Cuando dieron las cinco y media de la tarde, Tsubaki dejo el salón de té con todo preparado mientras Kain recubría las paredes con sellos junto a tres de sus clones de sello. Con esta preparación, las murallas podrían tolerar hasta un jutsu de nivel A. Por otro lado, había algunos sellos de clones entremezclados por si las cosas empeoraban y Kain necesitaba ayuda para calmar a uno o a todos los kages. El hecho era prepararse lo mejor posible para cualquier eventualidad. Con un pequeño truco podía hacer los sellos incoloros para que se vieran como la superficie de la muralla. Por otro lado, a menos que los sellos se activaran, nadie sabría que estaban ahí.
—¿Está listo, Kain-sama?— preguntó Rei, entrando por el pasillo que conectaba la cocina con la barra. Ella iba vestida con un kimono purpura y un obi rojo con un cordel dorado en medio. Su cabello iba arreglado en el moño usual en la parte superior trasera de la nuca, pero esta vez llevaba un palillo de oro con una cadena en la punta con pequeños adornos de flores rojas. Su rostro amable, ovalado y de mirada tierna daba tranquilidad, mientras que el lunar bajo su ojo derecho subía su sensualidad, pero solo hasta el punto de parecer adorable.
—Sí, Rei-chan— respondió Kain colocando el último sello en la pared mientras sus tres clones hacían lo mismo en otras paredes. Kain se dio la vuelta y la miró a Rei con fascinación —te ves preciosa— dijo
Rei camino hasta detenerse a un metro y Kain noto un tenue labial rosa que acentuaba los labios de forma suave y cristalina. Kain se sintió tentado a besarla, pero cuando se acercó y puso sus manos en las caderas de Rei, ella levantó su dedo índice y lo puso en los labios de Kain.
—Si Kain-sama me besa, seré muy feliz, pero eso arruinara mi imagen— dijo Rei
Kain miró esos maravillosos ojos azules, grandes y de mirada tierna, soltó un suspiro y asintió —a la noche probare todo de Rei-chan, cada parte, no dejare nada sin cubrir con mis labios— dijo
Rei se ruborizo, agacho un poco la mirada y asintió.
—Kain-kun, por favor, contrala el calor entre tus piernas. Ahora es momento de estar concentrados— dijo Naomi mientras salía del pasillo que conectaba la barra con la cocina. Su cabello rubio estaba ordenado en un moño en la parte superior trasera de su nuca. Vestía un kimono rosa con flores de cerezo color fucsia, demasiado colorido, de seguro era uno de los diseños de Akane. A pesar de que ambas se llevaban mal, Naomi respetaba el gusto de Akane y admiraba sus diseños. En la cintura llevaba un obi purpura y un cordel fucsia, mientras encima llevaba un haori rosa con fucsia, siguiendo la temática del kimono.
Kain miró por el lado de Rei y al ver a Naomi tan hermosa, sonrió. Después volvió a mirar a Rei y ella asintió. Kain se separó de ella y avanzó hasta interceptar a Naomi quien lo miraba a los ojos con frialdad, de manera petulante. Kain se acercó a ella sin abrazarla y le susurro al oído —si Naomi quiere, podemos adelantar todo. Entonces si Naomi accede, prometo no dejarte dormir está noche—
Naomi se puso roja desde cuello hasta las orejas y miró hacia otro lado mientras sus ojos reflejaban el nerviosismo —todavía no— dijo —una promesa, es una promesa. Por mucho que Kain-kun no se pueda aguantar, no cederé—
Kain sonrió de forma astuta y se acercó para morderle el lóbulo de la oreja. Naomi soltó un gritito y dio un paso hacia atrás mientras se sujetaba la oreja. Ella miró a Kain con muchas expectativas, pero al final, cerró los ojos y tomo una profunda respiración. Después abrió sus ojos y volvió a mirar a Kain con excesiva seriedad.
—Kain-kun, espero que controles tus acciones en medio de la reunión, no quiero enviar el mensaje equivocado— dijo Naomi
Kain tomo una profunda respiración y también se calmó. Después miró hacia atrás y vio a sus clones poner los últimos sellos en las paredes. Una vez que terminaron, hicieron una seguidilla de sellos y todos los sellos se volvieron trasparentes. Después ellos miraron a Kain y este último asintió, pensando que los preparativos estaban completos. Ellos se desvanecieron en nubes de humo y solo quedó un papel en blanco con la posibilidad de volver a crear un sello de clon. Rei se acercó recogerlos y Kain se dio la vuelta para volver a mirar a Naomi.
—Ven, Naomi, tengo que preparar algo por si pasa lo peor— dijo Kain
Naomi asintió y se acercó a Kain. Este último le tomo la mano derecha, le subió la manga del haori y el kimono rosa con flores fucsia. Coloco su mano derecha en la parte interna del codo. Ella vio a Kain cerrar los ojos y después de un minuto, apareció un sello similar a una telaraña en la parte interna del codo.
