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Capítulo 21.

No sé cuánto tiempo había pasado desde que el primer proyectil destruyó el muro y los graneros, pero la adrenalina que recorría nuestros cuerpos hacía ver el tiempo mucho más rápido y lento a la vez. Después del ataque, la gente empezó a fatigarse por consecuencia de la fuerte carga emocional que sufrieron, reduciendo el paso y arrastrando sus pies exhaustos.

Llegamos al punto de encuentro con retraso. Deseaba no haber arribado muy tarde y encontrarme con más invasores en el lugar. Sin embargo, no hubo señal de ninguna persona en el sitio, no había huellas, marcas o algo que indicase que no hace mucho alguien se paró a esperar ahí mismo. Todo estaba tan callado y tranquilo que solo se oía el viento.

Shun no había llegado aún, empecé a creer que algo le había ocurrido o que estaba en un aprieto importante. La preocupación me puso ansioso, quería regresar y hallarlo cuanto antes, pero no sería correcto dejar al grupo así como si nada, menos aún podía hacerlos esperar eternamente ahí, ellos eran la prioridad y tenía que llevarlos a un lugar completamente seguro y lejos del reino. Pero, tampoco podía abandonarlo a él…

Max: 『 Sr. Roig, necesito que me haga un favor. Dirija al grupo por mí. Llévelos al Norte, hacia la frontera. Huyan del país y sálvense. 』

Sr. Roig: 『 Espera, joven, dame un respiro. ¿Por qué de repente me pides eso? No estarás abandonándonos, ¿o sí? 』

Max: 『 Para nada. Es solo que… quedé de verme con Shun aquí y aún no aparece, así que no me queda de otra más que esperarlo… 』

Sr. Roig: 『 ¿Y qué tal si no viene? 』

Max: 『 ¿Eh? 』

Sr. Roig: 『 Mi hermana, la esposa de Ventura, el hijo del chef, el Sr. Jakob y sus hijas, incluso tu madre. Todos estamos avanzando sabiendo lo que dejamos atrás, ¿verdad? 』

Max: 『 … 』

Sr. Roig: 『 Créame, sé lo angustiado que está, pero usted mismo lo dijo, por más doloroso que sea, tenemos que seguir avanzando… No podemos ser egoístas ahora. 』

Cierto, muchos dejaron atrás todas sus pertenencias y sus hogares, pero también tuvieron que dejar atrás a varios de sus seres queridos y algunos sin saber que fue de ellos en ese caos, incluso yo. Todos habían perdido algo demasiado valioso y, por más que doliera, no se detenían a mirar detrás. Tenía razón, estaba siendo muy egoísta… Pero…

Max: 『 Es verdad…, puede que preocuparme mientras los demás evitan hacerlo y soportan su dolor sea muy egoísta… Pero, es Shun de quien hablamos, es el único que puede escapar por su propia cuenta de ese infierno y eso es lo que me preocupa… Como su hermano mayor, no puedo dejarlo hacer una locura; sin mí no es más que un desastre... Por más perfecto que parezca, no puede hacer las cosas él solo, al menos no aún… Por eso debo estar con él… Debo encontrarlo. 』

Sr. Roig: 『 …*Suspiro* No hay duda de que son iguales. ¡Chef, desate a los caballos! 』

Chef Capello: 『 ¡¡HUH!! ¡¿Te volviste loco, Roig?! ¡¿Y por qué me das órdenes?! ¡Soy tu jefe! 』

Sr. Roig: 『 ¡Tranquilícese! ¡El joven Max los necesitará para cuando llegue su hermano! ¡No será por mucho tiempo! 』

Max: 『 ¡¿Está seguro?! ¡Tendrían que ir mucho más lento! 』

Sr. Roig: 『 No se preocupe, no las arreglaremos con esos asnos de momento. Cuando nos alcancen, podremos seguir a velocidad normal… Ten… 』

Sacó de su bolsillo una especie de perita negra opaca con unos cuantos bordes brillantes, que parecía un cuarzo entintado. Mencionó que era una "humarola" (sí, humarola, no fumarola), una especie de catalizador, capaz de crear una densa cortina de humo al instante.

