Lia se encontraba tensa, cada parte de su cuerpo temblaba, sus ojos no podían mantenerse fijos en la figura que tenia delante de ella, por alguna extraña razón su cuerpo reaccionaba de esta forma, tenía muchas cosas que decirle a la persona en cuestión, pero su valentia estaba flaqueando, no fue hasta que el chico que tenia frente a ella hablo que el silencio fue roto.
"Señorita lia, no tiene porque tenerme miedo, solo diga lo que desea decirme, la escuchare"
Esas fueron las palabras que salieron de la boca del chico de cabello blanco, el tenia una sonrisa de punta a punta, pero para lia no era tan sencillo hacer lo que le pedian, si bien se habia calmado un poco, por alguna extraña razón su cuerpo temblaba, ella supo instintivamente que la razón estaba en esos ojos azules que la miraban, después de un breve silencio se lleno de valor y respondio con nerviosismo.
"No tengo miedo, soy una princesa"
Respondio lia, hizo contacto visual por unos segundos y luego volvio a apartar la mirada.
"Ya veo, parece que mis ojos te molestan, entonces los cerrare"
Lia observa como el cerraba los ojos, no se atrevio a detenerlo ya que era verdad que esos ojos la tenian incomoda, no sabia la razón exacta pero se siente vulnerable e insegura. frente a ellos.
"¿Así es mejor?"
"S-si"
Ahora que esos ojos no la miraban pudo hacer contacto visual con el chico, pudo observar su hermosa forma, cabello blanco, ojos azules, piel hermosa, lia sintio una necesidad de tocarlo pero se contuvo. Pregunto lia con voz tímida.
"¿No te molesta tener los ojos cerrados?"
"No, aunque tenga cerrados los ojos puedo verte claramente"
"En serio?"
"Si"
Lia entrecerro los ojos con sospecha, era evidente que no le creia, ella no conocia a nadie que pudiera ver con los ojos cerrados. Después de un rato de reflexión dijo con un tono un poco más seguro.
"Mentiroso"
"No es mentira"
"Si es mentira, nadie puede ver con los ojos cerrados"
"Yo si puedo"
"Entonces demuestramelo, con que mano me estoy tocando la cabeza?"
Lia puso a prueba al chico, queria exponer su mentira, puso su mano derecha en su cabeza y observa con mucho cuidado que el no tuviera los ojos abiertos. La respuesta del chico no se hizo esperar y respondio.
"Estás tocando tu cabeza con tu mano derecha"
Al escuchar la respuesta la boca de lia se abre un poco por la sorpresa.
"Y ahora acabas de abrir un poco tu boca"
Lia abrio aun mas su boca.
"Se abrio mas"
"¿Como lo hiciste?"
"Tengo buena vista, eso es todo"
Lia no se habia dado cuenta que su miedo y su timidez habían desaparecido por completo y con cada palabra que intercambiaba con el chico, su seguridad en si misma aumenta poco a poco, ella misma no era consciente de que había superado su timidez, sin darse cuenta. cuenta fue entrando en confianza y abandonando la etiqueta de la realeza.
"Oye, ¿te encuentras bien?"
Lia estaba preocupada, la mano del chico estaba vendada con gasas blancas, el personal de la mansión había dicho que su mano aun no estaba curada y se encontraba al rojo vivo, según había escuchado esa gasa blanca se la coloco el mismo, por alguna razón que desconocía se negó a ser tratado por el personal de la mansión.
"No te preocupes por mi lesión, puede que no lo parezca pero soy muy fuerte"
"Gracias por salvarme"
Lia finalmente lo dijo, ella sabía que si no lo decía ahora no lo haría nunca, llenándose de valentia y euforia dijo lo que quería Decirle hace tiempo.
"Y por favor se mi amigo"
Esa última declaración la soltó sin pensar, su mente ya estaba al límite, su valentia y determinación fueron callendo en picada, cuando se dio cuenta de lo que había dicho tratado de corregirse, pero ya era demasiado tarde.
"Acepto tu agradecimiento de todo corazón, y acepto la propuesta, seamos amigos señorita lia"
Dijo el chico con su hermosa sonrisa que parecía no tener ganas de desaparecer de su rostro. Las orejas de lia se calentaron y se colocaron rojas, sus mejillas y rostro no fueron la excepción, sus manos empezaron a temblar y sus ojos no podian enfocarse nuevamente en la figura del chico.
"Creo que ya es tiempo de que me retire"
Lia quedo sorprendida, no podía creer que en serio se lo haya dicho, le dijo que eran amigos, el chico poco después salió de la habitación, ella no pudo despedirlo ya que estaba congelada en su puesto y su mente y corazón eran un desastre, solo pudo verlo irse sin poder hacer nada, cuando quedó completamente sola en su habitación se activo su vergüenza y adoptó el mal hábito de su tía, y comenzó a dar vueltas como una loca en su cama, ella no sabía que estaba siendo observada en ese momento por cierto chico. Cuando dejo de dar vueltas como una loca y logro extinguir su vergüenza, se arreglo el cabello qué tenia desordenado y su ropa, luego salió corriendo fuera de su habitación, y corrió a toda velocidad hacia donde se encontraba su madre, tenia que contarle lo que Había pasado, su madre y su tía eran sus mayores confidentes, corrió y corrió por los pasillos de la mansión, un guardia real la seguía oculta, después de unos minutos de carrera finalmente llegó a la sala principal de la mansión, allí se encontró reunida. su familia.
La sala estaba finamente adornada, de un solo vistazo se podía ver la riqueza de la familia real, ellos estaban sentados en muebles de lujo, su madre, su padre, su abuelo y su tía, estaban compartiendo dulces, ahora que se habían mudado a la mansión se les había hecho costumbre el realizar fiestas de te diariamente. Al ver la agitación de lia todos se preocuparon. La primera en hablar fue eryn, quien se levantó de su asiento rápidamente y la recibió con un cálido abrazo maternal.
"¿Que pas-?"
Pero eryn no tuvo tiempo de siquiera preguntar, lia rápidamente bombardeó a su madre.
"Mamá, hice un amigo"
Al escuchar esa sola declaración maedhros casi se ahoga con el dulce qué aún estaba en su garganta, angrod se sorprendió pero no lo mostró en su rostro e Idril ya parecía tener una idea de quien era ese amiguito, eryn por otro lado le dio una cálida sonrisa a su hija y le dijo.
"Cuéntame más mi niña"