—Jaak... Jaak, ¿cómo es que estás aquí? —Kyler miró a Basil Jaak, visiblemente sorprendido.
—¿Estás insinuando que no debería estar aquí? —Basil Jaak estrechó sus ojos felinos, diciendo severamente.
—No, no, no —Kyler agitó rápidamente la cabeza—. Claro, Jaak puede venir, por supuesto que puede venir. Si Jaak no puede venir, ¿entonces quién puede? —Kyler se puso cuidadosamente una cara sonriente, temiendo que Basil Jaak se volviera en su contra, no dándole ninguna buena oportunidad. Sabía bien que los métodos de Basil Jaak le habían dejado una impresión indeleble.
Viendo que Kyler era sensato, Basil Jaak finalmente reveló una sonrisa satisfecha. Señalando a los sorprendidos jóvenes, le dijo a Kyler:
—Estas personas parecen no conocerme, preséntame.
—Hancock, Cruz, Arlen, Hoffman —Kyler no se atrevió a decir que no. De prisa, de izquierda a derecha, presentó.
—¡Hmm! —Basil Jaak asintió ligeramente, y entonces dijo—. Pero parece que no me has presentado a ellos.
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