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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Apócrifo - Gods land - Capítulo 45

-¿Lista?- pregunto Kain

Riveria asintió colocándose el gorro mientras vestía un abrigo burdeos que le había regalado Kain. El gorro era puntiagudo, muy adecuado para una maga, con pequeños detalles como franjas amarillas en los bordes de los cordones del gorro, las mangas y la parte baja del abrigo. La hacia ver aún más mágica, pero a Kain lo que le importaba es que estuviera abrigada. Ella levanto su cara como preguntándole como se veía y Kain sonrió mientras se agachaba y le daba un tierno beso. Riveria se sonrojo y Mikoto e Isabel a su lado se rieron viendo lo tímida que se volvía.

-Cuida bien de danna-samma- dijo Mikoto -no dejes que se vea abrumado por esa mala mujer-

-Sí, por favor- dijo Isabel con una sonrisa -aunque claro, no sabemos quien contamine a quien-

Isabel soltó una risita mientras que Mikoto se cubría la boca con una clara mueca de diversión. Por su parte, Kain sonrió y se acercó a ambas mujeres y las beso para despedirse.

Una vez que salieron de la casa, se pillaron con un clima gélido y calles cubiertas de nieve. Cada vez que daban un paso, la nieve crujía dejando un huella por donde avanzaban. En ese momento eran las nueve de la mañana y no andaba casi nadie en las calles. Salvo uno que otro aventurero rezagado o gente que se dirigía a sus trabajos. Por su parte, Kain y Riveria caminaron uno al lado del otro, pero nunca se tomaron de las manos. Esa era una de las cosas extrañas de Riveria, no tenía problema en sentarse en sus piernas cuando estaban en público, pero no le gustaba tomarse de las manos. Decía que la ponía nerviosa el estar tomo el tiempo con las manos entrelazadas.

Así que avanzaron por las gélidas calles de Orario mientras atravesaban la nieve y evitaban resbalarse sobre la vereda.

A medida que se iban acercando al centro de Orario se veía una mayor cantidad de transeúntes. Las tiendas estaban abiertas y muchos comerciantes salían a los pórticos a ofrecer sus gangas a todo pulmón. Kain y Riveria pasaron por al lado de varias tiendas mirando lo que ofrecían. Por su parte, Kain no le pregunto si le gustaría que le comprara alguna joya. Con el tiempo había aprendido que esas cosas no le producían ni frio ni calor a Riveria. Si quería enamorarla, serían mil veces mejor que le regalara una teoría mágica que cualquier otra cosa, ya que Riveria amaba más que nada en el mundo la magia. A sus ojos tenía un potencial infinito, tanto destructivo como creativo, por eso ella quería convertirse en alguien excepción. De esa manera, se aseguraría que en el futuro nadie se descarrié a través de esa vía. Fuera de toda pretensión, Riveria le converso a Kain de sus aspiraciones, sus anhelos para su pueblo y su visión de futuro. Ella sentía que gracias a la magia, los elfos se estaban quedando obsoletos en un mundo que seguía avanzando. Para su desgracia, muchos viejos fósiles seguían en el poder y como se sentían cómodos con cómo estaban las cosas, seguían manteniendo un sistema arcaico para gobernar a su pueblo.

-¿Y porque no los eliminas?- pregunto Kain así sin más

Riveria se quedó clavada en la nieve con los ojos grandes, lo miró asombrada y le dijo con desaprobación -en ningún caso estas en condiciones de volverte rey-

Kain no se molestó por los significados que podrían haber de por medio de esas palabras, él lo sabía, su paciencia con la nobleza no había mejorado incluso después de tantas vidas. Así que siguió caminando y Riveria lo alcanzo.

