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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · Anime & Comics
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Interludio - Madam Purplehorse 2.3

Kain estaba leyendo y bebiendo mientras esperaba a las musas. El sabor suave y una moderada acidez, le permitían disfrutar del sabor del vino. De repente, se escucharon el sonido de un par de tacones. Provenía de un largo pasillo que daba a las habitaciones internas. Del pasillo aparecieron dos hermosas mujeres luciendo vestidos de sirvientas bastante reveladores. La parte de arriba parecía un peto con un pronunciado escote. Mientras que la parte de abajo, era un falda tan corta que se distinguía el borde de las nalgas. Por un lado estaba Lilia, con una sonrisa cautivadora, sus enormes senos casi al aire y su larga cabellera roja del color del vino arreglada en una coleta. Por otro lado, estaba Cristina, con una sonrisa nerviosa, su cabello arreglado en una coleta, su delicada figura y sus esbeltas piernas. Lo que más resaltaba en Cristina, eran sus mejillas sonrosadas y su delicada apariencia de princesa.

Lilia avanzo con actitud resuelta. Se acerco a Kain y se sentó en la pierna derecha. Le tomo el rostro mientras emitía una sonrisa coqueta, y le dio un largo beso. Primero comenzó con algunos leves toques de los labios, después fue intensificándose, hasta entrelazar sus lenguas con deseo. Por otro lado, Cristina estaba un poco nerviosa, así que permaneció a unos tres metros de ellos. Lilia dejo el rostro de Kain y se apoyó contra el pecho. Al notar que Cristina no se movía, giro su cabeza y le dijo -ven aquí, Cristina- le dio dos palmadas suaves al muslo izquierdo de Kain y continuo -este es tu lugar-

-Sí- respondió Cristina con timidez

Cristina camino hasta Kain y se sentó en la pierna del gran elfo. Si no fuera por los grandes tacones, sus pies no tocarían el suelo. Kain con su enorme mano, atrajo a Cristina desde la cadera. Al igual que la vez anterior, acerco su rostro, pero solo lo suficiente como para que Cristina diera el paso final. Cristina sonrió y estiro sus delicados labios para besarlo. Compartieron un beso largo y apasionado. Después Kain se separó de Cristina y volvió con Lilia. La cual le dio un tierno mordisco en los labios y después lo beso. Sus lenguas se entrelazaban, creando un deseo que surgía desde su entrepierna, hasta producirles calor en el cerebro. Un calor tan asfixiante, que se estaban olvidando de otras cosas, solo eran los dos en este momento. No obstante, Kain no dejo de masajear el redondo trasero de Cristina. La cual miraba el intercambio de besos lujuriosos. Tragó saliva y froto sus muslos pensando en cuando sería su turno. Kain se separó de Lilia y fue el turno de Cristina. Mientras elfo la besaba, Cristina podía sentir con su muslo, como se alargaba la erección de Kain por la pierna de su pantalón. Era un objeto largo, grueso y cilíndrico, que emitía un sentimiento cálido. De repente, Cristina cayo en la cuenta de algo y separo sus labios de Kain. Miró al pantalón y vio una protuberancia cilíndrica que se extendía por al menos, treinta centímetros. Después se miró así misma a la altura de su entrepierna y se preguntó si entraría. Lilia en la otra pierna soltó una risita, negó con su cabeza y la dejo fantaseando, mientras ella atraía la cara de Kain y le besaba los labios. Por su parte, Kain estiro su mano por detrás de la espalda de Lilia y le agarro el seno derecho por detrás. Lilia aparto sus labios y le dio una mirada de reproche.

-Todavía no- dijo Lilia

-Yo creo que ya estamos en modo- dijo Kain mientras le robaba un tierno beso.

Lilia se lo devolvió, pero se separo de nuevo e insistió -pero todavía no. ¿Ya trajeron la comida?-

-Sí, el servicio al cuarto lo trajo cuando ustedes se estaban preparando. Todo esta preparado-

-Bien, el menú lo pedí especialmente para hoy. Créeme, te encantara-

-Ok, seré paciente, pero dame un adelanto-

-Yo, creo que mejor es que Cristina te lo adelante. Creo que te gustara, fue algo que yo misma corrobore-

-Te amo- dijo Kain y le dio un beso. Lilia sonrió y le tomo la cara con ambas manos. El beso fue extenso y dejo a Kain más emocionado de la cuenta. Lilia ya tenía el seno derecho al aire, pero de todas maneras, no le dejo concretar.

