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Su Hermosa Adicción

—¡COMPLETADO! —Ganador de Bronce en los Spirity Spring Awards 2020 «Un alma oscura, dañada por su pasado Un ángel forzado a ser su amante. ¿Puede salir algo bien? ¿Serán capaces de enamorarse alguna vez? ¿Ella logrará ver más allá de su oscuridad? ¿Podrá él protegerla cuando el peligro toque a la puerta? Descúbrelo en este libro... Un extracto* —¿Sabes en lo que te estás metiendo, verdad? —preguntó él, cruzando las piernas, levantó una ceja. Los labios de Tiana se inclinaron y sus ojos se estrecharon hacia él. —Mientras me pagues, haré lo que quieras —Nicklaus estaba asombrado por su repentina audacia; pero estaba seguro de que ella solo trataba de parecer valiente. La conocía, ella no era más que un alma débil y temblorosa, y estaba intentando tan fuerte ocultarlo; una sonrisa apareció en sus labios mientras un pensamiento se le venía a la mente. —¿Lo que yo quiera? —preguntó de nuevo y Tiana respondió inmediatamente sin un segundo pensamiento. —Sí, Sr. Nicklaus, lo que usted quiera. —Bien entonces, quiero que te desnudes y te acuestes en la cama —él no tenía ninguna intención de tocarla; solo quería ver su reacción. Pero lo que Tiana hizo a continuación lo dejó impactado.

zhiruyi · Urban
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El dolor insoportable

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Nicklaus pasó por una farmacia cercana y entró con Tiana:

—¿Tienen la pastilla del día después? —preguntó Tiana, mientras estaban frente al mostrador.

—Sí, señora —respondió la farmacéutica, echando un vistazo a Nicklaus que estaba a su lado.

—¿Cuántos días han pasado, señora? —preguntó la mujer volviendo la mirada hacia Tiana.

—Eh, ¿cuatro días?

—Está bien —la mujer asintió y se fue, después de unos minutos, volvió con un paquete de tabletas—. Esto servirá —dijo pasándoselo a Tiana a través del mostrador.

—Agrega también unas tiras de prueba de embarazo —dijo ella, aunque iba a tomar las pastillas, era mejor estar segura.

—Y diez cajas de condones —añadió Nicklaus inmediatamente y un fuerte rubor cubrió las mejillas de Tiana, sus ojos se abrieron de sorpresa, sintió instantáneamente las miradas de las personas sobre su cuerpo.

—¡Diez! ¿No pudo haber dicho dos o incluso cinco, por Dios?

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