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Saito, el hijo del rey demonio

Cristal es una mesera en un simple gremio, Saito es el hijo del rey demonio que fue expulsado del infierno por su padre. ¿Cómo se llevarán estos dos? ¿Se odiarán? Sigue la divertida aventura de estos dos.

Hector_Angel · Fantasy
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CAPÍTULO 2- Primer día.

Saito, el hijo del rey demonio.

CAPÍTULO 2

El rey demonio estaba arrodillado ante una chica. La chica tenía dos pequeños cuernos en su frente, cabello blanco y corto, tenía tres ojos rojos, dientes puntiagudos, era morena y alta, y usaba un traje de baño blanco (Desmolfer, Diosa del infierno).

—Ya envié a mi hijo al mundo 59.

—¿Inventaste una excusa para enviarlo?

—Sí, no le dije la verdadera razón.

—Muy bien hecho. Ahora solo debemos esperar a que Zeismel despierte para que tu hijo lo derrote. Espero que tu hijo logre derrotar a los súbditos de Zeismel.

—Él admira a los aventureros, así que creo que será uno en ese mundo, eso significa que, si uno de los súbditos ataca, Saito, como aventurero, tendrá el deber de derrotarlo. Él es bastante orgulloso, así que no querrá manchar su imágen como aventurero, así que, si pelea contra los súbditos, él dará su mejor esfuerzo. Si hace eso, estoy seguro de que será invencible.

—Sabía que enviar a tu hijo sería buena idea.

Ciudad diversa.

Saito estaba recorriendo la ciudad. En su mano tenía la bolsa con monedas.

—2 años... Estar en este lugar por 2 años no será complicado. Las personas de este lugar son interesantes... Aunque la tecnología no existe en este mundo... Quisiera haber ido al mundo 15 o al mundo 25... Da igual... Tengo entendido que, en este mundo, todas las especies viven en paz... Qué aburrido. Me interesaría ver una pelea o guerra entre especies.

Dio la vuelta en una calle y observó a un hombre siendo golpeado por dos semihumanos. El hombre estaba sonriendo a pesar de estar siendo golpeado. Tenía el cabello negro, ropa rota y era humano. Los semihumanos tenían la piel peluda roja y orejas de lobo.

—Bueno, peleas sí hay.

Se queda parado observando. No es un héroe. No le interesa ayudarlo.

—¡Deja de sonreír, maldito loco!

—N-no puedo hacerlo... H-hice...

—¡Sí, lo sé, tu estúpida promesa!

—¡Esa promesa es una tontería!

Lo empujaron y comenzaron a patearlo.

—¡Aléjate de nuestra tienda, apestoso!

—¡Pide limosna en otra parte!

—L-lo haré.

Lo escupieron y se alejaron de él. El hombre siguió sonriendo a pesar de estar herido.

—¿Hizo una promesa…? Supongo que le prometió a alguien nunca dejar de sonreír... Y parece ser un hombre de palabra... Me agrada.

Saito se acercó a él.

—Oye, idiota.

El hombre volteó a verlo.

—¿Sí?

—¿Por qué no te defendiste?

—N-no me gusta la violencia.

—Creo que la verdadera respuesta es: "porque eres un cobarde".

—N-no soy un cobarde... Realmente no me gusta la violencia.

—Y sigues sonriendo...

Saito le dio una patada en la cara, tomó al hombre de la camisa y lo levantó. El hombre siguió sonriendo.

—Sigues sonriendo... Eres bastante raro.

—L-lo sé.

—¿Por qué no dejas de sonreír?

—Se lo prometí a mi difunta esposa... Me hizo prometerle que siempre tendría una sonrisa en mi rostro.

—Qué promesa tan estúpida... Pero admiro que la cumplas.

Lo soltó y sacó un puño de monedas de la bolsa.

—Cómprate ropa, me das asco.

—¿E-en serio?

—¡Toma el maldito dinero, tengo otras cosas qué hacer!

—G-gracias.

Tomó el dinero y bajó la cabeza.

—M-muchas gracias, joven.

—Como sea, raro.

Se alejó de él caminando.

—¿Nunca dejar de sonreír? Qué estúpido suena. Solo los locos y los idiotas siempre están sonriendo sin motivo.

La tierra empezó a temblar y del suelo salió una demonio. Tenía el cabello rojo y corto, piel blanca y ojos completamente negros. Usaba una falda negra y una blusa negra. Tenía una espada negra en su mano derecha. Era muy plana. Parecía una chica de 15 años.

—¡¿Tú eres Saito?!

—Tal vez.

—¡Te reto a un duelo!

—Qué molesta. Piérdete, loli, no tengo tiempo.

Siguió caminando y la ignoró.

—¡Oye, no me ignores!

Se dirigió a Saito corriendo… Pobre idiota.

—¡Te dije que te reto a un duelo!

Atacó a Saito y él detuvo la espada con su mano.

—¡¿Eh?!