Lilia miro a Cristina y le dijo -si te soy sincera, debería ser al revés y tu darle placer a mi marido. Pero conociendo a mi marido y sabiendo cuanto sabes. Prefiero que él disfrute de ti, de esa manera será más excitante. Ahora, ve y siéntate con las piernas abiertas- Lilia le apunto a un sillón al frente de ellos. Era largo, de tres cuerpos, de color rojo claro, con un respaldo dorada. Cristina no dijo nada, solo acato la orden. Camino hasta el sillón, se sentó y con las mejillas encendidas de un rojo vivo, abrió sus piernas dejando ver un caudal rosa.

Lilia al lado de Kain le susurro al oído -espero que lo disfrutes, yo lo revise personalmente. Incluso siento cierta envidia ¿Todavía te gustara la mía después de probar algo tan lindo y tierno?-

Kain soltó un risita, miró a Lilia con los ojos de un enamorada. Se acercó poco a poco a ella y roso su nariz con la de ella. Le dio un pequeño beso en el mentón, después en la comisura. Le lamió los labios y despacio, pero constante, fue haciendo su camino a la boca de Lilia. La beso con pasión. Con la gran mano izquierda, le tomo el seno derecho. La beso, la beso como si el deseo y la pasión marcaran el ritmo. Fue un poco áspero con el seno de Lilia, lo tomo firme, lo masajeo y hasta le dio un leve pellizco al pezón. Lilia gimió y Kain bajo hasta la enorme porción de carne. Primero empezó con los contornos que estaban apegados al cuerpo. De a poco acercándose a la guinda que coronaba el seno. Le paso la lengua, beso la tersa piel y disfruto de la delicada textura. Llego a la pezón y con el borde de sus dientes, le dio pequeños apretones. Paso su lengua con si del pezón saliera el elixir de la vida. Sus manos vivaces, hacían su camino a las piernas de Lilia, buscaban la parte más vulnerable, pero una vez más lo detuvieron.

Lilia tenía sus mejillas coloradas y sus ojos estaban acuosos. Su respiración se había vuelto intensa, pero tomando un segundo aire, sonrió y le dijo -te dije que aun no. Primero prueba a Cristina- se acerco al oído de Kain y le susurro -después puedes hacer un desastre-

Kain mostro una sonrisa y le dio un último beso. Después de eso, se acercó a Cristina, la cual los estuvo esperando con las piernas abiertas. Kain asintió con un aire de satisfacción. Era una vagina encantadora. Kain pudo decir que Cristina estaba excitada por toda la situación. Un gota de líquido cristalino había caído desde su vagina dejando una húmeda línea, haciendo todo su camino hasta su rosado y tierno ano. Sus labios eran como pequeños pétalos que te hacían preguntarte si alguna vez tuvo uso. No obstante, por motivos de la excitación, su labios se habían separado, pero solo un poco.

Lilia detrás de Kain, camino haciendo sonar sus tacones y se ganó detrás del respaldo del sillón. Acerco sus manos y le bajo la parte superior del vestido a Cristina. No era como si tuviera mucho que mostrar, pero todo en ella era tierno, como un princesa. Su pequeños senos tenían la ternura de un flan pálido, el cual era coronado por delicados pezones rosados.

-Tranquila y solo disfruta- dijo Lilia con una voz amable.

Desde el sillón, Cristina levanto la vista y miro a Lilia hacia arriba la cual le sonreía. Por otro lado, Kain se acercó a Cristina, le dio un beso en los labios, la beso en el cuello y llego a los pequeños senos que le caían en la boca. Era una sensación peculiar, como hacerlo con Reina que al igual que Cristina, tenía pequeños senos. Kain saboreo ambos senos, jugo con los pezones y continuo bajando hasta llegar al pequeño montículo que antecedía a la vagina.

Cristina sintió la humedad de los besos como si delinearan el camino hasta su lugar húmedo. Pero como si fuera un juego, se desviaban de su trayectoria, a lugares que le producían cosquillas y excitación. Era como si bordeara todo el derredor, dejando su marca por todos lados, hasta llegar a su gran objetivo y por fin, llegar al tan añorado sentimiento la embriagador. Sus trazos con la lengua eran húmedos, dibujados y ásperos. Su lengua dibujaba un mundo onírico de lujuria y Cristina era el lienzo que lo albergaría. Kain comió, se sació, comió por gula y disfruto. Incluso hasta el momento en que Cristina exploto, no dejo de saborear, de pasar su lengua, de añorar el sentimiento suave y tierno de la carne fresca.

