Lo único observable en esta habitación era la mujer blanca en el ataúd.
_Emilia: Entonces, este objeto en el que ella está sepultada... ¿es el mecanismo para apagar la barrera?
Dijo Emilia luego de mirar la habitación, luciendo perpleja mientras ladeaba la cabeza.
No había ninguna palanca conveniente y obvia a la vista, ni piedras mágicas que esperaran a ser destruidas. Un tenue resplandor cubría a la piedra mágica transparente que la envolvía, y Emilia podía notar cómo absorbía maná.
Lo único que funcionaba en este lugar era este ataúd.
_Emilia: En serio, ¿quién es ella... tal vez la madre de Echidona?
Emilia pensó en la bruja que siempre se veía tan disgustada alrededor de Emilia.
Ella también tenía el pelo blanco y vestía ropa negra, como la mujer del ataúd, y Emilia recordaba vívidamente lo atractivos que eran también sus rasgos.
El rostro de la bruja en sus recuerdos y el de la mujer en el ataúd tenían muchos puntos en común.
Como la posición de sus ojos cerrados, o la forma del surco nasolabial.
Echidona lucía como una adolescente avanzada, mientras que la mujer en el ataúd se veía de unos veinte y pocos.
Tal vez sea mejor pensar en ella como la hermana mayor de Echidna en lugar de su madre.
_Emilia: Y... no hay ningún nombre. Pero se supone que ésta es la tumba de Echidona.
Excepto que, al entrar, Emilia vio que la mujer en el ataúd no era Echidona.
Tal vez el nombre de la tumba era un engaño, o—
_Emilia: Tal vez ésta es Echidona y, la chica que vi en el sueño… ¿no era Echidona?
Era una teoría loca, e incluso Emilia tuvo que sacudir la cabeza.
Dejando de lado cualquier cosa que dijera Echidona, Sekhmet seguramente habría mencionado algo. Y ahora era demasiado tarde para que Emilia simplemente considerase a otra persona como "Echidona".
_Emilia: Es la tumba de Echidona, pero otra persona está descansando aquí... podría ser lo que está pasando.
Si es así, entonces sería mejor que le cambiaran el nombre a la tumba.
Afuera dice que Echidna descansa aquí. Pero en realidad es el lugar de descanso de otra persona, lo que implica un montón de problemas. Las ofrendas irían a la persona equivocada, entre otras cosas.
No era la conclusión más claramente definida, pero, aun así, Emilia llegó a ella mientras inspeccionaba el ataúd, teniendo cuidado de no tocarlo.
Ella miró el flujo de maná. Parecía que el ataúd y la tumba estaban absorbiendo cantidades minúsculas de maná de la tierra vinculadas a la tumba, y estaban usando ese maná para alimentar algún tipo de algoritmo.
Estaba absorbiendo una cantidad infinitesimal de maná, pero el hecho de usarlo para alimentar algo tan grande como la barrera, indicaba que estaba recogiendo el maná de un área bastante grande.
"Suelo vinculado a la Tumba", habría sido una afirmación literal.
Toda la anchura del bosque dentro de la barrera era probablemente la fuente de energía de la tumba. Y la tumba tomaba pequeñas cantidades de maná a la vez para no afectar esa fuente de energía.
_Emilia: Es increíble... tan increíble, que no tengo ni idea de lo que está haciendo...
El algoritmo estaba absorbiendo un flujo de maná, alimentando las facultades mágicas.
Emilia podía escribir algoritmos más simples, pero la complejidad del algoritmo, para la barrera alrededor del Santuario, excedía con creces su comprensión.
Si detenía dicho proceso, dudaba de que alguna vez pudiera volver a funcionar.
No es que hubiera necesidad de que volviera a funcionar.
_Emilia: Allí. Si interrumpo ese flujo, probablemente cortará el suministro.
Emilia siguió el flujo de maná y localizó el punto de origen de la barrera, que utilizaba al ataúd como núcleo.
Dentro del ataúd, donde las manos de la mujer se cruzaban por encima de su estómago, estaba el punto exacto en el que fluía el maná. Si Emilia interfería con el maná allí para interrumpir el algoritmo, entonces eso apagaría todas las facultades de esta tumba.
_Emilia: …
Por un momento, ella dudó.
Apagar las facultades de la tumba probablemente dañaría el mecanismo que iniciaba las pruebas. Lo que significaba que ya no podría entrar en el castillo de los sueños.
