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23: siguiendo en silencio

POV de ???

El primer día en este laberinto carmesí, inundado por un océano cada noche, resultó problemático. Mi habilidad de aspecto, que hasta ahora había sido una fuente de confianza, no funcionó con ciertos seres de percepción única. Logré escapar de aquella cosa que me persiguió hasta encontrar un pequeño coral sobresaliendo del agua, y subí a él con dificultad.

Lo curioso fue que me encontré con un individuo que me había dejado una fuerte impresión en la academia. Este chico ya había matado a una especie de cangrejo mutado que habitaba el coral, un lugar de no más de diez metros de área y con una superficie irregular.

El chico estaba comiendo la carne del cangrejo. No lo molesté ni anuncié mi presencia; preferí observar y ver hasta dónde llegaba.

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El segundo día, el chico decidió bajar del coral y explorar el laberinto. Se encontró varias veces con esos cangrejos, que parecían ser bestias despiertas. Era sorprendentemente fuerte para ser un durmiente.

Después de horas de exploración y luchas, había matado a cuatro cangrejos y explorado un kilómetro hacia el sur. Esa noche, una tormenta nos azotó, y dos cangrejos más subieron al coral, tratando de matar al chico. Se defendió valientemente, pero no podría haber sobrevivido solo. Le ayudé golpeando a un cangrejo en la parte trasera de su cabeza, donde descubrí que era uno de sus puntos débiles al estudiar los cadáveres que había dejado el chico en su camino.

Con mi ayuda distrayendo momentáneamente a uno de ellos, pudo acabar con uno y luego fue de inmediato por el otro, el cual no tuvo oportunidad con su cabeza lesionada y el ataque furioso del chico, que lo golpeó en el torso hasta partirle la quitina.

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El tercer día, estaba hambriento, así que decidí quedarme atrás mientras el chico exploraba. Comí algo de la carne que sobró de su comida y bebí agua de mi memoria, que es capaz de contener hasta diez litros y se llenaba cada vez que regresaba a mi alma.

Luego de varias horas, el chico regresó muy herido, con cortes en ambos brazos y uno de sus puños parecía roto. Supuse que se había enfrentado a más de lo que podía manejar por exceso de confianza; después de todo, creía que había matado a esos dos cangrejos él solo. Como sea, este día pasó rápido.

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El cuarto día, el chico decidió explorar el este, ya que hacia el sur parecía estar demasiado lleno de cangrejos. A primera hora, bajó y se puso a explorar hacia el este. Peleó contra cuatro cangrejos en total y casi muere atrapado por una pinza en su cuarta pelea. Al parecer, se dio cuenta de que solo tuvo suerte aquella noche y ahora era más cuidadoso al enfrentar a los cangrejos.

Logramos encontrar, a unos cuantos kilómetros, una roca que parecía lo suficientemente alta como para pasar la noche, pero estaba muy lejos, así que el chico decidió volver a su coral por hoy. Otra noche tranquila. Me sorprende que no haya peleas todas las noches, pero no me quejo; me gusta la tranquilidad.

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El quinto día, el chico bajó del coral y emprendió su pequeña aventura hacia la alta roca al este de su coral. Dos carroñeros se interpusieron en su camino. No pudo evitarlos y tuvo que pelear. Aún no había recibido ningún recuerdo de sus presas, así que peleó con su puño medio curado y su brutal fuerza.

El chico esquivó cuatro pinzas que le caían del cielo con su monstruosa velocidad y golpeó con una patada la zona donde se conectaban las articulaciones al torso del carroñero. El segundo carroñero se abalanzó sobre él, y aunque no pudo esquivar el golpe, se cubrió con ambos brazos y se escuchó uno de ellos romperse por la fuerza brutal de la criatura.

Decidí que era momento de ayudar y convoqué mi espada trascendente, un recuerdo que obtuve al enfrentarme a un maldito terror dormido. Eso no venía al caso. Sabiendo que este movimiento podría revelarme al durmiente que seguía, me moví detrás de un cangrejo fuera de su rango de visión y clavé mi espada en la cabeza de la bestia.

