Como a las ocho y media de la noche regresaron a la habitación en el hotel usual. Para poder acceder sin ser visto, Kain siguió utilizando su magia hasta que llegaron a la habitación. Según Barbara y Cristina, no estaban en condiciones de ser vistas. Su pelo estaba revuelto, su tes lánguida y su rostro cansado. Parecía que habían ido de excursión a algún lugar lejano y habían vuelto casi muertas del cansancio. Por otro lado, para agradable sorpresa de Kain, Victoria ya estaba en la mesa del comedor. Por un lado tenía listo el menú de la jornada, por otro, ella seguía revisando documentos y firmando papeles. Cuando Kain y compañía entraron, se acercaron a Victoria. Barbara fue la primera en saludar, le dio un beso en la frente y le movió el cabello que estaba justo al lado de los ojos y lo posiciono detrás de su oreja izquierda. Era un mechón rebelde que tenía Victoria y siempre le molestaba para leer.
-¿Te divertiste, mamá?- le pregunto Victoria sin apartar la vista de los documentos
-Bastante corazón, ahora estoy exhausta, así que te dejo el resto- dijo Barbara
-Hola amor- dijo Kain desde el otro lado. Victoria movió su boca para el lado izquierdo y recibió el pequeño beso sin las intenciones de apartar la cara de los documentos. Después de eso, volvió a su posición habitual, y con el lápiz en mano derecha, acerco el nudillo del índice a sus labios como si lo estuviera besando. No obstante, todos, tanto Kain, Barbara y Cristina, sabían que esta era la postura que tomaba la mujer de negocios cuando estaba pensando en algo. Hace poco más de un mes habían completado la compra de puerto y ahora estaba finiquitando algunos temas pendientes. Para poder optimizar los recursos, hace una semana Victoria contrato a Catalina. Le pidió que sacara todo el puerto de madera que es donde atracaban los barcos y construyera un puerto hecho de piedra. Para Catalina fueron los dos millones de notas reales más fáciles que ha ganado en la vida. En realidad le comento a Kain que se quería golpear a sí misma. Podría haber hecho algo similar, como ocupar sus habilidades de maga para construcciones y esas cosas, pero el canon de la era le impedía pensar fuera de la caja. Los magos por lo usual se ocupaban cómo guardaespaldas o para la guerra, no menos. Cualquier trabajo que no fuera eso, era una especie de insulto. Catalina dijo que todos eran unos retrasados por ser tan cortos de mira. Agrego que si lo hubiera hecho desde el principio, no hubiera tenido que andar de allegada con su tía, ni mucho menos andar siempre corta de dinero. El hecho es que termino en un día el trabajo. Con magia de agua arranco el puerto de madera y con magia de tierra, formo un hermoso puerto de piedra. El camino era liso, plano y equilibrado como los pisos de la sede central de Millis. Algo que agrado mucho a otros empresarios y quisieron contratar a Catalina por un poco de dinero. No obstante, Catalina les dijo que trabajaba para Victoria, así que si querían hacer negocios, tenían que hablar con ella. Los negocios no eran lo de Catalina, pero estaba claro que esos tipos se querían aprovechar de ella, así que le pidió a la mujer de negocios que le echara una mano. Ahora, como consecuencia de la compra del puerto, Victoria estaba finiquitando algunos contratos de mantención y trabajo. Por otro lado, había ampliado el rubro de la compañía. Como Victoria era una mujer visionaria, tomo a Catalina como una especie empresa constructora. No obstante, solo se dedicaban a aplanar y pavimentar lugares. Si Catalina se dedicara a construir edificios con su magia, la economía de Millis se podría ir a la mierda, sin contar el gran número de desempleados.
