Dos hombres, aparentemente relajados y a sus anchas, polos opuestos físicamente y con todos sus nervios al servicio de la detección emocional, temblaban en una gran tensión interna.
Por primera vez en muchos años, el Mulo carecía de la suficiente seguridad en sus métodos. Channis sabía que, aunque por el momento podía protegerse, le representaba realizar un gran esfuerzo, y que a su adversario no le costaría nada atacar. En una prueba de resistencia,
Channis sabía que llevaría las de perder.
Pero pensar esto era mortal. Confesar al Mulo una debilidad emocional equivalía a entregarle un arma. Ya había una chispa de algo algo de vencedor en la mente del Mulo.
Ganar tiempo
¿Por qué se retrasaban los otros?
¿Cuál era la causa de la confianza del Mulo? ¿Qué sabía su adversario, que él ignoraba? La mente que acechaba no le decía nada. Si al menos supiera leer las ideas
Channis frenó rápidamente su remolino mental. La única solución era ganar tiempo Dijo:
Ya que ha quedado claro, y yo no
lo he negado después de nuestro pequeño duelo acerca de Pritcher, que pertenezco a la Segunda Fundación, ¿por qué no me dice el motivo de que yo viniera a Tazenda?
¡Oh, no! rio el Mulo, alegre y confiado. Yo no soy Pritcher. No tengo que darle explicaciones. Usted tenía lo que consideraba sus razones. Cualesquiera que fuesen sus acciones, me convenían, de modo que no me molesté en analizarlas.
Con todo, tiene que haber grandes lagunas en su concepto de la historia. ¿Es Tazenda la Segunda Fundación que usted esperaba encontrar? Pritcher hablaba mucho de su tentativa anterior por
encontrarla, y de su psicólogo, Ebling Mis. A veces hablaba más de la cuenta, gracias a una pequeña presión por mi parte. Piense de nuevo en Ebling Mis, Primer Ciudadano.
¿Por qué habría de hacerlo?
¡Confianza! Channis sintió que la confianza del otro iba en aumento, como si cualquier duda que hubiese podido abrigar el Mulo se estuviera desvaneciendo.
Observó, conteniendo con firmeza el acceso de desesperación.
¿Así que no siente curiosidad? Pritcher me habló de que algo causó a Mis una enorme sorpresa. Tenía mucha prisa por hablar. Por advertir a la
Segunda Fundación, ¿verdad? ¿Por qué?
¿Por qué? Ebling Mis murió. La Segunda Fundación no fue advertida. Y, pese a ello, la Segunda Fundación existe.
El Mulo sonrió con verdadera satisfacción, y replicó con un repentino y sorprendente matiz de crueldad que Channis sintió acercarse y enseguida retroceder:
Pero parece ser que la Segunda
Fundación fue advertida. De otro modo,
¿cómo y por qué un tal Bail Channis llegó a Kalgan para manipular a mis hombres y asumir la ingrata tarea de intentar engañarme? La advertencia llegó, pero demasiado tarde, eso es todo.
Entonces y Channis permitió que
la piedad emanara de él, usted ni siquiera sabe qué es la Segunda Fundación, e ignora el profundo significado de todo cuanto ha ocurrido.
¡Ganar tiempo!
El Mulo sintió la piedad del otro, y sus ojos se entrecerraron con hostilidad. Se frotó la nariz con su habitual gesto, y replicó:
¡Diviértase, pues! Hable de la
Segunda Fundación.
Channis habló deliberadamente, con palabras y no con simbología emocional:
Por lo que he oído, el misterio en torno a la Segunda Fundación era lo que más intrigaba a Mis. Hari Seldon fundó sus dos unidades de manera tan
diferente La Primera Fundación fue un estallido que tan sólo en dos siglos deslumbró a media Galaxia. La Segunda fue un abismo de oscuridad. Usted no comprenderá la razón si no puede sentir de nuevo la atmósfera intelectual del Imperio moribundo. Fue un tiempo de absolutismos, de las grandes generalidades finales, al menos en el pensamiento. Era un signo de decadencia, por supuesto, como si se hubieran construido diques para evitar el desarrollo ulterior de las ideas. Lo que hizo famoso a Seldon fue su rebeldía contra esos diques. La última chispa de creación joven que ardía en él iluminó al Imperio con la luz del crepúsculo, y anunció el sol
naciente del Segundo Imperio.
