El duelo terminó.
La batalla que fue intensa terminó así nomás...
Melia, quien había preparado esas 5 Lanzas de Sangre usando la mitad de su Mana, permanecía inmóvil con una expresión oscura.
No hacía falta conocerla para darse cuenta de que estaba enojada.
Sus puños apretados temblaban sin cesar, los ojos rojos continuaban mirando fijamente en una dirección, y el silencio inusual a su alrededor.
Todas estas cosas mostraban claramente cuán irritada, molesta y frustrada estaba.
—¿Qué? ¿Todavía no vas a salir después de haber ganado? —Melia habló con una voz ronca y fría.
—¡Cierra los ojos, maldita sea! —Nux, que en ese momento se encontraba dentro de otra dimensión, gritó también.
Él también estaba frustrado.
No con Melia, sino consigo mismo,
Debería haber adivinado que algo así ocurriría. ¿Qué clase de idiota cerraría sus ojos cuando su oponente desapareciera justo delante de ella?
Cualquiera se prepararía para el próximo ataque sorpresa.
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