Sr. Roig: 『 Si las cosas se complican, úsala. Basta con que la agites y arrojes. 』

Max: 『 A−Ah, de acuerdo. 』

Sr. Roig: 『 Muy bien. Nos adelantaremos… ¡Buena suerte! 』

Quise responderle con un "gracias", pero mi garganta quedó muda por la manera tan segura y confiable en que se me dirigió. El grupo reanudó su trayecto y me quedé solo con Tzar y Snel.

Esperé, esperé y esperé a que Shun llegara. Quería pensar que solo se había retrasado por haber tomado un camino diferente, aunque mi conciencia me hacía sospechar otra cosa.

("¡¡SHUIIIN!!"). Un leve sonido metálico emanó desde el interior del bosque, como si alguien estuviese afilando su herramienta o algo. Se repetía en múltiples ocasiones y con mayor volumen.

Até a los caballos a un tronco para no perderlos mientras yo me adentraba al lugar y averiguar qué era eso. Imaginaba que podría tratarse de Shun y que tal vez estuviera luchando aún. Mientras más me introducía entre los arbustos y árboles, más claro se oía. Sin duda, era el sonido de espadas chocando.

Me apresuré y encontré a tres individuos en medio de un combate, aunque ninguno de ellos era Shun. No obstante, sus armaduras me llamaron mucho la atención, eran completamente diferentes a las de los soldados del castillo y de los invasores. Me aproximé cauteloso por debajo de un arbusto para ver con precisión.

El hombre en armadura roja peleaba con los otros dos al mismo tiempo, bloqueándoles todo tipo de ataques simultáneos y contraatacando con fiereza, dándoles muchas dificultades para acercársele y evadirlo. Era tal maestría de ese alto individuo que parecía ser la de dos personas.

Me parecieron familiares los rostros de los dos sujetos que combatían juntos, pero antes de haber podido confirmarlo, una voz femenina apareció detrás de ellos.

Lidia: 『 ¡Padre! 』

Tanto la chica como el hombre con armadura dorada tuvieron una corta discusión en un muy mal momento. Ambos se gritaban y le exigían al otro que hiciese caso. Sin embargo, el hombre bajó la guardia, su compañero recibió un golpe que lo desestabilizó y cayó al suelo, dejando ventana libre para el hombre de armadura roja. 

Sgto. Rask: 『 ¡¡ARGUS!! 』

Miré la brutal escena del hombre ser cercenado desde su hombro hasta la cadera. La sangre salió disparada de su cuerpo y cayó súbitamente al suelo. Una inmensa cantidad del líquido rojo no dejaba de brotar desde el enorme surco de su armadura partida, regándose por todas partes y formando un extenso lago carmesí debajo de él.

Lidia: 『 ¡¡¡PADREEEEE!!! 』

Observé su rostro a ras de suelo y me percaté de que era el rey. Enseguida llegó la chica para auxiliarlo y tratar de sanarlo con mána; no podía ser otra más que Lidia, quien se mostraba altamente preocupada y exasperada por ayudarlo.

Sgto. Rask: 『 ¡¡MALDITO!! 』

Del otro lado, estaba el Sgto. Rask, con su inconfundible cabello platinado y su armadura desgastada. Se levantó rápidamente y volvió a combatir con furia contra el hombre de armadura roja.

La condición del rey empeoraba muy rápido, tosía bastante sangre y se ahogaba con la misma. El daño era sumamente grande y extenso que perforó casi por completo todos los órganos de su torso. Ni siquiera con mána se podría sellar esa clase de herida. Aun así, Lidia daba lo mejor de sí misma y trataba de hacerlo a como diera lugar. Pero la hemorragia era muy difícil de controlar.

