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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Capítulo 70 - El futuro

A cinco kilómetros de Millishion, la ciudad que profesa fe a San Millis, existe una inigualable mansión. Tan hermosa que es visitada por arquitectos de otros reinos. Sobre una superficie de cuatro mil metros cuadrados, la familia Dragonroad había construido una mansión de tres pisos. El plano medía dos mil metros cuadrados de construcción en roca sólida. De corte lizo y color blanco el cual parecía resplandecer en verano con la luz del sol. En todas las habitaciones del segundo y tercer piso habían grandes ventanales, por lo menos se contaban cuarenta por piso. Por otro lado, todo el perímetro exterior estaba separado por una gran reja de tres metros de alto, con hermosas molduras, como si cada fierro que se elevaba, fuera la lanza de un guerrero que apuntaba al cielo. El portón de entrada era enorme, podía pasar tres carruajes de forma simultánea. Por otro lado, a diferencia de la mayoría de las casas aristocráticas, el camino que daba del portón a la puerta de la mansión, no poseía adoquines. En su lugar, había un solo piso de piedra, el cual tenía pequeñas protuberancias para que las ruedas de los carruajes no se deslicen. El jardín que antecedía a la casa estaba cubierto por grandes arbustos de rosas multicolores. Tenían un metro de alto, por dos metros de ancho y doscientos metros de largo. Cada arbusto de rosas se extendía a cada lado del camino de entrada, como dándole la bienvenida a los visitantes.

En la habitación del maestro de la mansión, estaban dos personas preparándose. Bueno, en realidad era una, esa era Victoria. La cual estaba en el tocador arreglándose el cabello después de haberse dado un buen baño. La traspiración y los fluidos de la noche anterior lo ameritaban. Ahora estaba desnuda, sentada frente al gran espejo de su tocador, peinándose el cabello mientras sus grandes tetas se balanceaban con cada vez que ella, tomaba el cepillo y se lo pasaba desde la mollera hasta la punta de su cabello.

Por otro lado, Kain ya listo, miraba desde la cama como el gran trasero de Victoria se veía aún más grande y tentador al estar sentada sobre el taburete blanco. También le gustaba cuando ella lo tentaba y levanta sus brazos, dejando ver el borde de sus grandes tetas, las cuales sobre salían a los lados. Contrastaban bastante con su delicada espalda. La piel se veía como una textura suave y firme, casi de porcelana. Un poema, su cuerpo era un poema a la lujuria, al deseo, a la injusticia de este mundo. Lo peor de todo es que ella lo sabía y lo disfrutaba. Esgrimía su cuerpo como quien esgrime un arma intimidatoria y dejaba que todos la admiren, pero nunca les permite tenerla. Ella solo era de uno, solo uno era digno de poseerla. Él era el hombre que lo dio todo por ella, la dejo moverse a sus anchas y lograr sus sueños. En vez de ser una mujer que no puede salir, que no puede negociar y que no es dueña de nada; ahora ella lo poseía todo.

