Nos habíamos preparado para continuar adelante. En serio ¿por qué de noche? Me daba miedo.
En fin, el agente me explicó un poco del plan y yo se lo tuve que traducir a mi amiga. En general, encontrar a Ashley Graham, la hija del Presidente de los Estados Unidos y esperar la evacuación.
En un momento me senté en la cama para cambiar el vendaje de mi pierna. Luego nos equipamos con nuestras respectivas armas y otras cosas de las cuales me parecieron muy extrañas que, luego de lo ocurrido en el río, nuestros audífonos aún funcionaban, ahora que lo pienso, también el teléfono de Leon...bueno, supongo que son a prueba de agua.
Nos fijamos en llevar lo necesario y me coloqué la mochila, llevábamos unas linternas y listo, estábamos preparados para esta aventura nocturna.
Nos dirigimos a un camino rocoso. En un costado apareció un hombre, los tres nos alarmamos y lo apuntamos con nuestras pistolas. Caminaba lentamente hacia nuestra dirección hasta que hizo un movimiento raro con la cabeza y esta le estalló.
- ¿Qué demonios? - Preguntó Leon.
Aquel hombre continuaba de pie y sin cabeza, pero algo apareció en lugar de la misma, una especie de tentáculos con cuchillas. Retrocedimos unos pasos hasta que esa cosa nos atacó con eso que reemplazaba su cabeza, los tres lo disparamos y acabamos con él.
Mucha sangre se desparramó por la superficie, era algo verdaderamente asqueroso. Bajé mi arma y me acerqué a checarlo.
- ¿Qué era esa cosa? - Cuestionó Pamela.
- No sé Pamelita, pero esto va más allá de mis conocimientos.
- Parece que esto es lo que hace Las Plagas. - Interrumpió el rubio. - Mejor sigamos. - Ordenó.
Los tres comenzamos a trotar para avanzar más rápido. Nuestro camino para rescatar a Ashley era muy largo. En ocasiones, tuve que caminar porque la mochila era pesada, así que Leon decidió quitármela para cargarlo consigo.
Por una parte aparecieron más de esos aldeanos y en serio les explotaba la cabeza a algunos, creo que el agente tenía razón, parecía una mutación o algo por el estilo. No teníamos otra opción más que correr y a veces los disparábamos.
Logramos alejarnos de ellos hasta que cruzamos una sección donde no había nada más que tres chozas y graznidos provenientes de un grupo de cuervos que estaban sobre volando esa zona. De pronto unas rejas hechas por duros troncos cerraron todo camino posible de escape impidiendo así proseguir nuestra expedición.
Los tres nos pusimos en alerta, sentí un escalofrío recorrer mi espalda al oír un ruido proveniente de una enorme puerta que estaba cerrada.
Nos fijamos que un aldeano jaló de una palanca y esa enorme puerta se abrió lentamente. Otros habitantes aparecieron de esa puerta, empujando varias cuerdas con mucha fuerza, se los notaban muy apurados.
- ¡Rápido! ¡Rápido! - Decían.
- ¡Usa los músculos!
- ¡Rápido apúrense!
Nosotros nos quedamos perplejos viendo que era lo que estaban haciendo. Oímos unos aterradores rugidos. Si yo tuviera problemas cardíacos hace rato me hubiera dado un ataque del corazón.
Las cuerdas se les fueron de las manos y de aquella enorme puerta salió libre un gigante, parecía un ogro, era bastante feo. Comenzó a matar a cada uno de los aldeanos, los pisaba y los aplastaba con su puño. Eso fue como una masacre en vivo.
De pronto nos atacó con su brazo, el rubio hizo un backflip esquivando el ataque, Pamela se tiró para atrás y yo simplemente me lancé al suelo.
Luego mi amiga me ayudó a ponerme de pie, atenta como siempre. Nos alejamos un poco de aquel monstruo, nos sentíamos acorralados hasta que oímos el aullido de un perro.
- ¡Hey! ¡Es ese perro! - Exclamó Leon esperanzado.
El perro llegó hasta donde estábamos y comenzó a distraer a aquella cosa.
Kennedy quitó la TMP de la mochila y se puso a disparar al gigante. Mi amiga decidió apoyarlo también, ambos disparaban. Sin embargo, yo me quedé congelada, sin hacer nada, pero cuando iba a realizar un disparo nos atacó, tomó una enorme roca y lo lanzó a nuestra dirección pero afortunadamente logramos esquivarla.