—Probablemente nunca llegará a tener esa fiesta de té con Echidona.
Las brujas, o al menos Sekhmet, sabían sobre la madre de Emilia.
Ella había sentido temor y nostalgia por el poder abrumador de Sekhmet. Le habría gustado descubrir qué significaba exactamente ese sentido de familiaridad.
Si no podía entrar en el castillo de los sueños, se estaría alejando de ese objetivo. Y eso—
_Emilia: —En verdad, me arrepiento, eh.
Con ese murmullo, Emilia interrumpió el débil flujo de maná que se transmitía desde el ataúd hasta las yemas de sus dedos.
Se produjo un cambio en el poder que mantenía las facultades del Santuario y que constituía su barrera. Se infiltró en las partes críticas del algoritmo, pasando de una pequeña alteración a una masiva.
El resplandor finalmente se desvaneció y todos los signos del algoritmo desaparecieron del ataúd de piedra mágica. Lo único que quedó después del último destello de luz, fue la piedra mágica pura, con la mujer aún sellada en su interior.
_Emilia: …Supongo que es el fin.
Al no haber observado ningún cambio visible, Emilia miró tímidamente a su alrededor. El flujo de maná que antes daba vueltas a través de la tumba se había ido, dejando la tumba como nada más que una masiva construcción de piedra.
Con un suspiro silencioso, Emilia se apoyó en el ataúd.
La tumba probablemente había dejado de rechazar a los no calificados ahora. Emilia debería traer adentro a Roswaal o a Lewes, ya que probablemente sabrían lo que estaba pasando, y podría preguntarles quién era la persona que dormía aquí.
_Emilia: Se acabó... sí, se acabó...
Al repetir esa declaración una y otra vez, Emilia intentó captar la verdad que no estaba sintiendo.
Ella recordó la "grandiosa" charla que le dio a Roswaal antes de desafiar la tumba.
En ese momento Roswaal le dijo: "Es mejor que proceda como se desea de usted, y como yo también espero. (...) Que desafíe la Prueba a su antojo, y que se alcancen resultados."
Emilia no podía definir el sentimiento detrás de sus palabras, pero dudaba que él quisiera que superara las pruebas. Sin embargo, también fue él quien la hizo venir aquí y la apoyó como candidata para la selección, dejándola perpleja en cuanto a su razonamiento.
_Emilia: Maestra... es lo que dijo en ese momento, ¿verdad?
Ella también recordó a esa persona que Roswaal llamó Maestra.
Incluso alguien en la cúspide de la magia como Roswaal, naturalmente, tendría que haber tenido un maestro.
La persona que enseñó a Roswaal, aquella que él llamaba Maestra, había comenzado el Santuario con él.
_Emilia: Y, tal vez... ésa eras tú.
Fue lo que pensó Emilia mientras acariciaba el ataúd.
Si Roswaal tenía un Maestro, alguien irremplazable para él, entonces, tal vez esta mujer blanca lo sería.
_Emilia: —Necesito hablar con todos.
Emilia sacudió la cabeza y apartó la mirada del ataúd.
Sin embargo, tendría que posponer la charla sobre la mujer sepultada. Según Subaru, si no salían del Santuario antes de mañana por la noche, es decir, al amanecer del día siguiente, entonces algo terrible sucedería.
Si algo claramente fuera de lo común ocurre en el Santuario, huyan tan rápido como puedan, dijo.
Aunque tenía todo un día extra de tiempo, ella no sabía si alguna circunstancia imprevista podría surgir.
Salió corriendo de la habitación y se dirigió hacia el pasillo, hacia la salida. Si las cosas seguían igual, entonces Lewes y la gente del Santuario deberían estar esperándola afuera.
Las huellas de Emilia resonaban sobre la piedra mientras corría por el pasillo, antes de salir de la oscura tumba hacia el espacio abierto.
Donde—
_Emilia: —¿Eh?
—ante una ventisca que se extendía por todo el Santuario, Emilia dejó salir un nebuloso y blanco aliento.
※ ※ ※ ※ ※
La nieve abarcaba todo a la vista.
El vendaval rugía de cerca, y la nieve le robaba el calor a su cuerpo. Después de una blanca bocanada de aliento, los ojos amatistas de Emilia parpadearon, al mismo tiempo que su garganta se enmudecía en estado de shock.
—¡¿Qué demonios ha pasado?!
_¿¿??: —ilia-Sama!
El viento aullaba. Sus orejas congeladas palpitaban de dolor.