-o-

Después de disfrutar a Cristina y no poderse limitar con Lilia. Kain llevo a sus dos musas al cuarto de baño. Ahí se dio una baño de agua tibia, se pusieron un albornoz y se fueron a comer la comida ya helada. Tuvieron que calentar gran parte en la cocina. Lilia inquirió que fue un pena, regaño a Kain por no contenerse, pero este último solo la beso y con eso se arreglo todo. Después de comer ya eran alrededor de las diez de la noche. La noche era joven y faltaba el postre. Por ahora, los tres disfrutaban de unas frezas con crema, cosa que dio paso a una agradable experiencia.

Cristina comía con cierto nerviosismo, llena de una anticipación que la obligaba a restregar un muslo con el otro. Lilia que noto la inquietud de Cristina, sonrió y pensando en las manos que le acariciaban las piernas, miró a Kain. Por su parte, Kain supo que a esta mujer se le había ocurrido algo. Así que le giño el ojo. Lilia entendió que esto era un "ok" y apartando la mano de Kain, se puso de pie. Tomo un pocillo de vidrio, el cual contenía crema y lo acerco a su marido. Después de eso, Lilia dejo caer su albornoz al suelo y su linda franja roja quedo a la vista. Kain entendió las intenciones de inmediato, estiro sus manos y acerco a Lilia. Con una cuchara de té, tomo la crema del pocillo y la unto en el ombligo. Lilia soltó una risita y Kain sonrió con anticipación. Por otro lado Cristina siguió comiendo frutillas con crema y bajo su mano a la altura de la entrepierna para ayudarse a sí misma. Kain acerco su cara y poco a poco fue comiendo el ombligo de Lilia, tan terso tan firme. Paso su lengua y formo círculos mientras iba limpiando todo hasta llegar al centro. Por su parte, Lilia sonreía y le acariciaba el cabello. Sentía que algo escurría por su entrepierna, pero trato de calmar su mente. Cuando llegue su momento, lo disfrutara al cien por ciento. Por ahora, había que conducir a Cristina, había que llevarla al delirio y a que dejara de pensar estupideces. A que se olvidara de Darius y su venganza. Lilia noto que su respiración se volvió un poco errática y también noto el tacto de las grandes manos de Kain entre sus muslos. Él pasaba sus firmes manos haciendo círculos y acercándose a su entrepierna. No obstante, no era el momento.

-¿Por qué no pruebas la crema en Cristina? A lo mejor tiene otro sabor- dijo Lilia mientras le acariciaba la cabeza a Kain

Por su parte, Kain asintió, le dio un último beso en el ombligo y no aprovecho de bajar y probar la vagina de Lilia, pero solo un poco, una tierna lamida y nada más.

Cuando Cristina escucho su nombre dio un respingo y quito su mano de su entrepierna. Tan obsceno, pensó. El elfo era un hombre tan lujurioso que no tenía ningún reparo de lamer a su mujer en frente de ella. Lo hacía con un deseo que ya le daba envidia. Si lo pudiera tener todo el día así, Cristina pasaría todo el día corriéndose en el éxtasi. No obstante, recordó cuál era su lugar y llena de anticipación, se levantó de su silla y dejo caer su albornoz al igual que lo hizo Lilia. Se acerco a Kain por el otro lado de la mesa y espero a que le untaran el ombligo con crema. No obstante, Kain se puso de pie, la tomo de las caderas y la sentó en la mesa. Por su parte, Lilia ayudo a mover las cosas de la mesa para que Cristina se pudiera recostar.

-Relájate- dijo Kain a solo unos centímetros de Cristina -recuéstate en la mesa, yo haré el resto-

Así lo hizo Cristina. Poco a poco, se dejó caer hasta quedar extendida por la mesa. Por otro lado, Kain acerco una silla y procedió a colocarle crema. Cristina pudo sentir el frio tacto de la crema sobre su vagina. Después el áspero tacto de la lengua. Pasaba barriendo cada centímetro de su feminidad. Cristina estiraba su cuello soltando leves gemidos y apretaba sus manos para no correrse, pensando en que a lo mejor se podría desmayar otra vez. Sentía que el calor de la cabeza era inaguantable. Que el deseo le subía por la entrepierna y la maniataba. Quería correrse, pero no quería sucumbir. Sin embargo, el sentimiento de repente seso. Cristina jadeaba mientras miraba al techo blanco. Después miró hacia abajo y vio a Lilia con un gran trozo de carne tubular entre sus manos. Ella pasaba sus manos de arriba abajo, lo lamia, se lo pasaba por la cara como si fuera su objeto del deseo. Por otro lado, Kain se había puesto de pie y solo disfrutaba de la felación. Estiraba sus manos y jugaba con los senos de Lilia. Ella lo miraba con deseo, se introducía gran parte de su miembro a la boca y lo quedaba mirando como diciéndole que tenía poder sobre él. Kain solo sonreía y cerraba los ojos sintiendo el húmedo y cálido tacto de la boca de Lilia.