Muy espectacular. ¿Y qué más?
Entonces creó sus Fundaciones de acuerdo con las leyes de la psicohistoria, pero él sabía mejor que nadie que incluso esas leyes eran relativas. Él nunca creó productos acabados. Los productos acabados son para las mentes en decadencia. El suyo fue un mecanismo evolutivo, y la Segunda Fundación era el instrumento de esa evolución. Nosotros, Primer Ciudadano de su pasajera Unión de Mundos, nosotros somos los guardianes del Plan de Seldon. ¡Sólo nosotros!
¿Está usted intentando adquirir valor a fuerza de palabras? preguntó
desdeñosamente el Mulo. ¿O acaso tratando de afectarme? Sepa que la Segunda Fundación, el Plan de Seldon o el Segundo Imperio no me impresionan en absoluto ni despiertan en mí ninguna clase de compasión, simpatía, responsabilidad o cualquier otro elemento emocional. Además, pobre insensato, será mejor que utilice el pasado al mencionar a la Segunda Fundación, porque ya ha sido destruida.
Channis sintió que el potencial emocional que presionaba su mente aumentaba en intensidad cuando el Mulo se levantó de la silla y se aproximó a él. Luchó furiosamente, pero algo le estaba invadiendo sin piedad, haciendo
retroceder su mente.
Se encontró apoyado contra la pared, el Mulo se detuvo ante él, con sus huesudos brazos en jarras y una sonrisa terrible bajo la enorme nariz, y dijo:
Su juego ha terminado, Channis. El juego de todos ustedes, de todos los hombres que componían la Segunda Fundación. Ya no existe. ¡Ya no existe!
¿Qué estaba usted esperando mientras parloteaba con Pritcher, cuando podía haberle derribado y tomado su pistola sin el menor esfuerzo físico? Me estaba esperando a mí, ¿verdad? Estaba esperando para saludarme en una situación que no despertara mis sospechas. Ha sido una lástima que no
hiciera falta despertarlas. Yo le conocía a usted, le conocía muy bien, Channis de la Segunda Fundación. Pero ¿qué está esperando ahora? Aún sigue lanzándome palabras a la cara desesperadamente, como si el mero sonido de su voz pudiera inmovilizarme. Y todo el rato, mientras habla, algo en su mente espera, espera y aún sigue esperando. Pero no vendrá nadie, no se presentará ninguno de sus aliados. Ha estado solo aquí, Channis, y continuará solo. ¿Sabe por qué? Porque su Segunda Fundación cometió un tremendo error de cálculo en lo que a mí respecta. Conocí su plan muy pronto. Ellos pensaban que yo le seguiría a usted hasta aquí y caería en sus garras. Usted
sería el señuelo, un señuelo para un pobre y débil mutante tan ambicioso de fundar un Imperio que caería a ciegas en una trampa tan obvia. Pero ¿acaso soy ahora su prisionero? Me pregunto si se les ocurrió pensar que yo no vendría hasta aquí sin mi Flota, contra cuya artillería están total y vergonzosamente indefensos. ¿No se les ocurrió pensar que yo no me detendría a discutir o a esperar acontecimientos? Mis naves se lanzaron contra Tazenda hace doce horas, y ya han cumplido su misión. Tazenda es un montón de ruinas; sus centros de población han sido arrasados. No hubo resistencia. La Segunda Fundación ya no existe, Channis y yo, un débil y
repugnante monstruo, soy dueño de la
Galaxia.
Channis no pudo hacer otra cosa que sacudir débilmente la cabeza.
No, no
Sí, sí se burló el Mulo. Y si usted es el último superviviente, lo cual es probable, no lo será por mucho tiempo.
Entonces reinó un breve silencio, y Channis casi emitió un alarido al sentir el repentino dolor de la terrible penetración en los tejidos más profundos de su cerebro.
El Mulo se retiró y dijo en un susurro:
No es suficiente. No ha pasado la prueba, después de todo. Su desesperación es fingida. Su miedo no es
el que lleva implícito la destrucción de un ideal, sino el insignificante miedo de la destrucción personal.
La débil mano del Mulo agarró el cuello de Channis con escasa fuerza, y, sin embargo, Channis no pudo desasirse de la presa.