Las frígidas ráfagas de viento parecían cortar la piel de Emilia, debido a lo ligera de su vestimenta, y entonces oyó una voz que la llamaba desde más allá de la ventisca y se detuvo.
La nieve ya se había acumulado hasta las rodillas de Emilia y amenazaba con sepultarla. Ella avanzó forzosamente paso a paso a través de la escarcha, y encontró varias siluetas reunidas más allá del velo de blanco.
Debían ser los habitantes del Santuario. Lo que significaba que habían estado esperando a Emilia bajo esta ventisca, sin retroceder a cobijarse bajo techo.
_Emilia: ¡Todos! ¿Por qué están todos afuera en esta nev…? ¿eh?
Emilia vio a todo el mundo acurrucado para evitar el frío, y entonces se detuvo.
Había cerca de cuarenta habitantes del Santuario, incluyendo a Lewes. Era un número enorme para empezar, pero Emilia también vio a alguien que no debería estar allí.
_¿¿??: ¡Emilia-sama! ¿¡Terminó las pruebas!?
El orador era un hombre joven de pelo corto.
Emilia lo conocía. Después de todo, ya había hablado con él antes de venir al Santuario y habría hablado con él después, incluso si él no lo hacía primero.
Se trataba de un chico de la brigada de jóvenes de la aldea de Arlam.
Al verlo en ese lugar, cuando se suponía que se había ido hace varias horas por instrucciones de Otto, hizo que los ojos de Emilia se abrieran de par en par. Y lo que más la sorprendió es que no era sólo él.
Con pelocorto como su líder, Emilia vio a otras personas de Arlam. Habían venido en carruajes, acurrucados con la gente del Santuario dentro de los vehículos o a su sombra para soportar la ventisca.
_Emilia: ¿Por qué todo el mundo...? Pero, ¿no habían evacuado?
_Hombre: Sí, lo hicimos. Por instrucciones de Subaru-sama y Otto-san. Dijeron que los dragones conocían el camino, así que nos fuimos.
_Emilia: ¡¿Entonces por qué?! ¿Acaso no les dijeron que este lugar se volvería peligroso?
_Hombre: Lo sabemos. Pero también nos dijeron…
El joven apretó los dientes, antes de levantar la cabeza y señalar más allá del bosque.
_Hombre: Que esperásemos fuera del bosque, y que volviéramos cuando apareciera la señal en el Santuario para recoger a los que todavía estuvieran aquí.
_Emilia: ¿Eh?
_Hombre: Como a Ram-sama y a los otros. En cualquier caso, dispararían magia de fuego hacia el cielo. Al verlo, deberíamos volver al Santuario, recoger a los habitantes en los carruajes y marcharnos.
_Emilia: ¿¡Quién dio estas instrucciones!?
_Hombre: Ha sido Otto-san.
Escuchar el nombre de Otto hizo que Emilia recordase a ese mercader que parecía deshonesto.
Aunque, independiente de la impresión que diera, era amigo de Subaru. Cada vez que ella veía a los dos hablando alegremente, reafirmaba la apreciación de Emilia de que él era alguien capaz de rivalizar con Subaru.
Otto definitivamente había planeado muchos de los sucesos en el Santuario, comenzando con el asunto con Garfiel, mientras actuaba como el co-conspirador de Subaru.
Lo que quería decir que esas instrucciones eran enormemente significativas.
_Emilia: P-Pero, aun así es imprudente. La ventisca está soplando así de fuerte... ¡Deberían haberse dado cuenta de que hacer esto era una locura! 』
_Hombre: …
_Emilia: ¿Qué pasa?
El hombre hizo una expresión extraña y apartó la mirada. Emilia no sólo no pasó por alto su reacción, sino que lo presionó aún más.
La mirada color amatista de Emilia lo atravesó. Él se puso la mano en la frente y sopló un frío y blanco suspiro.
_Hombre: Otto-san nos dijo que sería peligroso de verdad si nevaba antes de la señal. Utilizando la nevada como límite de tiempo… Nos dijo que abandonáramos el bosque inmediatamente en ese momento.
_Emilia: Incluso sabían lo de la nevada... No, no importa. ¡¿Por qué vinieron entonces?!
_Hombre: —Porque nevó.
El hombre enderezó la espalda y respondió con firmeza a los lamentos de Emilia.
Su mirada era tan fuerte que Emilia se quedó sin palabras.
Sabían que la nevada significaba peligro.