-Ya está bien, querido- dijo Lilia con unos ojos emborrachados de lujuria. Lo miró a los ojos y después cambio su mirada a Cristina mientras levantaba el pene con una mano y le lamia los testículos. Los chupaba y se los metía a la boca. Por otro lado, si no hubiera estado Cristina, Kain ya hubiera estado hace mucho tiempo adentro de Lilia, pero debía dejar el plato principal para el final.

Por su parte, Cristina miraba la enorme barra de carne que estaba a solo un paso de su vagina y la misma pregunta anterior le rondaba la cabeza. ¿Ira a caber?.

-No te preocupes- dijo Lilia poniéndose de pie. Tenía una mirada enfebrecida por la lujuria -te ayudare a recibirlo. La primera vez siempre es un problema. Pero recuerda, solo puedes acostumbrarte, eres el agujero de carne de mi marido- camino hasta ganarse al lado de Cristina y le susurro al oído -eres su recipiente de semen. Siempre lista para recibirlo en tu interior, no importa el lugar, no importa la situación, recuérdalo- y le paso la mano por la frente con un toque cariñoso. Después de eso, Cristina sintió que algo redondo y firme le rosaba los labios de la vagina, se puso un poco tensa y cerro sus ojos. No obstante, sintió el suave toque de unos labios. Abrió una vez más los ojos y vio a Kain sonriendo. De manera pausada fue sintiendo como las paredes de la vagina se iban extendiendo. Frunció su ceño del dolor, pero Lilia le seguía acariciando la frente y Kain le acariciaba el clítoris con el pulgar. De repente sintió como su interior se desgarrara, quiso gritar, pero apretó los dientes. No obstante, Kain se acercó y la beso para que se relajara. Con pequeño movimientos, Kain se fue introduciendo en Cristina, hasta alcanzar la entrada del útero. Era algo doloroso para Cristina y engorroso para Kain, quien apenas se podía mover. No obstante, estaba apretado y demasiado húmedo. Era una de esas mujeres que estaba hechas para el sexo. Mas difícil hubiera sido si se hubiera demorado en mojarse. Kain comenzó a embestir y Cristina a gemir.

-Déjame ayudarte- dijo Lilia y se acercó al clítoris que estaba tenso en eso momento. Paso su lengua con suaves pinceladas y poco a poco, Cristina fue soltando sus músculos. En unos pocos minutos comenzó a gemir sin control, sus ojos miraban al infinito y su piel estaba roja y húmeda de la transpiración. Acabo, pero acabo sola. Dejando a Kain con un miembro tenso y muchas ganas de terminar. No obstante, no la obligo a continuar. No podía, Cristina una vez más se había desmayado en medio de un profundo orgasmo.

Lilia soltó una risita y le dijo -parece que hay que entrenar a este agujero de carne-

Kain sonrió y fue saliendo poco a poco de Cristina. Su pene estaba bañado de jugos y un poco de sangre. Haciendo una ademan con la mano, hizo una esfera de agua y se lavó. Después, manteniendo el control, llevo el agua hasta una maseta con tierra de hojas y la deposito ahí. Detrás de su espalda pudo sentir dos blandos tactos y el abrazo de Lilia. Se dio vuelta y la miró a los ojos. Ambos sonreían como si fueran cómplices de una misma travesura. Kain se agacho y la beso, Lilia le devolvió el gesto. Kain la levanto y se sentó en el sillón. Lilia le dio un largo y apasionado beso. Bajo por la boca y le dio una leve mordedura en el cuello. Dejo su marca como siempre y Kain levanto las caderas de Lilia para dejarla caer sobre su miembro. Estaba en su hogar. Estaba de vuelta en el lugar que le gustaba. El agujero que calzaba su talla y le permitía dejarse llevar por la lujuria. Lilia dio un largo gemido. Lo beso y lo abrazo mientras movía sus caderas. De forma constante, como si fuera un frenesí, como si se hubieran convertido en dos animales. Se besaban, entrelazaban sus lenguas y sentían el contacto de la otra piel.

Cristina desde la mesa vio como Lilia montaba sobre esa cosa. Como lo devoraba hasta la base, con fuerza y sin fruncir el ceño. Por otro lado, Kain y Lilia sonrían como si fuera el momento de su vida. Como si fuera el instante perfecto, en el momento perfecto, en que los dos entendían que eran el uno para el otro, hasta acabar y quedar abrazados saboreando la sensación intoxicante. Después de que ellos llegaron al clímax. Cristina cerro los ojos y se durmió.