo estaban cortadas. Llego a los límites y salió a las calles de acceso normal.

—Mari-san— dijo Kain sentado en el asiento trasero, del lado izquierdo del vehículo.

Mari Hatake volteó su rostro y lo miró —¿Sí, Kain-sama?— preguntó

—Sí existe alguna publicación exagerada, asegúrate de inventar otras tres historias estrafalarias y enviarlas a los periódicos de la competencia—

—¿Por qué?—

—Sencillo, si se hablan demasiadas mentiras, nadie lo tomara en serio, pero si dejamos que un tema se desarrolle, crecerá la noticia hasta que todos especulen y se tornara en algo molesto que podría afectar a Rei-chan—

—Entiendo, Kain-sama— dijo Mari —¿algo en mente?—

—Lo usual, que soy hijo ilegitimo de mi tío y cosas así. O que tengo tratos secretos con las otras villas. Toma como referencia las cosas que dicen de mi en Konoha— dijo Kain con una sonrisa divertida

Mari Hatake torno los ojos al techo y negó con la cabeza, pero sonrió. Kain era como un niño inquieto preparando su travesura, lo que lo volvía adorable. Lo que más le gustaba era esa sonrisa charlatana.

—Kain-sama, eso no es divertido— dijo Rei-chan

—Jajajaja, lo sé, pero es una estupidez que junto a otras estupideces generara una gran incógnita. Entonces cuando pregunten por mí, sabrán que estoy asociado a Mokujin industrias y eso será publicidad ¿No te gusta la publicidad?—

—La publicidad positiva—

—Eres una aguafiestas—

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