Kain se presentó en una enorme mansión de tres pisos con aspecto tradicional. Era tan antigua que tenía estatuas de carpas-dragón en los extremos del techo. Bastante arrogante para ser civiles sin chakra. Sin embargo, tal cual como cuenta la leyenda, el padre de Ryoichi fue la carpa que atravesó la puerta del dragón y se convirtió en un dragón. Ahora era una de las personas más adineradas del continente y dueño de una de las empresas más prestigiosas. Tanto shinobis como el daimio cuidaban de la familia. Como ejemplo de eso, habían Uchihas de la policía militar cuidando el perímetro alrededor de la mansión.
Kain miró a los guardias en la entrada.
Al mismo tiempo, Kain podía estar llevando un traje moderno de los que ocupaban los civiles, pero para los Uchihas era inconfundible el cabello blanco y los ojos azules. Ellos miraban a Kain con incomodidad, porque no tenían permitido dejar entrar a nadie, pero ¿Cómo iban a detener a Kain si él quería entrar? Sin considerar con el respeto que lo trataban la mayoría de Uchihas, su fuerza ya había sido reconocida.
—Hola, muchachos— dijo Kain con una sonrisa amable —¿Qué pasa con esas caras? ¿Están enfermos o algo?—
—No, señor— dijo el Uchiha de la izquierda. Tenía el cabello negro, cortó y en punta. De aspecto esbelto y rostro agradable a la vista —es solo, es solo que nos preguntábamos ¿Qué hace usted aquí?—
—Aaaah, eso— dijo Kain manteniendo la sonrisa —no se preocupen, vengo por invitación de Kaito Takahashi. Dijo que viniéramos por su hijo y lo escoltáramos al evento en el palacio imperial—
Ambos Uchihas soltaron suspiros de alivio. Kain comenzó a avanzar y paso por al lado de ellos.
—Nos vemos— dijo Kain
Ambos Uchihas se asustaron, corrieron y adelantaron a Kain —señor— dijeron al mismo tiempo —no puede entrar—
—¿Por qué? Fui invitado por el dueño de la casa— dijo Kain con el ceño fruncido
—No, es solo que, bueno— dijo el Uchiha del cabello corto —no se le permite la entrada a ningún shinobi. Menos sin grilletes supresores de chakra—
—¿Esos juguetes?— preguntó Kain levantó las cejas. Estaban hechos de metal de chakra y era el último invento de los civiles para tratar de limitar a los shinobis. Como si la fortaleza de un shinobi solo viniera del chakra, no porque entrenan todos los días hasta el cansancio desde pequeños. Kain miró a los shinobis y les preguntó —¿Creen que un par de esos juguetes sirvan contra mí? No es por nada, pero tengo mucho chakra y soy maestro de sellos—
Los dos Uchihas pusieron rostros preocupados y dijeron desanimados —Kain-sama—
—Muchachos, ustedes tranquilos, no daré problemas. Al contrario, la próxima vez seré hasta bienvenido y recibido por el dueño de casa—
—Kain-sama, por favor— dijo el otro Uchiha, tenía el cabello negro y largo hasta los hombros. También era bien parecido. Bueno, casi todos los Uchihas eran bien parecidos. Incluso circulaba el rumor entre los nobles que todos querían tener una esposa de ese clan, pero los shinobis son tan orgullosos que jamás mezclarían su sangre con civiles sin chakra, menos de gente que no pertenecía a su clan.
—Ustedes tranquilos, están demasiado estresados, confíen en mí. Si sucede algo, yo los ayudare. En último caso, los contratare como guardaespaldas de mi grupo privado ¿Todo bien?—
Ambos Uchihas se miraron asombrados, miraron a Kain y se hicieron a un lado.
Kain avanzó por un camino adoquinado. La estructura interna era muy diferente a los jardines shinobis. En su lugar, eran largos prados con árboles frutales. Nada de cerezos, nada de bonsai, nada de árboles con troncos torcidos como si siguieran la dirección del viento. Solo la mansión tenía algo de la arquitectura shinobi. Sin embargo, considerando la arquitectura exterior, Kain aposto que por dentro sería muy parecido a lo que había hecho Naomi. Pisos con cerámica y muralla solidas. Nada de puertas correderas y en su lugar, puertas robustas con manillas que se giraban. Mesas de cuatro patas con un metro de altura, sillas con respaldo y sillones de cuero. Entre los civiles y los shinobis se estaban enfrentando al cambio de las eras. Estar con los shinobis era como presenciar los primeros cambios mientras que estar con los civiles era como vivir en la modernidad.