Y vieron que nevaba en el Santuario y entendieron que habían alcanzado el límite de tiempo para ese peligro. Sabiendo eso, decidieron venir aquí.
Se apresuraron hasta este lugar, donde los residentes del Santuario estaban en peligro.
_Hombre: Sospechamos que Subaru-sama o usted habrían hecho exactamente lo mismo.
_Emilia: …
Con una sonrisa forzada, el hombre respondió a la pregunta en la garganta de Emilia.
Así que los evacuados que revisaban los carruajes detrás de él eran la brigada de jóvenes de Arlam. Ya que su objetivo era evacuar a la gente del Santuario, todos los que no serían necesitados debían haberse marchado y evacuado. Esto significaba que los que se fueron se vieron forzados a la desdicha de evacuar a pie.
Y estos hombres estaban aquí, porque juzgaron que eso era lo correcto.
_Hombre: Emilia-sama, si la Prueba ha terminado... ¿Podrán salir de este lugar?
_Emilia: S-sí, deberían. Pero, con esta nieve y este viento...
El hombre miró al suelo, chasqueando su lengua con frustración.
La nieve se había amontonado tanto que caminar, aunque sea una corta distancia, era un reto. Las ruedas de los carruajes no serían de ninguna ayuda; estaban atascadas.
Pero, si al menos pudieran encontrar un lugar cálido donde mucha gente pudiera aguantar el frío—
_Emilia: Si no podemos trasladarnos hasta la catedral... llevemos a todos dentro de la Tumba. El maná mantiene el interior caliente, y no tendremos que preocuparnos que el edificio se colapse por la nieve.
_Hombre: ¿Es posible entrar?
_Emilia: Apagué los mecanismos peligrosos de la Tumba, ahora no debería haber ningún problema. De todos modos, ¿son capaces de transportar a todo el mundo hasta la Tumba? Y hay que liberar a los dragones de los carruajes y permitirles también que entren.
Los seis dragones habían alojado a la brigada y los habían traído todo el camino hasta aquí. Incluso en este instante, los carruajes de los dragones estaban protegiendo decenas de personas.
Era inconcebible que pudieran abandonar a los dragones.
El hombre asintió con la cabeza y dijo "definitivamente".
Esto debería bastar para lidiar con la nieve por el momento. La cuestión ahora era que algo peligroso iba a suceder junto con la nevada.
_Emilia: ¡Ojalá hubiéramos hablado de esto antes!
Emilia lamentaba no haber tenido tiempo para hablar con Subaru antes de desafiar las Pruebas. Esto probablemente ocurrió porque Subaru no quería que Emilia se preocupara por cosas innecesarias.
Aunque ella se alegraba por su consideración, no habérselo dicho obstaculizaría su reacción ante el peligro.
A Emilia se le ocurrían tres personas que, como el grupo de Subaru, conocían lo de la nieve. Ellas eran Roswaal, Ram y—
_???: Qué bien que haya vuelto con nosotros, Emilia-sama.
_Emilia: ¡Lewes-san!
Una chica de cabello rosado saltó de un carruaje hacia la nieve— Lewes.
Con lo pequeña que era, la misma nieve que llegaba a las rodillas de Emilia, alcanzaba sus muslos. Ella caminó con dificultad a través de la nieve mientras Emilia se le acercaba apresuradamente.
_Emilia: ¡La Prueba ha terminado! ¿¡Están todos aquí!?
_Lewes: Toda la población del Santuario y todos los humanos que regresaron por nosotros están presentes, sí. Pero...
_Emilia: ¿Pero?
_Lewes: La señorita Ram y Ros-bo no están aquí. Los dos han estado en otro lugar desde antes que empezara a nevar.
Emilia observó a la gente y los carruajes, pero no vio ese atuendo extraño que le resultaba familiar, y tampoco vio esa chica de confianza con cabello rosado.
_Emilia: Si no los busco... ¡Lewes-san! ¿Lo sabes? ¿Sabes qué pasará si nos quedamos en el Santuario con toda esta nieve?
_Lewes: …
Las mejillas de Lewes se endurecieron y bajó la mirada. Emilia se dio cuenta de lo que significaba.
Lewes sabía lo que estaba pasando. Ella sabía cuál era el peligro.
_Emilia: Por favor, dime, Lewes-san. Tenemos que evitarlo.