Victoria le dio la última revisión a los documentos que tenía en las manos, asintió, los coloco en la mesa y los firmo. Después paso al siguiente, y mientras leía el documento, pregunto -¿y tú Cristina?¿Qué tal lo pasaste?-
-Muy bien señora- respondió Cristina un poco nerviosa -¿necesita ayuda?-
-No, para nada, ya estoy terminando. Si quieren pueden comer por mientras, después los acompaño. Hoy pedí langosta y la trajeron desde mi restaurante. Al administrador del hotel no le cayó en gracia, pero igual me dejo pasar. Me está cansado su actitud mandona. No sabe tratar a los clientes. Querido ¿podemos comprar este edificio?-
-Por supuesto- respondió Kain. Ahora estaban en el quinto piso, pero siempre le llamo la atención subir al décimo piso y construir una suite en las alturas, con jardines y una piscina. Solo había visto algo similar en una de las torres del castillo de Asura. Se supone que es el lugar de diversión del rey, pero Kain con su magia había pasado desapercibido y miró bastantes lugares ocultos. En lo principal le dio una mirada al harem del rey. Solo las consortes reales y la reina tenían su propia habitación, el resto de las mujeres que sumaban veinte, vivían en reclusión en una de las torres del castillo. No obstante, dejando de lado las ensoñaciones de Kain. Aprobó la compra -podríamos tomar todo el piso nueve como suite y crear un piscina y un bosque artificial en el décimo ¿Qué te parece?-
-Maravilloso- respondió Victoria con una sonrisa. Miró a Kain y estiro sus delicados labios pintados de un rosa cristalino. Probablemente sea el efecto de otro de los productos que vende. El hecho es que Kain se agacho y le dio una beso apasionado. Por su parte, la pequeña mujer de negocios le tomo el rostro y correspondió el beso. Sin embargo, al minuto le aparto la cara y con sus ojos de esmeralda, lo miro a los ojos y le dijo -estoy ocupada, al menos espera a que termine de revisar esto-
-Está bien- dijo Kain y le robo un último beso. Algo que le provocó una sonrisa a Victoria.
Los tres se sentaron alrededor de la mesa. Kain y Barbara se ganaron a los lados de Victoria. Cristina por su parte se ganó al frente. Después de servir la comida, Kain y Barbara empezaron a comer, sin embargo, de vez en cuando le convidaban a Victoria igual como si fuera una niña. Kain acercaba su tenedor con un poco de camarón y le daba en la boca, mientras Victoria seguía leyendo y firmando documentos. Casi al final de la comida, Victoria termino de ver el último documento. Se estiro en la misma silla y paso a llevar una de las patas de la mesa. El hecho es que movió la mesa y casi cae vino sobre los documentos. Kain se movió rápido y sostuvo la copa de Victoria y una botella para que no se derramaran. Por otro lado, Barbara atino a mover los papeles. Al final nada se perdió, de lo contrario, Victoria tendría que volver a redactar los papeles, revisarlos y firmarlos.
-Gracias- dijo Victoria con un gran sentimiento de alivio, por un segundo pensó que todo su trabajo se había ido a la mierda.
-Colocare esto en una de tus carpeta- dijo Barbara -y después te dedicas a comer-
-No, espera, la tinta todavía esta fresca. Mejor déjalos en uno de los muebles para se seque-
-Está bien, pero come, estas muy delgada-
-Así está bien, mamá-
-No me contradigas-
-Ok-
Después de eso, Victoria comió una comida fría. La acompañaron todos mientras conversaban de varias cosas sin importancia y después se fueron al baño. Ahí Cristina supo lo que era la indignación. Barbara era una femme fatal, pero Victoria era algo más, era el siguiente paso en la seducción. Por lo usual, cuando lo hacían en la oficina, Victoria iba vestida. Por supuesto, sus tetas y su entrepierna estaban al aire, pero el resto del cuerpo se mantenía cubierto por sus elegantes vestidos. No obstante, ahora que lo veía por completo, sentía que la indignación le ardía en el interior. Si Cristina tenía una figura de princesa. Cabello rubio, lacio, que le llegaba a los hombros, con un físico esbelto y bonita piel. Victoria era una hada. Su larga cabellera café caía como una cascada por su espalda. Su piel parecía de porcelana y su ojos de esmeralda hipnotizaban. Sus tetas y culo eran grandes y carnosos como los de su madre, pero su cintura era apretada. Sus piernas eran largas y estilizadas como los de una gacela. Era pequeña, sí, no más de un metro con sesenta, pero era hermosa como una diosa. Todo firme, en su lugar, como una tentación andante.
