—Lo sé. Ahora, vístete rápido y no lo hagamos esperar. Estoy segura de que te está esperando —asintió mientras entraba al baño.
Hubo un golpe en la puerta y la señora Julieta entró, sonriendo radiante.
—Hola, Niñera. ¿Tu noche fue buena? —la saludó al entrar—. Vengo a informarte de que el desayuno está listo y que el coche para llevarte a la clínica de la Manada también está listo, con todas las necesidades que pediste.
—Gracias, señora Julieta —Niñera sonrió al levantar al bebé dormido, para prepararlo para salir—. ¿Dónde está Audrey?
Audrey salió del baño en ese momento, luciendo refrescada.
—Hola señora Julieta —la saludó tímidamente.
—Hola Audrey. ¿Cómo estás esta mañana?
—Estoy bien. Muy bien —las mujeres tenían grandes sonrisas en sus caras. Era realmente un milagro—. Puedo verlo, solo con mirarte. El desayuno está listo. Estaré abajo.
—De acuerdo. Estaremos contigo en breve —Audrey le respondió y ella salió de la habitación.
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