Rask tenía complicaciones para retener al alto hombre a quien aún desconocía. Recibió varias estocadas y empezó a perder velocidad. Contuvo un fuertísimo golpe que lo desequilibró y abrió su defensa. El hombre repitió el mismo movimiento que con el rey y, para su sorpresa, no pudo tajarlo.

Encontré a mi hermano. Shun apareció de último momento para frenar el ataque y salvar a su maestro. Aguantó con dolor y esfuerzo el golpe, trataba de repeler la extraña espada roja del enemigo con una mano en la empuñadura y otra en la hoja, empujando tanto como pudiera.

El sargento se recompuso rápido y acometió contra el hombre una y otra vez junto a Shun. Atacaban incesantemente y sin dar espacio. No obstante, los pesados golpes de su contrincante exigían mucho del joven espadachín y del veterano soldado.

Mientras resistían los pesados embates, una persona más apareció e igual que Lidia, se acercó al rey con mucha angustia.

Verónica: 『 ¡¡Majestad!! 』

Era mi madre, con un vendaje improvisado en su brazo y la cara llena de raspones. Verla en ese estado me hizo pegar de inquietud y preocupación, mas al mismo tiempo de calma y alivio por también saber que estaba viva.

Lidia y mi madre siguieron intentando contener la hemorragia del rey, pero por más que se esforzaban, no lograban nada. A Lidia le empezaban a pesar los brazos y su ceño expresaba el dolor que sentía en sus extremidades, estaba gastando lo poco de mána que le quedaba, corriendo el riesgo de quedarse sin energía y desfallecer en cualquier momento.

Rey Van Laar: 『 ¡COF, COF, COF! 』

Verónica: 『 ¡Mi señor! 』

Rey Van Laar: 『 Veró−nica, saca− ¡Cof, cof!..., saca a Lidia de aquí. Escon−dela… con Roef− ¡COF, COF, COF! 』

Verónica: 『 ¡¿Roef?! ¡P−Pero, mi señor, no sé dónde está! ¡Él desapareció hace años! 』

Rey Van Laar: 『 ¡¡COF, COF, COF, COF…!! A−Anton… Está en Anton…, en la frontera… Camino… a la de−recha− ¡COF, COF, COF! 』

Verónica: 『 ¿Derecha? 』

Parecía que el pobre empezaba a delirar y decir cosas sin sentido. La sangre en sus pulmones le hacían hablar más despacio y su rostro perdía color.

Rey Van Laar: 『 ¡COF, COF, COF…! L−Li−dia, ya es suficiente− 』

Lidia: 『 ¡¡No, no puedo dejarte!! *Sollozo* ¡T− Te demostraré de lo que soy capaz! ¡De lo mucho que he mejorado! ¡Te demostraré que ya no soy una niña y te salvaré! ¡¡No me rendiré!! 』

Las manos de Lidia empezaron a temblar, de sus dedos apenas salían pequeños chispazos de mána y su cabeza se tambaleaba ligeramente. Comenzaba a marearse y sentir hormigueos en sus brazos. Por más que lo forzaba, su organismo no liberaba más, había llegado a su límite.

Rey Van Laar: 『 … Ah, qué tonto fui… Es cierto… Has crecido mucho… y eres hermosa… Per−dóname… por todo…, por ser tan ciego… Vive… y… se… li−bre… 』

Lidia: 『 *Sollozo* ¿Pa−pá...? ¡¿Papá…?! ¡¡Papá, despierta, por favor!! ¡¡PAPÁ!! ¡¡¡PAPÁÁÁÁÁ!!! 』

El rey murió. Fue la primera y última vez que Lidia pudo sentir la calidez de su mano en su mejilla. Ambas damiselas derramaron lágrimas sobre el cuerpo sin vida de su majestad, quien dio su último aliento para despedirse de su hija.

