La vida de Rain Clayton da un giro salvaje cuando destroza el coche de su novio infiel, solo para descubrir que no era suyo: pertenecía a un extraño. Para empeorar las cosas, descubre accidentalmente que está casada con este extraño, nada menos que Alexander Lancaster, el recluso Vicepresidente y Director Ejecutivo del poderoso Grupo Lancaster. Criada en una familia que la maltrató y ahora presionada por su padre para casarse con el hijo psicópata del alcalde, Rain ve este matrimonio sorpresa como una bendición disfrazada. Después de años de sufrimiento, parece que los cielos finalmente han tenido piedad de ella, regalándole un esposo multimillonario guapo, un hombre despiadado con sus enemigos y exactamente lo que necesita para escapar de las garras de su familia. Pero hay un problema importante: Alexander quiere un divorcio inmediato. Determinada a mantenerlo, Rain hace un trato para extender su matrimonio, bajo sus condiciones. Ahora todo lo que tiene que hacer es convencerlo de que la mantenga para siempre... Unas semanas pasaron desde su matrimonio sorpresa... —¿Qué estás haciendo? —exclamó Rain, con los ojos muy abiertos mientras observaba a Alexander trepar a su cama. —Cumpliendo los deberes maritales —respondió él con una sonrisa casual. —¡No puedes dormir aquí! ¡Está en contra de nuestro contrato! —No lo estoy rompiendo —dijo Alexander encogiéndose de hombros—. El contrato especifica que cumplirás todos los deberes de esposa, excepto compartir mi cama. No dice nada sobre que yo no pueda cumplir los deberes maritales, incluido compartir tu cama. La situación había cambiado, y parecía que ya no era la única en control...
El plan de Rain de ponerse a trabajar después de dejar el orfanato se desmoronó rápidamente cuando Alejandro condujo directamente al parque temático y detuvo el coche. Saltó fuera y, sin pensarlo dos veces, la arrastró consigo.
—Ya has solicitado tu permiso, ¿entonces por qué preocuparte por el trabajo? —dijo él con una sonrisa—. Solo divirtámonos. ¿No querías probar todas las atracciones aquí?
Los ojos de Rain se abrieron de sorpresa. —Espera, ¿cómo sabías eso?
Ella siempre había soñado con venir aquí de niña pero nunca tuvo la oportunidad. La escuela y los trabajos de medio tiempo la mantenían ocupada, dejando sin tiempo para cosas como esta. Incluso las relaciones románticas nunca habían sido una prioridad, así que conocer a Paul en su pasantía fue solo una coincidencia.
En aquel entonces, él la hizo sentir especial, pero Rain sacudió rápido el pensamiento, recordándose a sí misma que la atención de Paul era superficial. Todo lo que había querido era poseerla.
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