556 Mundo Shinobi - PGM - 221

Después de conversar con Kain, Tobirama estuvo todo el día metido en sus recuerdos, reviviendo una y otra vez la muerte de sus hermanos, maldiciendo a los Uchihas y a los Senju por igual. Por otro lado, aunque atravesó todo el país del Fuego acompañado de sus discípulos y un escuadrón de veinte anbus, los ignoro en todo momento. Por alguna razón no podía dejar de pensar en la pregunta que le hizo Kain.

"¿Qué te hace mejor que aquellos Uchihas que mataron a tus hermanos?"

Una vez que llegaron a la nación de Las Aguas Termales, establecieron un campamento provisorio en un bosque y descansaron. Todos cenaron excepto Tobirama, quien se apartó del grupo. Sus cinco discípulos estaban preocupados por él, pero ninguno lo quiso molestar. Pensaron que podría ser el estrés de tanto trabajo y planificación.

No obstante, Hiruzen se apartó de Danzo y los otros y se acercó, aunque ellos le indicaron que dejara solo su sensei, él no se preocupó por las convenciones.

Tobirama estaba acostado sobre un saco de dormir, con los brazos detrás de su nuca mientras miraba el cielo estrellado. Pensaba en muchas cosas, sobre todo en como eliminar a Kain, pero esa maldita pregunta no lo dejaba hilar un plan correctamente. Incluso si rapto a la madre, puso a Ooyama Akimichi para que la matara y presiono a Mu, todo salió mal. Kain Uchiha había logrado proteger a su madre, conservar la calma y dejar que los dos tsuchikages se maten entre sí.

—¿Quién hubiera pensado que Ishikawa se hubiera vuelto tan senil como para masacrar a su propia gente?— murmuro Tobirama un tanto confundido. Después de todo, él recordaba al anciano como una persona elocuente y filosófica en muchos sentidos. Alguien que meditaba sus palabras y acciones y nunca se precipitaba. No obstante, parece que la edad le atrofio el cerebro y se volvió loco. Esa era la única respuesta a la que podía llegar Tobirama.

—Anbu— dijo Tobirama y al instante siguiente cayó un encapuchado con máscara de gato a su lado —¿Iwagakure se ha pronunciado con respecto al paradero de los dos tsuchikage?—

—No se ha dicho nada aun, pero si en las próximas 24 hrs no se conoce el paradero de cualquiera de los dos, se nombrará a Onoki como tercer tsuchikage. Esto a su vez ha transformado la aldea en un caos y se sabe que han comenzado los enfrentamientos entre facciones. Parece que pasara mucho tiempo antes de que Iwagakure vuelva a ser la misma de antes—

—No es lo ideal, pero es bueno para Konoha— respondió Tobirama —te puedes retirar—

—Sí— respondió el anbu y dio un salto para desaparecer entre los árboles.

—Sensei— dijo Hiruzen avanzando mientras que con su mano derecha hacia aun lado unas ramas de árboles y en la izquierda llevaba un cuenco con comida humeante.

Tobirama miró hacia su izquierda y vio al muchacho que se había convertido en hombre. Antes de la guerra Hiruzen emanaba ese aire a juventud, pero ahora parecía más un adulto y alguien serio. Aunque bueno, todavía seguía siendo igual de amable que siempre.

—Saru— dijo Tobirama sin levantarse del suelo —no tengo hambre—

—Puede ser, pero sensei me enseño que un shinobi siempre debe estar preparado y comer se vuelve parte de estar preparado— dijo Hiruzen con una sonrisa amable

Tobirama sonrió y se sentó sobre la frazada —está bien— respondió

Hiruzen le entregó el cuenco y Tobirama lo recibió. Después tomo la cuchara para comenzar a comer. Al mismo tiempo, Hiruzen se sentó a su lado y miró al cielo estrellado.

—Sensei ¿Qué cree que pasará de ahora en adelante?— preguntó Hiruzen

Tobirama detuvo su cuchara y miró a Hiruzen, podía ver como la tristeza y la preocupación rondaban sus ojos, lo que le hizo sentir una enorme perdida a Tobirama. Hiruzen siempre era animado, pero durante las últimas conversaciones lo escuchó triste, casi deprimido. Entonces Tobirama recordó el plan que tenía preparado para Biwako y pensó en la forma que afectaría a Hiruzen si la perdía.