Lidia: 『 *Sollozo*… ¿Max…? 』

Max: 『 … Lo lamento, Lidia. 』

Salí de mi escondite para ofrecer mis inservibles condolencias a la destrozada Lidia. No podía verla a la cara, me sentía tan lamentable por no haberme atrevido a intervenir. Las cosas solo nos estaban saliendo mal y no éramos capaces de revertirlo. Nuestro esfuerzo empezaba a ser inútil.

Shun y Rask percibieron que el alma del rey había partido de este mundo, pero no podían distraerse o sino terminarían del mismo modo. En un ataque cambiando, lograron herirlo y destruyeron las hombreras y guardabrazos de su armadura, parecía que comenzaban a tener ventaja sobre él. Sin embargo…

Rey Narek: 『 ¡Ya es suficiente! 』

El alto hombre en armadura roja se replegó y su espada del mismo color empezó a resplandecer con una luz amarilla que la cubría toda. La extendió al frente, apuntando a Shun y Rask que iban directo contra él, y se vislumbraron rayos sobre la hoja que de pronto se dispararon hacia los dos en plena carrera, empujándolos bruscamente hasta unos metros a lado de nosotros. La electricidad recorría sus cuerpos aturdidos, impidiéndoles que pudiesen mover ni un dedo.

Lidia: 『 *Susurro* ¡Ya basta! 』

El enorme hombre de armadura roja se aproximó lenta y amenazantemente con su espada electrizada hacia todos nosotros. Mi madre se levantó y se colocó frente al hombre para cubrirnos a todos.

Max: 『 ¡¡Mamá, no!! 』

Rey Narek: 『 Ya he jugado suficiente. 』

Lidia: 『 *Sollozo* ¡Ya basta! 』

Levantó su espada y de la nada emanó una luz torrentosa en la hoja que arrojaría un potente rayo sobre mi madre que estaba decidida a protegernos. Salté para empujarla, pero no llegaría a tiempo. El hombre con mirada enardecida bajó con brusquedad su arma y a unos centímetros de atravesar el cuerpo de mamá, un fuerte destello se disparó.

Lidia: 『 ¡¡¡YA BASTAAAAAAA!!! 』

Lidia lanzó un poderoso grito del que se desprendió un increíble torbellino de viento en el que volaban hojas, ramas, piedras, todo lo que esa tremenda fuerza podía arrastrar.

El trueno de la espada roja se le regresó a su usuario, saliendo disparado hacia atrás y quedando aturdido e inconsciente de momento.

Las incesantes ráfagas de viento nos empujaban al suelo. Mi madre se arrastró por la tierra y llegó a Lidia, tomándola con su brazo sano e intentando tranquilizarla. 

Verónica: 『 ¡¡Lidia!! ¡Por favor, tranquilízate! 』

Ella seguía llorando y gritando con fuerza, así que no podía oírla. La apretó con más fuerza y la consoló con delicadeza una y otra vez hasta que le hizo caso.

Verónica: 『 Tranquila, Lidia, tranquila. Sé qué duele mucho. Yo también me siento así. Pero tranquila, estoy aquí contigo… Estoy aquí. Tranquila, ya pasó… ya pasó. 』

Descargó todas sus lágrimas sobre el pecho de mamá hasta que se quedó sin aliento. El agresivo vendaval cesó hasta desaparecer. Lidia terminó completamente agotada y se desmayó.

La parálisis en los cuerpos de Shun y Rask desapareció, ambos pudieron levantarse, aunque muy adoloridos y desconcertados de lo que había pasado.

Shun: 『 ¿Qué fue eso? 』

Max: 『 Shun. 』

Shun: 『 Hey, Max. (*Quejido*). Creí que estarías adelante en la intersección. 』

Max: 『 Escuché lo que pasaba y por eso vine. Lástima que no llegué a tiempo para ser de más ayuda. 』

Era inevitable no ver el cuerpo ensangrentado del rey. La pérdida del líder del reino significaba una derrota total contra los invasores. Ahora, nuestro país estaba condenado a desaparecer.