Kain llegó delante de la gran puerta de madera con manilla de bronce y un botón a un lado de la puerta. Kain lo presiono, ya lo había visto en la casa que Shishio Nara mantenía en la capital. Sonó una campanilla y espero durante un minuto. La puerta se abrió y apareció una mujer en un traje de sirvienta y delantal blanco.
—Buenas tardes— dijo Kain —soy Kain Uchiha, vengo por Ryoichi Takahashi—
La sirvienta quedó congelada al ver a Kain, vestía como civil, pero el cabello blanco, los ojos azules y esa aura se sentía como a shinobi —señor— dijo con la cabeza gacha
—Tranquila, soy amigo de la familia— dijo Kain
La sirvienta levantó la cabeza y lo miró a los ojos con incredulidad. Era de conocimiento común que los Takahashi solo aceptaban a los shinobis de la puerta para afuera y solo unos pocos, de confianza, podían estar cerca de ellos.
—El padre de Ryoichi, Kaito, le pidió a Naomi Uchiha que viniera a buscar a su hijo para llevarlo a un evento en el palacio imperial. Por favor, déjeme pasar o hable usted con su jefe lo antes posible. El evento empieza en veinte minutos—
La sirvienta se sorprendió al escuchar del palacio imperial y se puso nerviosa al escuchar el poco tiempo que les quedaba. Ella miró por todos lados, pero era como siempre, cuando uno necesita ayuda nunca hay nadie.
—Aiko, escuche el timbre ¿Quién es?— preguntó una voz joven y masculina.
Kain miró por el lado de la sirvienta y vio a la izquierda, varios metros más allá, una escalera ancha. Un hombre joven con una camisa azul y pantalones negros bajaba peldaño a peldaño con tranquilidad.
—Señor— dijo Aiko, la sirvienta.
Sin embargo, Kain aprovecho el descuido y supero a la sirvienta. Entro observando las paredes color crema y las pinturas de los ancestros de la familia. El piso estaba recubierto de cerámica verde con vetas negras, de aspecto limpio y reluciente.
—Hola, soy Kain— dijo Kain mientras avanzaba por el pasillo y lograba ver al joven en la escalera. Tenía el cabello castaño y largo hasta los hombros. El rostro cuadrado, los ojos almendrados, la nariz gruesa y la boca grande. No parecía muy alto ni muy bajo —Naomi me contó que querías conocer lo que pasaba en el palacio imperial—
—¿Quién es este?— preguntó Ryoichi mientras miraba a la sirvienta Aiko. El tipo no parecía tener más de veinte años.
—Ya te lo dije, Kain, Kain Uchiha— dijo Kain mientras llegaba a la parte baja de las escaleras —tu padre le dijo a Naomi que te viniéramos a buscar. Están pasando algunas cosas entretenidas en el palacio imperial—
—Jiro, hazte cargo— dijo Ryoichi con voz molesta
—Señor— dijo una voz oculta en la mansión. Kain miró hacia la pared de la izquierda y vio a un hombre rubio y de piel morena. Lo miraba a los ojos, era alto y de aspecto esbelto. Llevaba un protector metálico en el pecho para proteger su corazón, ropa oscura y zapatillas shinobi —le aconsejo que converse, no es el lugar para pelear—
—¿Y por qué te pago?— preguntó Ryoichi con molestia
—Para mantenerlo con vida— dijo Jiro con una mirada tranquila —y eso hago, usted es joven, debe aprender que todo no se arregla con violencia—
—¿Y a quien contrato para que eche a este tipo?—
—Al Patriarca de mi clan, más conocido como el raikage "A"—
Ryoichi se quedó callado, miró a Kain y no lo encontró mayor que él a pesar de que era un poco más grande de estatura. Se sorprendió, no todos los días conocías a alguien tan fuerte.
—Jiro, no andes ventilando las cosas de la gente— dijo Kain con una sonrisa —además, Jin no me atacaría—
Jiro no se reía, estaba atento a los movimientos de Kain. Asintió con tranquilidad y ordenando sus pensamientos. Formulando una combinación de habilidades que le permitiera tomar al joven señor y escapar.
