Eran las seis de la tarde y Kain recién pudo volver a su habitación para dirigirse al laboratorio y continuar con sus trabajos. Nagisa lo acompañaba mientras los guardias se quedaron vigilando el exterior y realizando rondas al perímetro de la casa. Kain le había dado acceso a Mari Hatake al sistema de seguridad que alertaría de inmediato si había intrusos. Algo que Kain tuvo que desarrollar por las constantes incursiones de los anbus a su casa. El hecho es que ella dijo que un sistema de seguridad era bueno, pero realizar rondas era mejor.
Kain continúo avanzando por el pasillo mientras Nagisa lo seguía y pensaba en estas cosas. Kain se detuvo frente a la puerta y espero durante unos segundos. El sonido de la energía desvaneciéndose se escuchó y las protecciones desaparecieron. Kain abrió la puerta y dijo —gracias, Guardián, hoy es un buen día, espero que estes preparada—
—Sí, Kain— respondió Guardian con voz femenina, suave y metálica.
Kain dejo entrar a Nagisa y ella lo quedó mirando y avanzó. Se veía bonita con el cabello naranja recogido en una coleta mientras sus ojos verdes emitían un brillo de amor. Kain sonrió fascinado frente a esa sonrisa tan sincera. Después de que Nagisa entró, Kain cerró la puerta y se levantaron las defensas. Por detrás de la puerta apareció la imagen de una puerta torii con luz roja.
Nagisa en su curiosidad acercó su mano, pero al tocar la energía, fue repelida como si algo la empujara con fuerza. Ella quedó mirando la puerta y apego su mano al pecho. Sus ojos estaban muy abiertos mirando la imagen de la puerta torii.
—Es mi sistema de seguridad— dijo Kain con tranquilidad —eres una persona de interés, así que no te dañara, pero no hagas experimentos violentos o el sistema de seguridad te tratara de la misma forma—
Nagisa miró a Kain y asintió —lo entiendo, Kain-sama, voy a ocupar el baño— dijo
—Claro, adelante, te esperare— dijo Kain
Nagisa asintió y Kain se recostó en su cama. El colchón era blando, así que reboto con la esponjosidad del cobertor blanco a su alrededor.
Nagisa cerró la puerta y desapareció en el baño.
Por otro lado, Kain miró al techo blanco, plano, con focos empotrados. Se quedó mirando la luz sin pensar en nada durante unos segundos hasta que de repente se reactivó su conciencia y se impulsó hacia adelante para quedar sentado en la cama —Guardián— dijo —¿Tú puedes hacer una imagen mental de tus planos de construcción e ir modificando la imagen a petición?—
—Sí, puedo, Kain— respondió Guardián
—En ese caso, quiero que cuando yo proyecte mis clones de sombra, crees una imagen mental de los planos en todos los clones y vayas modificando su estructura. Después realices una simulación del procedimiento y generes gráficos de rendimiento, consumo de energía y sinergia entre las partes. Además de buscar errores en el diseño y posibles mejoras—
—¿Es una orden?— preguntó Guardián
—Sí, es una orden— respondió Kain —¿Lo puedes hacer?—
—Voy a tener que cambiar un poco mi programación interna para poder realizar todas esas funciones—
—¿Puedes cambiar tu programación?—
—No en el sentido de cambiar los protocolos, pero si en el diseño de funciones necesarias para cumplir los objetivos de Kain. En el lenguaje humano se llamaría "adaptabilidad"—
—Sería genial ¿Cuánto te demoraras en generar dichas funciones?—
—Tres horas, después de eso estaré operativa para continuar con los experimentos—
—Genial, hazlo, desde ahora en adelante nos moveremos a la velocidad de la luz— respondió Kain con una enorme sonrisa
—Activando sistema de soporte, funciones de seguridad disminuidas, empezando optimización de funciones en 3, 2, 1…—
Kain vio como la luz de su habitación disminuyo por unos segundos, pero después de un par de parpadeos, la energía se estabilizo.
—Kain-sama ¿Qué fue eso?— preguntó Nagisa desde el baño
—Nada, Nagisa, no te preocupes, ya volvió todo a la normalidad—
—Entiendo— respondió Nagisa desde el interior del baño
Kain se volvió a recostar en la cama, cerró los ojos y espero en la calidez del cobertor. Todo se mantuvo en silencio hasta que Nagisa abrió la puerta del baño y salió. Ella cerró la puerta con cuidado, camino hasta la cama con los pies descalzos y se subió. Kain mantuvo sus ojos cerrados y espero a ver lo que hacía Nagisa. Por su puesto, ella se acercó a él, lo quedó mirando, le acaricio el rostro y acercó sus labios para besarlo. Kain dejo que ella lo besara con la suavidad del primer amor.
—Kain-sama— susurro Nagisa
—¿Sí?— dijo Kain como si estuviera medio dormido
—¿Puede ver algo?—
Kain abrió los ojos y se encontró con un rostro tierno. El cabello naranja que usualmente estaba ordenado en una coleta caía a los lados del rostro de piel lechosa. Los ojos almendrados, el iris verde, la nariz fina y la boca grande con labios gruesos. Bonita, adorable y tierna. El cuello se veía delgado. Él miró un poco más abajo y vio un amplio escote. Los senos colgaban como dos masas de carne claras.