[Has asesinado a una bestia despertada, carroñero de caparazón]

[Tu alma se hace más fuerte]

Así que su nombre era carroñero de caparazón, bien. También parece que mi atributo hace bien su trabajo, luego miraré bien mis runas.

El chico parece haber notado el cambio en el carroñero que se quedó quieto y luego cayó. Sus ojos se abrieron de sorpresa, pero no duró mucho tiempo, ya que tenía un carroñero propio con el cual lidiar. El carroñero lanzó su única pinza funcional hacia el chico. Este último logró esquivarla y saltó hasta la cabeza del carroñero, el cual intentó morderlo, pero antes de que pudiera cerrar sus mandíbulas, el chico le dio una patada que le quebró su pequeña cabeza.

Así, el chico cayó al suelo agotado. Después de unos segundos, se levantó y fue a comprobar qué le pasó al otro carroñero. Sus ojos se abrieron en un estado de confusión y miedo. Lo que vio fue que la cabeza de la bestia había sido atravesada por algo filoso que dejó un corte limpio a través de su cráneo, matándola al instante.

Miró hacia todos lados, pero era imposible para él saber que yo estaba a su lado, sonriendo ante su divertida reacción. Aún así, el chico siguió su camino hasta la alta roca y logró llegar sin otra pelea. Escaló con dificultad la empinada roca gracias a sus heridas, pero logró llegar a la cima.

Estaba el cadáver de un carroñero. El chico miró sospechosamente a la criatura muerta y estudió la roca. Yo hice lo mismo. Al parecer, alguien más estuvo aquí no hace mucho, uno o dos días como máximo. Luchó contra el carroñero con sus manos, ya que la quitina de la bestia estaba abollada en varios lugares y los huecos más profundos fueron hechos en la conexión entre sus articulaciones. Alguien tan fuerte como este chico, al menos. Me pregunto dónde habrá ido.

...

Pasamos el día en esa roca y, mientras él dormía durante el día para descansar su herido cuerpo, aproveché para tomar algo de agua y comer la carne del carroñero. Al llegar la noche, el chico se despertó y se puso en guardia. Debía vigilar su territorio en medio de la noche por si alguna criatura intentaba invadirlo.

...

La noche pasó y, al sexto día, avanzamos hacia el este nuevamente. Parecía que la dificultad en esa dirección era menor que hacia el sur, así que el chico siguió explorando y memorizando un camino hacia la roca. Después de varias horas más, se encontró con otro carroñero, al cual enfrentó y venció sin necesidad de mi intervención. Me gustaría poder absorber todos los núcleos de alma, pero me bastará esperar a que este chico encuentre un camino de regreso o muera, cualquiera sirve.

Al regresar a nuestro coral, ya estaba a punto de anochecer. El chico hizo fuego y comió algo de carne cocinada, luego esperó a que llegara la noche y vigiló toda la noche. Nada pasó, ni peleas ni horrores tratando de comerlo.

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Día 7

Hoy fue un día aburrido. El chico, al parecer, quiso recuperarse por completo antes de emprender su viaje hacia la roca. Ya tenía un camino muy avanzado memorizado y solo le faltaba medio kilómetro para poder llegar, así que mañana a primera hora saldría hacia la roca. El día transcurrió tranquilo. Comió, descansó de tantas noches sin dormir bien, así que se durmió durante más de cinco horas.

Ya cuando era de noche, un carroñero herido por las olas subió al coral. El chico lo mató rápidamente y absorbió su núcleo. Luego de eso, la verdad, no pasó nada. Toda la noche fue aburrida, así que me dormí con mi habilidad activada.

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Día 8

Desperté con el sonido de las olas del mar negro retirándose y vi al chico observando atento y ya casi en perfectas condiciones. Después de unos treinta minutos de continuo sonido del agua bajando, ambos también bajamos del coral y nos dirigimos hacia la roca.