El portal ardiente se abrió hacia una habitación oscura y el Príncipe Kanyón salió. Estefanía estaba posada en su lujosa silla real, sus sombras esparcidas por doquier como repugnantes gusanos nocturnos.
Sus ojos expectantes se posaron en el príncipe mientras él salía perezosamente y cerraba el portal detrás de sí al desprender los dedos de la mano que llevaba el anillo con una enorme piedra azul.
—¿Llegas tarde? —habló ella, irritada, levantándose de su silla. Su largo y desordenado cabello oscuro se agitaba detrás de ella. Su vestido negro parecía haber sido cosido contra su piel, era tan ajustado que levantaba sus pechos.
Kanyón sonrió humeantemente, las comisuras de sus labios se inclinaron hacia arriba. Esos orbes bermellones parecían brillar con luz propia.
—La paciencia es una cualidad que no pareces haber aprendido —dijo él ligeramente pero con un tinte de irritación. No le gustaba que nadie le dictara.
Estefanía agitó su mano frente a su cara e impacientemente dijo.
Support your favorite authors and translators in webnovel.com