Usted es mi póliza de seguro, Channis. Es mi director y mi salvaguarda contra cualquier subestimación que yo pueda hacer.
Los ojos del Mulo se clavaron en él, insistentes, exigentes
¿He calculado bien, Channis? ¿He sido más inteligente que los hombres de su Segunda Fundación? Tazenda está destruida, Channis, tremendamente
destruida. ¿Por qué, pues, es fingida su desesperación? ¿Dónde está la realidad?
¡Necesito la realidad y la verdad! Hable, Channis, hable. ¿Acaso no he penetrado con la suficiente profundidad? ¿Existe todavía el peligro? Hable, Channis. ¿Qué error he cometido?
Channis sintió que las palabras se le escapaban de la boca; las pronunciaba contra su voluntad. Apretó los dientes para detenerlas. Se mordió la lengua. Puso en tensión todos los músculos de su garganta.
Pero salieron en un jadeo arrancadas por la fuerza y escapando a pesar de la enorme voluntad que oponía a su paso.
La verdad jadeó, la verdad
Sí, la verdad. ¿Qué falta por hacer?
Seldon fundó la Segunda Fundación aquí. Aquí, tal como le he dicho. No he mentido. Los psicólogos llegaron y pusieron bajo su control a la población nativa.
¿De Tazenda? El Mulo penetró profundamente en lo emocional del otro desgarrándole brutalmente. Ya he destruido Tazenda. Usted sabe a qué me refiero. Dígamelo.
No he dicho Tazenda, he dicho que los de la Segunda Fundación podían no ser los que estaban aparentemente en el poder. Tazenda es la pantalla Las palabras eran casi indescifrables, y se
formaban contra toda la fuerza de la voluntad de Channis. Rossem Rossem Rossem es el mundo
El Mulo aflojó su presión y Channis cayó al suelo, convertido en un manojo de dolor y tortura.
¿Y creyeron que iban a engañarme? preguntó el Mulo en voz baja.
Le engañamos. Era el último resto de resistencia de Channis.
Pero no el tiempo suficiente como para salvarle a usted y a los suyos. Estoy en comunicación con mi Flota. Y después de Tazenda puede tocarle el turno a Rossem. Pero antes
Channis sintió un dolor agudísimo, y
el gesto automático que hizo con el brazo para tapar sus ojos torturados no le sirvió de nada. Le invadía una oscuridad que oscilaba y se estremecía, y mientras sentía que su mente herida y desgarrada caía en la más completa negrura, percibió la imagen final del Mulo victorioso, riendo a carcajadas, riendo hasta hacer temblar su larga y carnosa nariz.
El sonido se desvaneció. La oscuridad le envolvió piadosamente.
Terminó con una sensación de estallido, como un relámpago, y Channis recobró lentamente el conocimiento mientras sus ojos anegados en lágrimas volvían a ver imágenes confusas.
Le dolía la cabeza de modo
insoportable y necesitó realizar un tremendo y doloroso esfuerzo para llevarse una mano a la frente.
Evidentemente, estaba vivo. Con suavidad, como plumas sostenidas por un remolino de aire, sus pensamientos se estabilizaron. Sintió que le invadía el alivio, un alivio procedente del exterior. Despacio, con un trabajo infinito, inclinó el cuello y el alivio se convirtió de nuevo en agudo dolor ya que vio que la puerta estaba abierta y que en el umbral se encontraba el Primer Orador. Trató de hablar, de gritar, de advertir, pero su lengua no se movió, y comprendió que una parte de la poderosa mente del Mulo seguía dominándole e
impidiéndole hablar.
Inclinó de nuevo el cuello; el Mulo aún estaba en la habitación. Tenía los ojos llenos de furia y ya no reía, pero enseñaba los dientes en una sonrisa feroz.
Channis sintió la influencia mental del Primer Orador moviéndose en su mente con suavidad y poder curativo, y luego percibió una sensación confusa cuando entró en contacto por un instante con la defensa del Mulo, que luchó y acabó retirándose.
El Mulo habló con una furia que resultaba tosca en un hombre tan flaco:
Así que ha venido otro a saludarme. Su ágil mente alargó sus tentáculos hacia fuera de la habitación.
Viene usted solo añadió.