Cuando nos pusimos de pie vimos que aquel monstruo aplastó al perro.
- ¡No! - Gritó Kennedy y con toda la rabia del mundo comenzó a disparar a aquella cosa.
Pamela y yo nos miramos como "¿A éste que le pasa?"
Nos fijamos que del cuello del gigante salía una cosa rara, y este se apretaba la cabeza de dolor. El agente norteamericano pensó rápido y corrió para luego saltar por el hombro de aquel monstruo hasta llegar por su enorme nuca, tomó su cuchillo y lo apuñaló varias veces.
La bestia emitió un rugido debido al daño y echó a Leon pero este se mantuvo de pie, parecía un acróbata. Aquella cosa perdió el equilibrio y cayó, aparentemente, muerto al suelo causando un pequeño temblor en el terreno. Mi amiga y yo miramos boquiabiertas al rubio.
- Woow. - Fue lo único que dije tratando de entrar en mí misma.
- Pobre perro. - Dijo Pamela mirando las partes del animal.
- Sí. - Comenté aún impactada.
- ¡Nde! Ya terminó. - Me sacudió mi amiga.
Repentinamente reaccioné al ver que las rejas se abrieron automáticamente, cosa que me pareció bastante rara. Así que continuamos nuestro camino.
Habíamos cruzado unos puentes y a lo lejos pude ver la iglesia. Me alegré mucho y ansiosa me adelanté apresurando mis pasos, trotando en cierto momento, pero algo me detuvo.
Un lobo se puso en medio del camino y gruñía mirándome, yo maldije en un murmuro.
Decidí retroceder unos pasos lentos, pero el animal corrió a mi dirección y se lanzó sobre mí intentando morderme, pero logré dispararlo dos veces, lo eché a un lado. Me puse de pie y Pamela y Leon me alcanzaron.
Pronto ese lobo se levantó y de su lomo salieron unos tentáculos.
- Las Plagas. - Oí decir al agente enfadado.
Kennedy dió unos pasos adelante y lo disparó con la TMP hasta matarlo, pero llegaron más de ellos y, entonces, mi amiga y yo decidimos disparar contra esas criaturas hasta acabar con sus existencias. Seguidamente recargamos nuestras armas y llegamos a la ubicación.
Ingresamos en la iglesia, no había nadie adentro. ¿Dónde podría estar la chica? ¿Mi tío estará aquí?
Leon se dirigió a una parte donde había una escalera y lo seguimos. Estando en el segundo piso pudimos ver un enorme retrato de Osmund Saddler, pero no había otro camino para avanzar.
- ¿Entonces? - Preguntó Pamela.
- No sé. - Contesté.
Kennedy no había dicho palabra alguna y se fijó que había una enorme lámpara compuesta por velas en el centro y saltó sobre ella para dar un movimiento e impulsarse al otro lado.
- ¿Tenemos que saltar? - Me preguntó mi amiga.
Yo simplemente sonreí, a mi me encanta saltar, así que no tuve inconveniente, pese al problema de mi pierna, pero que ya estaba curándose, conseguí cruzar al otro lado. Sin embargo Pamela dudó un poco pero logró pasar.
- ¿Y ahora qué? - Pregunté a Leon.
- Hay una puerta en el pasillo pero una reja de acero nos impide cruzar hasta ella. - El rubio se quedó pensando un breve momento.
- ¿Qué es esto? - Interrumpió Pamela tocando unos botones en una máquina que había en una esquina.
Unos reflectores se encendieron, eran de tres colores diferentes; rojo, verde y azul. Estos llevaban ciertas marcas.
- Bien hecho. - Comentó Leon para luego acercarse a la máquina.
Pamela miró extrañada y decidió cederle el lugar a nuestro acompañante norteamericano. Él intentó encontrar algún patrón en esas marcas mientras presionaba los botones.
Mi amiga y yo echamos un vistazo a nuestro alrededor.
- ¿Sabes qué es lo me parece muy significativo de este lugar? - Cuestionó ella.
- ¿Qué cosa? - Pregunté.
- El símbolo, es algo muy peculiar. - Comentó
Entonces me quedé mirando como el agente trataba de encontrar alguna conexión entre esos colores y yo sonreí.
- Eres una genia, Pamela. - La felicité.
Sugerí a Leon que intentara unir esos colores como la forma del símbolo de Los Iluminados y así fue como la reja de acero se abrió.