-Si algún día- dijo Riveria con una voz suave, torpe y tímida -tenemos un hijo, tendría que enseñarle con cuidado a que no sea como tú-

Gracias a esas palabras, Kain perdió el equilibrio y cayó de espaldas contra el suelo. Al estrellarse contra la vereda, su cabeza produjo un sonido sordo que no saco ninguna carcajada. Al contrario, todo el mundo se puso serio y varios lo fueron a ver. Muchos pensaron que si sobrevivía a ese golpe era un milagro. No obstante, no le había pasado nada. Gracias a eso muchos transeúntes se sintieron aliviados y con una sonrisa le dijeron que se cuidara.

Por su parte, Riveria lo tomo de un brazo y lo condujo con dirección a la torre de Babel mientras Kain se seguía sobando la cabeza. Al mismo tiempo, ella solo se reía de la desgracia.

-Eres bastante mala para hacerse ese tipo de bromas- dijo Kain adolorido, si no tuviera un cuerpo tan resistente se hubiera partido la cabeza.

-No soy mala- dijo Riveria con una amplia sonrisa -pero nunca espere que te sorprendieras tanto, jajajaja, fue algo bueno para recordar y contarle a nuestros hijos-

Kain se detuvo esta vez y la miró como preguntándole si estaba bromeando de nuevo.

Riveria negó, puso una amplia sonrisa y se abrazó a él. Después levantó su hermoso rostro para mirarlo a los ojos -no ahora, pero puede que en el futuro. Incluso si no puedo volver a mi reino, no me importaría vivir aquí para siempre-

Kain sonrió y la beso mientras la nieve empezaba a caer sobre sus cabezas. No les importaron los transeúntes, ni el frio, ni la nieve, en ese breve momento, eran solo ellos dos y nadie más.

-o-

Después de bordear la torre de Babel, Kain llevo a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, al mismo que había traído a Isabel. Como su cliente de hoy era una persona de prestigio e influencia, sería un poco problemático invitarla a un bar, incluso si era el mejor de la ciudad. Así que el restaurante estaba cerrado por hoy, sin embargo, había un humano esperando en la entrada. De prominente estatura y complexión fornida. Cuando vio a Kain hizo una reverencia y les abrió la puerta de vidrio, los dejo pasar y en último entro él.

-Como solicito el señor Dragonroad- dijo el guardia vestido con un abrigo de piel de oso -hemos cerrado el local y preparado todas las cosas que solicito, esperamos que sea de su agrado-

Kain sonrió y le tendió la mano -siempre han cumplido mis expectativas Alfredo, mi confianza esta con ustedes-

Alfredo, el guardia que protegía el restaurante (un nivel 5 aventurero) sonrió agradecido por las palabras y le estrecho la mano -gracias señor Dragonroad-

Kain le guiño un ojo y después camino a la recepción en donde lo esperaban dos hermosas garzones. Las chicas le pidieron sus abrigos y después los condujeron al tercer piso, en donde se llevaría a cabo la reunión.

Alfred por otro lado, sonrió amplio y se miró la mano. Tenía una caja con píldoras, una medicina cara que necesitaba y estaba más allá de lo que pudiera pagar durante toda su vida. Si no fuera por la ayuda de Kain prácticamente le sería imposible comprarla. Bueno, sobre todo porque nadie quiere a un aventurero enfermo, incluso si este es un nivel cinco. No obstante, nada es gratis en esta vida y él tendría que unirse a los guardias de la familia Hephaetus una vez que este sano. Pero considerando que es una de las mejores familias de Orario, no era un mal trato.

-o-

En el tercer piso estaban todas las cosas preparadas como había dicho Alfredo. Habían sacado las mesas normales y habían dejado una única mesa redonda adornada con un mantel blanco, un candelabro en su centro, una botella de vino y un adorno de flores rojas. Solo habían tres sillas alrededor, todas ellas eran de una madera barnizada con respaldo de cuero. Kain tomo el asiento que estaba a su izquierda y se le ofreció el asiento a Riveria. Una vez que ella se sentó, le acomodo la silla. Después se sentó y miró a su alrededor. El tercer piso se veía amplio sin las otras mesas, con un piso de cerámica burdeos que relucía reflejando las siluetas. Por otro lado, al lado derecho habían amplios ventanales con vista a la ciudad y en el lado izquierdo una pared blanca cubierta a lo largo con cuadros de todos tipos, de variados colores y diseños. Gracias a las estufas que funcionaban con la tecnología de Orario (a base de piedras mágicas) todo el lugar tenía una temperatura agrada.