—Hiruzen va a volver a Konoha, va a dirigir otro equipo, va a cuidar de su esposa y su hijo. No se escucha como un mal plan ¿verdad?— dijo Tobirama con una casi imperceptible sonrisa en los labios

Hiruzen sonrió al escucharlo y negó entre divertido y feliz —no me refiero a eso, sensei— dijo —me refiero al estado del mundo, a cómo avanzará Konoha y nosotros—

Tobirama agacho la mirada, lo pensó un poco y miró al cielo —creo, creo que, a lo mejor, sería bueno avanzar hacia adelante y buscar pequeñas ventajas significativas que con el tiempo nos hagan fuertes— dijo —esta guerra demostró que el mundo ya no es el mismo de la Era de Los Estados Combatientes donde todos estaban dispuestos a luchar hasta el final. Sunagakure es muy débil, casi un chiste como villa oculta. Iwagakure tuvo una gran disputa entre sus kages y el daimio está furioso al no ser considerado dentro de los planes. Hace pocos días el país de las Aguas Termales anunció que disolverá su villa oculta y solicito los servicios de Konoha para resguardar sus fronteras. Kumogakure otro tanto de problemas domésticos, el raikage era un problema y sus mismos subordinados lo vendieron. Kirigakure es otro con problemas domésticos, pero creo que mucho más serio al estar constituida por una gran cantidad de clanes con kekkei genkai. No obstante, si en un futuro todos esos problemas internos se solucionan, será un gran problema para Konoha. Así que lo mejor que podemos hacer es formar alianzas, como ahora con Kumo y fomentar el intercambio. Vivir de la guerra solo nos llevará a una gran hambruna. Hay que buscar otras formas de subsistir—

—Sensei lo ha pensado bastante— dijo Hiruzen con una pequeña sonrisa, más seguro del futuro y de saber que puede contar con la guía de Tobirama.

—Sí, lo he pensado bastante ¿Saru tiene alguna idea?— preguntó Tobirama de forma relajada, tomo su cuchara y comió.

—Bueno, creo que sería buena idea impartir estudios superiores en la Academia Ninja— respondió Hiruzen agachando la cabeza, con una sonrisa avergonzada mientras se rascaba la nuca —se me hizo difícil tomar decisiones por mi propia cuenta y en muchos aspectos, confié en la suerte y el ingenio, lo que no es bueno cuando tienes las vidas de un ejército en tus manos—

Tobirama sonrió y le pidió que siguiera explicando hasta que vino Danzo.

—Danzo, ven— dijo Hiruzen de buen humor —sensei quiere extender los cursos en la Academia Ninja—

—Yo no he dicho eso, Saru— respondió Tobirama de buen humor, lo que hizo entrecerrar los ojos a Danzo. Sin embargo, tomo una profunda respiración y se sentó del otro lado de Tobirama.

Hiruzen hizo una mueca incomoda, porque a pesar de la edad que tenía Danzo, parecía un niño enojado porque alguien estaba tomando la atención de su padre.

—¿Qué piensas Danzo?— preguntó Tobirama

—Sí es algo que pensó sensei, debemos buscar la manera de que funcione— respondió Danzo

—Es la idea de Saru, pero no pienso que sea mala idea- respondió Tobirama -falta pulir, pero habría que darle una oportunidad. Danzo es bueno memorizando textos, podría ser un buen profesor de tácticas y razonamiento—

El rostro de Danzo se volvió más amigable y resplandeció —¿En serio sensei piensa que lo haría bien?— preguntó

—Claro, Danzo siempre ha sido bueno memorizando la información. Eso sería de mucha ayuda al momento de hacer clases—

De esa manera, Danzo y Hiruzen conversaron con Tobirama durante una hora mientras sus otros tres compañeros los miraban desde la distancia. Diferente de Hiruzen que era despreocupado y Danzo que era un alumno predilecto, Hamura, Koharu y Torifu solo sentían que tuvieron suerte de haber estado en el mismo equipo que ellos. Al final, Hiruzen y Danzo habían comandados ejércitos mientras que ellos solo se quedaron relegados a una posición de ayuda. No obstante, Danzo y Hiruzen se consideraban amigos, así que, dentro de todo, su esperanza estaba en que los tuviesen considerados para una posición importante cuando ascendieran en la escala jerárquica de Konoha.