- De nada. - Dijo mi amiga con su tono sarcástico.
Leon guardó la TMP en la mochila y preparó su pistola. Nos dirigimos a aquella puerta. Kennedy la abrió y entramos apuntando nuestras armas por todas partes, encontramos a una chica rubia, muy joven, de unos 20 años aproximadamente.
- ¡Ashley! - Exclamó el rubio y bajó su arma.
- ¡Aléjate! - Gritó la chica en inglés y lanzó un palo de madera a Leon.
Pamela y yo nos miramos y estallamos a carcajadas, sobretodo por su voz de niña chillona, así que guardamos nuestras pistolas.
El agente nos miró seriamente y decidimos reírnos en un susurro, pero pronto nos dimos cuenta que la niña chillona estaba bastante asustada, así que mi amiga y yo nos calmamos.
- ¡Hey! Tranquila - Dijo el rubio mirando a Ashley.
- ¡No! ¡Aléjate! - Gritó la chica aferrándose a un barril.
- Tranquila. Todo estará bien. - Habló el agente tratando de ganarse la confianza de la chica. - Mi nombre es Leon. Fui enviado bajo las órdenes del presidente para rescatarte.
- ¿Qué? ¿Mi padre? - Preguntó la rubia algo asombrada.
- Así es. - Comentó Leon agachándose a su altura.- Y tengo que quitarte de aquí. Ahora ven conmigo.
Ambos se pusieron de pie, el rubio se dispuso a hacer una llamada y la chillona se quedó mirándonos. Yo le di una mirada a ella, fruncí mis labios tratando de no reír y le dediqué una sonrisa.
Sin embargo Pamela no soportaba que mantuviera su mirada sobre nosotras sin decirnos alguna palabra.
- Ya me cansé, di algo por lo menos un "Hello". - Dijo mi amiga en español pero la rubia no la entendió y yo me reí a carcajadas.
- ¿De qué están hablando? - Interrogó la hija del presidente. - ¿Quiénes son ustedes dos?
- Disculpe señorita, mi amiga no habla inglés. Yo soy Laura y ella es Pamela, somos paraguayas. Y estamos aquí solo para huir de aquellos aldeanos dementes. - Le expliqué y ella lo entendió.
- Un gusto conocerlas, mi nombre es Ashley Graham y soy...
- La hija del presidente de los Estados Unidos. - La interrumpí.
- Sí, ¿cómo supiste eso?
- Bien... Yo no soy tan estúpida para arriesgar mi vida por cualquiera, después de todo no vine por ti o por él, mi amiga y yo solamente queremos salir de este infierno, pero podemos tener un poco de compasión por ti a cambio de una buena recompensa de tu papi.
- ¿Me estás chantajeando? - Preguntó la rubia a la defensiva y yo solamente levanté un lado de mi ceja y miré para otra parte ignorándola.
- Eres una...
- ¿Qué ocurre? - Interrumpió Leon.
- Nada rubia, la chillona de tu misión es una buena compañía. - Dije para luego mirar a Ashley y sonreír.
- ¿Cómo te atreves? - Preguntó ella un poco enojada y yo solté una leve carcajada.
Entonces, cansada, recosté mi espalda por la pared y pronto mi ánimos cayeron en picadas, suspiré frustrada.
- ¿Qué tienes? - Me preguntó Pamela, preocupada.
- Aquí es dónde raptaron a mi tío, yo esperaba encontrarlo con ella. - Comenté triste.
- ¿Qué pasa? - Preguntó Ashley preocupada.
Leon solo miró algo apenado.
- Ashley, a parte de ti ¿has visto a alguien más secuestrado por aquí? - Preguntó el agente.
- No, me dejaron sóla aquí ¿por qué la pregunta?
- Olvídenlo, debe ser muy tarde... - Interrumpí pensando lo peor.
- Laura... - Leon iba a decir algo, pero lo interrumpí.
- Ahora tenemos una misión, ¿no es así, agente? - Dije un poco nerviosa con los ojos al borde de las lágrimas.
Pude ver como todos me miraban apenados. Yo respiré profundamente y me puse firme.
- ¿Alguna novedad? - Miré a Leon.
- Hay otro sendero para salir del pueblo, enviarán un helicóptero más allá de ahí para recogernos. - Contestó. - Pero mira, Laura, podríamos ver la forma de...
- Solo hay que dejarlo ir, ¿vale? - Lo interrumpí y él comprendió mi decisión.