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Ojos ámbar

Con alegría, Ryo se levanta temprano para ir a la escuela. "Finalmente, ya es jueves. Sé que acaba de empezar, pero ya deseo que llegue el fin de semana."

"Gandul, mi antigua ama era muy responsable y trabajadora." Dice Niu con recelo.

Cuando Ryo llega a la escuela ve a lo lejos a Usaga. 'Hoy le diré todo. Me sabe un poco mal tenerla que rechazar, pero no me gusta.'

Para la clase de biología se sientan juntos y siguen con el proyecto. "Oye, no creo que lo podamos acabar ahora. ¿Te parece si vienes a mi casa esta tarde?." Pregunta Usaga.

"No hay problema. Envíame la dirección por correo. Este es mi correo personal." Ryo escribe en una hoja y se la entrega a Usaga.

"Vale, entonces nos vemos a las 19:00 ¿Te va bien?" Usaga sonríe alegremente.

"Me va perfecto." Las clases terminan al mediodía y ambos marchan a sus respectivas casas.

'Tendré que limpiar la casa y ordenarla. Está todo patas arriba.' Piensa Usaga camino a casa.

Usaga entra a casa y su expresión facial cambia por completo. Se desnuda. Como si opusiese resistencia, su mano baja lentamente por el abdomen y los muslos.

Tumbada en el sofá se retuerce del placer que le proporcionan sus dedos. Agarra con fuerza la superficie del sofá como si se estuviera oponiendo a una fuerza mayor mientras no deja de liberar sonidos armónicos de sensualidad.

Con la respiración acelerada mira a su alrededor sin dejar de masturbarse. Intenta bajar del sofá y cae al suelo. Arrastrándose por el suelo, avanza hasta la mesa.

Sus manos temblorosas abren una cajita de cartón y sacan una pastilla, introduciéndola en la boca directamente.

El cuerpo descansa en el suelo frío con alivio. La respiración se va calmando hasta que vuelve a la normalidad. Usaga se pone en pie y mira su mano, húmeda por el flujo. Se lava las manos y se viste, con una expresión facial triste.

Al cabo de un rato prepara la comida. Con sus manos pálidas recoge la casa para recibir la visita de Ryo. Mira una fotografía que tiene en la habitación. Es ella junto a sus padres. Particularmente se fija en los ojos color miel que tenía cuando era niña.

El timbre de la puerta suena. Usaga se acerca, comprueba la mirilla y abre. "Buenas Ryo. ¿Cómo estás?" Dice mientras lo mira de abajo arriba. "Pasa, siéntete como en tu propia casa."

"Muchas gracias por la hospitalidad. La verdad hacía tiempo que no estaba en una casa con nadie." Comenta Ryo al entrar a la casa. 'O al menos con alguien humano.'

"¿Quieres tomar algo? Tengo galletas que yo misma cociné ayer." Pregunta Usaga.

"No hace falta gracias." Ryo sonríe cortes-mente mientras saca los apuntes de biología.

Durante una hora larga se sientan en la mesa y acaban el trabajo.

Ryo se fija en la caja de pastillas que tiene sobre la mesa. '¿Se medica? No sé que tipo de enfermedad pueda tener.' Ryo coge la caja de pastillas y la guarda en el bolsillo. "Voy un momento al baño."

"No hay problema, está en el piso de arriba." Usaga se muerde el labio con fuerza. 'Debo tomar la pastilla o perderé el control.' Desesperadamente, busca en la mesa. '¿Dónde están, dónde están?' La ansiedad se apodera de su cuerpo y empieza a hiperventilar.

Ryo aparece por la puerta del salón. "Me parece que se ha acabado el jabón de man-" Ryo mira incrédulo lo que sus ojos ven.

Usaga, sentada en la silla y desnuda, tiene la mano sus partes íntimas, mientras que con la otra acaricia su pecho. Sensualmente, posa sus ojos naranjas sobre los ojos hortensia de Ryo. "Ven, acércate."

"Esto... siento interrumpir tu intimidad." Dice mientras se pone la mochila, dispuesto a salir corriendo. 'La caja de pastillas no era de ninguna marca. No sé de qué serán, pero esta chica no está bien de la cabeza. Entre esto, lo de las pastillas y lo del hombre de negro... Da mucho miedo.' Ryo intenta abrir la puerta de la casa.

"Está cerrada. Si quieres las llaves ven a buscarlas." Usaga le muestra las llaves y las pone sobre la mesa, al lado de donde está ella sentada.

"Déjame salir, te lo pido amablemente. No quiero nada contigo, y mucho menos ahora. Tranquila que no diré nada a nadie sobre esto ni sobre los aviones." Ryo intenta forzar la puerta para salir.

"Así que te resistes..." Usaga se levanta y camina lentamente hacia Ryo. Lo toma del cuello con fuerza y lo levanta contra la pared. '¿Qué demonios es esta fuerza?' Ryo intenta deshacerse del agarre sin éxito alguno.

Usaga le quita la mochila y lo lanza al sofá. 'Siento una sensación similar a la de Niu. ¿Acaso es ella una maldición? No, no lo es, el resto de personas pueden verla. ¿Entonces qué es?'

Ejerciendo presión con las caderas, se sienta encima de Ryo. Le saca la camiseta y empieza a pasar su lengua por el cuerpo del joven Shura. 'No puedo moverme, esta presión no es humana.'

"¡Socorro!" Grita Ryo desesperado.

"No te molestes, están todas las ventanas cerradas. Ahora vas a saciarme, vas a darme todo el placer que necesito." Con una fuerza desmesurada acaba de desnudar por completo a Ryo. 'Auch, mi polla.'

"¿Te ha dolido? No te preocupes, ahora haré que te sientas bien." Con su mano acaricia el pito de Ryo, que intenta resistirse. Tras una erección inevitable, Usaga posiciona su vagina sobre el pene y lo introduce por completo.

Ryo ya miraba el techo con unos ojos que sucumben ante la adversidad. Sin oponer más resistencia, asume su condena.

Tras el coito, Usaga empieza a temblar sobre el cuerpo inmóvil de Ryo. Se levanta y viste rápidamente.

Ryo sigue en shock, tumbado en el sofá. Usaga empieza a llorar desmesuradamente, sentada al otro lado del sofá. Sin decir una sola palabra Ryo toma su mochila y sale por la puerta.

Vuelve a casa caminando, con los ojos de alguien que acaba de conocer el infierno. Piensa más de una vez en tirarse a la carretera, pero el dolor que causaría a sus seres queridos le impide hacerlo.

Llega a casa y va directo a su cama. "¿Ni un hola ni nada?" Niu lo observa y se da cuenta de que algo no está bien. Así que se tumba a su lado, en el colchón.

Ente lágrimas, Ryo le cuenta a Niu lo sucedido.

El gato espíritu consuela a su amo. "Joder, me sabe mal. Bueno, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites. Lo más probable es que se trate de una maldición por lo que me cuentas. Esa chica debe estar bajo la influencia de alguna maldición."

"Gracias Niu, no sé qué haría sin ti." Ryo se acomoda en el cuerpo grande de Niu y lo abraza. "Eres suave."