Sgto. Rask: 『 Verónica, ¿estás bien? 』

Verónica: 『 Sí, estoy bien. 』

Sgto. Rask: 『 ¿Qué hay de la princesa? 』

Verónica: 『 Está dormida. Solo necesita descansar un poco. 』

Sgto. Rask: 『 Bien… Max, Shun, ¿qué sucedió en el castillo tras el ataque? 』

Max: 『 Llegaron hasta la academia militar y la colonia. Evacuamos a los civiles, pero… hubo unas cuantas bajas. 』

Sgto. Rask: 『 … Ya veo… ¿Y en dónde están los residentes ahora? 』

Max: 『 Rumbo a la frontera, el Sr. Roig ahora los está conduciendo hacia allá. Hay dos caballos con los que podemos alcanzarlos. 』

Sgto. Rask: 『 Estupendo… Verónica, sabes lo que tienes que hacer, busca a Roef y llévale a la princesa, es el único que puede mantenerla a salvo. 』

Verónica: 『 Entendido… Pero, la reina… 』

Shun: 『 ¡Ah, es verdad! 』

Sgto. Rask: 『 ¿Venía con ustedes? 』

Verónica: 『 Sí, junto con todas las sirvientas del palacio. Se supone que irían a la intersección para reunirse con Max antes que nosotros. 』

Me sorprendió escuchar eso. Aun cuando esperé un buen rato ahí antes de adentrarme al bosque, no capté ninguna otra presencia cerca y tampoco creo que haya pasado por alto a un grupo de casi 20 mujeres.

Sgto. Rask: 『 Max, ¿viste a alguien mientras venías hacia acá? 』

Max: 『 No, señor, a nadie. 』

Vaya problema el que había surgido. Era crítico encontrar a la reina, si se mantenía con vida, representaba una última esperanza al reino de prevalecer. Pero era igual de importante conservar a salvo a Lidia y a la población. Alguien tenía que buscar a la reina mientras otro dirigía a la gente fuera del alcance de las tropas enemigas.

Sgto. Rask: 『 De acuerdo, ustedes tres llévense a la princesa y alcancen al grupo. Pónganlos a salvo. Yo buscaré a la reina y a las empleadas. ¿Quedó claro? 』

Verónica: 『 Sí. 』

Max: 『 Sí, señor. 』

Sgto. Rask: 『 Muy bien. Buena suerte a todos… Ah, Shun… 』

Shun: 『 ¿Mmm? 』

Antes de dividirnos, el sargento se arrodilló ante el cuerpo de su rey y, entre una susurrante oración, juntó sus manos para que pareciera que estaba descansando. Recogió su espada con su respectiva funda y se la dio a Shun.

Sgto. Rask: 『 Ten, llévatela. 』

Shun: 『 ¿Eh? ¿E−Está seguro? No sé si yo sea− 』

Sgto. Rask: 『 No es para ti. 』

Cargué a Lidia y el sargento la señaló con su cabeza, haciéndole entender a Shun para quién era dicha arma. Se la entregó y se marchó más adentro del bosque, perdiéndose de vista entre los miles de árboles y arbustos, sin decir nada más.

Trotamos hacia la intersección y llegamos con Tzar y Snel. De nuevo, no había ningún rastro de que hubiese alguien cerca o que haya pasado, ni soldados, ni doncellas.

Lidia: 『 *Somnolencia*… ¿Oh...? ¿Dónde…? 』

Max: 『 Despertó. 』

Shun: 『 ¡Lidia! 』

Verónica: 『 ¡Lidia! ¿Estás bien? 』

Lidia: 『 Eso creo. 』

Shun: 『 Max, hay que subirla. 』

Aún se veía algo desorientada, pero de a poco fue retomando la conciencia. La ayudamos a ella y a mamá a que pudieran subirse sobre los caballos. Shun se fue con Lidia y yo con mi madre. Así partimos a toda velocidad para alcanzar al grupo.