Y el Primer Orador repuso, asintiendo:
Estoy totalmente solo. Es necesario, ya que fui yo quien calculé mal su futuro hace cinco años. Representaría cierta satisfacción para mí corregir el asunto sin ayuda. Por desgracia, no he contado con la de su Campo de Repulsión Emocional con que ha rodeado este lugar. Me ha costado mucho penetrarlo. Le felicito por la pericia con que está construido.
No me felicite fue la hostil respuesta, ni me ofrezca cumplidos.
¿Ha venido a añadir las migajas de su cerebro al de ese destrozado pilar de su
reino?
El Primer Orador sonrió.
El hombre a quien usted llama Bail Channis cumplió bien su misión, y más teniendo en cuenta que no puede compararse mentalmente a usted. Veo, naturalmente, que usted le ha maltratado, pero es posible que aún podamos curarle del todo. Es un hombre valiente, señor. Se ofreció voluntario para esta misión, pese a que nosotros predijimos matemáticamente la enorme probabilidad de que su cerebro saliera dañado, una alternativa mucho más temible que la de una incapacidad física.
La mente de Channis intentaba en vano decir lo que ansiaba comunicar, la
advertencia que quería gritar y no podía formular. Sólo podía emitir aquella corriente continua de miedo, miedo
El Mulo estaba tranquilo.
Seguramente está enterado de la destrucción de Tazenda.
Sí. El ataque de su Flota fue previsto.
Sí, lo supongo. Pero no fue impedido, ¿eh? replicó sombríamente el Mulo.
No, no fue impedido. La simbología emocional del Primer Orador era evidente. Se parecía a algo así como un horror y un completo desprecio de sí. Y la culpa es mucho más mía que de usted. ¿Quién podría haber imaginado sus
poderes hace cinco años? Sospechamos desde el principio, desde el momento en que conquistó Kalgan, que poseía la facultad del control emocional. Eso no era demasiado sorprendente, y se lo voy a explicar, Primer Ciudadano.
»El contacto emocional como el que usted y yo poseemos no es ninguna novedad. De hecho, se halla implícito en el cerebro humano. La mayoría de seres inteligentes puede leer las emociones de un modo primitivo, asociándolas pragmáticamente con la expresión facial, el tono de voz, etc. Muchos animales poseen esta facultad en un grado bastante mayor; utilizan ampliamente el sentido del olfato, y las emociones en cuestión
son, por supuesto, menos complejas.
»En realidad, los seres humanos son capaces de mucho más, pero la facultad del contacto emocional directo empezó a atrofiarse a raíz del desarrollo del lenguaje, hace un millón de años. Ha sido un gran adelanto de nuestra Segunda Fundación recuperar este sentido olvidado, al menos en algunas de sus potencialidades.
»Pero no nacemos con su dominio. Un millón de años de decadencia es un formidable obstáculo, y es preciso reeducar este sentido, ejercitarlo como ejercitamos nuestros músculos. En esto reside la diferencia principal, porque usted ha nacido con él.
»Pudimos calcular todo esto. Calculamos asimismo el efecto de semejante sentido en un mundo de hombres que no lo poseían. Un hombre vidente en el país de los ciegos Calculamos el grado de megalomanía que se apoderaría de usted, y creímos estar preparados. Pero no lo estábamos para dos factores.
»El primero era el gran alcance de su sentido. Nosotros sólo podemos inducir el contacto emocional con alguien que esté a la vista, lo cual nos hace más indefensos ante las armas físicas de lo que usted pueda creer. El papel que desempeña la vista es fundamental. Pero no ocurre así con usted. Sabemos con
seguridad que ha controlado a hombres, e incluso que han mantenido un íntimo contacto emocional con ellos, sin necesidad de tenerlos al alcance de su vista, o de su oído. Esto lo descubrimos demasiado tarde.
»El segundo es que desconocíamos sus defectos físicos, en particular el que usted consideraba tan importante y por el que adoptó el nombre de Mulo. No previmos que no era simplemente un mutante, sino además un mutante estéril, y que padecía una distorsión psíquica debido a su complejo de inferioridad. Sólo adivinamos la megalomanía, y no una intensa paranoia psicopática al mismo tiempo.
»Soy yo quien ha de cargar con la responsabilidad de haber ignorado todo esto, porque era el jefe de la Segunda Fundación cuando usted conquistó Kalgan. Lo descubrimos cuando destruyó la Primera Fundación, demasiado tarde, y por este retraso han muerto millones de seres en Tazenda.