—Está bien, acepto.

Le dio un golpe en la cara a la chica y la sacó volando, provocando que chocara contra una pared.

—¡Golpeó a una chica!

—¡Cobarde!

Todos empezaron a insultarlo. Saito no tenía piedad con nadie. No le importaba si eran mujeres o niños, él los golpearía.

—¡¡Silencio!!- Gritó con una voz amenazante y volteó a verlos enojado.

Todos comenzaron a temblar de miedo.

—¡En las peleas todos somos iguales! ¡Sin importar la especie o el género, debes pelear para ganar! ¡No me importa que sea una chica, ganar es ganar! ¡No porque ella sea una chica dejaré que me golpeé sin defenderme, idiotas!

Siguió caminando y todos empezaron a murmurar.

—Supongo que tiene razón.

—De todas maneras, ella se lo buscó.

Saito se tronó los dedos.

—No la golpeé para matarla, así que debe seguir viva... Y si la maté, mi padre no puede matarme, la maté en un duelo, así que tengo una excusa.

La chica se levantó del suelo. Estaba sonrojada y emocionada… Eso la excitó… Era una de esas chicas raras que disfrutan los golpes… Rara.

—I-increíble... No tuvo piedad... El hijo del rey demonio es genial.

Minutos después.

Saito entró al gremio y todos lo observaron… Saito sentía sus miradas, pero no le importaba.

—Tengo hambre.

Se sentó en una mesa.

—¡Mesera, quiero comida y cerveza, rápido!

Esas palabras hicieron enojar a Cristal.

—¿No sabe decir "por favor"? Idiota.

Saito puso su cabeza sobre la mesa y cerró los ojos.

—Tengo mucho por hacer... Pagar un hotel cinco estrellas... Creo que no hay hoteles de cinco estrellas en este mundo... Entonces pagaré una simple posada... Compraré ropa... Aunque me gusta mi estilo. Pagaré para que me hagan ropa igual a la que tengo... Y ya, es todo lo que debo hacer... 2 años no son nada para un ser inmortal como yo.

Cristal se acercó a él con los platos en las manos.

—Espero que ahora sí deje propina.

El lugar empezó a temblar.

—¡¿Eh?!

Cristal perdió el equilibrio y empezó a caer. Saito se dio cuenta y, con una increíble velocidad, se dirigió a ella y... Tomó los platos de comida y Cristal cayó al suelo.

—Casi tiras mi comida, idiota.

—¡El idiota eres tú! ¡¿Por qué no evitaste que me cayera?!

—Porque es divertido ver a alguien caer.- Dijo con una pequeña risa.

—¡Idiota!

Dejó de temblar y Saito se dirigió a su mesa.

—Realmente es un idiota.

Se levantó y Saito se dirigió a ella.

—Toma.

Le entregó un puño de monedas.

—¿Eh? Pero solo son 10 monedas por la comida y la cerveza.

—Me hiciste reír, puedes quedarte con el cambio.

—G-gracias. Te traeré tu cerveza.

Saito regresó a su mesa.

—Supongo que no es tan malo después de todo.

La chica de antes entró al gremio.

—¡Saito, quiero la revancha!

—Acepto.

Saito tomó un pedazo de carne y se lo lanzó con una gran potencia.

Le dio en la frente y ella cayó al suelo inconsciente.

—Qué molesta.

Al anochecer.

Cristal y Ram estaban saliendo del gremio. Ya terminaron de trabajar.

—¡Buenas noches, Ram!

—¡Buenas noches, Cristal!

Las dos tomaron caminos diferentes y se alejaron caminando.

—Vaya día agotador.- Pensó Cristal mientras bostezaba.

Entró a una posada y observó a Saito bebiendo con un anciano cíclope.

—¡¿Qué demonios haces aquí?!

Saito volteó a verla.

—¿Tienes un gran ojo y no puedes ver? Estoy bebiendo una cerveza, idiota.

—¡Padre, ¿él se quedará en la posada?!

—¡Claro! ¡Estamos celebrando porque pagó por 2 años!

—¡¿2 años?!

—Aunque tu padre es un estafador, tuve que darle todo el dinero que tenía, pero vale la pena, este lugar no está tan mal.

Saito bebió rápidamente y dejó el vaso en la mesa.

—Me retiro, iré a bañarme.

Saito se alejó caminando y entró al baño.

—Padre, él es el hijo del rey demonio.

—Lo sé, hija.

—¿Por qué dejaste que se quedara?

—No tiene nada de malo que sea hijo del rey demonio, aparte, ese chico me agrada bastante, es alguien divertido.

—¿Divertido? Él es arrogante y molesto.

—A mí me agrada.

—Está bien... Da igual, iré a mi habitación.

Mientras tanto, Saito estaba en unas aguas termales… Bueno, no. Estaba en una piscina, y estaba usando su magia para calentar el agua.

—Me acostumbré muy rápido a estar aquí... 2 años pasarán rápidamente.