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Solo Quiero Volver

La muerte es algo que nadie espera, mucho menos a una edad tan corta y por el capricho de otros. "Solo quiero volver" es el desarrollo de un chico el cual va a hacer lo necesario para regresar a su vida o hacer lo posible por conseguirlo. Traiciones, búsqueda de alianzas políticas y poder por uno mismo. Todo vale para obtener una meta tan simple como volver.

ALPls27 · Fantasy
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130 Chs

1: Un amanecer que no llega.

Empecemos contando mi historia antes de mi situación actual.

Yo era una persona como cualquier otra, como tú, como tú hermano, tus padres o aquel chico algo introvertido el cual está probablemente al fondo de tu curso o enfrente que parece encontrarse incómodo en todo momento.

Tampoco podría decir que mi vida era exactamente la más emocionante o de plano la más ocupada. Mis gustos eran simples, me atraían los cómics, mangas, manwas, novelas ligeras, juegos de mesa, juegos de rol, videojuegos, la fantasía y la ciencia ficción. Y si lo estás pensando, estás en todo lo correcto, no era exactamente el chico más popular que podrías ver.

Pero bueno, dejando ya las presentaciones hablemos de aquel día. Todo empezó al volver de vacaciones de invierno, el frío que hacía era sorprendente, técnicamente terminaba el invierno y todavía podías ver personas con abrigos inflados, alguna que otra bufanda y guantes.

Fue un día como cualquier otro, inclusive mucho mejor, salimos más temprano de lo que deberíamos, por lo que las sonrisas eran muchas, sonrisas tontas que cualquiera tendría cuando debía abandonar antes que todos dónde estudias.

Una ráfaga de viento frio contra mi rostro me estaba despertando aún más, apenas podía sentir mi cara y mis orejas sufrían la mayor parte de la tortura que era estar caminando hacia casa. Charlas con mis amigos, aquellas que uno tiene cuando no presta ninguna clase de atención a lo que dice y que termina siendo más que nada como un garabato en la memoria cuando uno intenta recordar.

Me tocaba separarme de mis amigos a la mitad del camino, así que despedí por última vez a cada uno. No hubieron sonrisas, ni nada muy emotivo, únicamente un "nos vemos mañana" que en ese entonces era más un hecho que una promesa al aire.

Empecé a caminar por una calle bastante tranquila, podía ver los mismos árboles de todos los días, como algunos estaban pelados, otros todavía tenían sus hojas y poco a poco me acerqué a aquella casa de dos pisos que era mi hogar.

Algunas personas podrían acusarme de tener dinero por tener una casa de dos pisos, y aunque sí tenía dinero, no era por tener una casa de dos pisos. De uno de mis múltiples bolsillos saqué una llave, abriendo una puerta de rejas, después saqué otra, abriendo otra reja y al final abrí una puerta de madera. Aquello que encontré fue algo bastante agradable. Cuatro animalitos peludos, un perro pequeño y tres gatos, estaban esperando en la puerta, procediendo a rodearme mientras que daba el primer paso al entrar, cerrando tras de mi una puerta de madera que hizo un sonido algo más fuerte de lo que recordaba. Saludé con un amistoso

—¡Hola!

A mis animales, incluso a mi hogar porque además de mí, no había ninguna otra persona. Lo próximo fue algo rutinario, ir a mi habitación, prender mi computadora, jugar hasta tener hambre, comer, dormir, saludar a mis padres cuando llegaron y seguir jugando. Era una vida de rutina, una que poco a poco me hacía darme cuenta de lo poco que interactuaba con otras personas. Ninguna llamada de discord, mensaje de ningún tipo, siquiera los grupos en los que estaba presentaban alguna actividad. Soledad. Lo único que podría describir mi situación actual. Aunque pudiese alargar más con todo aquello minúsculo que hice prefiero no hacerlo. La noche llegó temprano, y las horas pasaban en un ciclo de morir y reiniciar un juego rogelike en el que tenía unas 500 horas. Estaba en un estado de trance. Aunque la fatiga poco a poco empezaba a hacerse más y más presente lo único que me hizo dejar de jugar fue la hora.

3AM

En mi mente solo podía imaginar cómo mi madre aparecía, algo que me daba una sensación de sudor frío. El hambre que tenía me provocó un poco de náuseas, pero preferí no comer, únicamente tomar algo de agua antes de acostarme. Me sentí aturdido y mientras intentaba dormir noté algo, la sensación de como una hoja atravesó mi corazón. El dolor es algo que nadie quisiera sentir, pero al estar tapado noté mis brazos entumecidos, mi garganta estaba lo suficientemente cerrada como para evitar que pudiese soltar siquiera un grito ahogado. Estaba teniendo un ataque cardíaco a mis 17 años. La sensación de impotencia se hacía mayor mientras que perdía la consciencia, sentí como abandonaba mi cuerpo y nada más.