Mack todavía se sentía aturdido por el impacto de las manos de Nari en su mejilla. Sintió la picazón circulando en ese punto durante algunos segundos más. En ese momento, las miradas de todos se habían vuelto hacia esa dirección.
—Quiero el divorcio Mack, ya no me voy a casar contigo —Mack entró en pánico. Esto no era lo que él había planeado tampoco, pero un divorcio era demasiado para él. Había desempeñado su papel como ella quería, había llamado al hombre que conocía y le habían prometido que ella ganaría.
Kate, que sostenía a su hija, no sabía que tenía los ojos bien abiertos y la boca colgando también. No podía creer lo que acababa de escuchar. Kate negó con la cabeza, un hombre como Mack nunca podría ser su yerno.
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