La vida de Rain Clayton da un giro salvaje cuando destroza el coche de su novio infiel, solo para descubrir que no era suyo: pertenecía a un extraño. Para empeorar las cosas, descubre accidentalmente que está casada con este extraño, nada menos que Alexander Lancaster, el recluso Vicepresidente y Director Ejecutivo del poderoso Grupo Lancaster. Criada en una familia que la maltrató y ahora presionada por su padre para casarse con el hijo psicópata del alcalde, Rain ve este matrimonio sorpresa como una bendición disfrazada. Después de años de sufrimiento, parece que los cielos finalmente han tenido piedad de ella, regalándole un esposo multimillonario guapo, un hombre despiadado con sus enemigos y exactamente lo que necesita para escapar de las garras de su familia. Pero hay un problema importante: Alexander quiere un divorcio inmediato. Determinada a mantenerlo, Rain hace un trato para extender su matrimonio, bajo sus condiciones. Ahora todo lo que tiene que hacer es convencerlo de que la mantenga para siempre... Unas semanas pasaron desde su matrimonio sorpresa... —¿Qué estás haciendo? —exclamó Rain, con los ojos muy abiertos mientras observaba a Alexander trepar a su cama. —Cumpliendo los deberes maritales —respondió él con una sonrisa casual. —¡No puedes dormir aquí! ¡Está en contra de nuestro contrato! —No lo estoy rompiendo —dijo Alexander encogiéndose de hombros—. El contrato especifica que cumplirás todos los deberes de esposa, excepto compartir mi cama. No dice nada sobre que yo no pueda cumplir los deberes maritales, incluido compartir tu cama. La situación había cambiado, y parecía que ya no era la única en control...
Dina apretó los dientes mientras estudiaba su reflejo en el espejo. Se había teñido el cabello de castaño, justo como a Michael le gustaba. Él la trataba bien mientras ella interpretara el papel de Rain siempre que estuvieran juntos.
Incluso había cambiado su vestuario por ropa de negocios, reflejando el estilo pulido de Rain. —El hombre está loco —murmuró, aunque no podía negar que Michael la trataba mucho mejor en la cama de lo que Paul lo había hecho. A diferencia de Paul, que se centraba únicamente en su propia satisfacción, Michael la hacía sentir como si importara... incluso si solo estaba fingiendo que ella era alguien más.
—¿Qué tiene esa mujer que hace que cada hombre esté obsesionado con ella? —siseó, agarrando su bolso. Esta noche, se quedaría en el apartamento de Michael; él había prometido hacer cualquier cosa que quisiera si lo hacía feliz esta noche. El pensamiento la hizo rodar los ojos mientras miraba el tinte temporal en su cabello.
Support your favorite authors and translators in webnovel.com