Kain miró a Ryoichi y le dijo —lo siento, vengo por negocios, tú te vienes conmigo—
—¿Qué?—
Kain miró por la escalera hacia arriba, vio una ventana de vidrio y giro su mano como si fuera la prestidigitación de un mago e hizo aparecer un kunai en su mano. Jiro, a diez metros de Kain, vio el metal, así que Jiro hizo circular su chakra y corrió a toda velocidad. Kain lanzó el kunai, Jiro lo vio volar con lentitud, pensó que iba dirigido al joven señor, pero el kunai paso por al lado de Ryoichi, voló y golpeo la ventana. Entonces Jiro continúo corriendo, se lanzó contra Kain con las manos extendidas. Kain sonrió, se giró, paso por debajo del brazo izquierdo y engancho su brazo. Kain ocupo la misma velocidad de Jiro, se agacho e hizo palanca para hacerlo caer de cabeza. Jiro reacciono poniendo su mano y rodo por el suelo hasta chocar con la pared.
Kain vio a Jiro estrellarse con la pared, corrió por la escalera y vio a Ryoichi con los ojos grandes del asombro. Kain sonrió, lo tomo por el estómago, siguió corriendo hasta el segundo piso. Él se impulsó y saltó por la ventana junto con Ryoichi.
Jiro quien quedó de cabeza y con la espalda pegada a la pared, utilizo las manos para reincorporarse, corrió lo más rápido que pudo por la escalera y se detuvo delante de la ventana. Miró hacia el patio frontal, pero no vio nada. Había cuarenta metros de camino adoquinado hasta las murallas custodiadas por los shinobis. Sin embargo, al fijarse en los dos policías, vio que ellos miraban al cielo. Entonces Jiro miró hacia el cielo azul con algunas nubes blancas y a la distancia vio una mancha gris moviéndose con destino al centro de la capital.
Por otro lado, cualquiera que fuera raptado y tuviera dinero, estaría muerto de miedo y al borde de su ingenio, pero Ryoichi soltaba carcajadas de alegría al volar a tanta velocidad. Era más rápido que el vehículo prototipo de su padre ¿Cuánto sería? Se preguntó ¿Ochenta, noventa kilómetros por hora?
Kain miró hacia abajo mientras sobrevolaba la capital a veinte metros de altura. Las casas eran de uno o a lo máximo de dos pisos. A lo lejos se veían los primeros edificios, pero con suerte tenían quince a veinte pisos de altura. Kain se dirigió al centro de la capital no sin antes llamar la atención de todos. Era un hombre moviéndose a gran velocidad por el cielo azul.
Kain vio la casa de aspecto tradicional de un piso con un amplio patio. Ni por asomo se podía comparar con la casa de los Takahashi o la casa de Mito, pero era un lugar amplio para un joven empresario.
Kain fue disminuyendo la velocidad hasta que se detuvo a la altura de la vereda y comenzó a descender hasta tocar con suavidad la vereda. Dejo a Ryoichi en el suelo, este último tenía una mirada eufórica y el cabello desordenado.
Por su parte, Ryoichi respiraba con dificultad, miraba a Kain y en un súbito impulso, lo sujeto de los brazos y le preguntó —¿Puedes ir más rápido?—
—Sí— respondió Kain con calma y una sonrisa en los labios
—¿Cuánto?—
—No sé ¿El doble? Es un poco complicado resistir la presión del aire y estoy buscando mecanismos para lograrlo, pero por ahora solo puedo el doble—
—Eso es, eso es— susurro Ryoichi mientras se formaba una enorme sonrisa en sus labios. Entonces continuo con un tono fuerte que todos lo escucharon en la calle —eso es jodidamente genial ¡Dios! Eres el maldito Raijin, eres el maldito Raijin, lo sabía, lo sabía en cuanto te vi. Estás loco hermano, muy loco—
Kain sonrió al ver lo emocionado que estaba Ryoichi, entonces miró a la puerta de la casa y vio a un muchacho mayor que él salir por la puerta de la calle. Tenía el cabello negro, largo, ordenado en una coleta y un rostro apático como si estuviera aburrido. Sin embargo, al ver a Kain sonrió y le dijo —como siempre, no conoces la palabra moderación y solo das problemas—
—Ha sido un tiempo, Shishio— dijo Kain con una sonrisa en los labios.