¿Y ahora piensa arreglar las cosas?
Los delgados labios del Mulo se contrajeron, y su mente se estremeció de odio. ¿Qué hará? ¿Cebarme?
¿Devolverme el vigor masculino?
¿Borrar de mi pasado una larga infancia en un ambiente hostil? ¿Lamenta usted acaso mis sufrimientos? ¿Lamenta mi desgracia? Yo no siento pena por lo que
hice en mi favor. Que la Galaxia se proteja lo mejor que pueda, ya que no movió un solo dedo para protegerme cuando yo lo necesitaba.
Naturalmente replicó el Primer Orador, sus emociones son fruto de su pasado y no deben ser condenadas, solamente transformadas. La destrucción de Tazenda era inevitable. La alternativa hubiera sido una destrucción mucho mayor en toda la Galaxia durante muchos siglos. Hemos hecho lo que podíamos con nuestros medios limitados. Retiramos de Tazenda a tantos hombres como pudimos. Descentralizamos el resto de aquel mundo. Por desgracia, nuestras medidas fueron necesariamente
insuficientes. Muchos millones de hombres murieron ¿no lo lamenta?
En absoluto, como tampoco lamento el hecho de que cien mil más morirán en Rossem dentro de seis horas escasas.
¿En Rossem? preguntó rápidamente el Primer Orador.
Se volvió hacia Channis, que había logrado incorporarse a medias, y dejó que su mente ejerciera su fuerza. Channis sintió la lucha de dos mentes en su interior, y entonces se produjo un quebrantamiento del vínculo y las palabras manaron de sus labios.
Señor, he fracasado completamente. Él me obligó a confesarlo poco antes de que usted llegara. No pude resistirme, y no ofrezco ninguna excusa. Sabe que Tazenda no es la Segunda Fundación. Sabe que Rossem sí lo es.
Y el vínculo volvió a cerrarse dentro de él.
El Primer Orador frunció el ceño.
Comprendo. ¿Cuáles son sus planes?
¿Acaso lo duda? ¿Realmente encuentra difícil penetrar lo evidente? Mientras usted me describía la naturaleza del contacto emocional, mientras me lanzaba a la cara palabras como
megalomanía y paranoia, yo trabajaba. Me he puesto en contacto con mi Flota, la cual ya tiene sus órdenes. Dentro de seis horas, a menos que dé una contraorden por la razón que sea, bombardearán toda la superficie de Rossem a excepción de este único pueblo y un área circundante de doscientos kilómetros cuadrados. Harán un trabajo concienzudo, y después aterrizarán aquí. Dispone usted de seis horas, y en seis horas no puede neutralizar mi mente ni salvar al resto de Rossem.
El Mulo extendió los brazos y rio de nuevo, mientras el Primer Orador parecía esforzarse por asimilar este inesperado cambio en la situación. Preguntó:
¿Cuál es la alternativa?
¿Por qué tiene que haber una alternativa? Yo no ganaría nada con ella.
¿Acaso he de proteger las vidas de los habitantes de Rossem? Tal vez me contente con que usted permita aterrizar a mis naves y todos ustedes, todos los hombres de la Segunda Fundación, se sometan al control mental. Tal vez entonces anularía la orden de bombardeo. Podría ser interesante tener bajo mi control a tantos hombres de tan preclara inteligencia. Pero, por otra parte, ello requeriría un esfuerzo considerable, y tal vez no merecería la pena, de modo que no tengo un interés especial en que usted consienta a ello. ¿Qué me contesta,
hombre de la Segunda Fundación? ¿Qué arma tiene contra mi mente, que es por lo menos tan fuerte como la suya, y contra mis naves, que son más fuertes de lo que usted jamás soñó en poseer?
¿Qué tengo yo? repitió con lentitud el Primer Orador. Pues nada, excepto un pequeño grano un pequeño grano de conocimiento que usted no posee.
Hable rápidamente se rio el Mulo, y con inventiva, aunque no saldrá de esta ratonera por más que se revuelva.
Pobre mutante dijo el Primer Orador, esto no es una ratonera. Pregúntese a sí mismo: ¿por qué Bail
Channis fue enviado a Kalgan como señuelo? Bail Channis, que aunque joven y valiente es casi tan inferior a usted mentalmente como ese dormido oficial suyo, Han Pritcher. ¿Por qué no fui yo, u otro de nuestros dirigentes, que hubiera tenido más capacidad para enfrentarse a usted?
