—No puedes hacer una sola cosa, ¿y te llamas mi mano derecha? Imbécil de mierda —soltó Kale, tamborileando impacientemente en la mesa, demostrando su creciente frustración.
—Señor, estaba destinado para Anon, no para Luna —empezó Seti, su voz temblaba de miedo.
—Oh, mis disculpas, señora Seti. Debo haberlo confundido con Luna, dado que es ella quien está a punto de encontrar su fatídico final en esa maldita pantalla —replicó sarcásticamente Kale, su tono destilaba desdén.
—Señor, lo siento profundamente. Por favor, concédame una oportunidad para corregir mi error —suplicó Seti, su voz llena de desesperación.
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