—Así que todo eso pasó, y tú... —Arkhen se volvió hacia Yosin con una expresión extraña—, ¿quieres pelear conmigo? Si pierdes dos veces seguidas, dudo que muchos estén contentos.
—Jeje, no sabremos a menos que lo intentemos —dijo Yosin con una sonrisa pícara.
Meya y Sierra sacudieron sus cabezas. No había ni una posibilidad en un millón de que Yosin ganara.
—Si puedes mantenerte de pie sin dar un paso atrás, pelearé contigo —dijo Arkhen con una sonrisa dominante mientras desataba la totalidad de su aura y la enfocaba hacia Yosin.
*¡Estruendo!*
No solo Yosin, sino todos en el edificio sintieron como si alguna bestia feroz se hubiera despertado por un breve momento.
Todos pensaron que era su imaginación, ¡pero solo aquellos en la habitación de Arkhen sabían que era verdad!
Yosin ya se sentía sofocado, y en solo tres segundos, no solo dio un paso atrás sino que cayó de nalgas al suelo.
—¿Q-Qué diablos? ¿Cuán fuerte eres ahora? —preguntó Meya emocionada.
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