Quizá fue la confiada respuesta
no eran ustedes lo bastante tontos, ya que nadie puede enfrentarse a mí.
La verdadera razón es más lógica. Usted sabía que Channis era de la Segunda Fundación. Le faltó capacidad para ocultarle a usted este hecho. Y también sabía que era superior a él, por lo que no le importó seguirle el juego y
venir hasta aquí, como él quería, con el fin de derrotarle después. Si yo hubiera ido a Kalgan usted me habría matado porque habría visto en mí un peligro real; o si yo hubiese escapado a la muerte ocultando mi identidad, no habría conseguido que usted me siguiera al espacio. Sólo la inferioridad patente podía obligarle a la persecución. Y si usted hubiera permanecido en Kalgan, ni siquiera toda la fuerza de la Segunda Fundación podría haberle hecho el menor daño, rodeado como estaba por sus hombres, sus armas y su poder mental.
Todavía dispongo de mi poder mental, charlatán replicó el Mulo, y mis hombres y mis armas no están lejos.
Ciertamente, pero no está en Kalgan. Se encuentra en el Reino de Tazenda, lógicamente presentado a usted como la Segunda Fundación; muy lógicamente presentado. Tenía que hacerse así porque usted es un hombre inteligente, Primer Ciudadano, y sólo acepta la lógica.
Correcto, y eso fue una victoria momentánea por su parte, pero tuve tiempo de arrancar la verdad a su hombre, Channis, y de comprender que tal verdad podía existir.
Y nosotros, hombre de mente sutil, aunque no lo suficiente, comprendimos que usted querría dar un paso más, y por ello preparamos a Bail Channis.
Esto es totalmente falso, porque yo le vacié el cerebro como se despluma una gallina. Se lo registré, y cuando dijo que Rossem era la Segunda Fundación, era la verdad fundamental, pues en su cerebro no había ni una grieta microscópica donde pudiera ocultarse un engaño.
Cierto, y esto no hace más que corroborar nuestro acierto. Porque ya le he dicho que Bail Channis fue un voluntario. ¿Sabe usted qué clase de voluntario? Antes de que abandonase nuestra Fundación para dirigirse a Kalgan y acercarse a usted, se sometió a una cirugía emocional de naturaleza muy drástica. ¿Cree usted que era suficiente engañarle? ¿Cree que Bail Channis, con
su mente intacta, hubiera podido engañarle? No, engañamos al propio Bail Channis por necesidad y con su consentimiento. Bail Channis está honradamente convencido de que Rossem es la Segunda Fundación. Y durante tres años, los hombres de la Segunda Fundación hemos construido la apariencia de este hecho aquí, en el Reino de Tazenda, esperándole a usted. Y hemos conseguido nuestros propósitos,
¿verdad? Penetró usted hasta Tazenda, y después hasta Rossem, pero ya no puede ir más allá.
El Mulo se había puesto en pie.
¿Se atreve a decirme que Rossem tampoco es la Segunda Fundación?
Channis, tendido en el suelo, sintió que sus vínculos se rompían para siempre, gracias a una corriente de fuerza mental procedente del Primer Orador. Con gran esfuerzo se levantó, y emitió una larga e incrédula exclamación:
¿Dice que Rossem no es la
Segunda Fundación?
Los recuerdos de su vida, los conocimientos de su mente todo daba vueltas a su alrededor, en medio de una gran confusión. El Primer Orador sonrió.
Como ve, Primer Ciudadano, Channis está tan asombrado como usted. Por supuesto que Rossem no es la Segunda Fundación. ¿Acaso estamos tan locos como para conducir a nuestro
enemigo más fuerte y peligroso hasta nuestro propio mundo? ¡Oh, no! Deje que su Flota bombardee Rossem, Primer Ciudadano, si ello le satisface. Que destruya todo lo que pueda, porque los únicos a quienes puede matar somos Channis y yo mismo, y eso no mejorará mucho la situación para usted.