Kain abrió los ojos y la miró —si pasa algo o tu recibes el mínimo daño, esto te enviará a mi habitación y te mantendrá protegida— dijo
—Gracias, Kain-kun— dijo Naomi con una mirada seria
Kain asintió, le soltó la mano y le preguntó —¿Dónde está Okita, Kaoru y Aoi?—
—Ya vienen, están preparándose en el baño— respondió Naomi
—Ve a buscarlas y diles que se apuren. Esos tipos llegaran en cualquier momento—
Naomi asintió, se dio la vuelta, camino hasta la barra y avanzó hasta la puerta que conducía al pasillo que conectaba con la cocina. Por otro lado, Kain se dio la vuelta y vio a Rei de pie detrás de él, con los papeles para confeccionar sellos en la mano derecha. Ella se los tendió y Kain los tomo.
—Dame tu mano, Rei-chan— dijo Kain —también necesito que estes prepara para lo peor—
—Sí, Kain-sama— respondió Rei y le tendió la mano. Kain le tomo la mano, le subió la manga del kimono purpura. Después puso sus dedos sobre la parte interna del codo y cerró los ojos para canalizar chakra del alma y generar un sello que pudiera enviar a Rei a su habitación por si algo pasaba.
Después de un minuto, Kain abrió los ojos y se agacho para besarle la parte interna de codo —listo— dijo, enderezo su espalda y la miró a los ojos. Rei asintió con una sonrisa y un pequeño rubor en los pómulos. Al mismo tiempo, escucharon pasos por el pasillo y se voltearon para mirar. Eran Naomi, Okita, Kaoru y Aoi.
Okita avanzaba un paso por detrás de Naomi con un par de katanas en la cintura mientras Kaoru y Aoi iban al final de la fila. Okita utilizaba el cabello rubio suelto hasta los hombros, con una partidura en medio. Vestía un kimono rosa y un hakama fucsia. Entre ella y Naomi hacían una buena combinación de colores, pero diseños totalmente diferentes. Era claro quién era la guardaespaldas y quien era la jefa. No obstante, los rostros de ambas y el cabello rubio le recordaban a Artoria y eso le producía a Kain una gran necesidad de volverse fuerte.
Kain tomo una profunda respiración y pensó que después de haber esperado tanto tiempo, no había problema con esperar un poco más. Con el tiempo se volvería fuerte, esa era su certeza y en ese momento, podría viajar. Sin embargo, primero lo primero.
Por otro lado, Aoi y Kaoru al final de la fila vestían hermosos kimonos azules con flores de camelias rojas mientras un obi dorado remarcaba sus cinturas. Como Aoi se veía joven y Kaoru estaba creciendo a buen paso, parecían hermanas.
Okita y Naomi se detuvieron a un metro de Kain y esperaron a ver su reacción, pero diferente de Rei y Naomi, Kain no le dijo ningún cumplido a Okita. Él solo se acercó y le dijo —dame tu mano Okita, de esa manera podré colocar un sello protector—
—Sí, sensei— dijo Okita con una sonrisa, pero con un sentimiento amargo en el corazón. Ella pensaba que, si Kain no la elogiaba como a las demás, era porque algo malo había con ella. De lo contrario, no se lo explicaba. Kain era abierto a tratar con las chicas que le atraían, pero indiferente con las que no le producían ninguna atracción. Sin embargo, sus preocupaciones no estaban contempladas en la mente de Kain y él solo se preocupó de colocar un sello en la parte interna del codo. Una vez que Okita tuvo el sello sobre su piel, Kain retiro la mano y dio un paso hacia atrás.
Después Kain hizo lo mismo con Aoi y Kaoru y una vez que termino, miró a Naomi, Okita y Rei —bien, con esto están listas las preparaciones— dijo —les dejo la explicación a ustedes, traten de mostrar su idea lo más atractiva posible. Sin embargo, no se comprometan a nada, ni sedan en sus propuestas. Su trabajo es seducirlos con la idea de mejorar la situación de las villas y la vida de los shinobis—
—Entiendo— dijeron Rei y Naomi, mientras Okita solo asentía
Después Kain miró a Aoi y Kaoru, con una fina capa de maquillaje y labios sensuales pintados con un labial natural que solo hacia ver los labios humectados.
—Como lo conversamos, ustedes dos harán la parte de Tsubaki y no intervendrán en ningún momento— dijo Kain —si ocurre lo peor, se mantienen al margen mostrándose asustadas y solo en última instancia, cuando ven que estoy sobrepasado, me ayudan. De lo contrario, se mantiene al margen. Digamos que ustedes serán mi carta del triunfo si llega a pasar algo—
—Sí, Kain-sama— respondieron Aoi y Kaoru con expresiones serias
Kain asintió, se dio la vuelta mirando a la puerta corredera del frente, con pequeños cuadritos de papel mientras ellas captaban el movimiento y se ponían tensas. A los segundos después se escucharon varias pisadas y llamaron desde afuera. Kain camino hasta la puerta mientras le hizo el gesto con la mano a Naomi, Rei y Okita para que tomaran sus posiciones, a los lados de la cabecera de la mesa.