-Kain- lo llamo Victoria -¿Puedes ayudarme con mi loción?-

-Claro ¿Por qué no?- respondió Kain

Kain camino hasta llegar detrás de Victoria, le movió el cabello a un lado y le beso su fino cuello. Victoria soltó una risita coqueta, pero Kain no continuo. Fue hasta el tocador, tomo una botella cristal con una crema blanca y se la echo en la palma de su mano izquierda, después dejo la botella sobre el tocador y se pasó la crema por ambas manos. Por otro lado, Victoria se paró del taburete y dejo que Kain se sentara. Victoria se colocó delante de Kain y él le paso las manos por el sublime cuerpo. Kain paso primero las manos por el pequeño abdomen de Victoria, masajeando en movimientos circulares. Después subió poco a poco hasta alcanzar los dos grandes racimos de carne tentadora. Todo era pequeño y estilizado en Victoria, salvo sus tetas y su culo, eso era exagerado. Su figura similar a un reloj de arena, gordas tetas, delgada cintura y gordo culo. Muy erótico a simple vista y muy adictivo una vez que lo pruebas. Ella miraba a Kain mientras este último pincelaba sus caricias, pasando por su abdomen, subiendo hasta sus tetas, apretujándolas desde fuera hasta pellizcar los pequeños y tiernos pezones. Se comportaba como si no estuviera tentado, pero Victoria que lo conocía, sabía que si ella se acercaba y lo besaba, él sería de ella. Kain la tomaría y no la dejaría descansar durante todo el día. Ella era de él, y él era de ella. Ella lo conocía como la palma de su mano, sabía que le gustaba y que posiciones lo complacían. Sabía que no podía manipularlo, pero podía orientarlo a ciertas cosas. Él se daría cuenta un tiempo después y la castigaría por eso, pero eso solo hacía las cosas más excitantes. Como Victoria estaba desnuda, Kain bajo hasta los muslos y los masajeo con la crema. Victoria por otro lado, pudo sentir como de forma disimulada, Kain la estimulaba. Él pasaba sus manos por los muslos a la altura de la entrepierna y le proporcionaba pequeños roces sobre sus labios. Victoria podía sentir ese roce, no era indecente, pero sí, muy sugerente. Algo que la hacía pensar en que podían pasar todo el día en la cama, solo estaban a un paso. No obstante, no era la mejor idea. Victoria empezó a sentir que su temperatura corporal estaba subiendo, pero se mantuvo firme y no se dejó tentar. Kain termino de pasar la loción por la mayor parte de cuerpo y Victoria dio un paso atrás para que se detuviera. Si él seguía, ella sería de él y en estos momentos no era lo más propicio, habían asuntos importantes que atender.

-Gracias, Kain- dijo Victoria con una sonrisa grata y sus mejillas sonrosadas.

Kain soltó una risita al ver que su pequeña broma tuvo algún efecto. Las mejillas siempre traicionaban a Victoria. Sobre todo cuando quería ocultar su excitación. Si él la empujaba en estos momentos a la cama, ella no se negaría a nada, incluso puede que le permita ocupar su otro agujero. Pero tomando una gran respiración, también calmo su excitación. Habían asuntos importantes que atender. Kain mostro una sonrisa resignada que hizo reír a Victoria y solo compartieron un tierno beso.

Después de eso, Victoria se vistió con su ropa de "aventura". Unas botas de color café que le llagaban hasta la mitad de las canillas, un pantalón de un café claro, una blusa blanca, un pañuelo de seda azul claro adornando su cuello y una pequeña chaqueta sin mangas. Adicional a eso, añadió un sombrero fedora de grandes solapas. Según ella estaba lista para la aventura. Kain la llevaría de excursión y podría ensuciarse. Ahora, si cualquier aventurero la viera, diría que es una dama de la alta sociedad que no entiende el significado de ensuciarse. Sus largas uñas brillantes y cristalinas no aguantarían ni dos días de aventura. Sin embargo, Kain la conocía y la llevaría a la aventura para que ella volviera tan digna y tan maravillosa como se fue. No importa adonde lleves a una mujer, lo importante es como la llevas y la traes.

-o-

Kain y Victoria se trasladaron al continente Bergarito a través de uno de los círculos de transferencia. Esta vez era uno propio, así que Kain no tuvo que visitar a Perugius. Durante los pasados cuatro meses, Perugius no ha perdido oportunidad para vacilar a Kain por haber cumplido la solicitud de Sylphiette. Cosa que a Kain poco a poco lo ha empezado a cabrear, pero dejando de lado esos pequeños temas. Kain llego a la ciudad del laberinto Lapan. Ahí habían comprado una casa al tirano local y mantenían un puesto de observación. Una vez que Kain salió de la pequeña choza que servía como tapadero para el circulo de transferencia, él y Victoria caminaron por las estrechas calles de Lapan. Aunque andaba bastante gente por las calles principales, todos demostraban tener cautela, como si desconfiaran de sus alrededores. Hace un mes, hubo una gran matanza. Todos los delincuentes locales amanecieron decapitados. Nadie se salvó. Por lo tanto, ahora caminaban temiendo lo que pudiera pasar en cada esquina.