»La expedición a Rossem de la Segunda Fundación, que ha trabajado aquí durante tres años y ha sido dirigida temporalmente por los Ancianos, embarcó ayer para regresar a Kalgan. Naturalmente, evadirán a su Flota, y llegarán a Kalgan por lo menos un día antes que usted, por lo cual puedo decirle todo esto. A menos que dé una
contraorden, a su regreso encontrará un Imperio en rebeldía, un reino desintegrado, y los únicos hombres leales que le quedarán serán los que componen su Flota. Como ve, sus adversarios los superarán astronómicamente en número. Además, los hombres de la Segunda Fundación visitarán a sus astronautas y se asegurarán de que usted ya no pueda convertir a ninguno de ellos. Su Imperio ha terminado, mutante.
Lentamente, el Mulo bajó la cabeza, y la ira y la desesperación inundaron su mente por completo.
Sí. Demasiado tarde, demasiado tarde. Ahora lo veo.
Ahora lo ve repitió el Primer
Orador, y ahora no lo ve.
En el momento en que la desesperación dejaba indefensa la mente del Mulo, el Primer Orador, preparado para aquel instante y seguro por anticipado de su naturaleza, entró en ella rápidamente. Una insignificante fracción de segundo bastó para consumar completamente el cambio.
El Mulo levantó la vista y dijo:
¿De modo que he de volver a
Kalgan?
Ciertamente. ¿Cómo se encuentra?
Perfectamente bien frunció el ceño. ¿Quién es usted?
¿Acaso importa?
Claro que no. Pasó por alto la
cuestión y tocó a Pritcher en el hombro
. Despierte Pritcher, nos vamos a casa.
Dos horas más tarde, Bail Channis ya se sentía con fuerzas suficientes como para caminar. Preguntó:
¿Nunca recordará nada?
Nunca. Conserva sus facultades mentales y su Imperio pero sus motivaciones son enteramente distintas. La noción de una Segunda Fundación se ha borrado de su mente, y ahora es un hombre de paz. En lo sucesivo será mucho más feliz, y vivirá tranquilo los pocos años que le permitirá vivir su naturaleza desequilibrada. Y entonces,
después de su muerte, el Plan Seldon proseguirá de una u otra forma.
¿Y es cierto inquirió Channis, es cierto que Rossem no es la Segunda Fundación? Hubiera jurado Le digo que estoy seguro de que lo es. No estoy loco.
No está loco. Channis; solamente, como ya he dicho, cambiado. Rossem no es la Segunda Fundación. ¡Vamos! Nosotros también volvemos a casa.
Último interludio
Bail Channis se hallaba en la pequeña habitación de paredes cubiertas de baldosas blancas y dejaba que su mente se relajara. Se contentaba con vivir el presente. Había las paredes, la ventana, y afuera, la hierba. No tenían nombres; eran sólo cosas. También había una cama y una silla, y libros que se proyectaban vanamente en la pantalla situada al pie de la cama. La enfermera le llevaba el alimento.
Al principio realizó esfuerzos para comprender las frases sueltas que había
oído, como las que dijeron aquellos dos hombres. Uno de ellos observó:
Ahora padece una completa afasia. Está limpio y creo que no ha sufrido daño. Lo único necesario será introducir de nuevo la composición original de sus ondas cerebrales.
Channis recordaba vagamente los sonidos, que por alguna razón le parecían peculiares e ignoraba si significaban algo. No valía la pena preocuparse. Era mejor contemplar los bonitos colores de la pantalla que había a los pies de aquel objeto sobre el que descansaba.
Entonces alguien entró, y después de hacerle ciertas cosas, le dejó profundamente dormido.
Cuando despertó, la cama fue repentinamente una cama y supo que estaba en un hospital, y las palabras que recordaba recobraron su sentido. Se sentó.
¿Qué ocurre?
El Primer Orador estaba junto a él.
Está usted en la Segunda Fundación, y ha recuperado su mente, su mente original.
¡Sí! ¡Sí! Channis adquirió el conocimiento de que ya era él mismo, y saberlo le procuró una alegría y un placer inauditos.
Y ahora, dígame le interpeló el Primer Orador: ¿sabe dónde está actualmente la Segunda Fundación?
La verdad irrumpió en su interior como una inmensa ola, y Channis no contestó. Como le ocurriera a Ebling Mis en el pasado, sólo era consciente de una vasta y abrumadora sorpresa.
Hasta que finalmente asintió con la cabeza y murmuró:
Por las estrellas de la Galaxia,
¡ahora sí que lo sé!