Kain llegó delante de la puerta corredera, soltó una pequeña exhalación y puso su mejor sonrisa. Abrió la puerta corredera y encontró a los cincos kages acompañados de dos jounin de cada villa respectivamente. Kain alzó una ceja, pero nunca perdió la sonrisa. Al mismo tiempo, Gengetsu hizo una sonrisa astuta, como diciéndole que las cosas no iban a ir como él quería. Al menos, no al pie de la letra. Por otro lado, los otros kages se veían serios.
—Buenas tardes— dijo Kain —pasen por favor—
—Lo siento, Kain Uchiha— dijo Onoki deteniéndose delante de él —pero mis asistentes quisieron venir. No te preocupes por ellos, se acomodarán en una esquina—
—No hay problema, pasa, ya está todo preparado— respondió Kain
Después vino Shamon, quien avanzó con dos sujetos que utilizaban una capucha de color arena que solo dejaba su rostro al descubierto. Lo más probable que hechas para que los protegieran del sol del desierto. Después vino "A", Gengetsu y por último Hiruzen, quien era acompañado también por Danzo.
Al mismo tiempo, Kain notó que afuera, la calle estaba desierta mientras que una gran cantidad de shinobis camuflados los miraban desde los techos de las casas del frente. Ellos podían engañar a la vista normal, pero no a la vista de Kain. Lo más probable es que por los lados y atrás del salón de té también hubieran shinobis. Nada de eso le molesto a Kain, pero se preocupó por si algún idiota quería cruzar la avenida y colocarse en el jardín de Mito para espiar el salón de té. Seguro ese tipo sería golpeado hasta la muerte.
Kain cerró la puerta corredera y vio a los kages ir a la larga mesa preparada con los pocillos y platos con comida. Como se habían sentado en el mismo lugar hace días, ocuparon los mismos asientos. Del lado izquierdo estaban Onoki, Hiruzen y Danzo. Del lado derecho eran, "A", Shamon y Gengetsu. El resto de los jounin que los acompañaban se pusieron en las mesas alrededor de los kages.
—Disculpen, los jounin se pueden sentar en la siguiente fila de mesas— dijo Kain avanzando y señalando unas mesas a dos metros de donde ellos estaban posicionados —no los quiero cerca, esto es una comida y después una reunión. No quiero un ambiente tenso—
No obstante, los jounin miraron a sus propios kages y estos últimos asintieron sin darle muchas vueltas al asunto. Los jounin se movieron a las siguientes mesas y Kain avanzó por el lado izquierdo de la larga mesa de los kages. Sonrió y paso por al lado de Danzo dándole unas palmaditas en el hombro derecho —nadie quiere un rostro amargo y de pocos amigos mientras come ¿Cierto?— dijo
El resto de los kages miraron a Danzo, serio en extremo, pero cuando Kain dijo eso, se ruborizo y miró hacia otro lado. Cosa que hizo reír a los kages.
—Vamos, las botellas están en la mesa ¿Necesitan sacacorchos?— preguntó Kain de buen humor
—Para nada Kain— dijo "A" —pero prefiero la cerveza—
—Claro, claro— respondió Kain con una gran sonrisa, dio dos aplausos y desde el pasillo que daba a la cocina salieron Aoi y Kaoru vistiendo hermosos kimonos azules con flores de camelias rojas mientras un obi dorado remarcaba su cintura. Ellas avanzaron con un paso elegante, tomaron las botellas de cerveza desde el estante detrás de la barra y las llevaron a la mesa.
—AAAaaaaaa— grito Gengetsu enojado mientras desordenaba su cabello con las manos, los jounin se alteraron y se pusieron en estado de alerta —por eso te odio, muchacho del demonio. Presumiendo lo que no debe ser. Somos enemigos, somos enemigos—
El resto de los kages soltaron carcajadas mientras Kaoru y Aoi avanzaron a la mesa, abrieron las botellas y sirvieron cerveza. Ellas se mantuvieron alerta, pero supieron mantener la calma a pesar de la tensión entren los jounin.
Al mismo tiempo, Gengetsu extendió su vaso y Aoi le sirvió cerveza.
—¿Pensé que no te gustaba la cerveza?— preguntó Kain en la cabecera, sentado entre Naomi y Okita
—Cállate, quiero probar algo diferente— respondió Gengetsu enojado con él, después miró a todos los jounin de pie, tres metros más allá y les preguntó —¿Qué hacen, idiotas? Nadie va a luchar, siéntense y esperen a que les traigan la comida. Los trajimos para que no molesten, no para que echen a perder el sabor de la comida—
El resto de los kages también miraron a sus jounin y les dieron una mirada significativa. Los jounin se ruborizaron de la vergüenza, pero nadie los podía culpar. Hace solo un par de años hubo una guerra y ahora todos los que quedaron de esa guerra estaban comiendo como amigos. Sin contar que eran los más fuertes de cada villa.