Max: 『 ¡Entonces, encontramos a ese tal Roef y le pedimos que esconda a Lidia, ¿y luego?! ¡¿En dónde se refugiará toda la gente?! 』

Shun: 『 ¡Tendremos que pensarlo en el andar! ¡Y por cierto, ¿quién es este tipo, mamá?! ¡¿Sabes dónde está?! 』

Verónica: 『 ¡Es un viejo amigo, pero hace años que desapareció…, no sé en dónde está! 』

Shun: 『 ¡Entonces, ¿cómo lo hallamos?! 』

Verónica: 『 … 』

Mamá se quedó callada, pensando en cómo solucionar el dilema. Si descubríamos el paradero del individuo en cuestión, podríamos mantener a salvo a Lidia, pero la gente la tendría más complicada, necesitaban un nuevo hogar, un techo nuevo, comida, agua, lo indispensable para poder vivir. Sería imposible meter a más de 50 personas en la casa de un sujeto. Había que planificar una estrategia para que encontraran un nuevo sustento e iniciar una nueva vida.

Lidia: 『 … ¡¿Huh?! ¡¿C−Cómo llegué aquí?! ¡¿Qué pasó con el sargento y−!? 』

Shun: 『 ¡Oh, parece que ahora si despertaste! ¡No te preocupes por él! ¡Volverá pronto! ¡Lo importante ahora es encontrarte un refugio! 』

Estábamos aproximándonos, la caravana se divisaba a lo lejos. No obstante, algo se veía mal, muy mal.

Shun: 『 ¡¿Pero qué…?! 』

Max: 『 ¡¡No es posible!! 』

Volvimos a entrar a un pasaje turbio y violento. La gente luchaba contra otro grupo de soldados grises. De alguna forma habían interceptado al grupo. Los carros fueron destruidos e incinerados, y los cadáveres recorrían el camino. Era un mar de llamas y sangre.

Sr. Roig: 『 ¡¡¡SIGAAAAAAN!!! 』

Oía la voz del Sr. Roig, peleando al frente junto con el equipo, todos ensangrentados y heridos. Pedía que no nos detuviéramos, agitaba su brazo marcándonos que, sin importar lo que pasará, siguiéramos el curso.

Sr. Roig: 『 ¡¡¡NO PAREN!!! ¡¡¡SIGAN!!! ¡¡¡SIGAAAAN!!! 』

Por la ruta al Norte seguían viniendo infinidad de soldados, bloqueando el paso y obligándonos a tomar la ruta larga del Oeste, por el puente que cruza el río. Obedecimos al Sr. Roig y pasamos sin frenar, a todo galope, dejándolos atrás.

El Sr. Roig respiró tranquilo y aliviado al vernos partir. Un lancero atravesó su cuerpo y cayó al suelo bruscamente. Los demás fueron sobrepasados y asesinados. Hombres, mujeres, niños, ancianos, todos habían muerto. 

La impotencia consumía nuestras mentes. Nos esforzamos tanto por ellos, habíamos prometido salvarlos a todos, pero fallamos rotundamente, todo por nuestra incompetencia e incapacidad.

Shun: 『 Todo el grupo… ¡Maldita sea! 』

Shun apretó los dientes con ira y cerró los ojos, quitando la vista del camino. Y justo en ese momento, de entre los árboles de al lado del puente, un caballo y su jinete emergieron, corriendo a todo velocidad y listo para tirar su lanza contra mi hermano.

Max: 『 ¡¡¡SHUN, CUIDADO!!! 』

Al abrir sus ojos, la lanza ya iba en el aire. Si le daba, no solo lo atravesaría a él, también a Lidia. El tiempo se hizo lento. No podía pensar nada en una sola fracción de segundo. Parecía inevitable detener el arma, pero no permitiría que les hiciera daño. Cometí, entonces, la mayor locura de mi vida…, la última de ella.