Kain estiro su mano para tomar una botella de vino, pero alguien carraspeo.

-Señor Dragonroad- dijo una voz juvenil, era una chica de unos diecisiete que trabajaba como garzón, tenía el cabello rubio y largo, amarrado en una cola de caballo -ese es nuestro trabajo-

-Lo siento, Cynthia- dijo Kain con una sonrisa -es la costumbre, adelante. Que sea media copa para mi y mi mujer-

La joven sonrió y destapo la botella con maestría y les sirvió con elegancia. Kain sonrió y le guiño un ojo, cosa que hizo feliz a Cynthia. No obstante, su acción no pasó desapercibida y recibió un puntapié en las canillas por parte de Riveria. Kain exagero el dolor y se sobo la pierna como si le hubiera dolido mucho. Las garzones se rieron y Kain mismo también sonrió. Por su parte, Riveria negó con la cabeza y saco un libro para ponerse a leer. Al poco rato, Kain le pidió a las garzones que fueran a ver cómo iba la comida y los dejaron solos.

-No es necesario que te pongas celosa, son solo niñas- dijo Kain, tomo la copa sobre la mesa y la agito mientras olía el agradable aroma. Después le dio un pequeño sorbo y la devolvió a donde estaba.

Riveria sin apartar la vista del libro, le dijo -no estoy celosa, pero no me gusta que coquetees con otras, menos delante mío-

-Es solo cortesía- dijo Kain levantando los hombros -es mejor que ser el típico hombre adinerado que trata a los demás como idiotas-

-Solo no lo hagas, no me gusta-

-Ok, ok, lo que tu digas, no lo haré- respondió Kain y se acercó para darle un beso. Riveria aparto la mirada de su libro y le dio un pequeño beso. Después siguió leyendo.

Diez minutos después vino Cynthia y les informo que la comida estaba casi lista, solo le faltaban diez minutos más.

-Que lo dejen todo listo- dijo Kain -y que lo mantengan caliente, puede que mi invitada se demore un poco más-

Cynthia asintió y volvió a la cocina.

Media hora más tarde, llego una mujer cubierta con una capa banca que la tapaba de pies a cabeza. A su vez, era acompañada de una aventurera enorme de gran contextura. Se veía fornida y tenía una cara de pocos amigos, sus facciones eran ásperas y por ningún lado se le podría considerar hermosa. No obstante, a pesar de ser una nivel 5, lo que llamó la atención de Kain no fue ella, sino lo que cargaba entre sus brazos. Era un pequeño bulto envuelto en una abrigadora manta café oscuro.

La mujer subió por las escaleras mientras era escoltada por las dos garzones y la mujer robusta. Sus pasos tenían un ritmo calmado y sus tacones hacían eco por los pasillos. Una vez que llego al tercer piso, en donde estaba Kain, este último la recibió con una gran sonrisa. Ella sonrió y camino sin esperar a nadie, marcando sus pasos, avanzando a paso lento hasta posicionarse frente a la mesa de Kain. Ella asintió con agrado, ya que le gustaba este recibimiento espacioso y exclusivo.

-A sido un tiempo, Kain- dijo la mujer de la capa blanca con una voz cristalina y coqueta. Se quito la capucha y dejo ver su hermoso rostro enmarcado por un cabello de plata -no has cambiado nada-

Kain sonrió y le iba a responder, pero de repente sintió una patada en sus canillas -ouch- es lo único que salió de su boca. Por otro lado, la diosa rio con gracia ante su desgracia.