_Lewes: Pero verá, esto no está ocurriendo cuando debería. Su-bo dijo que Ros-bo está planeando hacer que nieve mañana por la noche, así que, que nieve ahora debe ser un error que—
_Emilia: ¡¿Qué error?! ¡Está nevado ahora mismo! ¡Así que, debemos hacer lo que deberíamos hacer cuando llegase la nieve! ¡Lewes-san!
Emilia puso sus manos sobre los pequeños hombros de Lewes mientras intentaba persuadirla.
La expresión agria de Lewes cambió, hasta que se quedó mirando a Emilia aturdida.
_Emilia: ¿Qué pasa, Lewes-san?
_Lewes: ...Emilia-sama. ¿Ha entrado en el edificio en lo profundo del bosque del Santuario?
_Emilia: ¿En lo profundo del bosque? No, no lo hice...
Emilia ladeó la cabeza, confundida.
_Lewes: ¿Esa no es…?
Empezó a decir Lewes, antes de mirar la Tumba detrás de Emilia.
_Lewes: Entonces tal vez había algo en la Tumba... ¿que parecía especial, tal vez? Como, quizás... una piedra mágica gigante o algo parecido.
_Emilia: —La había. Una piedra mágica muuuy gigante. Quería que tú y Roswaal lo vieran más tarde...
Emilia echó un vistazo alrededor suya y luego acercó su boca a la oreja de Lewes, de modo que nadie más pudiera oírla, a medida que empezaban los preparativos para mover a los dragones.
_Emilia: Había una mujer dentro de la piedra mágica. No sé quién era.
_Lewes: ¡—!
Esta información perturbó la expresión de Lewes.
Los ojos de Lewes se abrieron completamente mientras miraba fijamente a Emilia. Después de un larguísimo suspiro,
_Lewes: Entonces...
Lewes asintió con la cabeza como si estuviera de acuerdo con algo.
_Lewes: Entendido. Emilia-sama, pregúnteme lo que quiera. Estoy obligada a responderle. Obligada a seguir sus órdenes.
_Emilia: ¡No voy a ordenarte nada!
_Lewes: Escuche, esa cosa que tocó en la tumba era una piedra mágica que escoge a quien está cualificado para comandar a Lewes. Ahora usted alberga esas cualificaciones en lugar de Gar-bo. Yo... No, nosotras la obedeceremos. Por favor ordénenos lo que desee.
Con esa solemne respuesta, Lewes intentó agacharse mientras estaba cubierta de nieve hasta el muslo. Como resultado, ella se arrodillaría y se enterraría hasta la cabeza en la nieve, lo cual asustó a Emilia, quien rápidamente tomó a Lewes por los hombros para detenerla.
_Emilia: ¡Entiendo entiendo! ¡Bien, de acuerdo! Así que puedo preguntarte cosas, Lewes-san. Entonces contéstame esto. Por favor, dime qué pasa cuando hay nieve en el Santuario.
_Lewes: ...Su-bo dijo que cuando nevase en el Santuario, la mabestia el Gran Conejo vendría. Sería atraído por el maná en el algoritmo que hiciera algo tan masivo como cambiar el clima para hacer nevar... eso dijo.
_Emilia: Algoritmo para cambiar el clima... ¡Entonces, ¿alguien está detrás de esto!?
Lewes asintió en silencio.
Esta magia era tan inmensa que podía manipular el clima. Puck podría hacer eso fácilmente si fuera en serio. Lo que convertía a Puck en el candidato más sospechoso. Pero, considerando la actitud de Lewes y el contexto de la situación, Emilia inmediatamente supo quién era el culpable.
_Emilia: ...¿Es Roswaal?
_Lewes: Es lo más probable. Creo que la señorita Ram se fue para intentar detenerlo. Pero si la nieve vino de todos modos, entonces es posible que...
_Emilia: Alto. No quiero pensar en ello. De todos modos, necesito encontrarlos. Lewes-san, voy a empezar a buscarlos en la aldea. Si tienes alguna idea de dónde podrían..."
_Lewes: No hay necesidad de ello, Emilia-sama.
Lewes interrumpió a Emilia con una seguridad increíble.
Era como si ella supiera exactamente lo que Emilia estaba pensando, lo cual hizo que Emilia tragase saliva.
Y entonces,
_Lewes: Nosotras, las Lewes, siempre vigilamos de cerca todo lo que hay en el Santuario. —Los encontraremos y la llevaremos hacia donde estén ellos en un periquete.
Lewes le dio a Emilia un signo de aprobación.