Por otro lado, Kain y Victoria, como dos personas de buena procedencia, destacaron demasiado en la ciudad. Ellos se veían demasiado bien. No tenían la desnutrición ni mala alimentación típica de los residentes de la ciudad. Sus ropas destacaban también, eran demasiado finas, demasiado nuevas y demasiado limpias. La gente los miraba con cierta envidia y odio. Sobre todo a la pequeña mujer de un metro con sesenta. Era una muñeca, casi divina, con todas sus partes moldeadas por la mano de dios. Caminaba contoneando sus pronunciadas caderas, produciéndole delirios a los hombres. No obstante, nadie hizo nada, el enorme elfo de un metro con noventa a su lado, se veía demasiado intimidante. Además de que los que quedaban vivos no eran gente de conflicto. Prácticamente en la ciudad quedaron los cobardes, los que no querían unirse a las pandillas. Las mujeres que no realizaban ninguna profesional dañina para la sociedad. Los ancianos y niños que no tenían ningún vínculo con las pandillas. Todos, los originales mil habitantes de la ciudad habían sido investigado por dos meses y los que resultaran dañinos para la ciudad, fueron purgados. Eso paso hace un mes, pero el miedo en los residentes restantes, aún persiste. Ni siquiera el tirano local se salvó, mucho menos su familia.

-Las calles están un poco apagadas, Kain- comentó Victoria chequeando el mal estado de la infraestructura. Prácticamente todo era de adobe o madera, las calles eran de simple tierra aplanada.

-Sí, la verdad es que limpiamos un poco. Tome a veinte de los más leales de la familia Tsuki y removimos a los malos elementos- respondió Kain con franqueza y preocupándose de que nadie los escuchaba. Dieron la vuelta a una esquina y siguieron avanzando por un callejón custodiado por dos hileras de edificios de dos pisos. La calle no medía más de cuatro metros de ancho y todas sus puertas y ventanas de madera estaban cerradas.

Victoria al escuchar la declaración de Kain, apretó su mano con miedo y lo miró. Por su parte, Kain sonrió y puso una sonrisa que le dijo "no se pudo proceder de otra manera". A Victoria no le gustaba eso, sabía que su esposo no se volvería un hombre cruel, pero no le gustaba.

-Solo fue la gente que perjudicaba la vida de las personas- dijo Kain como escusándose.

Victoria no dijo nada y solo continuo avanzando. Confiaba en Kain y en su juicio, ella entiende que su miedo a estas cosas es porque no es una guerrera. Así que trato de esconder su miedo en lo más profundo de su corazón. Hoy no venían a ver quién era culpable y quien era inocente, hoy día vinieron para conversar del futuro.

Siguieron avanzando por las calles, mirando a los humildes transeúntes y revisando la logística del lugar. Todo estaba muy junto y hacinado. Prácticamente la ciudad eran un conjunto de callejuelas y casas arrumbadas una encima de otra. Las callejuelas habían sido aplanadas por la misma gente al pasar. No existía un sistema de desagüe ni de flujo de agua dulce. La ciudad solo contaba con cuatro pozos y todos ellos estaban en medio de pequeñas plazuelas que antes eran dominadas por las pandillas. Si querías sacar agua, tenías que pagar una cuota. Si eras una mujer hermosa, tenías que pagar doble.

Después de una hora de caminata, Kain y Victoria salieron de la ciudad. Caminaron por el desierto con destino al laberinto de Lapan, pero no entraron. Al lado de la entrada, había una escalinata hecha de piedra, la cual subía por una montaña hasta su cima. Kain y Victoria se demoraron otra hora en subir a la cima. Esta vez no fue solo por la extensión de la escalinata, sino porque Victoria con su pequeño físico de mujer de negocios, no tenía mucha resistencia. Tuvieron que descansar unas cuatro veces y Kain tuvo que aplicar magia de sanación una vez. Según Victoria, le dolían demasiado los músculos.

Una vez que llegaron a la cima de la montaña, pudieron ver un amplio desierto alrededor de la ciudad. Eran kilómetros y kilómetros de nada más que arena y roca. El viento ululaba y una corriente lo bastante fuerte, le voló el sombrero fedora a Victoria. Kain ocupo su telequinesis y lo atrapo en el aire. Después se lo devolvió a Victoria y ella lo mantuvo en sus manos. Siguieron mirando y vieron la pobre ciudad vecina del laberinto Lapan. Era un círculo de casas arrumbadas una encima de otra, con una casa bastante grande en el centro. Esa fue la casa del tirano loca, ahora era solo una lugar abandonado.

-¿Para qué me trajiste aquí, querido?- pregunto Victoria mirando la árida tierra.

-Para hablar del futuro- respondió Kain dejando de mirar la ciudad y regalándole una sonrisa que hablaba de esperanzas.