Koharu soltó un suspiro mientras miraba la fogata que compartía con sus otros dos compañeros. Miró a Homura a su lado, el cual seguía mirando a Hiruzen, Danzo y Tobirama. Llevo su mano a los lentes y presiono el marco con su dedo índice, ajustando la montura. Siempre hacia eso cuando se ponía nervioso.

—Deja eso, Homura— dijo Koharu —si tanto quieres ir con sensei, ve—

Homura miró a Koharu de suaves facciones, cabello oscuro y un moño sujetado con un palillo —¿Por qué no vas tú?— preguntó

—Porque no encajaría, sensei tiene expectativas muy grandes, yo simplemente no las puedo cumplir— respondió Koharu soltando un suspiro

—Me haces sentir mal— dijo Homura

—Bueno, perdón por hacerte sentir mal, pero es lo que siento. A veces pienso que sensei no se da cuenta que el resto de nosotros somos humanos y no podemos ser tan buenos como esos dos. Yo no me considero mala kunoichi, pero…pero nunca podría tolerar lo mismo que Hiruzen. Si sensei me hubiera tratado como a él cuando lo degrado, yo, no sé, me hubiera deprimido ¿quizá qué cosa hubiera hecho?—

—Te entiendo, lo mismo pienso a veces—

Koharu agacho la mirada viendo la fogata y miró a Torifu frente a ella. Diferente de la mayoría de los Akimichi, Torifu era tímido y le costaba expresarse. No obstante, cuando estaba con ellos conversaba con normalidad. Koharu no sabía si era un problema serio o no, pero nunca se lo cuestiono. Llevaban toda la vida conociéndose desde niño y para ella era lo normal. Sin embargo, desde hace tres días Torifu no habla de nada y apenas contesta a los comentarios. Mantiene una expresión tranquila y siempre tienes los ojos puestos en sensei. Por alguna razón Koharu se preocupó por Tobirama, pero considerando que todos eran discípulos, se sintió tonta. A lo mejor era la pérdida de su hermano mayor lo que lo había puesto en ese estado de silencio y trance.

Por otro lado, el único alivio de Koharu en estos momentos era que podía conversar con el perdedor de Homura. Era un tonto sin talento, pero mantenía su integridad como amigo, lo cual la hacía sentir acompañada. Danzo y Hiruzen estaban demasiado altos en el cielo y brillantes, tanto que parecía que se habían alejado de ella.

A los pocos minutos volvieron Hiruzen y Danzo, se sentaron alrededor de la fogata y miraron a sus amigos.

—¿Qué pasa?— preguntó Hiruzen de buen humor —¿Por qué ese ánimo tan apagado?—

—Nada, Saru— respondió Koharu forzando una sonrisa —¿Qué les dijo sensei?—

—Quiere extender los cursos de la Academia Ninja— respondió Danzo —nos pidió ayuda para ver la posibilidad de crear un programa inicial. Él lo revisará y nos dará sus apreciaciones—

—¿Podemos ayudar?— preguntó Koharu con la posibilidad de estar cerca de ellos. Ella sabía que, si algo bueno pasaba, sería cerca de Danzo o Hiruzen. Por otro lado, si se alejaban de ellos, serían rápidamente olvidados.

—Claro— respondió Hiruzen —sensei va a necesitar profesores, pero empecemos por pensar en un programa de estudios. Hay tantas cosas que me hubieran gustado saber cuándo comande el ejército. Eso de guiarse por el instinto y la imaginación es como cuando éramos niños y queríamos orientarnos por el musgo en los árboles—

—Verdad, verdad, todavía recuerdo cuando Danzo se perdió— dijo Koharu soltando una risita divertida. Danzo se sonrojo, pero sonrió de buen humor al recordar aquellos días de diversión.

—También recuerdo que Homura se puso a llorar cuando se hizo tarde— añadió Hiruzen mientras sonreía —nunca voy a olvidar su cara llena de mocos—

Entonces todos se rieron recordando los buenos tiempos excepto Torifu Akimichi, quien mantuvo su expresión seria e indiferente mientras miraba a Tobirama. Lo cual, confundió a los otros cuatro, pero como no querían arruinar el ambiente, siguieron conversando entre ellos.

avataravatar
Next chapter