Kain se sorprendió por esta visión atrevida de Nagisa y se sentó. Nagisa se hizo hacia atrás y quedó sentada sobre sus rodillas en la cama. Kain la miró mejor, ella llevaba su cabello suelto, una leve capa de maquillaje sobre su rostro y los labios pintados de color cereza acuoso. Por otro lado, llevaba un pequeño kimono verde que le llegaba hasta la mitad de los muslos. Sus piernas se veían largas y bonitas.
Kain se fijó en su cara, ella estaba ruborizaba. Sin embargo, el rubor se estaba propagando al cuello y las orejas. Ella miró hacia otro lado, sonreía y lo miraba de soslayo —¿Le gusta?— preguntó
Kain sonrió de forma natural, acercó su mano a la de Nagisa y la toco por encima de forma delicada. Se fue acercando a Nagisa poco a poco. Ella lo miró y también acercó su rostro. Kain la miró a los ojos durante cinco segundos y después la beso con ternura. Fue un beso superficial, apartó un poco su rostro y le susurro —te ves hermosa—
Nagisa se sintió abrumada por el cumplido y sonrió de forma maravillosa.
Kain también sonrió, volvió a acercar sus labios y la beso, pero se detuvo y miró al respaldo de la cama. Miró a Nagisa y le dijo —ven— se movió al respaldo de la cama, se sentó y apoyo su espalda. Nagisa se acercó a Kain, se sentó entre sus piernas y se puso de lado, con el lado izquierdo de su rostro apoyado en el pecho de Kain. Este último la abrazó y como era más alto que ella, agacho su rostro y acercó su rostro. Nagisa levanto su rostro y se besaron. Ella llevo sus manos por debajo del haori, pasos sus dedos por entremedio del kimono verde y toco la piel de Kain.
Al mismo tiempo, Kain se preocupaba de besar a Nagisa y acariciarle la espalda con la mano derecha. Deslizar sus dedos poco a poco hasta la cola y acariciar las nalgas de forma superficial. Por otro lado, su mano izquierda fue a la rodilla de Nagisa, suave y tierna. Su piel estaba fría, pero poco a poco comenzó a entrar en calor. Kain subió con su mano izquierda desde la rodilla al muslo.
Kain apartó su boca de la de Nagisa, se miraron a los ojos durante diez segundos. Nagisa levantó su mano derecha, le sujeto la mejilla izquierda, acercó su rostro y le robo un beso. Kain sonrió, respondió a su beso con otro y se continuaron besando. Él llevo su mano de la rodilla al pecho y metió su mano por entremedio del kimono de Nagisa. Los dedos acariciaron la piel pasando por entremedio de los cálidos senos y bajo hasta el estómago. Kain apartó la mano y le abrió el kimono por completo. Por debajo Nagisa solo llevaba una ropa interior de color esmeralda haciendo juego con sus ojos verdes. Kain la quedó mirando, ella se ruborizo, pero en lugar de ocultarse, lo beso.
Kain le devolvió el beso y con su mano izquierda le acaricio el abdomen. Bajo pasando por el pubis y tocando la tela suave con encajes de la ropa interior. Nagisa comenzó a respirar más rápido y soltó un gemido. Kain la continúo besando, pero añadió pasión y bajo al cuello.
—Kain-sama— susurro Nagisa mientras sentía el suave tacto sobre la ropa interior que cubría su sexo. Ella miró el techo y sintió los labios de Kain en su cuello. Él llevaba la mano desde el pubis al estómago acariciando aquí y allá, pero sin llegar a ningún lugar en específico. De repente detuvo sus besos y Nagisa lo miró. Kain la miraba a los ojos con un brillo cándido en la mirada. Hermosos ojos azules, pensó ella. Kain se acomodó y la recostó en la cama. Se movió por encima de ella, la beso por entremedio de los senos, subió por el cuello, llego al mentón y subió a la boca. Después le dio un último beso y comenzó a descender. Nagisa recordaba está sensación, era como aquella vez en la cabaña de las montañas. En algún momento Kain le quito la ropa interior y ella sintió algo caliente y húmedo en su sexo. Ella miró hacia abajo y vio a Kain comiendo su sexo. Nagisa soltó un fuerte gemido y se relamió los labios.
—Kain-sama, Kain-sama— gimió Nagisa con los ojos cerrados dejando que el placer se apoderara de su cuerpo. Su pecho subiendo y bajando.
Kain se detuvo, Nagisa miró hacia abajo y lo vio acercarse a su rostro. De repente su rostro estaba cerca de el de ella. Kain la beso, Nagisa respondió, la sensación de los labios fue la mejor. Se continuaron besando.
Por su parte, Kain sacó su pene por el hakama y lo frotó con la vagina de Nagisa. Los labios estaban hinchados y abiertos como pétalos de flor. Pequeños pétalos por la inexperiencia. La vagina hinchada, el cabello naranja húmedo por los fluidos corporales. Kain presiono un poco y la carne de Nagisa que ya lo recibió una vez, cedió poco a poco. Kain soltó una exhalación caliente. Estaba muy apretado, cálido y húmedo. Kain acercó su rostro al de Nagisa, la beso y se fue introduciendo en ella a medida que podía. Suave, lento, poco a poco. Besando y sintiendo como reaccionaba el cuerpo de Nagisa a su penetración. Todavía era incómodo para ella y por eso trato de hacerlo lo más lento posible dejando su pene dentro. Lo apretado y el calor hicieron su trabajo.