Se lavaron todos juntos y después de eso, Barbara y Cristina se despidieron. Se fueron a una de las tantas habitaciones del departamento a descansar. Solo quedo Kain y Victoria en una bañera con agua tibia. Kain estaba sentado de base, y Victoria se sentaba sobre sus piernas. Kain le susurraba el amor que siente por ella al oído y ella sonreía, le pasaba las manos por el pecho y lo besaba.
Cuando el agua se empezó a enfriar, una media hora después, se levantaron y se fueron a la habitación. Victoria estaba muerta de cansancio, cosa buena y cosa mala. Según ella era un buen momento para ser complacida, pero malo si Kain le exigía movimiento. Por su parte, Kain no le exigiría. Ya lo habían hecho una vez en la oficina, bien temprano en la mañana. Gracias a la sabiduría de Lilia, hace años habían puesto un baño en el tercer piso, de lo contrario todo el día andarían hediondos a sexo. Pero dejando eso de lado, Kain llevo a Victoria al cuarto. Ahí la recostó y la comenzó a besar. Mientras Victoria podía sentir el calor de la erección de Kain sobre su vientre. Kain le comía la boca, le besaba la tersa piel de las mejillas, bajando por el cuello y retornando a los labios. Una vez en la boca de su amante, Kain introdujo su lengua y saboreó cada parte de ella. Sus manos se movían agiles por las caderas, masajeándole el vientre plano y subiendo hasta las grandes tetas, las cuales reposaban como dos grandes flanes. Kain los tomaba con la palma de su mano, los estrujaba con delicadeza y deslizaba su mano hasta tomar el pezón entre su índice y su pulgar. Por otro lado, la seguía besando, escuchando los gemidos de Victoria y rosando la vagina con el tronco de su pene. Victoria le tomaba el rostro con una mano y con la otra le masajeaba el glande con un movimiento circular. Cuando noto en la palma de su mano que ya estaba lo suficiente duro. Aparto sus labios y asintió dándole una mirada febril. Era su señal. Ya era el momento, ella lo quería y él la deseaba. Kain se levantó y se sentó en la cama, justo antes de la hendidura de Victoria. Tomo su pene y lo rozo varias veces en la vagina. Poniendo una sonrisa traviesa y pasándole el pene por el ano. Según Victoria, solo era para ocasiones especiales. Solo era para cuando ella tuviera muchas energía, ya que siempre que lo hacían por ese agujero, quedaba muerta de cansancio. Por su parte, Kain jugo, paso por ahí, pero no entro. Solo siguió jugando, rozando y disfrutando de la húmeda vagina de Victoria. Ya cuando él mismo no se pudo aguantar más, entro generando un sonido similar a un beso y a una succión. Victoria estaba húmeda y lista y Kain disfruto del calor de su interior. Kain soltó un gemido de placer y Victoria dijo un prolongado "noooo". Victoria curvo su espalda ante el profundo contacto y miró a Kain mientras jadeaba. Kain abrió los ojos y acerco su rostro al de ella. Se miraban mientras él se introducía en ella. Se besaban mientras sonaban los aplausos producidos por el golpeteo incesante de sus caderas. Kain jadeaba y lo hacía al mismo ritmo que Victoria. Ambos se miraban, se mordían los labios y se besaban sin parar. Sin dejar de mirarse a los ojos, con la lujuria conduciendo sus movimientos.
Entre jadeos Kain le pregunto -¿puedo?-
-Espera un poco más, solo un poco más- le respondió Victoria jadeando. Kain se levantó y siguió moviendo sus caderas. Con su mano derecha le sujetaba un seno y con la otro, pasaba su pulgar por encima del clítoris. Victoria sentía cada embestida y que el momento llegaba. Estiro sus brazos para abrazarlo, ese era la señal. Se abrazaron y llegaron al mismo tiempo. Kain sentía que la vida se le iba y Victoria ocupaba la última reserva de energía que le quedaba para abrazarse a Kain. Sentía que si lo soltaba, se iría a otro mundo. Una vez que recobraron los sentidos, estaban jadeando y mirándose a la cara. Cuando se dieron cuenta solo pudieron sonreír. Se besaron una y otra vez, hasta que Kain quedo flácido y salió de ella. Después se acostaron, compartieron un beso largo y tierno y se abrazaron para dormir. Mañana era otro día.
-Buenas noches amor- dijo Victoria
-Buenas noches amor- respondió Kain